Tarifa Plaga

Estimado lector: Déjeme darle un consejo desde mi ruinosa experiencia como usuario de la tarifa plana, que utilizo únicamente en agosto pero que pago durante muchos meses, así como del teléfono que debo abonar todo el año para navegar un solo mes por Internet. Si a usted se le ocurre contratar a TERRA su TARIFA PLANA, será responsable de todo lo que le pueda ocurrir. Darse de alta es un proceso rápido, sencillo e instantáneo vía Internet. Basta indicar sus datos personales y bancarios, et voilà un minuto después ya está usted navegando despreocupadamente, sin advertir que ha quedado apresado como esclavo en las redes de un tinglado timofónico. Sólo percibirá el vasallaje cuando ingenuamente trate usted de rescindir el contrato. El sistema de baja es infinitamente más complicado: “…El Cliente que desee dar por terminado el Contrato, en los supuestos previstos en las presentes condiciones generales deberá comunicar su decisión mediante el envío de un fax, con fotocopia del DNI del titular del Servicio al número de teléfono 91 754 23 92”.

No responden, ni por teléfono ni por e-mail alternativo, de la recepción del Fax de Baja, y si TERRA unilateralmente dice que no lo ha recibido, usted seguirá pagando puntualmente y de por vida la tarifa plaga o plancha que incautamente aceptó. No es posible acudir a ninguna oficina ni enviar una carta con acuse de recibo, sólo el sistema de fax que será admitido cuando les venga en gana. Es indiferente que usted reclame periódicamente llamando al 902404555; sólo conseguirá costear adicionalmente una conferencia interprovincial para que, tras entretenerle y contar su historia dos veces a la operadora inicial y al departamento de administración, le indiquen que siga enviando faxes,… hasta que TERRA quiera darse por enterada. No importa que ellos sepan fehacientemente que con esa identificación nadie ha utilizado ningún servicio en el periodo reclamado o que usted acredite que efectivamente constan las llamadas desde su teléfono-fax al de TERRA, porque el sistema único de baja sólo es verificable por ellos, a menos que usted disponga un espía en las oficinas de TERRA que fotografíe la llegada de su fax en cuestión. Así pues, usted seguirá abonando hasta que le indulten graciosamente reconociendo que recibieron su fax.

Todo ello ha sido reglamentariamente especificado en un leonino contrato que usted firmó con un simple clic, sin detenerse a leer las exactamente 14.483 palabras que lo componen y por el cual usted aceptó su cautiverio. ¡Bravo por el derecho comercial vigente que asegura la equidad entre las partes contratantes! ¡Y viva el gobierno que autorizó este abusivo sistema contra la ciudadanía! ¿O deberíamos decir contra los modernos y digitales siervos de gleba del rampante señor feudal Terra? Y luego se extrañan los dirigentes del PP, ¡olé!, de que en acceso a Internet España ocupe el puesto de cola en Europa.

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