Valor de una vida

Sabemos el precio de todo y el valor de nada.

Vivimos en un momento histórico tan mercantilizado que desde muy pequeños nos enseñan a cuantificar en dinero el importe de casi todo. Parece que todo se pudiese comprar, alquilar o vender. “El precio justo” no ha enseñado a tasar mercancías y servicios, pero los noticiarios nos informan y demuestran que, desgraciadamente, también se pueden adquirir con dinero valores, principios, órganos o personas.

Había una antigua estimación que aseguraba que el cuerpo humano, por las materias químicas que lo componen, apenas valía 98 centavos de dólar. Posteriormente, a la luz de la posibilidad de fusión de la materia para producir energía eléctrica, la empresa Du Pont afirmó que con la masa de un ser humano medio se podría producir más de 85.000 millones de dólares, en kilovatios-hora facturados a precio de mercado según la ecuación de Einstein E=mc2.

Lo cierto es que el valor de una vida humana ha sido muy variable, en función de factores tan arbitrarios como la época histórica, el continente, la nacionalidad, el sexo o la edad,… Hace apenas 60 años, en Europa los nazis convertían a un ser humano, proscrito por ser judío, gitano u homosexual, en productos de utilidad para el Reich: se comercializaba su grasa para elaborar jabón, sus huesos para fabricar fertilizantes, sus cabellos para la industria textil... Sólo el campo de Auschwitz entregó 60 toneladas de cabello a una fábrica de fieltro, que pagó por ellas 30.000 marcos.

La esclavitud fue abolida, pero pervive todavía hoy día, en nuestra misma civilizada sociedad la creciente trata de personas, impunemente por “razones macroeconómicas de globalización” que justifican el trabajo infantil o para la omnipresente explotación sexual. Y se han amplificado las migraciones impulsadas por el subdesarrollo y la miseria, enmascaradas por necesidades del mercado laboral o simples motivos de servidumbre doméstica. Éxodos desatados por intereses financieros y, al tiempo, combatidos con pretextos de delincuencia congénita; destierros masivos donde la vida de los afectados no vale casi nada.

Incluso los tribunales o las compañías de seguros establecen cuantías muy variables para compensar la muerte en accidente de dos personas similares, solamente por el hecho de que uno sea un ejecutivo y el otro un vagabundo, o porque uno sea un adulto y otro un anciano o un niño. No valen lo mismo un soldado norteamericano o uno iraquí, o dos civiles de ambos países, ni se toma la Humanidad el mismo cuidado en su educación y ni siquiera en su sepelio. Por no citar la aberración que representa la proliferación de los abortos provocados, aunque se respete y compadezca a quienes transigen con ello.

Todos creemos en el valor infinito de cada vida humana. Para muchos, las personas fuimos creadas a imagen y semejanza de Dios. Pero, ya sea porque existe un Ser Supremo o porque existen otros seres humanos, lo ineludible es que todos nos debemos al cuidado de nosotros mismos y de los demás. Los dos primeros artículos de la Declaración Universal de Derechos Humanos lo condensan admirablemente en dos frases dignas de ser aprendidas de memoria: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros. Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”. Ojalá que algún día se cumplan en toda su extensión tan excelsos deseos.

El voto sutil

Cada papeleta es un tesoro que debemos administrar cuidadosamente

El voto es un derecho individual de cada elector. Cada ciudadano elige libremente su candidatura, por el método que mejor le parezca. Cabe suponer que, al igual que los partidos, son múltiples los criterios por los que se escoge la papeleta entre las distintas opciones. Así pues existen tantas motivaciones de voto como votantes, pero pueden enumerarse algunas de las fórmulas más habituales.

Las encuestas preelectorales se han erigido como uno de los factores más decisivos en la elección final. Este avance anticipado y medianamente fiable de los resultados globales, condiciona e incluso permite clasificar los métodos por los que se elige el definitivo voto.

Voto útil: Que logra representación para defender aproximadamente las ideas propias.
Voto fútil o inútil: El que no obtiene escaño alguno, porque se pierde en la urna.
Voto mercantil o bursátil: Que prefiere sólo por ventaja económica propia, y se elige desde la cartera.
Voto hostil o proyectil: Que elige al partido más opuesto de lo que más se aborrece.
Voto dúctil o versátil: Que escoge al que cree que va a ganar, sólo para acertar.
Voto mástil: Que se selecciona únicamente para dejar constancia de su existencia.
Voto volátil o portátil: Que se administra frívolamente a última hora.
Voto reptil: Que se otorga al adversario para empeorar la situación.
Voto infantil o estudiantil: De quienes votan por primera vez con un variable conocimiento previo, pero con de alta capacidad de transformación de la mayoría social.
Voto fértil: El de quienes nominan consciente y solidariamente tras analizar todas las posibilidades.

Los votantes somos responsables de los fracasos y de los éxitos de los gobiernos que colectivamente elegimos. Sería deseable que no lleguemos a sentirnos como Humberto Eco cuando dijo: “No tengo nada contra Berlusconi, que hace su trabajo, ni contra los fascistas, que hacen su trabajo, pero tengo muchas cosas contra los italianos que los votaron. Me siento antiitaliano”. Cuando somos sensatos y reconocemos las muchas desigualdades y desafueros de nuestra sociedad, hemos de rechazar tajantemente la tesis retrógrada de la derecha inmovilista, conservadora en el peor sentido del término, que "entiende que el status quo es el camino hacia adelante".

Ojalá acertemos todos con nuestra papeleta, decidida con responsabilidad y depositada en libertad. Que sea un devoto voto gentil de reconocimiento a la labor realizada previamente, más que a promesas futuribles; un grácil voto ágil, que actúe con celeridad para mejorar tanta injusticia; un madurado voto cabal que nos represente y nos proteja.

Miedo de lobos

La ambición de los todopoderosos debe ser reprobada.

Vivimos una confusa situación planetaria en la que los lobos siguen exigiendo garantías contra los ataques de las ovejas. Los gobiernos de los países más poderosos económica y militarmente, dotados con inmensos arsenales saturados de armas de destrucción masiva y un amplio historial de imperialismo en todos los continentes, continúan confundiendo a sus ciudadanías con artificiales miedos de diabólicos enemigos que sólo son famélicos países tercermundistas como Corea del Norte.

Siniestros personajes como Richard Perle, uno de los crueles promotores de la política de “ataques preventivos” y vinculado a los sórdidos intereses armamentísticos norteamericanos, ha dimitido consecutivamente de la Presidencia y recientemente de la misma Junta de Política de Defensa del Pentágono, porque sus criterios belicistas asustan incluso a la propia administración Bush, o al menos, causan un perjuicio a su campaña electoral. Un controvertido libro suyo recientemente publicado, “El fin del mal: cómo ganar la guerra contra el terrorismo”, propone una vasta reforma de los ministerios responsables de endurecer aún más su política, abogando por "acciones vigorosas" contra Irán, Arabia Saudí, Libia, Siria y otros Estados que, según su militarista visión, representan una intolerable amenaza. Este “halcón de halcones” opina que EE.UU. debe salir de la ONU e incluso ha calificado de "blando" al Secretario de Estado, Colin Powell.

La escritora francesa de finales del siglo XIX, la Princesa Karadja decía que “El mundo es un parque de animales en el que se olvidó separar los lobos de los corderos”. Revivimos todas las enseñanzas de los clásicos, desde Esopo que anticipó que “Cuando un lobo se empeña en tener la razón, ¡pobres corderos!” hasta la conclusión de Voltaire, “Así, en todos los tiempos, nuestros señores los leones han firmado sus tratados a costa de los corderos”.

Más trágicos y penosos son aún algunos raposos, que estando entre lobos aprendieron a aullar como ellos. Pero, aunque nos sintamos como en el proverbio latino “De frente un precipicio, detrás un lobo”, sepan los agresores que cuando los corderos montan en cólera son peor que los lobos. La audacia es pavor vencido, desbordamiento de los tímidos desencadenados, ferocidad de cordero encolerizado. No toleremos que “El hombre sea un lobo para el hombre”. Hagamos que el hombre sea un hombre frente a los lobos. Ya dura demasiado el silencio de los corderos…

Casi todos contra ETA

Contra la violencia y todos sus siniestros efectos

Cualquier ciudadano democrático y pacífico dispone de toda la legitimidad y autoridad moral para manifestarse contra la fragrante violación de los Derechos Humanos, sin necesidad de que ningún partido (incluido el PP) deba revalidar tal derecho. Una multitudinaria concentración silenciosa contra la violencia terrorista y bajo el lema “En defensa de la democracia, el autogobierno de Cataluña y en solidaridad con todos los ciudadanos del Estado. ETA no, ni aquí ni en ningún lugar”, no puede ser una “burda manipulación” bajo ninguna interpretación partidista.

En Barcelona estarán todos los partidos políticos del Estado, excepto el PP y la ilegalizada Batasuna. ¡Ojalá el electorado valore cumplidamente la actitud de este PP que considera patrimonio exclusivo suyo la Constitución (que votó en contra como Alianza Popular) o las propias víctimas (que son muchas más que las que se agrupan en determinados foros)! ¡Basta ya de pretender rebañar votos con una burda instrumentación sectaria de la trágica violencia terrorista!

Cuando faltan unas horas para el inicio de la campaña electoral es el momento de unir “hombro con hombro” a toda la ciudadanía, muy por encima de las genuinas diferencias de partido. Allí, en la Plaza Sant Jaume, estaremos espiritualmente muchos millones de demócratas que no podemos acercarnos en persona a sumarnos a esta convocatoria, para reafirmar y reiterar una vez más nuestra firme posición ética de solidaridad con las víctimas y rechazo del terrorismo a fin de desterrar de entre todos nosotros los perversos efectos humanos y sociales que causa la injustificable violencia.
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Letras ganadoras

Descubre el poder oculto de los apellidos largos (o el tamaño sí importa)

Los habitantes de las remotas montañas de Kentucky, casi analfabetos, sabían siempre de antemano (antes de las encuestas preliminares) cuál de los dos candidatos sería el próximo Presidente de los Estados Unidos. Los periodistas desplazados se sorprendieron con tales dotes de adivinación y más cuando averiguaron su simple e infalible método: El apellido del ganador contenía más letras.

Este predecible sistema válido desde 1789 con George Washington que no tuvo opositor, ha funcionado casi sin excepciones durante todo el siglo XX. McKinley ganó por dos veces a Bryan; Roosevelt a Parker; Harding a Cox; Coolidge a Davis; Hoover a Smith; Roosevelt en 4 ocasiones a Hoover, Landon, Wilkie y Dewey; Truman a Dewey; Eisenhower dos veces a Stevenson; Kennedy a Nixon (aunque luego éste ganó a Humprey y McGovern); Ford, que lo tenía mal sólo fue presidente por renuncia de Nixon, y luego perdió contra Carter; Reagan disputó cerradamente a Carter; Bush padre sí ganó a Dukakis, pero perdió contra Clinton, quien también venció a Dole; y finalmente entre Bush y Gore la disputa no pudo ser más cerrada. Así pues, Kerry ganará a Bush, por un margen pequeño pero definitivo.

Desconozco desproporcionadamente la extraterritorialidad e interdisciplinariedad de esta metodología, pero si aceptamos contrarrevolucionariamente su internacionalización, quizá Rodríguez Zapatero haya errado al rebautizarse como ZP frente a Rajoy. Que aprenda de lo sucedido a Mas contra Maragall o Carod-Rovira.

Fotos desde el cielo

Sanicomios para una alocada sociedad


Ya cerramos los manicomios. ¿Abrimos los sanicomios?

OBSERVACIONES: Hace ya dos décadas se cerraron la mayoría de los manicomios en nuestro país. Era un movimiento que, desde mediados del siglo XX, se venía produciendo a escala europea y que tuvo sus máximos exponentes en el Reino Unido, en Francia y en Italia con un abordaje de la salud mental desde planteamientos más científicos, comunitarios y sociales. Los decimonónicos hospitales mentales que parecían cárceles, fueron abolidos en un irreversible avance propiciado por una perspectiva ética y humana de asistencia al enfermo mental, junto con una atención sanitaria normalizada en centros de salud ordinarios con el apoyo de novedosos medicamentos.

El paulatino cierre de los manicomios coincidió con la bandera progresista de los profesionales sanitarios que entendieron que era la patología social fundamentalmente la que estaba detrás del enfermo mental y que, por tanto, eran los abordajes comunitarios los más efectivos a aplicar en su curación. Pero también es cierto que el fin de estas instituciones coincidió con épocas de recorte del gasto público, por lo que las propuestas vanguardistas fueron atendidas por responsables meramente interesados en el ahorro, más aún cuando en el Estado español, este hecho se produjo con las transferencias a las comunidades autónomas, que, en su inmensa mayoría de los casos, se hicieron sin las correspondientes dotaciones de infraestructuras y económicas. El resultado fue, con diferencias territoriales notables como en Euskadi donde es notorio el especial esfuerzo en los servicios socio-sanitarios públicos, que una gran mayoría de las personas que ejercen la mendicidad son enfermos mentales expulsados de manicomios, sin posibilidad alguna de integración familiar ni social, y que están esperando la muerte de este modo absolutamente indigno.

REFLEXIONES: La salud mental mantiene encendidas todas las luces rojas de alarma. Un informe reciente demuestra un significativo incremento en la tasa de suicidios, que ya es la cuarta causa de muerte con una mortalidad total del 10%. Como cabe esperar esta probabilidad no está equitativamente distribuida, y son las zonas deprimidas con alta tasa de paro, las que soportan una pesada carga de suicidio, acompañada del séquito de penurias que rodea a la desintegración social como depresión y alcoholismo. La frontera entre la salud física y la salud mental es minúscula. En atención primaria es comprobable que el 80% de las consultas se relaciona con patologías sociales o mentales, expresadas con síntomas somáticos originados por alteraciones relacionadas con factores más complejos de la vida de cada individuo.

El linde entre cordura y locura es sutil. Montesquieu dijo que “Se encierran algunos locos en un manicomio para hacer creer que los que están fuera son cuerdos” y un proverbio sánscrito apunta que “El loco que conoce su locura, es relativamente cuerdo; mas el loco que cree estar cuerdo, éste es verdaderamente loco”. El primer grado de la locura es creerse cuerdo, y el segundo es proclamarlo. Lo cierto es que cuando todo el mundo está loco, ser cuerdo es una locura. Incluso se ha defendido que “antes loco con todos, que cuerdo a solas”.

RECOMENDACIONES: Hubo un precedente histórico de “sanicomio” u hospital para cuerdos. Axel Faber, un industrial danés retirado que vivió en Méjico en años ‘60 inauguró una cadena de “asilos para cuerdos”, donde ganadores de premios Nobel e intelectuales de prestigio pudieron alejarse del mundanal ruido y dedicarse a pensar. Esas ínsulas de meditación incluyeron desde una casona en Acapulco hasta un castillo en Viena. Uno de los primeros huéspedes fue Donald Glaser, Nobel de Física en 1960, que declaró que "El Premio me ha enseñado que puedo resistir un tiempo a la luz pública, pero luego siento la necesidad de retirarme a un lugar tranquilo para trabajar. Si no se vuelve uno loco".

Los muros de los manicomios no separaban bien cordura y locura, o quizá ha llegado el momento de salvarse encerrándose tras las tapias porque fuera hay más locos que cuerdos, y en los mismos cuerdos, hay más locura que cordura. Pero si creemos como Diderot que “La cordura no es otra cosa que la ciencia de la felicidad”, hemos de aprestarnos a curar a nuestra sociedad, de todas esas manías y enfermedades sociales que tanto abundan, y cuya peor representación es la violencia en todas sus manifestaciones (doméstica, bélica, terrorista). Cómicamente Perich festejaba que "Locos y niños dicen siempre la verdad, y por eso se crearon manicomios y colegios". Muchos creemos que el primer “sanicomio” debe ser una nueva escuela no alienante, que rescate a las nuevas generaciones y así a toda la humanidad. Hoy día, desafortunadamente, manicomio y escuela son los únicos sitios donde al “cliente” no se le da (toda) la razón.

Muro de humo

Otra campaña electoral más que el PP esconde tras puro humo.

El PP de Aznar se ha especializado en cortinas de bulos. Cual apicultor con unas bocanadas de fumata aleja las abejas de la cruda realidad, evita picaduras y se lleva el panal de ricos votos, aunque la democracia quede ahumada. Porque Carod-Rovira no estuvo en las Azores, ni avaló una guerra ilegítima con falsos arsenales. Ni Rodríguez Zapatero hundió el Prestige y contaminó toda la costa cantábrica. Tampoco Ibarretxe ni Atutxa acosan al poder judicial, ni ponen en entredicho su independencia. Ni siquiera Llamazares watergatiza indebidamente la “inteligencia” de la agencia CNI.

Para desviar la atención de la opinión pública, el PP incluso salpica a sus propios personajes desechables. El “arrojo” de Trillo menospreciando a la prensa con un euro prepotente no basta para despistar del transporte cicatero del Yak 42, ni sus últimas perejiladas bélicas soterran a los muertos. Tampoco los divorcios de un ministro ocultan su pésima gestión por tierra, mar y aire, ni las memorables sandeces de la “Anda Palacio” y las medallas bushianas de “Ánsar” tapan los acallados fracasos internacionales del Sáhara, Constitución Europea, Gibraltar,… por no citar los inexistentes pero prometidos contratos bélicos de Irak.

Los supuestos “éxitos económicos” de ocho imparables años tampoco nos obnubilan de que el Estado español sigue a la cola de la Unión Europea en todos los parámetros sociales, tales como desempleo, inflación, inversión en familia, salud, educación e investigación, temporalidad y en salario mínimo. A pesar del cacareado “prestigio internacional” y de pervertidas quimeras como que "España es un país sólido, creíble y en expansión con más de 40 millones de personas con alto poder adquisitivo", la inapelable verdad de esa “España (que les) va bien”, es que el 56% de las familias no “llega” a final de mes, y los sistemas de asistencia social son los más precarios de la Europa comunitaria.

Las urnas se acercan y el inexistente partido popular, apenas un organismo de poder réplica de cierto “movimiento de democracia orgánica”, alza su coro de voces bajo la batuta del “embelesamiento único”, con aplastante apoyo mediático y marketing para votantes embotados. Nuevamente se despierta el soterrado pavor inculcado por el homenajeado de la Fundación Francisco Franco, con la matraca de la conjura vasca-catalana-roja-masónica. El PP obvia un balance de gestión y se limita a repetir consignas críticas para hacer la “oposición a la oposición”, con absurdas peticiones de democratización… a los partidos genuinos: Pongan orden en el PSOE y releven a su líder, desaparezca IU, destituyan a ERC en Catalunya, abandonen el Plan Ibarretxe en Euskadi,… en definitiva, “ríndanse todos, que la quiniela está ganada”.

Pero las humaredas de las huelgas generales, de las manifestaciones pacifistas y del chapapote no se ocultan con fogatas de distracción desde triunfalistas hogueras de prensa servil. Rajoy insulta al electorado si cree que su “humo de puro” le hará ganar las elecciones mientras canta “fumando espero”, sin apurarse en debates. Mariano ha sido designado por su ventrílocuo Josemari, un político que desdeña el diálogo, con la estrambótica teoría de mejor no dialogar si se puede descalificar al adversario, o mejor no acudir al Parlamento si puedo sacarme otra foto con Bush.

El Estado estriado y estofado que deja Aznar es un establo estucado por un desbocado PP, que considera que las pensiones y las subvenciones las paga de sus arcas, por lo que debe rendírsele pleitesía. Sus absolutistas lemas están copiados del primer hombre que usó tacones para disimular su corta estatura, Luis XIV, el Rey Sol que dijo “El Estado soy yo" y "Después de mí, el diluvio”. Así pues, ¡que llueva, que llueva,… el próximo 14 de marzo!