ELA y PNV: Tenemos que entendernos

Somos muchas personas vascas quienes no nos resignamos, quienes militamos en el PNV y en ELA (civilizamos -en lugar de militamos- nos gusta decir), quienes estamos viendo cómo han quienes fuera y dentro parecen actuar como gentes infiltradas que buscan que ambas organizaciones se distancien o se destruyan. Si no actuamos de inmediato, esta deriva rupturista con nula perspectiva de futuro e ínfimo poso democrático,... puede ser catastrófica.

Sabemos que son agentes básicos en cualquier democracia los sindicatos y los partidos políticos, así como su diversidad y pluralidad, siempre que respondan a quienes les han elegido en las urnas (y este año tendremos muchas convocatorias, sindicales y políticas),... y no a intereses ocultos. 

Sabemos que entre la afiliación de EAJ-PNV hay variedad de opciones sindicales, así como en ELA Sindikatua sus militantes y simpatizantes votan diferentes opciones políticas. Pero, por pura representación social (ambas organizaciones son las más presentes en sus respectivos ámbitos) y por la más que centenaria trayectoria histórica formamos un nutrido porcentaje quienes formamos parte de ambas elecciones muy personales.

Sabemos, y queremos, que exista una dialéctica propia y lógica entre lo que es un partido político (que si gobierna ha de liderar los servicios públicos) y lo que es un sindicato que defiende los derechos laborales de quienes trabajan o desearían hacerlo. Es lógico, y posible, que incluso una misma persona se debata entre la reivindicación de su visión sindical y la contención de su visión de administrador de lo público. Pero con empatía y consideración, comprendiendo la perspectiva del otro lado, discerniendo lo esencial de lo circunstancial.

La altura de miras, en política y en el sindicalismo, han de exigirnos distinguir lo que son confrontaciones tácticas de cada caso, tema o coyuntura, de la necesaria convergencia en lo que día a día construimos como personas de una misma comunidad. Sólo en una acción combinada, buscando alianzas junto con otras opciones democráticas, desde el plano institucional y sindical, pero trascendiendo sus efectos podremos ser motores del cambio de ciudadanía que propugnamos.

Hay ocasiones en las que no nos reconocemos, no apreciamos un alma común, en la acritud y hostilidad de algunas declaraciones de quienes están llamados a presentar  y representar lo mejor en el partido PNV y en el sindicato ELA.

Desde la humildad, desde el respeto a nuestros procedimientos internos de elección, desde la admiración hacia quienes han sabido dedicar sus vidas a ambas instituciones (como Manu Robles-Arangiz), pero también desde la la urgencia queremos pedir otro clima de relación respetuoso y fraternal entre PNV y ELA, entre ELA y PNV, para que desde la complementariedad y la dialéctica constructiva podamos seguir confiando en nuestras opciones sindical y política.

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