Gatos parlantes y realidades paralelas: el universo de Murakami

Hoy nos centraremos en un autor esencial: Haruki MurakamiNacido en Kioto, Japón, en 1949, es uno de los autores contemporáneos más influyentes del mundo. Su estilo combina lo cotidiano con lo surrealista, fusionando influencias de la cultura japonesa con la literatura occidental, el jazz y la soledad moderna. 

Antes de dedicarse a escribir, Murakami dirigía un bar de jazz en Tokio, lo cual marcó profundamente su narrativa. Su obra ha sido traducida a más de 50 idiomas y ha sido galardonado con múltiples premios internacionales. 

Haruki Murakami ofrece la magia de lo cotidiano: así conquista lectores en todo el mundo. Del jazz al surrealismo: así escribe. Es el escritor que convirtió la introspección en bestseller¿Realidad o sueño? Ese es su estilo inconfundible, propio de un eterno candidato al Nobel que ya ganó a sus lectores

Veamos algunos de sus mejores libros (imperdibles):

- Tokio Blues (Norwegian Wood) – Un nostálgico viaje por la juventud, el amor y la pérdida. Fue la novela que lo catapultó al éxito internacional.

- Kafka en la orilla – Una historia onírica con gatos parlantes, lluvias de peces y adolescentes en busca de sí mismos.

- 1Q84 – Una ambiciosa trilogía que entrelaza realidades paralelas, amor, sectas y literatura, en un Tokio alternativo.

- Crónica del pájaro que da cuerda al mundo – Un misterio psicológico con elementos fantásticos y oscuros pasajes históricos.

🎷 Después del terremoto / Hombres sin mujeres – Recopilaciones de cuentos breves con temas como la soledad, la pérdida y la introspección.

Nos centraremos en Tokio Blues”, que es una novela íntima y melancólica sobre el paso a la adultez, el amor y la pérdida. La historia sigue a Tōru Watanabe, un estudiante universitario en el Tokio de los años 60, quien recuerda su juventud al escuchar la canción “Norwegian Wood” de los Beatles.

Tōru mantiene una relación complicada con Naoko, una chica emocionalmente frágil marcada por el suicidio de su novio y que lucha contra sus demonios internos. A lo largo del libro, aparece Midori, una joven vivaz y extrovertida que representa una alternativa más luminosa y libre a la tristeza que envuelve a Naoko.

La novela explora temas como la salud mental, la soledad, el duelo y las decisiones que marcan el rumbo de nuestras vidas. Con un tono nostálgico y profundo, Murakami crea una atmósfera poética y realista a la vez. 

Pensamos que Tokio Blues es su mejor libro porque combina emociones humanas universales con una escritura simple pero poderosa. Es el más accesible de sus libros, sin elementos fantásticos, y con una honestidad emocional que lo ha convertido en un fenómeno internacional.

Concluimos con una mini historia al estilo Murakami, con un toque onírico, melancólico y, por supuesto, un gato parlanteEl gato que sabía dónde estaban las cosas perdidas. 


Cuando terminé de desayunar, encontré una nota escrita con tinta azul sobre la mesa de la cocina. La letra era mía, sin duda, pero no recordaba haberla escrito. Decía: Ve al parque a las 11:46. Lleva una moneda de 100 yenes. Pregunta por Soseki.” No tenía ningún plan para ese día, y la hora escrita en la nota me parecía curiosamente precisa, como si alguien supiera que a las 11:46 exactas algo muy específico iba a suceder. Así que fui. El parque estaba vacío, salvo por un gato negro sentado en el banco de piedra bajo el árbol de ginkgo. Me acerqué con la moneda en el bolsillo, sintiéndome un poco ridículo.


¿Eres tú Soseki? —pregunté, intentando que mi voz sonara firme. El gato bostezó y me miró con unos ojos amarillos como faroles encendidos. —Depende —dijo—. ¿Trajiste la moneda?

Se la di sin decir nada. El gato la tomó con la garra como si fuera una antigüedad frágil. La inspeccionó, la olió, y luego la dejó caer en el suelo con un suave “clink”.

¿Qué has perdido? —preguntó. No supe qué decir. Pensé en mis llaves, mis gafas de sol, incluso una bufanda vieja que no encontraba desde el invierno pasado. Pero ninguna de esas cosas me parecía verdaderamente perdida.

No lo sé —contesté al fin—. Pero siento que me falta algoSoseki asintió con solemnidad. Es lo más común. La gente siempre pierde cosas que no sabe que ha perdido. Cosas que no tienen nombre. Un momento de claridad. Una posibilidad. Un recuerdo de cuando aún soñabas con ser otra cosa. Una canción que te hizo llorar sin saber por qué.

Me quedé en silencio, sintiendo que algo en mi interior se removía lentamente, como una hoja atrapada en la corriente de un río subterráneo. Ven mañana a la misma hora —dijo el gato—. Si tienes suerte, quizás te devuelva algo. Y se marchó caminando con elegancia, perdiéndose entre los árboles como si nunca hubiera estado allí.

Un tráiler de la película basada en este libro.

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