Bush nos prometió un mundo más seguro, y ya lo consiguió… para él. Parece que para ello bastan “sólo” 14.000 policías (la mitad de todos los efectivos) y 8 millones de euros durante su breve estancia en Londres, su país aliado por excelencia. Ciertamente que la guerra de Irak aportó seguridad, pero no a las víctimas iraquíes ni a sus “aliados” (véase el entierro en Roma por 19 muertos en Nasiriya), sino solamente al belicoso inductor de la guerra: George W. Bush.
En Irak la protección prometida por Bush se ha traducido en las siguientes cifras, según las fuentes más comedidas como MEDACT (una ONG humanitaria británica de profesionales sanitarios): Han muerto como consecuencia directa de la guerra, entre 22.000 y 55.000 iraquíes, tanto civiles como militares, y las consecuencias del conflicto se dejarán sentir en la población durante generaciones. Aparte de los fallecimientos directamente atribuibles a la guerra —entre 7.757 y 9.565 civiles, y entre 13.500 y 45.000 militares—, la población se encuentra en una situación de vulnerabilidad, debido a la pobreza, la “inseguridad” (citada expresamente), la quiebra de los servicios de salud y la destrucción de infraestructuras, como el suministro de agua. Sólo con un dato relativo a la salud indica que los 210.000 nacidos desde el conflicto no han sido vacunados de enfermedades como el sarampión.
Bush no ha inventado la modalidad de “guerra preventiva”, que ya empleó Atila en el año 452, y en 1939 Hitler al invadir Polonia. La misma estratagema que sufrieron los propios norteamericanos en el “ataque preventivo” de Pearl Harbour, donde perecieron 2.400 estadounidenses en 1941. Éste es el presidente que ha sido recibido en el Reino Unido con grandes diferencias de opinión entre su población, dividida entre sus desfallecientes defensores y sus crecientes detractores. Un reciente sondeo establecía que el 60% de los británicos ve a Bush como un “peligro para la paz mundial”. Todo ello insistimos en la metrópoli de su mejor y “más serio” aliado. El mismo alcalde de Londres, Ken Livingstone, ha definido a Bush como “el hombre más peligroso del planeta” en una revista ecologista. Mientras la tambaleante monarquía de los Windsor intenta desesperadamente “prestigiarse”, o quizás simplemente derivar las polémicas, recibiendo a Bush en sus alcobas del Palacio de Buckingham, un privilegio no permitido desde 1918 cuando Woodrow Wilson pasó cinco días camino de la Conferencia de Paz de Versalles al término de la Primera Guerra Mundial. Situación ciertamente diferente de la actual, cuando una vergonzante “victoria” con un balance de menos 100 muertos americanos frente a más de 22.000 iraquíes, parece dirigirse a una precipitada retirada de Irak para evitar perder… las elecciones en USA. Porque, amigos, ¡vivimos un mundo donde se mata a millares para ganar elecciones!
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Falso pavo y pavo real
Vemos con pavor dos pavos en la misma foto. El pavo real Bush que se pavonea con un pavo falso ante sus tropas en Irak. Se trata de un nuevo impulso a la belicista campaña para su reelección ante el pueblo norteamericano, pulsando la fibra sentimental del Día de Acción de Gracias. El viaje relámpago a Bagdad, uno de sus habituales shows mediáticos, trata de recuperar los votos que pierde día a día.
El Washington Post informó que era de plástico el magnífico pavo mostrado por un campechano Bush, ataviado una chamarra guerrera, mientras los 600 militares y los 4 líderes iraquíes con los que reunió comían simple “rancho” de cantina. La parafernalia de la visita, organizada con el máximo secreto, revela la verdadera situación iraquí, que obligó a camuflar el avión presidencial cargado de periodistas para despegar y aterrizar en el más absoluto anonimato. La prosperidad que evoca la bandeja con el pavo asado es tan “fiel” como la mejora de la calidad de vida en Irak. Puro decorado de teatro, que sólo algunos periodistas avezados desvelan. La credibilidad de la Casa Blanca empieza a ponerse en entredicho no sólo por sus “misiones de paz”, sino incluso por la chapucería en la producción de espectáculos para dar algún lucimiento a Bush, cuyas cualidades de estadista parecen también ser de goma. Puestos a utilizar el atrezzo ficticio, igualmente podían haber sido de inofensivo cartón-piedra las bombas arrojadas sobre algún plató de Hollywood y no sobre Irak, para que ahora 55.000 iraquíes, y otro millar de occidentales, siguiesen con vida.
Continúa la caza del pavo, o del votante iluso, con una campaña para las elecciones de 2004 en la que Bush prometerá nuevos viajes a la Luna. Desgraciadamente el único lustre de este presidente se ha forjado en el trágico 11S (11 de septiembre de 2001) y sólo confía en abrillantarlo con una inacabable guerra en Irak. Para desorientar a la ciudadanía únicamente le queda que se despiste mirando a la Luna, donde estuvieron por última vez en 1972. Muchos científicos lo consideran un despilfarro y un objetivo tecnológico no prioritario: "Ya hemos estado allí, ya hemos hecho lo que teníamos que hacer", ha declarado Robert Park, de la Sociedad de Física de EE. UU., al diario USA Today.
No serán, por desgracia, los argumentos de la Ciencia los que marquen el rumbo presidencial, sino los “publicistas fontaneros” de la administración Bush. Si Bin Laden o de Sadam Husein siguen sin aparecer, y si el misterio del 11S persiste sin resolverse, entonces la megalomanía de este presidente sólo puede orientarse lunáticamente. Todo ello cuando ha recortado la sanidad y la asistencia social, cuando proyecta reformar a la baja el sistema de pensiones, y mientras reduce los impuestos. Economistas críticos como Paul Krugman, lo explican gráficamente en artículos como el titulado "Saquear el futuro", señalando que Bush "gasta como si el mañana no existiera", tras liquidar el superávit que heredó de Clinton y programando un fuerte déficit presupuestario para la próxima década. Para George W. Bush sólo existe el 2 de noviembre de 2004, el día de las elecciones. Antes debe recaudar más de 200 millones de dólares para financiar su campaña presidencial, a fin de remontar unas previsiones decrecientes que hoy día sólo le conceden el 48% de los votos, frente al 47% de cualquiera de los posibles adversarios demócratas.
James Freeman Clarke sentenció: “Un político piensa en las próximas elecciones; un estadista, en la próxima generación”. Por supuesto que siempre será menos mortífera la conquista de la Luna que la nefasta cruzada en el avispero iraquí, pero la primera potencia mundial y el planeta bien merecerían otro presidente menos peliculero y más estadista, que desmilitarice el pensamiento político dominante.
El Washington Post informó que era de plástico el magnífico pavo mostrado por un campechano Bush, ataviado una chamarra guerrera, mientras los 600 militares y los 4 líderes iraquíes con los que reunió comían simple “rancho” de cantina. La parafernalia de la visita, organizada con el máximo secreto, revela la verdadera situación iraquí, que obligó a camuflar el avión presidencial cargado de periodistas para despegar y aterrizar en el más absoluto anonimato. La prosperidad que evoca la bandeja con el pavo asado es tan “fiel” como la mejora de la calidad de vida en Irak. Puro decorado de teatro, que sólo algunos periodistas avezados desvelan. La credibilidad de la Casa Blanca empieza a ponerse en entredicho no sólo por sus “misiones de paz”, sino incluso por la chapucería en la producción de espectáculos para dar algún lucimiento a Bush, cuyas cualidades de estadista parecen también ser de goma. Puestos a utilizar el atrezzo ficticio, igualmente podían haber sido de inofensivo cartón-piedra las bombas arrojadas sobre algún plató de Hollywood y no sobre Irak, para que ahora 55.000 iraquíes, y otro millar de occidentales, siguiesen con vida.
Continúa la caza del pavo, o del votante iluso, con una campaña para las elecciones de 2004 en la que Bush prometerá nuevos viajes a la Luna. Desgraciadamente el único lustre de este presidente se ha forjado en el trágico 11S (11 de septiembre de 2001) y sólo confía en abrillantarlo con una inacabable guerra en Irak. Para desorientar a la ciudadanía únicamente le queda que se despiste mirando a la Luna, donde estuvieron por última vez en 1972. Muchos científicos lo consideran un despilfarro y un objetivo tecnológico no prioritario: "Ya hemos estado allí, ya hemos hecho lo que teníamos que hacer", ha declarado Robert Park, de la Sociedad de Física de EE. UU., al diario USA Today.
No serán, por desgracia, los argumentos de la Ciencia los que marquen el rumbo presidencial, sino los “publicistas fontaneros” de la administración Bush. Si Bin Laden o de Sadam Husein siguen sin aparecer, y si el misterio del 11S persiste sin resolverse, entonces la megalomanía de este presidente sólo puede orientarse lunáticamente. Todo ello cuando ha recortado la sanidad y la asistencia social, cuando proyecta reformar a la baja el sistema de pensiones, y mientras reduce los impuestos. Economistas críticos como Paul Krugman, lo explican gráficamente en artículos como el titulado "Saquear el futuro", señalando que Bush "gasta como si el mañana no existiera", tras liquidar el superávit que heredó de Clinton y programando un fuerte déficit presupuestario para la próxima década. Para George W. Bush sólo existe el 2 de noviembre de 2004, el día de las elecciones. Antes debe recaudar más de 200 millones de dólares para financiar su campaña presidencial, a fin de remontar unas previsiones decrecientes que hoy día sólo le conceden el 48% de los votos, frente al 47% de cualquiera de los posibles adversarios demócratas.
James Freeman Clarke sentenció: “Un político piensa en las próximas elecciones; un estadista, en la próxima generación”. Por supuesto que siempre será menos mortífera la conquista de la Luna que la nefasta cruzada en el avispero iraquí, pero la primera potencia mundial y el planeta bien merecerían otro presidente menos peliculero y más estadista, que desmilitarice el pensamiento político dominante.
Un mundo más justo
En la encrucijada de un mundo donde parece que sólo cabe matar o morir, debe nacer una nueva ciudadanía comprometida con la justicia y con la paz.
Son estremecedoras las trágicas noticias del colegio de Osetia del Norte, donde un cruel e inhumano secuestro ha provocado la muerte de centenares de escolares. Mientras, en el Madison Square Garden de New York, Bush promete que “hará todo lo posible por garantizar la seguridad de su país” entre globos multicolores. Ambos sucesos ocurren simultáneamente en el mismo planeta.
El actual panorama mundial de “guerras preventivas” reincide en la aciaga receta bárbara de “una última guerra para conseguir la paz”. Sinceramente, ¿queda algún ser racional que no comprenda que un mundo más seguro sólo puede ser un mundo más justo y solidario? Tomás de Aquino señaló que “la justicia elimina los obstáculos para la paz”. Sr. Bush: No nos prometa un mundo más seguro para algunos, sino un mundo más justo para todos.
¿Por qué no nos implicamos en un urgente proyecto de respeto de los derechos humanos de toda la humanidad, con una generosa cooperación internacional que elimine la pobreza y la desigualdad, para conseguir un nuevo Orden Mundial basado en la Justicia y la Paz? Despertemos de la pasividad social y política que nos atenaza en este “primer mundo” acomodado y amodorrado. Superemos el desencanto y la medrosa percepción de impotencia frente a los graves problemas de justicia y seguridad de nuestros hermanos y hermanas, tan terrícolas como nosotros mismos.
Son estremecedoras las trágicas noticias del colegio de Osetia del Norte, donde un cruel e inhumano secuestro ha provocado la muerte de centenares de escolares. Mientras, en el Madison Square Garden de New York, Bush promete que “hará todo lo posible por garantizar la seguridad de su país” entre globos multicolores. Ambos sucesos ocurren simultáneamente en el mismo planeta.
El actual panorama mundial de “guerras preventivas” reincide en la aciaga receta bárbara de “una última guerra para conseguir la paz”. Sinceramente, ¿queda algún ser racional que no comprenda que un mundo más seguro sólo puede ser un mundo más justo y solidario? Tomás de Aquino señaló que “la justicia elimina los obstáculos para la paz”. Sr. Bush: No nos prometa un mundo más seguro para algunos, sino un mundo más justo para todos.
¿Por qué no nos implicamos en un urgente proyecto de respeto de los derechos humanos de toda la humanidad, con una generosa cooperación internacional que elimine la pobreza y la desigualdad, para conseguir un nuevo Orden Mundial basado en la Justicia y la Paz? Despertemos de la pasividad social y política que nos atenaza en este “primer mundo” acomodado y amodorrado. Superemos el desencanto y la medrosa percepción de impotencia frente a los graves problemas de justicia y seguridad de nuestros hermanos y hermanas, tan terrícolas como nosotros mismos.
Kerry ganará
En medio de los numerosos pronósticos sobre la carrera electoral norteamericana, y animado por anteriores aciertos en elecciones varias (generales, europeas, o incluso de algún rectorado con siete candidaturas universitarias) he aquí nuestra particular apuesta: Kerry derrotará a Bush.
Aportaremos algunos argumentos, naturalmente no concluyentes, pero que convergen en la misma previsión. El primer debate electoral en la carrera hacia la Casa Blanca entre el presidente y el senador demócrata, fue vencido por el aspirante según todos los medios de comunicación. Puede resumirse en dos frases de cada uno de ellos. Kerry dijo “Irak es un error” y Bush “El mundo está mejor”. El votante promedio estadounidense sabe que el primero acertó más y que el segundo mintió por su fallo de previsión en la crisis iraquí.
La remontada en las encuestas electorales es un dato coyuntural que probablemente sufrirá altibajos en su evolución, pero son apreciables algunas tendencias de fondo en la sociedad estadounidense. Detalles significativos sobre una reformulación paulatina del “sueño americano” hacia un patriotismo más moderno, más demócrata que republicano, más “newyorkino”, más “europeo”, que busque menos la supremacía mundial desde la hegemonía económico-militar autosuficiente. Comienzan a alzarse en Estados Unidos corrientes de opinión que abogan por un planeta más solidario, más interdependiente y más justo, sin la visión de “nación elegida” (nada menos que por Dios, según algunos).
Estos patriotismos caducos, de “pueblo designado que puede derrotar a sus enemigos”, sobreviven entre un alto porcentaje de las ciudadanías de USA o Israel. Fueron paradigmáticos en todos los imperios de los últimos siglos, perviviendo por ello en menor medida la perspectiva de “ganar venciendo y no convenciendo” en determinados sustratos sociales del Reino Unido, España,… además de los regímenes teocráticos donde la población fundamentalista cree contar con “aliados divinos” que compensen la evidente asimetría de poder fáctico en nuestro planeta.
Aportaremos algunos argumentos, naturalmente no concluyentes, pero que convergen en la misma previsión. El primer debate electoral en la carrera hacia la Casa Blanca entre el presidente y el senador demócrata, fue vencido por el aspirante según todos los medios de comunicación. Puede resumirse en dos frases de cada uno de ellos. Kerry dijo “Irak es un error” y Bush “El mundo está mejor”. El votante promedio estadounidense sabe que el primero acertó más y que el segundo mintió por su fallo de previsión en la crisis iraquí.
La remontada en las encuestas electorales es un dato coyuntural que probablemente sufrirá altibajos en su evolución, pero son apreciables algunas tendencias de fondo en la sociedad estadounidense. Detalles significativos sobre una reformulación paulatina del “sueño americano” hacia un patriotismo más moderno, más demócrata que republicano, más “newyorkino”, más “europeo”, que busque menos la supremacía mundial desde la hegemonía económico-militar autosuficiente. Comienzan a alzarse en Estados Unidos corrientes de opinión que abogan por un planeta más solidario, más interdependiente y más justo, sin la visión de “nación elegida” (nada menos que por Dios, según algunos).
Estos patriotismos caducos, de “pueblo designado que puede derrotar a sus enemigos”, sobreviven entre un alto porcentaje de las ciudadanías de USA o Israel. Fueron paradigmáticos en todos los imperios de los últimos siglos, perviviendo por ello en menor medida la perspectiva de “ganar venciendo y no convenciendo” en determinados sustratos sociales del Reino Unido, España,… además de los regímenes teocráticos donde la población fundamentalista cree contar con “aliados divinos” que compensen la evidente asimetría de poder fáctico en nuestro planeta.
La diferencia entre Kerry y Bush quizá no sea demasiada desde una perspectiva europea o alejada de USA, pero la altura del candidato es manifiestamente superior al presidente saliente. Kerry no sólo le saca un palmo de estatura física a Bush, sino que su educación, perspicacia y visión del futuro son indudablemente más certeras y prospectivas.
Sólo un dato final basado en una “leyenda urbana”, de las denominadas FOAFS (friend of a friend stories, historias de un amigo de un amigo), que en este caso es rigurosamente cierta y que expresa descriptivamente la figura del candidato. Se trata de una foto, totalmente certificada, donde aparece Kerry sentado detrás de Jane Fonda durante una reunión pacifista en Valley Forge (Pennsylvania) en septiembre de 1970, tras haber solicitado en enero la baja de su servicio militar en Vietnam antes de tiempo, para presentarse como candidato a un escaño en el Congreso en Massachussets. Un detalle aislado no avala una biografía compleja como la de Kerry, pero puede otorgar un aliento de esperanza de un candidato presidencial que odiaba la guerra, especialmente tras su experiencia bélica como combatiente.
Quizá con Kerry podamos avanzar menos lentamente para vislumbrar un nuevo hito para la Humanidad con el fin de los imperios, superadora de una historia subyugada por una sucesión de hegemónicos imperios periódicos. Confiemos que un espíritu de inteligencia pacifista, no sólo euro-céntrico, se extienda con la labor de todos nosotros de modo que progrese una paz basada en la justicia y el respeto a todos los derechos humanos, individuales y colectivos.
[Actualización a 26-10-2012: Hemos eliminado una imagen a petición de Yahoo,... ]
Nosotros, sí, gracias
En educación, los aspectos de relación son centrales, incluso en los casos límite con alumnado autista, por ejemplo. De ellos, hemos aprendido mucho y estas enseñanzas son válidas para todas las personas que deseen, real y sinceramente comunicarse mejor. Además, conociendo estas técnicas podremos desenmascarar a quienes las emplean con profusión para manipularnos, como algunos politiqueros y gacetilleros.
Muchos estudiantes, con o sin autismo, están condicionados a reaccionar negativamente a un ‘‘NO’’ imperativo (‘‘no hagas eso’’...). Estas negaciones indican frecuentemente que el hablante está disgustado o que algo está mal, pero no informan sobre cómo remediar el problema. Así que recomendamos al profesorado (y a las familias) el uso de palabras o expresiones negativas con extrema moderación y sólo cuando requieran obediencia inmediata en casos de emergencia. También es mejor hablar concisa y ordenadamente. Demasiadas instrucciones y explicaciones crean frustración y confusión. Es necesario que el profesor señale claramente qué es lo que quiere que los escolares hagan y por qué. Hay que ser razonable en lo que se pide y la demanda debe ser tal que los alumnos sean capaces de cumplirlo. Los enunciados negativos no aportan las indicaciones necesarias para aprender cómo comportarse de un modo más apropiado y, por el contrario, sugieren que lo negado es apetecible.
Debe evitarse las instrucciones formuladas de un modo amenazador o impositivo, porque los oyentes tenderían a ponerse a la defensiva y les provocaría a hacer justamente lo contrario de lo pedido. Un tono neutro puede ayudar. Por ejemplo: es mejor indicar: ‘‘Es la hora de estudiar’’, en vez de ‘‘Tienes que estudiar ahora mismo’’.
En comunicación, las críticas, los reproches, las amenazas, lo negativo, lo confuso…, sobra. Si nos dicen: «No pienses en un elefante rosa», ya lo estamos evocando en la imaginación… Queremos y necesitamos ideas positivas, claras, conciliadoras, específicas…, justamente lo casi inexistente en la comunicación social y política. Hasta las campañas más costosas y bienintencionadas caen en este craso error: ‘‘NUNCA MÁIS’’, ‘‘NO a las DROGAS’’, ‘‘PLAN ANTITABACO’’, ‘‘NO a la VIOLENCIA DOMÉSTICA’’… Forges, al menos y sólo por sobreabundar, en sus viñetas dice: ‘‘PAZ SÍ, guerra no’’, y el lema hippie decía ‘‘HAZ EL AMOR, y no la guerra’’. Otros aciertan de pleno como ‘‘Gesto por la PAZ’’.
Las frases negativas son nefastas, porque aparte de ser cognitivamente más difíciles de interpretar y más si son extensas, declaran y despliegan una sensación general de inseguridad, desaprobación y hostilidad (a lo sumo condescendencia) que invade a lo dicho. Fíjense que, aunque gramaticalmente digan lo mismo, las tres oraciones siguientes trasladan una impresión muy diferente:
1. ‘‘Estoy contigo’’ (concluyente, enfática y con empatía).
2. ‘‘No discrepo de ti’’ (breve, pero displicente y apática).
3. ‘‘Nunca puedo evitar negar que no esté en desacuerdo con lo contrario que tú refutas rechazar’’... (pura confusión grouchiana).
Los diccionarios desperdician casi el 10% de su contenido con palabras con prefijos destructivos como a-, anti-, contra-, dis-, des-, i-, im-, in-, mal-…, (por ejemplo: a-moral anti-héroe contra-indicado dis-funcional des-acreditado i-lógico im-paciente in-activo mal-educado), y el habla popular desaprovecha un porcentaje de comunicación aún mayor con estas inexpresividades desventuradas y malhadadas (¡lo siento, me he dejado llevar!). La única expresión pseudo-negativa válida que se me ocurre, es la que aconseja el pez padre a su pececito: ‘‘Nada, hijo, nada’’. Hasta se ha impuesto un sistema negativo de votación, con los descartes en los concursos televisivos como ‘‘Gran Hermano’’…, sólo falta que esta fórmula se aplique a la política.
En política, asistimos a la ceremonia de la confusión desde el poder mediático. Se invierte la simplificación de convertir la doble negación en afirmación, para pedir en vez de ‘‘PAZ’’ el desalentador ‘‘NO a ETA’’, ‘‘NO al Nacionalismo Obligatorio’’... No nos merecemos la anacrónica época de violencia que hemos de vivir con bandas terroristas cuyo único sentido es la muerte y la coartada de gobernantes como el ‘‘gran dictador’’ que añora la conquista del Oeste (ahora del mundo) con la política del cowboy bueno frente al ‘‘eje del mal’’, y sus emuladores como el ‘‘pequeño dictador’’, que con nostalgia de reconquista nos abruma con más represión, venganza, pudrirse en las cárceles,… para ocultar esta ‘‘negra navidad’’. Todo ello adobado con la confusión entre valores e intereses, que siguen siendo el motor de la inacabada colonización perpetua de la humanidad por una minoría interesada y belicista.
En prensa oímos demasiadas veces desgobierno, deslegitimización, desinvestigación…, y seguramente asistiremos a la aparición de otros neologismos: desprograma, despolítica, desoposición… El periodismo ha perecido de éxito. Su creciente poderío ante la opinión pública, la que vota bajo su influjo en las democracias, lo había ensalzado hasta un punto en el que debía comprarse su subordinación. Así parece que ha sido ‘‘el cuarto poder’’, no ha resistido la embestida del poder último: la prepotencia económica que necesita controlar el poder político.
Falta veracidad, y pulula el cinismo. No hace falta leer, impertérrito, que Bush pagará a los periodistas o que se defienda públicamente la creación de una agencia de desinformación, la Oficina de Influencia Estratégica (OIE), cuyo supuesto cierre posterior por presiones quizá sea su primera obra y su inaugural patraña.
Nosotros queremos caminos, soluciones, propuestas de PAZ y de CONVIVENCIA a las que podamos decir, ‘‘Sí’’. Queremos más periodistas pacifistas que nos cuenten de Lula. ¡Gracias, presidente Lula, por protagonizar nuestra diaria noticia política agradable, que demuestra que no es imposible ser un político de verdad, que construye, que alivia desigualdades, que no anuncia ni prepara guerras! Lula, tú sí eres grande, cancelas la compra de juguetes bélicos a los militares y les pides que arreglen carreteras y repartan comida; visitas las zonas más pobres de tu país, y no te vas a televisiones italianas en pleno cataclismo ecológico. Sigue así, no desesperes, te esperan grandes desafíos, pero quizás sea la primera figura histórica de este todavía triste siglo XXI.
Truco final: Hagamos una prueba durante una semana. Hablemos sólo cuando lo que tengamos que decir cumplan tres condiciones: Que sea cierto, necesario y amable. ¡Usemos sólo enunciados positivos y veremos cómo mejora nuestra vida, y la de los nuestros! Seamos positivos. Aprovechemos toda oportunidad de felicitar o alentar a alguien. Definámonos por lo que amamos, por lo que creemos; acumulemos amigos. Olvidemos odios, enemigos… ¡Ah, y las palabras mágicas! Pero antes, la palabra más usada y la que más nos fastidia, que es ‘‘NO’’ (se dice que un niño a los 10 años ha escuchado 9 ‘‘Nones’’ por cada ‘‘SÍ’’) y la más superflua, ‘‘YO’’ (que indica egocentrismo). En el ranking de las frases más poderosas, junto a la palabra que más nos agrada escuchar y que es nuestro nombre propio, están:
NOSOTROS (equipo: grupo + estructura + objetivo común)Muchos estudiantes, con o sin autismo, están condicionados a reaccionar negativamente a un ‘‘NO’’ imperativo (‘‘no hagas eso’’...). Estas negaciones indican frecuentemente que el hablante está disgustado o que algo está mal, pero no informan sobre cómo remediar el problema. Así que recomendamos al profesorado (y a las familias) el uso de palabras o expresiones negativas con extrema moderación y sólo cuando requieran obediencia inmediata en casos de emergencia. También es mejor hablar concisa y ordenadamente. Demasiadas instrucciones y explicaciones crean frustración y confusión. Es necesario que el profesor señale claramente qué es lo que quiere que los escolares hagan y por qué. Hay que ser razonable en lo que se pide y la demanda debe ser tal que los alumnos sean capaces de cumplirlo. Los enunciados negativos no aportan las indicaciones necesarias para aprender cómo comportarse de un modo más apropiado y, por el contrario, sugieren que lo negado es apetecible.
Debe evitarse las instrucciones formuladas de un modo amenazador o impositivo, porque los oyentes tenderían a ponerse a la defensiva y les provocaría a hacer justamente lo contrario de lo pedido. Un tono neutro puede ayudar. Por ejemplo: es mejor indicar: ‘‘Es la hora de estudiar’’, en vez de ‘‘Tienes que estudiar ahora mismo’’.
En comunicación, las críticas, los reproches, las amenazas, lo negativo, lo confuso…, sobra. Si nos dicen: «No pienses en un elefante rosa», ya lo estamos evocando en la imaginación… Queremos y necesitamos ideas positivas, claras, conciliadoras, específicas…, justamente lo casi inexistente en la comunicación social y política. Hasta las campañas más costosas y bienintencionadas caen en este craso error: ‘‘NUNCA MÁIS’’, ‘‘NO a las DROGAS’’, ‘‘PLAN ANTITABACO’’, ‘‘NO a la VIOLENCIA DOMÉSTICA’’… Forges, al menos y sólo por sobreabundar, en sus viñetas dice: ‘‘PAZ SÍ, guerra no’’, y el lema hippie decía ‘‘HAZ EL AMOR, y no la guerra’’. Otros aciertan de pleno como ‘‘Gesto por la PAZ’’.
Las frases negativas son nefastas, porque aparte de ser cognitivamente más difíciles de interpretar y más si son extensas, declaran y despliegan una sensación general de inseguridad, desaprobación y hostilidad (a lo sumo condescendencia) que invade a lo dicho. Fíjense que, aunque gramaticalmente digan lo mismo, las tres oraciones siguientes trasladan una impresión muy diferente:
1. ‘‘Estoy contigo’’ (concluyente, enfática y con empatía).
2. ‘‘No discrepo de ti’’ (breve, pero displicente y apática).
3. ‘‘Nunca puedo evitar negar que no esté en desacuerdo con lo contrario que tú refutas rechazar’’... (pura confusión grouchiana).
Los diccionarios desperdician casi el 10% de su contenido con palabras con prefijos destructivos como a-, anti-, contra-, dis-, des-, i-, im-, in-, mal-…, (por ejemplo: a-moral anti-héroe contra-indicado dis-funcional des-acreditado i-lógico im-paciente in-activo mal-educado), y el habla popular desaprovecha un porcentaje de comunicación aún mayor con estas inexpresividades desventuradas y malhadadas (¡lo siento, me he dejado llevar!). La única expresión pseudo-negativa válida que se me ocurre, es la que aconseja el pez padre a su pececito: ‘‘Nada, hijo, nada’’. Hasta se ha impuesto un sistema negativo de votación, con los descartes en los concursos televisivos como ‘‘Gran Hermano’’…, sólo falta que esta fórmula se aplique a la política.
En política, asistimos a la ceremonia de la confusión desde el poder mediático. Se invierte la simplificación de convertir la doble negación en afirmación, para pedir en vez de ‘‘PAZ’’ el desalentador ‘‘NO a ETA’’, ‘‘NO al Nacionalismo Obligatorio’’... No nos merecemos la anacrónica época de violencia que hemos de vivir con bandas terroristas cuyo único sentido es la muerte y la coartada de gobernantes como el ‘‘gran dictador’’ que añora la conquista del Oeste (ahora del mundo) con la política del cowboy bueno frente al ‘‘eje del mal’’, y sus emuladores como el ‘‘pequeño dictador’’, que con nostalgia de reconquista nos abruma con más represión, venganza, pudrirse en las cárceles,… para ocultar esta ‘‘negra navidad’’. Todo ello adobado con la confusión entre valores e intereses, que siguen siendo el motor de la inacabada colonización perpetua de la humanidad por una minoría interesada y belicista.
En prensa oímos demasiadas veces desgobierno, deslegitimización, desinvestigación…, y seguramente asistiremos a la aparición de otros neologismos: desprograma, despolítica, desoposición… El periodismo ha perecido de éxito. Su creciente poderío ante la opinión pública, la que vota bajo su influjo en las democracias, lo había ensalzado hasta un punto en el que debía comprarse su subordinación. Así parece que ha sido ‘‘el cuarto poder’’, no ha resistido la embestida del poder último: la prepotencia económica que necesita controlar el poder político.
Falta veracidad, y pulula el cinismo. No hace falta leer, impertérrito, que Bush pagará a los periodistas o que se defienda públicamente la creación de una agencia de desinformación, la Oficina de Influencia Estratégica (OIE), cuyo supuesto cierre posterior por presiones quizá sea su primera obra y su inaugural patraña.
Nosotros queremos caminos, soluciones, propuestas de PAZ y de CONVIVENCIA a las que podamos decir, ‘‘Sí’’. Queremos más periodistas pacifistas que nos cuenten de Lula. ¡Gracias, presidente Lula, por protagonizar nuestra diaria noticia política agradable, que demuestra que no es imposible ser un político de verdad, que construye, que alivia desigualdades, que no anuncia ni prepara guerras! Lula, tú sí eres grande, cancelas la compra de juguetes bélicos a los militares y les pides que arreglen carreteras y repartan comida; visitas las zonas más pobres de tu país, y no te vas a televisiones italianas en pleno cataclismo ecológico. Sigue así, no desesperes, te esperan grandes desafíos, pero quizás sea la primera figura histórica de este todavía triste siglo XXI.
Truco final: Hagamos una prueba durante una semana. Hablemos sólo cuando lo que tengamos que decir cumplan tres condiciones: Que sea cierto, necesario y amable. ¡Usemos sólo enunciados positivos y veremos cómo mejora nuestra vida, y la de los nuestros! Seamos positivos. Aprovechemos toda oportunidad de felicitar o alentar a alguien. Definámonos por lo que amamos, por lo que creemos; acumulemos amigos. Olvidemos odios, enemigos… ¡Ah, y las palabras mágicas! Pero antes, la palabra más usada y la que más nos fastidia, que es ‘‘NO’’ (se dice que un niño a los 10 años ha escuchado 9 ‘‘Nones’’ por cada ‘‘SÍ’’) y la más superflua, ‘‘YO’’ (que indica egocentrismo). En el ranking de las frases más poderosas, junto a la palabra que más nos agrada escuchar y que es nuestro nombre propio, están:
¡MUCHAS GRACIAS! (amabilidad, cortesía,...)
¿SERÍAS TAN AMABLE...? (ayuda, colaboración,...)
¿CUÁL ES TU OPINIÓN? (interdependencia, altruismo)
¡HABÉIS REALIZADO UN BUEN TRABAJO! (reconocimiento, generosidad)
¡ADMITO QUE HE COMETIDO UN ERROR! (perdón, corrección, rectificación)
Esta pirámide de frases, de una a seis palabras, obra maravillas. Digámoslas como si tal cosa, y veremos los resultados. Con nuestros padres o con nuestros hijos, con nuestros amigos o con nuestros hermanos…, que son todos los demás.
Son idealistas, piden lo posible
La generación del “me aburro” parece haber despertado y su creatividad ha barrido las calles de frescura, rebeldía e inteligencia. Tanta muerte gratuita ha acuciado su mente, y la inventiva se ha desbordado en lemas, graffiti y foros. El realismo mágico de lo que puede escucharse estos días es desmedido. ¡Pobre alivio ante la catástrofe! Lemas concisos, con un ingenio superior al del ‘68 y una pizca de demagogia para contrarrestar la patraña belicista: Se necesita inventor de detector de insultos a la razón instalable en parlamentos. - Los mayores sois un desastre. - Dejen de jugar a la guerra, que ya son mayorcitos. – ¿Y si apagando el televisor se acabase la guerra? - Guerra, nunca máis. – Traducción correcta: Si quieres la paz, "para" la guerra. - Imagina que hay una guerra y no va nadie. - El imperialismo odia la democracia y sólo se expande. - El imperio siempre usa el mismo combustible: Vidas. - A Dios rogando y bombas tirando. -¡Padre nuestro que estás en el cielo, quédate! - Los antidisturbios a Bagdad, regalo de Aznar. - Paren el tren de la guerra. Que me bajo. - Sadam no usa las armas de destrucción masiva ni en defensa propia: Nobel de la Paz. - ¿Desatar una guerra para evitarla? - ¡Rumsfeld y Trillo, ministros de Ataque! – EE.UU. libera a los iraquíes gracias a la libertad proporcionada por estar muerto. - Guerra humanitaria: las bombas son más rápidas que el embargo. - España: quién te ama y quién te USA. - España está en la guerra, aunque no participe en la batalla.
Asoma la política entre esta adolescencia que parecía aletargada: ¿Por qué cuando alguien dice que no hay diferencia entre derecha e izquierda, esa persona es de derechas? - No sólo Aznar, todo el PP apoya la guerra. Él no se presentará, pero su partido sí. – Que el PP viva la operación de "acoso y derribo" que aplicaron ellos. - Diputados del PP, salid del armario y decid ¡No a la Guerra! - ¿Para cuándo una manifestación del PP en favor de la Guerra? - El PP se salta la legalidad internacional y constitucional y luego ilegaliza partidos y periódicos. ¡No lo entiendo! - Ilegalización: Batasuna hoy, IU mañana, PSOE pasado mañana... - B-52 sobrevuelan Bilbao: ¡Menos mal que Aznar se presenta a la alcaldía! - Aznar grita ¡no a la guerra!,… en la intimidad. - Aznar pasará a la Historia,... por la puerta de atrás. - Aznar, eres Dios: Has conseguido que todos sintamos lo mismo - Gracias, Aznar, por despertar mi conciencia política. - Aznarín I, has conseguido que vuelva a votar. Esto no se soluciona sólo con manifestaciones: te espero en las próximas elecciones. –Todos los mediocres necesitan una guerra. - Sr. Aznar: Si no levantas la vista, creerás que eres más alto. – No calientes banquillo, Aznar, vete a la guerra. - Se busca al estratega ibérico, miren debajo de la mesa de Bush. - Váyase, señor Aznar.
Descubren la historia como algo que les afecta, no sólo una soporífera asignatura: Volvamos a la edad de piedra: el del garrote más gordo, manda. - Están consiguiendo que nos volvamos locos, estos "romanos". - ...que yo sepa sólo un gobierno ha usado armas de destrucción masiva, y no una, sino dos veces. - ¡Memoria, Gernika! ¡Memoria, Humanidad! Siguen matando en nombre de la paz. - ¿Los ganadores olvidan el horror de las guerras? - Me contaron cómo era la dictadura de Franco; ahora la he vivido. - Todo por petróleo: En 40 años de dictadura no vinieron a salvarnos. - Si este gobierno hubiera dispuesto de mayoría absoluta durante la transición ¿hoy seríamos una democracia?
Reconocen los valores y contravalores en la política: Porque sobran balas. Porque sobran inocentes. Porque el poder enferma. - Hipocresía: Actitud de ciertos gobiernos, que declaran la guerra y luego envían ayuda humanitaria. - Sra. Palacio, basándose en otros "indicadores" bastante más contundentes, le ruega que ¡dimita! - Señor, no los perdones, porque sí saben lo que hacen. - ¿Por qué algunos se creen mejores que los iraquíes y con derecho a matarlos? - ¿Por qué "terrorista" es quien mata poderosos y no los todopoderosos que matan inocentes? - La violencia es el lenguaje de los ignorantes y prepotentes. - La fuerza: último recurso de los incompetentes. - Función humanitaria: salvar los pozos de petróleo. - Las armas de Sadam son destructivas. ¿Son constructivas las de Bush? - Los muertos iraquíes también tienen historia: Publíquenlas. - Los agresores proponen a la ONU reconstruir lo que han destruido sin su autorización. - Nunca se justifica la muerte: no intenten convencernos. - Que alguien defina "legalidad internacional", por favor. - No puedes devolver la vida..... así que no te apresures a dispensar la muerte. (Tolkien). - Una sola gota de sangre es un océano de estupidez. - Vivimos en una democracia en la que gozamos de libertad, a condición de no ejercerla. - Si callo ahora, no podré mirar a los ojos del futuro. - Me llamaron tonto y quise ser apátrida, pero en vez de quemar el pasaporte diré con mi voto: No soy tonto.
Asoma la política entre esta adolescencia que parecía aletargada: ¿Por qué cuando alguien dice que no hay diferencia entre derecha e izquierda, esa persona es de derechas? - No sólo Aznar, todo el PP apoya la guerra. Él no se presentará, pero su partido sí. – Que el PP viva la operación de "acoso y derribo" que aplicaron ellos. - Diputados del PP, salid del armario y decid ¡No a la Guerra! - ¿Para cuándo una manifestación del PP en favor de la Guerra? - El PP se salta la legalidad internacional y constitucional y luego ilegaliza partidos y periódicos. ¡No lo entiendo! - Ilegalización: Batasuna hoy, IU mañana, PSOE pasado mañana... - B-52 sobrevuelan Bilbao: ¡Menos mal que Aznar se presenta a la alcaldía! - Aznar grita ¡no a la guerra!,… en la intimidad. - Aznar pasará a la Historia,... por la puerta de atrás. - Aznar, eres Dios: Has conseguido que todos sintamos lo mismo - Gracias, Aznar, por despertar mi conciencia política. - Aznarín I, has conseguido que vuelva a votar. Esto no se soluciona sólo con manifestaciones: te espero en las próximas elecciones. –Todos los mediocres necesitan una guerra. - Sr. Aznar: Si no levantas la vista, creerás que eres más alto. – No calientes banquillo, Aznar, vete a la guerra. - Se busca al estratega ibérico, miren debajo de la mesa de Bush. - Váyase, señor Aznar.
Descubren la historia como algo que les afecta, no sólo una soporífera asignatura: Volvamos a la edad de piedra: el del garrote más gordo, manda. - Están consiguiendo que nos volvamos locos, estos "romanos". - ...que yo sepa sólo un gobierno ha usado armas de destrucción masiva, y no una, sino dos veces. - ¡Memoria, Gernika! ¡Memoria, Humanidad! Siguen matando en nombre de la paz. - ¿Los ganadores olvidan el horror de las guerras? - Me contaron cómo era la dictadura de Franco; ahora la he vivido. - Todo por petróleo: En 40 años de dictadura no vinieron a salvarnos. - Si este gobierno hubiera dispuesto de mayoría absoluta durante la transición ¿hoy seríamos una democracia?
Reconocen los valores y contravalores en la política: Porque sobran balas. Porque sobran inocentes. Porque el poder enferma. - Hipocresía: Actitud de ciertos gobiernos, que declaran la guerra y luego envían ayuda humanitaria. - Sra. Palacio, basándose en otros "indicadores" bastante más contundentes, le ruega que ¡dimita! - Señor, no los perdones, porque sí saben lo que hacen. - ¿Por qué algunos se creen mejores que los iraquíes y con derecho a matarlos? - ¿Por qué "terrorista" es quien mata poderosos y no los todopoderosos que matan inocentes? - La violencia es el lenguaje de los ignorantes y prepotentes. - La fuerza: último recurso de los incompetentes. - Función humanitaria: salvar los pozos de petróleo. - Las armas de Sadam son destructivas. ¿Son constructivas las de Bush? - Los muertos iraquíes también tienen historia: Publíquenlas. - Los agresores proponen a la ONU reconstruir lo que han destruido sin su autorización. - Nunca se justifica la muerte: no intenten convencernos. - Que alguien defina "legalidad internacional", por favor. - No puedes devolver la vida..... así que no te apresures a dispensar la muerte. (Tolkien). - Una sola gota de sangre es un océano de estupidez. - Vivimos en una democracia en la que gozamos de libertad, a condición de no ejercerla. - Si callo ahora, no podré mirar a los ojos del futuro. - Me llamaron tonto y quise ser apátrida, pero en vez de quemar el pasaporte diré con mi voto: No soy tonto.
No son
¿Quiénes no son? ¿Qué no son? Ellos no son nunca niños, casi nunca son mujeres, no suelen ser muy jóvenes ni muy ancianos. Ellos nunca son pobres, nunca son bondadosos, nunca son creyentes sinceros. No son humanitarios, no son pacifistas, no son inocentes. Ellos no son los que mueren. No son los que lloran, no son los que sufren. Ellos no son los que aman la paz. No son humanos.
Ellos son los mandan a otros a las guerras, a morir para una bandera, a matar por una patria, a civilizar por la fuerza militar. Ellos son quienes dicen: “We got him” (lo tenemos), cuando apresan a sus gemelos contrarios. Son quienes se enriquecen mientras perpetúan el hambre de los demás, la enfermedad de los otros, la ignorancia y la miseria de los alejados. Ellos son los que venden armas, los que envían bombarderos a pacificar con bombas. Ellos son quienes no quieren convertir en amigos a sus enemigos, porque no les conviene. Ellos son los poderosos que creen que una guerra puede ganarse. Ellos son los que salen en la televisión con grandes palabras para mentir sobre las conquistas que acabarán con las guerras, mientras les aplauden los cortesanos interesados y los necios confundidos. Ellos son los cobardes que no saben afrontar la paz. Ellos son quienes creen que se puede matar por Dios o por Alá, con la conciencia limpia. Ellos son los que construyen la Historia sobre montañas de cadáveres masacrados.
Ellos son los que luchan a muerte, de persona a persona, de familia a familia, de petrolera a petrolera, pero a través de tropas interpuestas, con innumerables víctimas civiles colaterales en conflictos interminables. Sadam trató de matar a Bush padre; Bush hijo encarcela a Sadam. Los mismos leviatanes de la misma hidra del Apocalipsis. Ellos son los mismos bárbaros desalmados, los eslabones perdidos de la Humanidad que siguen encadenándonos. No permitamos su engaño: desenmascaremos a todos los belicistas, a todos sus aliados, a todos sus cómplices, a todas sus patrañas de guerras como pretexto para la paz.
Ellos son los mandan a otros a las guerras, a morir para una bandera, a matar por una patria, a civilizar por la fuerza militar. Ellos son quienes dicen: “We got him” (lo tenemos), cuando apresan a sus gemelos contrarios. Son quienes se enriquecen mientras perpetúan el hambre de los demás, la enfermedad de los otros, la ignorancia y la miseria de los alejados. Ellos son los que venden armas, los que envían bombarderos a pacificar con bombas. Ellos son quienes no quieren convertir en amigos a sus enemigos, porque no les conviene. Ellos son los poderosos que creen que una guerra puede ganarse. Ellos son los que salen en la televisión con grandes palabras para mentir sobre las conquistas que acabarán con las guerras, mientras les aplauden los cortesanos interesados y los necios confundidos. Ellos son los cobardes que no saben afrontar la paz. Ellos son quienes creen que se puede matar por Dios o por Alá, con la conciencia limpia. Ellos son los que construyen la Historia sobre montañas de cadáveres masacrados.
Ellos son los que luchan a muerte, de persona a persona, de familia a familia, de petrolera a petrolera, pero a través de tropas interpuestas, con innumerables víctimas civiles colaterales en conflictos interminables. Sadam trató de matar a Bush padre; Bush hijo encarcela a Sadam. Los mismos leviatanes de la misma hidra del Apocalipsis. Ellos son los mismos bárbaros desalmados, los eslabones perdidos de la Humanidad que siguen encadenándonos. No permitamos su engaño: desenmascaremos a todos los belicistas, a todos sus aliados, a todos sus cómplices, a todas sus patrañas de guerras como pretexto para la paz.
¿Qué haría Jesucristo?
La campaña electoral norteamericana desata, por razones sectarias, una pregunta postergada.
Ambos contendientes Bush y Kerry han recurrido, para la movilización del electorado indeciso, a la búsqueda de todo tipo de aliados y simpatizantes, incluso en las instancias religiosas. Numerosas jerarquías y representantes de los diferentes cultos y sectores estadounidenses se han pronunciado a favor de uno u otro candidato, en función de su posicionamiento político.
Francamente, no vale la pena recopilar las exhortaciones de algunos prelados sugiriendo un aval del Dios universal a un candidato y comparando a su adversario con el mismo demonio. En plena batalla electoral y cuando parece que todo vale para ganar a cualquier precio, se desentierran grupos que han actuado incluso con parafernalia paramilitar de brazaletes con las siglas "QHJ" (¿Qué haría Jesucristo?, en Florida incluso en castellano). Intempestivas y desafortunadas opiniones que interpretan en clave partidista y unívoca la respuesta que Jesucristo podría ofrecer a sus seguidores.
Desde una perspectiva europea, todo ello denota el trasunto de la extendida percepción estadounidense de pueblo elegido y tierra prometida, como hebreos del Antiguo Testamento. Incluso hay quién se cuestiona si Dios es norteamericano. En ocasiones, los conservadores en USA actúan como ungidos por la divinidad con la Verdad absoluta. El fundamentalismo que combaten (el islámico ahora, el comunismo antes), se efectúa con una visión igualmente intolerante y fanática por parte de algunos máximos dirigentes, que se consideran “cruzados” del Bien categórico contra el Mal absoluto.
Somos mayoría en el mundo quienes creemos que, en una verdadera democracia y con el pleno respeto a la libertad religiosa (de creer o no creer), solamente cabe proponer claves éticas para guiar los pasos de de la ciudadanía ante sus problemas cotidianos. Cada uno puede elegir en quién se inspira para tomar sus resoluciones. Para los creyentes cristianos, Jesucristo respeta el libre albedrío personal, al tiempo que nos ofrece criterios de ayuda en nuestras decisiones.
Jesucristo no es una mala opción, creemos muchos; mas es difícil discernir con certeza cómo obraría Jesús en cada ocasión. La suya fue una revolución salvadora basada en el amor y la esperanza. Su mensaje evangélico de amor fraterno es grandioso, pero persiste la incertidumbre de cómo acertar en cada caso.
En cada situación podríamos traducir el "¿Qué haría Jesucristo?" por el equivalente ¿Qué haría una persona que ama a todos?" Jesucristo nos instó a amar aun en difíciles circunstancias (Lucas 6:27-33). “El amor se sacrifica y no exige recompensa; sólo el amor trasciende y nos trae una paz verdadera”. La injusticia crea conflictos; pero también es cierto que toda contienda puede hallar una solución pacífica, no violenta, de restitución de la verdad y de la justicia política, económica y social.
No es verosímil que Dios apueste por soluciones bélicas, ni guerras santas. Las citas bíblicas que abogan por el entendimiento son innumerables: "Busquemos, pues, lo que contribuye a la paz y nos hace crecer juntos” (Romanos 14, 17-19). El amor es el punto de partida de todo, con un querer que no excluya a nadie. No basta amar a familiares y amigos, ni a los de nuestra religión, etnia o grupo social. Derribemos los muros de prejuicios que nos hacen indiferentes ante el dolor ajeno, porque la pasividad siempre será culpable. Si anhelamos la paz, debemos practicar el amor hacia todos como si fuesen hermanos nuestros. Eso haría Jesucristo. Y nosotros somos las manos de Dios en la Tierra.
Ambos contendientes Bush y Kerry han recurrido, para la movilización del electorado indeciso, a la búsqueda de todo tipo de aliados y simpatizantes, incluso en las instancias religiosas. Numerosas jerarquías y representantes de los diferentes cultos y sectores estadounidenses se han pronunciado a favor de uno u otro candidato, en función de su posicionamiento político.
Francamente, no vale la pena recopilar las exhortaciones de algunos prelados sugiriendo un aval del Dios universal a un candidato y comparando a su adversario con el mismo demonio. En plena batalla electoral y cuando parece que todo vale para ganar a cualquier precio, se desentierran grupos que han actuado incluso con parafernalia paramilitar de brazaletes con las siglas "QHJ" (¿Qué haría Jesucristo?, en Florida incluso en castellano). Intempestivas y desafortunadas opiniones que interpretan en clave partidista y unívoca la respuesta que Jesucristo podría ofrecer a sus seguidores.
Desde una perspectiva europea, todo ello denota el trasunto de la extendida percepción estadounidense de pueblo elegido y tierra prometida, como hebreos del Antiguo Testamento. Incluso hay quién se cuestiona si Dios es norteamericano. En ocasiones, los conservadores en USA actúan como ungidos por la divinidad con la Verdad absoluta. El fundamentalismo que combaten (el islámico ahora, el comunismo antes), se efectúa con una visión igualmente intolerante y fanática por parte de algunos máximos dirigentes, que se consideran “cruzados” del Bien categórico contra el Mal absoluto.
Somos mayoría en el mundo quienes creemos que, en una verdadera democracia y con el pleno respeto a la libertad religiosa (de creer o no creer), solamente cabe proponer claves éticas para guiar los pasos de de la ciudadanía ante sus problemas cotidianos. Cada uno puede elegir en quién se inspira para tomar sus resoluciones. Para los creyentes cristianos, Jesucristo respeta el libre albedrío personal, al tiempo que nos ofrece criterios de ayuda en nuestras decisiones.
Jesucristo no es una mala opción, creemos muchos; mas es difícil discernir con certeza cómo obraría Jesús en cada ocasión. La suya fue una revolución salvadora basada en el amor y la esperanza. Su mensaje evangélico de amor fraterno es grandioso, pero persiste la incertidumbre de cómo acertar en cada caso.
En cada situación podríamos traducir el "¿Qué haría Jesucristo?" por el equivalente ¿Qué haría una persona que ama a todos?" Jesucristo nos instó a amar aun en difíciles circunstancias (Lucas 6:27-33). “El amor se sacrifica y no exige recompensa; sólo el amor trasciende y nos trae una paz verdadera”. La injusticia crea conflictos; pero también es cierto que toda contienda puede hallar una solución pacífica, no violenta, de restitución de la verdad y de la justicia política, económica y social.
No es verosímil que Dios apueste por soluciones bélicas, ni guerras santas. Las citas bíblicas que abogan por el entendimiento son innumerables: "Busquemos, pues, lo que contribuye a la paz y nos hace crecer juntos” (Romanos 14, 17-19). El amor es el punto de partida de todo, con un querer que no excluya a nadie. No basta amar a familiares y amigos, ni a los de nuestra religión, etnia o grupo social. Derribemos los muros de prejuicios que nos hacen indiferentes ante el dolor ajeno, porque la pasividad siempre será culpable. Si anhelamos la paz, debemos practicar el amor hacia todos como si fuesen hermanos nuestros. Eso haría Jesucristo. Y nosotros somos las manos de Dios en la Tierra.
La viñeta del Profeta
La peor caricatura del mundo en el que vivimos es que unos ridiculicen (y criminalicen a la quinta parte de la Humanidad), mientras otros radicales alienten al enfrentamiento planetario instrumentalizando el mensaje de las distintas religiones monoteístas.
El pasado 30 de septiembre de 2005, el principal periódico danés publicó una docena de caricaturas sobre Mahoma, y el 10 de enero de 2006 fueron reproducidas por una revista cristiana noruega. El motivo alegado fue que un escritor danés se quejó de la falta de ilustradores para un libro sobre la vida de Mahoma, por temor a represalias, dado que la representación de de la imagen de Mahoma es considerada blasfema por el Islam. El periódico solicitó el trabajo a dibujantes y doce enviaron su respectiva ilustración.
Entre esta docena de viñetas variadas, hay una en la que aparece Mahoma con una bomba en el turbante con un mensaje implícito de que todos los seguidores de Mahoma son posibles terroristas. Cabía esperar que pudieran sentirse ofendidas por tal cliché un colectivo de más de mil doscientos millones de personas, incluidos los millones de ciudadanos e inmigrantes europeos que pertenecen culturalmente a esta comunidad.
La redacción aseguró que tomó esa decisión editorial como mecanismo de defensa de "la democracia secular y la libertad de expresión", y para poner a prueba si el temor a las iras de musulmanes había comenzado a limitar la libertad de expresión en Dinamarca. Pero desde el punto de vista de muchos ciudadanos la publicación tuvo un propósito de provocación hacia la colonia musulmana en Dinamarca, que representa el 4% de su población.
El diario alegó que “hacen sátiras sobre la familia real y los políticos, y que no ridiculizar a los musulmanes sería mostrar prejuicios”. Sin embargo, el dibujante Christoffer Zieler vio rechazadas unas ilustraciones suyas sobre la resurrección de Jesucristo, porque el director del diario juzgó que serían consideradas demasiado ofensivas por los lectores,… por los lectores en general, y no necesariamente por los cristianos en particular.
Las viñetas publicadas son discutibles en todo (gratuitas, innecesarias, soeces,…), pero no son inocentes. Muchos consideramos que se trató de una estrategia perfectamente consciente, calculada y planificada de un periódico de derechas. Parece confirmado que consultaron a un especialista danés en islamismo y éste les alertó de la grave repercusión que ocasionaría. Pero decidieron imprimirlas desde su posición radical y de tintes xenófobos.
La cuestión no es la legalidad o no de la ofensiva publicación, sino de oportunidad e incluso de moralidad. La libertad de expresión debe ejercitarse sensatamente y evaluando todas sus consecuencias, porque no hay derecho sin responsabilidad y respeto a las demás libertades y a las diferentes sensibilidades. Aduciendo la sacrosanta libertad de expresión, nadie puede gritar ¡fuego! en una discoteca abarrotada, ni ¡bomba! en un avión.
A la indocumentada hegemonía que reputan algunos a la civilización centroeuropea frente al islamismo, cabría recordarles que hace 70 años un popular periódico alemán de los tiempos nazis, Der Strümer, ya publicaba caricaturas (antisemitas) del mismo estilo, y que tragedias interétnicas como el holocausto judío o el genocidio de los Balcanes han ocurrido no tan lejanamente en el corazón de nuestro continente.
En democracia es fundamental la bandera del derecho a poder expresarse libremente, pero no es un derecho absoluto, sino que mantiene la obligación de reflexionar, analizar y responder de todas las consecuencias previsibles de su ejercicio. En este siglo XXI de la globalización y la interculturalidad, la Prensa, el 4º Poder debiera ser consecuente y colaborar en dos tareas esenciales:
1º Ofreciendo ponderación cabal e información objetiva, que es lo más alejado de una historieta de mal gusto con estereotipos peyorativos que, al presentar al profeta Mahoma como un instigador de la violencia, insultan no sólo a los musulmanes, sino a cualquier inteligencia cultivada en el respeto a los sentimientos de religiosidad, y
2º Colaborando a la modernidad mediante la estricta separación de la política y la religión. En este sentido debiera ser obvio que ni el Islam incita a la guerra, ni el judaísmo avala la política de Israel, ni el cristianismo está representado por el belicismo de Bush.
El mensaje de todas las religiones monoteístas es de paz, pero a lo largo de la Historia ha sido mediatizado para alentar la guerra entre civilizaciones. No son islámicos, aunque sí fundamentalistas mensajes como “el eje del mal”, la “justicia infinita”, “por el imperio hacia Dios” o el “Dios con nosotros” (Gott mit uns) inscrito en la hebilla del cinturón de los soldados nazis. Quienes matan en nombre de Dios son falsos creyentes, porque confunden a ese “dios” invocado con un asesino.
En Europa prosigue una ignorancia enciclopédica sobre el Islam, a pesar del creciente porcentaje de nuestros compatriotas de origen musulmán. Casi todo lo que se sabe está deformado con estereotipos que no resisten la prueba de la Historia, y las viñetas con descalificaciones viscerales son un paradigma del desconocimiento supino.
En árabe, Islām deriva de la raíz S-L-M que significa "paz", al igual que en musulmán, o en Salām que es la salutación común con deseo de bien. El mismo concepto de jihad se ha traducido equívocamente como 'guerra santa', cuando se refiere a la lucha personal de perfección para vivir pacíficamente. Fue el mismo Mahoma quien dictó que “sólo los pueblos que respetan todas las religiones merecen que las suyas sean respetadas”.
El riesgo de los fundamentalismos y de los gobiernos teocráticos no es exclusivo de algunas opciones políticas de Oriente, sino que está presente en la mentalidad agresiva, dominante y de superioridad sobre el resto del planeta (por ‘mandato divino’) que todavía reina en algunos dirigentes de Occidente. Un Norte que olvida quién ha invadido la cuna de todas las civilizaciones (Irak), creyendo actuar en respuesta a un imperativo religioso.
Las ciudadanías orientales y occidentales ansían una paz justa y perdurable, una modernidad civil donde los sentimientos religiosos sean respetados, pero nunca impuestos. Las personas aprecian la convivencia interreligiosa, intercultural e interétnica con mucha más tolerancia que los dirigentes que se mueven buscando el poder tribal, nacional o mundial. Los medios de comunicación debieran quedar al servicio de sus lectores y no al socaire de los poderes e intereses que se benefician con los conflictos menores o mayores.
No es aceptable esa falacia del “choque de civilizaciones” de Samuel P. Huntington, que -en realidad- es una construcción ideológica promovida por el “Imperio” para seguir manteniendo el control del mundo, haciendo descarrilar las iniciativas políticas de encuentro y de “alianza de civilizaciones” llevadas a cabo por algunos organismos internacionales y por gobiernos democráticos. No colaboremos con las estrategias destructivas perfectamente calculadas por parte de los sectores extremistas de uno y otro lado del planeta, que buscan justificar los inmensos y crecientes gastos de “defensa”.
El nuevo Milenio debe avanzar decididamente en erradicar las causas del conflicto, luchando contra la pobreza y la ignorancia, que afectan a dos terceras partes de la Humanidad. Sólo así construiremos un mundo donde las creencias personales sean motivo de enriquecimiento pluralista y el diálogo interreligioso proscriba para siempre el odio entre los seres humanos.
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/profeta.htm
El pasado 30 de septiembre de 2005, el principal periódico danés publicó una docena de caricaturas sobre Mahoma, y el 10 de enero de 2006 fueron reproducidas por una revista cristiana noruega. El motivo alegado fue que un escritor danés se quejó de la falta de ilustradores para un libro sobre la vida de Mahoma, por temor a represalias, dado que la representación de de la imagen de Mahoma es considerada blasfema por el Islam. El periódico solicitó el trabajo a dibujantes y doce enviaron su respectiva ilustración.
Entre esta docena de viñetas variadas, hay una en la que aparece Mahoma con una bomba en el turbante con un mensaje implícito de que todos los seguidores de Mahoma son posibles terroristas. Cabía esperar que pudieran sentirse ofendidas por tal cliché un colectivo de más de mil doscientos millones de personas, incluidos los millones de ciudadanos e inmigrantes europeos que pertenecen culturalmente a esta comunidad.
La redacción aseguró que tomó esa decisión editorial como mecanismo de defensa de "la democracia secular y la libertad de expresión", y para poner a prueba si el temor a las iras de musulmanes había comenzado a limitar la libertad de expresión en Dinamarca. Pero desde el punto de vista de muchos ciudadanos la publicación tuvo un propósito de provocación hacia la colonia musulmana en Dinamarca, que representa el 4% de su población.
El diario alegó que “hacen sátiras sobre la familia real y los políticos, y que no ridiculizar a los musulmanes sería mostrar prejuicios”. Sin embargo, el dibujante Christoffer Zieler vio rechazadas unas ilustraciones suyas sobre la resurrección de Jesucristo, porque el director del diario juzgó que serían consideradas demasiado ofensivas por los lectores,… por los lectores en general, y no necesariamente por los cristianos en particular.
Las viñetas publicadas son discutibles en todo (gratuitas, innecesarias, soeces,…), pero no son inocentes. Muchos consideramos que se trató de una estrategia perfectamente consciente, calculada y planificada de un periódico de derechas. Parece confirmado que consultaron a un especialista danés en islamismo y éste les alertó de la grave repercusión que ocasionaría. Pero decidieron imprimirlas desde su posición radical y de tintes xenófobos.
La cuestión no es la legalidad o no de la ofensiva publicación, sino de oportunidad e incluso de moralidad. La libertad de expresión debe ejercitarse sensatamente y evaluando todas sus consecuencias, porque no hay derecho sin responsabilidad y respeto a las demás libertades y a las diferentes sensibilidades. Aduciendo la sacrosanta libertad de expresión, nadie puede gritar ¡fuego! en una discoteca abarrotada, ni ¡bomba! en un avión.
A la indocumentada hegemonía que reputan algunos a la civilización centroeuropea frente al islamismo, cabría recordarles que hace 70 años un popular periódico alemán de los tiempos nazis, Der Strümer, ya publicaba caricaturas (antisemitas) del mismo estilo, y que tragedias interétnicas como el holocausto judío o el genocidio de los Balcanes han ocurrido no tan lejanamente en el corazón de nuestro continente.
En democracia es fundamental la bandera del derecho a poder expresarse libremente, pero no es un derecho absoluto, sino que mantiene la obligación de reflexionar, analizar y responder de todas las consecuencias previsibles de su ejercicio. En este siglo XXI de la globalización y la interculturalidad, la Prensa, el 4º Poder debiera ser consecuente y colaborar en dos tareas esenciales:
1º Ofreciendo ponderación cabal e información objetiva, que es lo más alejado de una historieta de mal gusto con estereotipos peyorativos que, al presentar al profeta Mahoma como un instigador de la violencia, insultan no sólo a los musulmanes, sino a cualquier inteligencia cultivada en el respeto a los sentimientos de religiosidad, y
2º Colaborando a la modernidad mediante la estricta separación de la política y la religión. En este sentido debiera ser obvio que ni el Islam incita a la guerra, ni el judaísmo avala la política de Israel, ni el cristianismo está representado por el belicismo de Bush.
El mensaje de todas las religiones monoteístas es de paz, pero a lo largo de la Historia ha sido mediatizado para alentar la guerra entre civilizaciones. No son islámicos, aunque sí fundamentalistas mensajes como “el eje del mal”, la “justicia infinita”, “por el imperio hacia Dios” o el “Dios con nosotros” (Gott mit uns) inscrito en la hebilla del cinturón de los soldados nazis. Quienes matan en nombre de Dios son falsos creyentes, porque confunden a ese “dios” invocado con un asesino.
En Europa prosigue una ignorancia enciclopédica sobre el Islam, a pesar del creciente porcentaje de nuestros compatriotas de origen musulmán. Casi todo lo que se sabe está deformado con estereotipos que no resisten la prueba de la Historia, y las viñetas con descalificaciones viscerales son un paradigma del desconocimiento supino.
En árabe, Islām deriva de la raíz S-L-M que significa "paz", al igual que en musulmán, o en Salām que es la salutación común con deseo de bien. El mismo concepto de jihad se ha traducido equívocamente como 'guerra santa', cuando se refiere a la lucha personal de perfección para vivir pacíficamente. Fue el mismo Mahoma quien dictó que “sólo los pueblos que respetan todas las religiones merecen que las suyas sean respetadas”.
El riesgo de los fundamentalismos y de los gobiernos teocráticos no es exclusivo de algunas opciones políticas de Oriente, sino que está presente en la mentalidad agresiva, dominante y de superioridad sobre el resto del planeta (por ‘mandato divino’) que todavía reina en algunos dirigentes de Occidente. Un Norte que olvida quién ha invadido la cuna de todas las civilizaciones (Irak), creyendo actuar en respuesta a un imperativo religioso.
Las ciudadanías orientales y occidentales ansían una paz justa y perdurable, una modernidad civil donde los sentimientos religiosos sean respetados, pero nunca impuestos. Las personas aprecian la convivencia interreligiosa, intercultural e interétnica con mucha más tolerancia que los dirigentes que se mueven buscando el poder tribal, nacional o mundial. Los medios de comunicación debieran quedar al servicio de sus lectores y no al socaire de los poderes e intereses que se benefician con los conflictos menores o mayores.
No es aceptable esa falacia del “choque de civilizaciones” de Samuel P. Huntington, que -en realidad- es una construcción ideológica promovida por el “Imperio” para seguir manteniendo el control del mundo, haciendo descarrilar las iniciativas políticas de encuentro y de “alianza de civilizaciones” llevadas a cabo por algunos organismos internacionales y por gobiernos democráticos. No colaboremos con las estrategias destructivas perfectamente calculadas por parte de los sectores extremistas de uno y otro lado del planeta, que buscan justificar los inmensos y crecientes gastos de “defensa”.
El nuevo Milenio debe avanzar decididamente en erradicar las causas del conflicto, luchando contra la pobreza y la ignorancia, que afectan a dos terceras partes de la Humanidad. Sólo así construiremos un mundo donde las creencias personales sean motivo de enriquecimiento pluralista y el diálogo interreligioso proscriba para siempre el odio entre los seres humanos.
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/profeta.htm
Malala Yousafzai, mujer (y bloguera) del 2012
Malala Yousafzai ha quedado para la revista TIME como la segunda personalidad del año 2012, entre Barak Obama y Tim Cook. Una blogger y activista paquistaní de 15 años, a favor de los derechos civiles, especialmente de los derechos de las mujeres en el valle del río Swat, donde el régimen talibán ha prohibido la asistencia a la escuela de las niñas, que se ha convertido en un símbolo internacional de los derechos para la infancia.
Nacida en Swat, Jaiber Pastunjuá, Paquistán, habla y escribe en pastún e inglés. A la edad de 13 años, Malala Yousafzai alcanzó notoriedad al escribir un blog para la BBC bajo el pseudónimo Gul Makai, explicando su vida bajo el régimen del Tehrik e Taliban Pakistan (TTP) y sus intentos de recuperar el control del valle tras que la ocupación militar les obligara a salir a las zonas rurales. Los talibanes obligaron el cierre de las escuelas privadas y se prohibió la educación de las niñas entre 2003 y 2009. En el 2009 el documental Pérdida de Clases, La muerte de la educación de la mujer (dirigido por Adam Ellick e Irfan Asharaf, del New York Times), muestra a Malal, su padre Ziauddin Yúsafzai (ver en este vídeo central) y cómo la educación de las mujeres es difícil o imposible en esas áreas.
El 9 de octubre de 2012 en Mingora,
Malala Yousafzai fue victima de un atentado por un miliciano del TTP, que le disparó
en repetidas ocasiones con un fusil impactándole en el cráneo y el
cuello, por lo cual debió ser intervenida quirúrgicamente. El portavoz
del TTP, Ehsanullah Ehsan, afirmó que intentarán matarla de nuevo. Dos estudiantes más también fueron heridas junto a Malala mientras se
dirigían a su casa en un autobús escolar. En los alrededores del colegio donde
estudian las jóvenes atacadas cientos de personas salieron a la calle a
protestar por el hecho. Los medios pakistaníes y a nivel mundial le han
dado amplia cobertura.
El atentado suscitó inmediatamente la condena internacional y Malala Yousafzai recibió el apoyo de Asif Ali Zardari, Raja Pervaiz Ashraf, Susan Rice, Desmond Tutu y Ban Ki-moon, Barack Obama, Hillary Rodham Clinton, Laura Welch Bush, Madonna,... entre otros. El 15 de octubre de 2012 fue trasladada a Hospital Reina Isabel de Birmingham, en Reino Unido, para seguir con su recuperación.
Nacida en Swat, Jaiber Pastunjuá, Paquistán, habla y escribe en pastún e inglés. A la edad de 13 años, Malala Yousafzai alcanzó notoriedad al escribir un blog para la BBC bajo el pseudónimo Gul Makai, explicando su vida bajo el régimen del Tehrik e Taliban Pakistan (TTP) y sus intentos de recuperar el control del valle tras que la ocupación militar les obligara a salir a las zonas rurales. Los talibanes obligaron el cierre de las escuelas privadas y se prohibió la educación de las niñas entre 2003 y 2009. En el 2009 el documental Pérdida de Clases, La muerte de la educación de la mujer (dirigido por Adam Ellick e Irfan Asharaf, del New York Times), muestra a Malal, su padre Ziauddin Yúsafzai (ver en este vídeo central) y cómo la educación de las mujeres es difícil o imposible en esas áreas.
El atentado suscitó inmediatamente la condena internacional y Malala Yousafzai recibió el apoyo de Asif Ali Zardari, Raja Pervaiz Ashraf, Susan Rice, Desmond Tutu y Ban Ki-moon, Barack Obama, Hillary Rodham Clinton, Laura Welch Bush, Madonna,... entre otros. El 15 de octubre de 2012 fue trasladada a Hospital Reina Isabel de Birmingham, en Reino Unido, para seguir con su recuperación.
Belicistas derrotados
Hay militares que aniquilarían el universo para ganar una estrella. Pero somos muchos más quienes queremos y merecemos la paz.
Ahora que Donald Rumsfeld ha presentado su dimisión, ahora que Bush está "abierto a cualquier sugerencia" sobre Irak, ahora que Blair está en su recta final y ahora que Aznar es historia,… es tiempo de acordarse de la cumbre de Las Azores. Allí se inició, con falsas justificaciones, con falsos argumentos y con falsas expectativas, la última de las grandes guerras a beneficio de unos pocos desalmados y en perjuicio de muchos millones de seres humanos.
Ahora es tiempo de recordar a todos los dirigentes que hacer la guerra NO es una forma de hacer política, y que ninguna guerra (como ningún cataclismo) puede ‘ganarse’. Que en la vieja Europa, escenario de tantas contiendas a lo largo de la Historia, ya nadie se plantea sojuzgar al vecino para imponer un régimen ajeno. Basta de guerras hechas para conseguir la paz, y de las paces hechas para preparar la siguiente guerra.
Más aún, desde Sun Tzu pasando por Julio César, Maquiavelo, Napoleón o Clausewitz, sólo hay una realidad, una verdad histórica tan evidente como ocultada por la “inteligencia militar”: “Quien ataca, pierde; quien se defiende, acaba venciendo”. El agresor pierde si no gana; el defensor, gana si no pierde.
No importa que retorciendo las palabras a una agresión se le llame “ataque preventivo” dirigido por un Departamento de “Defensa”. No importa lo grande que sea uno y lo pequeño que sea el otro: Quien defiende su última casa, vence a cualquier invasor remoto. La guerra nunca a ningún enemigo convenció, ni siquiera lo venció. La guerra es, además de inhumana, inútil.
Versión para imprimir: mikel.agirregabiria.net/2006/derrotados.doc
Ahora que Donald Rumsfeld ha presentado su dimisión, ahora que Bush está "abierto a cualquier sugerencia" sobre Irak, ahora que Blair está en su recta final y ahora que Aznar es historia,… es tiempo de acordarse de la cumbre de Las Azores. Allí se inició, con falsas justificaciones, con falsos argumentos y con falsas expectativas, la última de las grandes guerras a beneficio de unos pocos desalmados y en perjuicio de muchos millones de seres humanos.
Ahora es tiempo de recordar a todos los dirigentes que hacer la guerra NO es una forma de hacer política, y que ninguna guerra (como ningún cataclismo) puede ‘ganarse’. Que en la vieja Europa, escenario de tantas contiendas a lo largo de la Historia, ya nadie se plantea sojuzgar al vecino para imponer un régimen ajeno. Basta de guerras hechas para conseguir la paz, y de las paces hechas para preparar la siguiente guerra.
Más aún, desde Sun Tzu pasando por Julio César, Maquiavelo, Napoleón o Clausewitz, sólo hay una realidad, una verdad histórica tan evidente como ocultada por la “inteligencia militar”: “Quien ataca, pierde; quien se defiende, acaba venciendo”. El agresor pierde si no gana; el defensor, gana si no pierde.
No importa que retorciendo las palabras a una agresión se le llame “ataque preventivo” dirigido por un Departamento de “Defensa”. No importa lo grande que sea uno y lo pequeño que sea el otro: Quien defiende su última casa, vence a cualquier invasor remoto. La guerra nunca a ningún enemigo convenció, ni siquiera lo venció. La guerra es, además de inhumana, inútil.
Versión para imprimir: mikel.agirregabiria.net/2006/derrotados.doc
El rapto de la democracia
La guerra no acabará… porque mueren los primeros mil niños y niñas, o porque se aniquile un país o porque se produzca la mayor catástrofe humanitaria del siglo XXI.La guerra no acabará… porque sufran el desplazamiento más de tres millones de refugiados iraquíes, de un país de 20 millones asolado por el embargo.
La guerra quizá no hubiese empezado… si la opinión pública norteamericana no hubiese sido impúdicamente alimentada de fervor patriótico por sus dirigentes ultraderechistas con la excusa del 11-S, si valorase igualmente una vida estadounidense o cualquier otra vida humana, y si supiese realmente por la memoria de sus antepasados qué fue Gernica, Londres, Dresde, Hiroshima, Nagasaki y ya no pudiera creerse la hipocresía grotesca de los “bombardeos precisos y humanitarios”.
La guerra quizá no hubiese empezado… si el pueblo norteamericano comprendiese que ellos fueron los primeros creadores del armamento atómico, y los únicos que lo han utilizado; que ellos inventaron la tecnología de las “armas de los pobres”: las bombas de guerra química y biológica, de quienes no acceden a la guerra total regida por la física nuclear.
La guerra quizá no hubiese empezado… si el obsceno militarismo americano capaz de aniquilar despiadadamente a un pequeño país, subdesarrollado y exánime, no rebosase flaqueza ética. La supuesta omnipotencia militar norteamericana, exhibiéndose con la superproducción de su espectáculo de ultra tecnología para matar,… sólo acredita su impotencia democrática. Desalmados con mucho músculo y poco cerebro… en sus cabecillas.
La guerra quizá no hubiese empezado… si los cuatro “halcones”, el vicepresidente, Cheney, el secretario de Defensa, Rumsfeld, el número dos del Pentágono, Wolfowitz, y el presidente del Defense Policy Board, Perle (apodado El príncipe de las tinieblas) no contasen con la paradójica particularidad de que ninguno ha participado nunca en ninguna guerra; todos se las arreglaron para evitar ir a Vietnam, al igual que Bush. Aznar, y Trillo, también se escabulleron de cumplir, simplemente, el servicio militar.
La guerra quizá no hubiese empezado… si los dirigentes hubiesen escuchado al Papa cuando se refirió a la paz, como “don de Dios y humilde y constante conquista de los hombres, afirmando que “cuando la guerra, como en estos días en Irak, amenaza el destino de la humanidad, es más urgente proclamar que sólo la paz es el camino para construir una sociedad más justa y solidaria. Nunca la violencia y las armas pueden resolver los problemas de los hombres”.
La guerra quizá no hubiese empezado… si Aznar no aspirase a un puesto en la Historia (“pinche de genocidas”, será ya para siempre), o si su “Aznarazo” no hubiese superado al “Tejerazo”, ridiculizando a las Cortes y al Rey que pudo intervenir el 23F de 1981.
La guerra quizás acabe… cuando los belicistas no puedan soportar el coste electoral de sus crímenes, y cuando quienes les excusaban les abandonen. La guerra quizás acabe… cuando la opinión pública mundial se manifiesta con tal intensidad y presencia que su voz no pueda ser ignorada.
La guerra acabará… cuando se agoten los arsenales y deban reponernos los contribuyentes estadounidenses… y los expoliados del mundo entero. La guerra acabará… cuando el negocio del petróleo esté controlado, y el beneficio de la reconstrucción sea mayor que el de la devastación.
La guerra acabará… cuando la sangre de la inocencia masacrada apeste en nuestros cuartos de estar porque las imágenes de televisión no muestren complacientemente las mortíferas armas de los asesinos, sino los cadáveres de las víctimas.
La guerra acabaría para siempre… cuando convenzamos a la mayoría de votantes norteamericanos para que pongan fin a “la era de barbarie” y de “nuevo desorden mundial”. Para que admitan la civilización de quienes aborrecemos la pena de muerte, repudiando tan bárbara legislación, y que para regir el gigante militar que representan no elijan a un enano moral de sádico historial en ejecutar convictos.
La guerra acabaría para siempre… cuando Estados Unidos prefiera un mundo multipolar, renunciando a su egocéntrica superioridad que les permite ignorar la legalidad internacional, las Naciones Unidas y el Tribunal Penal Internacional (y el Protocolo de Kioto, los convenios de desarme o de minas antipersonal,…). La guerra acabaría para siempre… si se votase en referéndum abierto a toda la ciudadanía la participación de un gobierno en un conflicto militar.
La guerra acabaría para siempre… cuando todos los seres humanos reprobemos y desterremos de nuestra mente y de nuestro corazón esa insensata fruición por matarnos los unos a los otros.
La guerra acabaría para siempre… si ya no fuera posible el rapto de la democracia, el secuestro de la verdad por los sempiternos “señores de la guerra”, déspotas y falsarios, serviles esclavos del poder económico, que prenden fuego al mundo sembrando regueros de encarnadas amapolas de sangre, que algún día florecerán.
La guerra quizá no hubiese empezado… si la opinión pública norteamericana no hubiese sido impúdicamente alimentada de fervor patriótico por sus dirigentes ultraderechistas con la excusa del 11-S, si valorase igualmente una vida estadounidense o cualquier otra vida humana, y si supiese realmente por la memoria de sus antepasados qué fue Gernica, Londres, Dresde, Hiroshima, Nagasaki y ya no pudiera creerse la hipocresía grotesca de los “bombardeos precisos y humanitarios”.
La guerra quizá no hubiese empezado… si el pueblo norteamericano comprendiese que ellos fueron los primeros creadores del armamento atómico, y los únicos que lo han utilizado; que ellos inventaron la tecnología de las “armas de los pobres”: las bombas de guerra química y biológica, de quienes no acceden a la guerra total regida por la física nuclear.
La guerra quizá no hubiese empezado… si el obsceno militarismo americano capaz de aniquilar despiadadamente a un pequeño país, subdesarrollado y exánime, no rebosase flaqueza ética. La supuesta omnipotencia militar norteamericana, exhibiéndose con la superproducción de su espectáculo de ultra tecnología para matar,… sólo acredita su impotencia democrática. Desalmados con mucho músculo y poco cerebro… en sus cabecillas.
La guerra quizá no hubiese empezado… si los cuatro “halcones”, el vicepresidente, Cheney, el secretario de Defensa, Rumsfeld, el número dos del Pentágono, Wolfowitz, y el presidente del Defense Policy Board, Perle (apodado El príncipe de las tinieblas) no contasen con la paradójica particularidad de que ninguno ha participado nunca en ninguna guerra; todos se las arreglaron para evitar ir a Vietnam, al igual que Bush. Aznar, y Trillo, también se escabulleron de cumplir, simplemente, el servicio militar.
La guerra quizá no hubiese empezado… si los dirigentes hubiesen escuchado al Papa cuando se refirió a la paz, como “don de Dios y humilde y constante conquista de los hombres, afirmando que “cuando la guerra, como en estos días en Irak, amenaza el destino de la humanidad, es más urgente proclamar que sólo la paz es el camino para construir una sociedad más justa y solidaria. Nunca la violencia y las armas pueden resolver los problemas de los hombres”.
La guerra quizá no hubiese empezado… si Aznar no aspirase a un puesto en la Historia (“pinche de genocidas”, será ya para siempre), o si su “Aznarazo” no hubiese superado al “Tejerazo”, ridiculizando a las Cortes y al Rey que pudo intervenir el 23F de 1981.
La guerra quizás acabe… cuando los belicistas no puedan soportar el coste electoral de sus crímenes, y cuando quienes les excusaban les abandonen. La guerra quizás acabe… cuando la opinión pública mundial se manifiesta con tal intensidad y presencia que su voz no pueda ser ignorada.
La guerra acabará… cuando se agoten los arsenales y deban reponernos los contribuyentes estadounidenses… y los expoliados del mundo entero. La guerra acabará… cuando el negocio del petróleo esté controlado, y el beneficio de la reconstrucción sea mayor que el de la devastación.
La guerra acabará… cuando la sangre de la inocencia masacrada apeste en nuestros cuartos de estar porque las imágenes de televisión no muestren complacientemente las mortíferas armas de los asesinos, sino los cadáveres de las víctimas.
La guerra acabaría para siempre… cuando convenzamos a la mayoría de votantes norteamericanos para que pongan fin a “la era de barbarie” y de “nuevo desorden mundial”. Para que admitan la civilización de quienes aborrecemos la pena de muerte, repudiando tan bárbara legislación, y que para regir el gigante militar que representan no elijan a un enano moral de sádico historial en ejecutar convictos.
La guerra acabaría para siempre… cuando Estados Unidos prefiera un mundo multipolar, renunciando a su egocéntrica superioridad que les permite ignorar la legalidad internacional, las Naciones Unidas y el Tribunal Penal Internacional (y el Protocolo de Kioto, los convenios de desarme o de minas antipersonal,…). La guerra acabaría para siempre… si se votase en referéndum abierto a toda la ciudadanía la participación de un gobierno en un conflicto militar.
La guerra acabaría para siempre… cuando todos los seres humanos reprobemos y desterremos de nuestra mente y de nuestro corazón esa insensata fruición por matarnos los unos a los otros.
La guerra acabaría para siempre… si ya no fuera posible el rapto de la democracia, el secuestro de la verdad por los sempiternos “señores de la guerra”, déspotas y falsarios, serviles esclavos del poder económico, que prenden fuego al mundo sembrando regueros de encarnadas amapolas de sangre, que algún día florecerán.
Espías humanitarios
Lamentamos, condenamos y repudiamos estas últimas siete muertes, como las anteriores cuya suma ya alcanza cifras espeluznantes: 10 españoles, 400 norteamericanos, 55.000 iraquíes, de ellos 45.000 militares y 10.000 civiles. Cada víctima, sin importar la nacionalidad, era un ser humano que seguiría vivo sin esta contienda declarada unilateralmente por Bush, Blair y Aznar contra la mayoría del Consejo General de la ONU.
Cada nueva matanza nos replantea múltiples preguntas: ¿Qué pinta el servicio secreto español en Mesopotamia? ¿Quién explicará a sus familias y a la ciudadanía el tipo de “misión humanitaria” que cumple el Ejército y el Centro Nacional de Inteligencia en Diwaniya? ¿Qué era tan necesario espiar en Babilonia para que mueran siete oficiales? ¿Cómo se está ayudando a los iraquíes para que celebren la muerte de los extranjeros bailando sobre sus cadáveres, mientras gritan vivas a Sadam? ¿Por qué se enviaron tropas y no ONGs si realmente se trataba de un servicio caritativo? ¿Para qué, de verdad, hay que seguir pagando un precio de sangre, muerte y culpabilidad manteniendo soldados y espías en Irak, cuando no lo hacen ni Francia, ni Alemania,…? ¿Qué intereses reales se está defendiendo? ¿No es todo esto un desatino insensato de Aznar para figurar en Las Azores, a cambio de perder crédito internacional ante el mundo árabe y europeo, ante la ONU, y sólo para ganar no se sabe qué y seguramente a título personal ante la reaccionaria administración de Bush?
¡Basta de mentiras! El culpable de las muertes españolas tiene nombre: Aznar, por la forma en la que, sin declaración de guerra ni paso por el Congreso, se sumó a una Coalición militar que desató toda esta catástrofe genocida. Rajoy parece deseoso de asumir la misma responsabilidad en este gravísimo error histórico con sus apresuradas declaraciones de que “España no se replanteará su papel”, lo que debe entenderse que continuará como potencia ocupante de una invasión sin el aval de la ONU. La gravedad de la tragedia exige más que el cese del inepto ministrillo de turno: El presidente Aznar debe rectificar inmediatamente o dimitir.
Finalmente que no aduzcan el subterfugio chantajista de que la oposición se alegra de las muertes. ¡No, nunca! ¡De ninguna muerte! Para que no haya duda, ojalá todos dijésemos lo mismo y actuásemos en consecuencia: Lamentando, condenando y repudiando por igual todas las muertes, tanto de españoles, italianos, norteamericanos, o iraquíes, y muy especialmente de los civiles iraquíes: ancianos y ancianas, hombres y mujeres, niños y niñas completamente inocentes. Quede toda nuestra solidaridad con las víctimas y sus familias, de aquí y de allí. Seguimos queriendo la paz.
Cada nueva matanza nos replantea múltiples preguntas: ¿Qué pinta el servicio secreto español en Mesopotamia? ¿Quién explicará a sus familias y a la ciudadanía el tipo de “misión humanitaria” que cumple el Ejército y el Centro Nacional de Inteligencia en Diwaniya? ¿Qué era tan necesario espiar en Babilonia para que mueran siete oficiales? ¿Cómo se está ayudando a los iraquíes para que celebren la muerte de los extranjeros bailando sobre sus cadáveres, mientras gritan vivas a Sadam? ¿Por qué se enviaron tropas y no ONGs si realmente se trataba de un servicio caritativo? ¿Para qué, de verdad, hay que seguir pagando un precio de sangre, muerte y culpabilidad manteniendo soldados y espías en Irak, cuando no lo hacen ni Francia, ni Alemania,…? ¿Qué intereses reales se está defendiendo? ¿No es todo esto un desatino insensato de Aznar para figurar en Las Azores, a cambio de perder crédito internacional ante el mundo árabe y europeo, ante la ONU, y sólo para ganar no se sabe qué y seguramente a título personal ante la reaccionaria administración de Bush?
¡Basta de mentiras! El culpable de las muertes españolas tiene nombre: Aznar, por la forma en la que, sin declaración de guerra ni paso por el Congreso, se sumó a una Coalición militar que desató toda esta catástrofe genocida. Rajoy parece deseoso de asumir la misma responsabilidad en este gravísimo error histórico con sus apresuradas declaraciones de que “España no se replanteará su papel”, lo que debe entenderse que continuará como potencia ocupante de una invasión sin el aval de la ONU. La gravedad de la tragedia exige más que el cese del inepto ministrillo de turno: El presidente Aznar debe rectificar inmediatamente o dimitir.
Finalmente que no aduzcan el subterfugio chantajista de que la oposición se alegra de las muertes. ¡No, nunca! ¡De ninguna muerte! Para que no haya duda, ojalá todos dijésemos lo mismo y actuásemos en consecuencia: Lamentando, condenando y repudiando por igual todas las muertes, tanto de españoles, italianos, norteamericanos, o iraquíes, y muy especialmente de los civiles iraquíes: ancianos y ancianas, hombres y mujeres, niños y niñas completamente inocentes. Quede toda nuestra solidaridad con las víctimas y sus familias, de aquí y de allí. Seguimos queriendo la paz.
Eufemismo o transformismo
Eufemismo (palabra feliz) es una figura retórica que sustituye a expresiones vulgares, de mal gusto o tabúes. Frecuentemente con el paso del tiempo, las propias frases indirectas pasan a ser consideradas incorrectas por lo que son sustituidas por nuevos eufónicos eufemismos (borracho, bebedor, alcohólico, dipsómano).
Desde siempre la muerte ha sido un término maldito, por lo que la locución prohibida se ha citado con múltiples rodeos en todos los idiomas. Lo común no es fallecer, sino descansar eternamente, pasar a mejor vida, recoger el alma, emprender el viaje sin retorno, abandonarnos, no estar ya con nosotros, irse, volar al cielo, ser llamado por el Señor, causar baja o perderlo, y ello sin mencionar las formas más populares como estirar la pata, sacarlo con los pies por delante, recibir la visita de la parca con la guadaña o irse a ver crecer los rábanos por debajo. Incluso en medicina se oyen locuciones como desvitalizar un nervio, enfermo terminal o lesiones incompatibles con la vida.
Ciertamente resulta más educado, emplear eufemismos en temas fisiológicos o escatológicos demasiado crudos, como ir al excusado para hacer aguas (mayores o menores), pero la difusión contemporánea de los giros y ambigüedades llega a ser enfermiza y patológica. Vivimos tan rodeados de circunloquios que hemos camuflado la realidad por el expeditivo mecanismo de evitar que se mencionen cualquier concepto descriptivo que no sea positivo o esperanzador. Todo es ya de de pronóstico reservado.
Sigmund Freud advertía que se empieza cediendo en las palabras y se termina transigiendo con los hechos. Habría que tener un mayor respeto al lenguaje y, en definitiva, a la realidad. Lo que hacemos con el lenguaje nos lo hacemos a nosotros mismos. Como decía Octavio Paz, si se corrompe, nos corrompe. Si jubilamos palabras que contienen lo que algunos califican de "prejuicios morales", es decir, contenido ético (como asesinato, tortura, pr0st****ción, aborto o eutanasia), estamos extinguiendo nuestra propia conciencia y nuestra dignidad.
El léxico se ha edulcorado y aligerado tanto como los valores humanísticos imperantes. Veamos cómo nos estamos anestesiando con un lenguaje evasivo y equívoco. El ardid semántico pulula tanto que distrae y confunde a la opinión pública. La poderosa arma de la palabra actúa como recurso lingüístico de malabarismo sintáctico-expresivo para conformar una pseudo-realidad que entretiene o justifica hechos insostenibles o inaceptables por sí mismos. Nos desorientamos con textos plagados de tapujos, disimulos o contra-negaciones. Veamos cómo nos cuentan la realidad.
Asuntos socio-económicos: Con el nuevo orden planetario ahora crecemos negativamente por los ajustes monetarios, siendo económicamente débiles los países en vías de desarrollo o la ciudadanía del tercer o cuarto mundo o en la cuarta o tercera edad (eméritos de edad avanzada o en la época dorada). Los reajustes de recursos humanos por la globalización o la externalización de servicios generan expedientes de regulación de empleo o quizá desempleo con los paraísos fiscales donde blanquean el dinero. Abundan las personas con riesgo de exclusión social o sin techo, y el trabajador a lo sumo espera una promoción horizontal. La prensa del corazón parece salida de alguna clínica mental contándonos cómo rehacen la vida los famosos tras episodios de hacer el amor con mujeres de vida alegre o casos de violencia doméstica o de género relatadas por empleadas de hogar de color ilegales e indocumentadas, con fotógrafos perseguidos por servidores públicos en grandes superficies.
Política y guerras: Fueron Hitler y Goebbels quienes crearon la solución final (Endlösung) de limpieza étnica, mediante la evacuación y relocalización de la comunidad judía. Nixon engendró la ofensiva de paz, Clinton tuvo una relación impropia con una becaria y Bush hijo comenzó con el conservadurismo con compasión e inventó en Irak la guerra del eufemismo: Un conflicto bélico preventivo de baja intensidad organizado por ministros aliados de defensa sirven para extender la democracia, neutralizando al eje del mal con bombas inteligentes de ayuda humanitaria, pocos daños colaterales y sin apenas bajas por fuego amigo. En países castellano parlantes se cuentan los apremios ilegítimos, excesos y confusos incidentes que justifican la existencia de presuntos desaparecidos por cuerpos y fuerzas de seguridad, o en ambientes donde circulan los maletines quienes abusaron de los fondos reservados sugieren que los indultos se los metan donde la espalda pierde su honesto nombre.
Amado Nervo anunció que "nada más que con conferir a las cosas su verdadero nombre, se produciría la mayor revolución moral que han visto los siglos". Ojalá no debamos lamentarnos de haber sido demasiado tolerantes con un lenguaje, y una mentalidad, que sustituye a la verdad con palabras “de diseño”, políticamente correctas pero éticamente anodinas.
Comprender la compasión
Susan Sontag, icono intelectual del siglo XX, nos enseñó que la compasión debe ser aprendida y ejercida con pasión.
El pasado martes, 28 de diciembre de 2004, falleció en Nueva York la influyente escritora, intelectual y activista estadounidense Susan Sontag, tras una larga y titánica lucha contra el cáncer al que venció en varias ocasiones. Su polifacética personalidad creativa le había permitido cultivar con gran éxito el ensayo, la novela, el teatro y el cine. Su obra -traducida a 32 idiomas- cuenta con libros de ensayo reflexivo como "Contra la interpretación" o "La enfermedad como metáfora", o de narrativa como "El benefactor" y "Yo, etcétera".
Su personalidad trascendió el mundo literario, participando con un dinámico activismo en favor de los Derechos Humanos, destacando su compromiso crítico contra la política norteamericana e incluso contra la generalizada pasividad de mundo occidental. La voz firme de Sontag criticó todo lo que juzgó ignominioso desde la guerra del Vietnam, cuando publicó que "la raza blanca es el cáncer de la historia humana''. Ante el escándalo de las torturas en la prisión iraquí de Abu Ghraib no dudó en apuntar que "En Estados Unidos evitamos la palabra tortura, decimos abusos, humillaciones, pero la palabra justa, es tortura".
Sus invectivas alcanzaron a Fidel Castro o Sadam Hussein, y se alzó nítidamente en el conflicto de Irak, declarando una y otra vez su "desprecio" hacia el belicoso George W. Bush, al que había recriminado su política de aplicación de la pena de muerte, apodándole "asesino en serie de Texas". Proclamó que Bush "es muy estúpido, pero él no es la persona que hace la política, tiene gente que le rodea que es muy inteligente y que sabe exactamente lo que hace”. En cada rueda de prensa reiteraba: "¿Os dais cuenta de que Estados Unidos no quiere firmar acuerdos internacionales, ni medioambientales ni de nada, para no limitar su libertad?".
Su irreprochable postura ética de “compañera compasiva” le valió furiosas críticas de la prensa gubernamental en su país, pero ella siempre supo pagar el precio de la honestidad, como cuando arriesgó su vida viviendo casi tres años en la martirizada Sarajevo, donde puso en escena la hermética obra de Samuel Beckett “Esperando a Godot”, apoyando desde su condición de judía newyorkina la causa bosnia en medio del trágico conflicto centroeuropeo.
Quizá sea su libro 'Ante el dolor de los demás' (publicado en Alfaguara) el título que mejor refleja el posicionamiento de Sontag ante la vida y la realidad. Describe cómo se siente la ciudadanía acomodada de Europa y Norteamérica al presenciar por televisión el sufrimiento de los dos tercios de la Humanidad pobre y apartada, mediante lo que denominó "compasión mediática del sufrimiento visto desde la comodidad". Corroboraba que una de las cosas que necesitan ser excesivas para ser apenas suficientes es la compasión. Seguramente la edad nos ayudará a comprender a quienes no poseemos la inteligencia culta de Sontag, lo que Albert Camus señaló: “envejecer es pasar de la pasión a la compasión”.
El poeta australiano Adam Lindsay Gordon dictó una de las citas más contundentes de la poesía del siglo XIX: “La vida es, en su mayor parte, espuma y pompas de jabón; pero existen dos cosas que son sólidas como el mármol: la compasión ante la desgracia ajena y el valor ante la desgracia propia”. Quizá incluso se podría permutar el orden de ambos elementos. La compasión ha sido un tema eterno de la literatura moderna, desde León Tolstoi la definiera como una de las más hermosas facultades del alma humana, hasta Constancio C. Vigil que citaba cuatro son los caminos para llegar a Dios: la sabiduría, la justicia, la belleza y, el más seguro de todos, la compasión. En la actualidad se reivindica la empatía como superadora de la compasión y la solidaridad, con la premisa de que es mejor para todos contar con los demás. La empatía se fundamenta en una lógica de la abundancia y refuta la idea de que al repartir perdamos algo de lo nuestro; por el contrario, expresa que lo compartido se incrementa y que sólo cooperando podremos lograr nuestros objetivos más personales.
Susan Sontag supo transmitirnos lo que sienten las víctimas de la guerra, así como lo que podemos experimentar desde la distancia, tanto física como metafísica, cuando vemos las imágenes del sufrimiento ajeno en medio de este naciente siglo XXI que no abraza la paz. Sontag, con su medio siglo de firme insubordinación, concluyó que la compasión debe ser activa para generar rebeldía ante el militarismo, repudio de la anacrónica fuerza y fomento de la justicia humana desde la insoslayable responsabilidad individual de cada uno de nosotros.
El pasado martes, 28 de diciembre de 2004, falleció en Nueva York la influyente escritora, intelectual y activista estadounidense Susan Sontag, tras una larga y titánica lucha contra el cáncer al que venció en varias ocasiones. Su polifacética personalidad creativa le había permitido cultivar con gran éxito el ensayo, la novela, el teatro y el cine. Su obra -traducida a 32 idiomas- cuenta con libros de ensayo reflexivo como "Contra la interpretación" o "La enfermedad como metáfora", o de narrativa como "El benefactor" y "Yo, etcétera".
Su personalidad trascendió el mundo literario, participando con un dinámico activismo en favor de los Derechos Humanos, destacando su compromiso crítico contra la política norteamericana e incluso contra la generalizada pasividad de mundo occidental. La voz firme de Sontag criticó todo lo que juzgó ignominioso desde la guerra del Vietnam, cuando publicó que "la raza blanca es el cáncer de la historia humana''. Ante el escándalo de las torturas en la prisión iraquí de Abu Ghraib no dudó en apuntar que "En Estados Unidos evitamos la palabra tortura, decimos abusos, humillaciones, pero la palabra justa, es tortura".
Sus invectivas alcanzaron a Fidel Castro o Sadam Hussein, y se alzó nítidamente en el conflicto de Irak, declarando una y otra vez su "desprecio" hacia el belicoso George W. Bush, al que había recriminado su política de aplicación de la pena de muerte, apodándole "asesino en serie de Texas". Proclamó que Bush "es muy estúpido, pero él no es la persona que hace la política, tiene gente que le rodea que es muy inteligente y que sabe exactamente lo que hace”. En cada rueda de prensa reiteraba: "¿Os dais cuenta de que Estados Unidos no quiere firmar acuerdos internacionales, ni medioambientales ni de nada, para no limitar su libertad?".
Su irreprochable postura ética de “compañera compasiva” le valió furiosas críticas de la prensa gubernamental en su país, pero ella siempre supo pagar el precio de la honestidad, como cuando arriesgó su vida viviendo casi tres años en la martirizada Sarajevo, donde puso en escena la hermética obra de Samuel Beckett “Esperando a Godot”, apoyando desde su condición de judía newyorkina la causa bosnia en medio del trágico conflicto centroeuropeo.
Quizá sea su libro 'Ante el dolor de los demás' (publicado en Alfaguara) el título que mejor refleja el posicionamiento de Sontag ante la vida y la realidad. Describe cómo se siente la ciudadanía acomodada de Europa y Norteamérica al presenciar por televisión el sufrimiento de los dos tercios de la Humanidad pobre y apartada, mediante lo que denominó "compasión mediática del sufrimiento visto desde la comodidad". Corroboraba que una de las cosas que necesitan ser excesivas para ser apenas suficientes es la compasión. Seguramente la edad nos ayudará a comprender a quienes no poseemos la inteligencia culta de Sontag, lo que Albert Camus señaló: “envejecer es pasar de la pasión a la compasión”.
El poeta australiano Adam Lindsay Gordon dictó una de las citas más contundentes de la poesía del siglo XIX: “La vida es, en su mayor parte, espuma y pompas de jabón; pero existen dos cosas que son sólidas como el mármol: la compasión ante la desgracia ajena y el valor ante la desgracia propia”. Quizá incluso se podría permutar el orden de ambos elementos. La compasión ha sido un tema eterno de la literatura moderna, desde León Tolstoi la definiera como una de las más hermosas facultades del alma humana, hasta Constancio C. Vigil que citaba cuatro son los caminos para llegar a Dios: la sabiduría, la justicia, la belleza y, el más seguro de todos, la compasión. En la actualidad se reivindica la empatía como superadora de la compasión y la solidaridad, con la premisa de que es mejor para todos contar con los demás. La empatía se fundamenta en una lógica de la abundancia y refuta la idea de que al repartir perdamos algo de lo nuestro; por el contrario, expresa que lo compartido se incrementa y que sólo cooperando podremos lograr nuestros objetivos más personales.
Susan Sontag supo transmitirnos lo que sienten las víctimas de la guerra, así como lo que podemos experimentar desde la distancia, tanto física como metafísica, cuando vemos las imágenes del sufrimiento ajeno en medio de este naciente siglo XXI que no abraza la paz. Sontag, con su medio siglo de firme insubordinación, concluyó que la compasión debe ser activa para generar rebeldía ante el militarismo, repudio de la anacrónica fuerza y fomento de la justicia humana desde la insoslayable responsabilidad individual de cada uno de nosotros.
Anticuada actualidad
La actualidad, distribuida mediante innovadores soportes de difusión, sólo cuenta viejas historias con nuevos protagonistas, sin más cambio que la cíclica permanencia.
A quienes tratamos de garabatear diariamente en algún blog, ocasionalmente nos escriben algunos lectores recriminándonos cuando nos apartamos de la “actualidad” para tratar temas intemporales o transversales. A ellos van dirigidas estas líneas, como justificación, excusa o lo que quiera que sea para mantener esas excursiones temáticas ajenas a la “tediosa actualidad”.
Porque la “actualidad” es sumamente aburrida o, al menos, la supuesta actualidad profusamente publicada. Y lo cierto es que a todos nos gusta la novedad, lo inédito, lo flamante, lo reciente, lo estrenado. Recuerdo que alguien me decía que la mejor marca es “nuevo”, cuando prefería cualquier producto (como una casa o un coche) recién hecho a otros de mayor calidad, pero usados. Pero entre la información no hay casi nada “nuevo”, ni “desconocido”.
Guerra: A escala planetaria o regional, persisten lamentablemente las palabras vacías y los estériles deseos de paz, mientras todos, desde Bush hasta ETA, se aprestan con sus acciones para el eterno combate sin final. Ello demuestra que todavía se creen aquello de “si quieres la paz, prepara la guerra”, el decadente lema romano (‘Si vis pacem, para bellum’). La industria bélica sigue moviendo la ciencia y el mundo. Nadie ha entendido a Pío Baroja cuando afirmaba que “En las guerras fracasan el que pierde y el que gana. Es un juego malo para los dos. Se consume demasiada riqueza y demasiados hombres, y el resultado es el mismo: miseria para todos”.
Política: Los dirigentes son los mismos, o sus herederos. El hijo de un Presidente norteamericano es reelegido, mientras su hermano se prepara para heredar la más poderosa república del planeta sin historia monárquica. En Europa, el rechazo a políticos que acumulan 40 y 50 años en el poder, incluido un ministro de Franco que se postula como presidente autonómico, han provocado una disociación entre el electorado y la clase política. Así no es de extrañar el divorcio entre el compadreo del politiqueo y la voluntad popular, que se manifiesta en toda oportunidad de referéndum, cuando la sociedad civil doblemente se revela y se rebela. Tampoco sorprende la pervivencia extendida de manifestaciones de toda clase, por la ineptitud política de canalizar las necesidades ciudadanas por vías parlamentarias.
Economía, educación, cultura, sanidad,… y tantos otros temas de máxima trascendencia social quedan pospuestos o marginados en círculos especializados de la información. Los grandes grupos de prensa prefieren no insistir en temas como la pobreza planetaria, si pueden glorificar la seguridad mundial aportada por la guerra de Irak. Así, casi nos olvidamos lo que hace décadas denunció Alvin Toffler, y que sigue plenamente vigente: “El 70% de todos los seres humanos actuales son la gente del pasado, viven, en muchos aspectos, como sus antepasados de hace siglos. Otro 25% forma parte de las sociedades industrializadas. El restante 5% forma la nación internacional del futuro”.
Deporte: Para que no se advierta en demasía la ausencia de genuina información, el deporte sigue rellenando las páginas y los telediarios (la antigualla del Panem et Circenses romano). Como el deporte desprestigia la portada de todos los días, entre las “innovaciones” aparecidas en los medios de comunicación se destaca quién fue “garganta profunda” en el caso Watergate y cómo se confirma que Napoleón murió asesinado en su exilio de Santa Elena. Dos novedades de hechos acaecidos respectivamente en 1970 y 1821, pura actualidad que se dice. Quizá sólo nos quede esperar algunas décadas más para saber quién mató al presidente Kennedy (1963), o barruntar cómo se produjo el accidente de Lady Di (1997), otros dos temas de “permanente y candente actualidad” en la única viva y creciente “prensa de corazón”.
Con esta mezcolanza embrollada de des-información trasnochada, entreverada con masiva publicidad comercial, no sorprende la enorme discrepancia paradójica entre las listas publicadas de los “principales problemas” de un país y los de su ciudadanía. Así parece que la formación, el paro, la vivienda o el empleo de calidad nos preocupan a todos nosotros, pero no a nuestros dirigentes ni a los comunicadores, más enfrascados en el movimiento de intereses y poltronas en ministerios y redacciones.
José Martí dijo una gran verdad: “Todo está dicho ya; pero las cosas, cada vez que son sinceras, son nuevas”. Quizá la notable falta de novedad en la información sea un significativo síntoma adicional de la deplorable ausencia de sinceridad.
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/actualidad.htm
A quienes tratamos de garabatear diariamente en algún blog, ocasionalmente nos escriben algunos lectores recriminándonos cuando nos apartamos de la “actualidad” para tratar temas intemporales o transversales. A ellos van dirigidas estas líneas, como justificación, excusa o lo que quiera que sea para mantener esas excursiones temáticas ajenas a la “tediosa actualidad”.
Porque la “actualidad” es sumamente aburrida o, al menos, la supuesta actualidad profusamente publicada. Y lo cierto es que a todos nos gusta la novedad, lo inédito, lo flamante, lo reciente, lo estrenado. Recuerdo que alguien me decía que la mejor marca es “nuevo”, cuando prefería cualquier producto (como una casa o un coche) recién hecho a otros de mayor calidad, pero usados. Pero entre la información no hay casi nada “nuevo”, ni “desconocido”.
Guerra: A escala planetaria o regional, persisten lamentablemente las palabras vacías y los estériles deseos de paz, mientras todos, desde Bush hasta ETA, se aprestan con sus acciones para el eterno combate sin final. Ello demuestra que todavía se creen aquello de “si quieres la paz, prepara la guerra”, el decadente lema romano (‘Si vis pacem, para bellum’). La industria bélica sigue moviendo la ciencia y el mundo. Nadie ha entendido a Pío Baroja cuando afirmaba que “En las guerras fracasan el que pierde y el que gana. Es un juego malo para los dos. Se consume demasiada riqueza y demasiados hombres, y el resultado es el mismo: miseria para todos”.
Política: Los dirigentes son los mismos, o sus herederos. El hijo de un Presidente norteamericano es reelegido, mientras su hermano se prepara para heredar la más poderosa república del planeta sin historia monárquica. En Europa, el rechazo a políticos que acumulan 40 y 50 años en el poder, incluido un ministro de Franco que se postula como presidente autonómico, han provocado una disociación entre el electorado y la clase política. Así no es de extrañar el divorcio entre el compadreo del politiqueo y la voluntad popular, que se manifiesta en toda oportunidad de referéndum, cuando la sociedad civil doblemente se revela y se rebela. Tampoco sorprende la pervivencia extendida de manifestaciones de toda clase, por la ineptitud política de canalizar las necesidades ciudadanas por vías parlamentarias.
Economía, educación, cultura, sanidad,… y tantos otros temas de máxima trascendencia social quedan pospuestos o marginados en círculos especializados de la información. Los grandes grupos de prensa prefieren no insistir en temas como la pobreza planetaria, si pueden glorificar la seguridad mundial aportada por la guerra de Irak. Así, casi nos olvidamos lo que hace décadas denunció Alvin Toffler, y que sigue plenamente vigente: “El 70% de todos los seres humanos actuales son la gente del pasado, viven, en muchos aspectos, como sus antepasados de hace siglos. Otro 25% forma parte de las sociedades industrializadas. El restante 5% forma la nación internacional del futuro”.
Deporte: Para que no se advierta en demasía la ausencia de genuina información, el deporte sigue rellenando las páginas y los telediarios (la antigualla del Panem et Circenses romano). Como el deporte desprestigia la portada de todos los días, entre las “innovaciones” aparecidas en los medios de comunicación se destaca quién fue “garganta profunda” en el caso Watergate y cómo se confirma que Napoleón murió asesinado en su exilio de Santa Elena. Dos novedades de hechos acaecidos respectivamente en 1970 y 1821, pura actualidad que se dice. Quizá sólo nos quede esperar algunas décadas más para saber quién mató al presidente Kennedy (1963), o barruntar cómo se produjo el accidente de Lady Di (1997), otros dos temas de “permanente y candente actualidad” en la única viva y creciente “prensa de corazón”.
Con esta mezcolanza embrollada de des-información trasnochada, entreverada con masiva publicidad comercial, no sorprende la enorme discrepancia paradójica entre las listas publicadas de los “principales problemas” de un país y los de su ciudadanía. Así parece que la formación, el paro, la vivienda o el empleo de calidad nos preocupan a todos nosotros, pero no a nuestros dirigentes ni a los comunicadores, más enfrascados en el movimiento de intereses y poltronas en ministerios y redacciones.
José Martí dijo una gran verdad: “Todo está dicho ya; pero las cosas, cada vez que son sinceras, son nuevas”. Quizá la notable falta de novedad en la información sea un significativo síntoma adicional de la deplorable ausencia de sinceridad.
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/actualidad.htm
Malditos pacifistas
Un peligroso espectro recorre Europa, el espectro del pacifismo. Incluso se ha infiltrado en algunos medios de comunicación, donde unos pocos desaprensivos periodistas no valoran debidamente el espectáculo brindado a la audiencia por la reluciente tecnología militar de matar televisada y limpiamente. Además, sólo se va a “desarmar” al poseedor de armas de destrucción masiva, que casualmente cuenta con el segundo mayor yacimiento de petróleo y que solamente se defenderá con las vidas de sus infelices gentes. Por supuesto, también se ha previsto la reconstrucción (tras la inevitable destrucción, y que durará menos porque no será noticia), y que dejará a los vivos, incomparablemente mejor que antes, como se ha comprobado en Afganistán.
Garantizando la ausencia de bajas propias, se ofrecen guerras rápidas que acaban antes de que la opinión pública se pregunte cuánto cuestan, o lo que todavía es peor: ¿por qué morirán hombres, mujeres y niños en Irak? Debe entenderse que Osama Bin Laden, aunque saudita como los pilotos suicidas y con ramificaciones en Pakistán, puede convertirse en Sadam Husein y pasar a Afganistán, a fin de que el 11-S justifique sobradamente el exterminio de afganos o iraquíes.
Los asesores advierten que el retraso sería desfavorable para el calendario electoral americano, porque las guerras se organizan, con cualquier excusa y contra cualquier país remoto, para que Bush gane popularidad y no se vea tan apurado en su próxima reelección. Por todo ello, conviene que la ciudadanía europea no se despierte y contagie a la norteamericana. Podrían llegar a escandalizarse de que para detener terroristas del cutter se derrochen 360.000 millones de dólares anualmente en la “guerra de las galaxias” o en la renovación periódica de los arsenales, tras consumirlos contra “enemigos” escondidos entre poblaciones de extrañas razas, ahora mejor musulmanes porque los comunistas asiáticos quedan pocos y son más peleones.
Los líderes europeos, cabos furrieles en el ejército del bien, para reengancharse en sus poltronas deben acallar esas patéticas voces que piden la antieconómica paz, surgiendo de esa ciudadanía que no comprende la trascendencia de la industria bélica en el bienestar y progreso de la humanidad.
Garantizando la ausencia de bajas propias, se ofrecen guerras rápidas que acaban antes de que la opinión pública se pregunte cuánto cuestan, o lo que todavía es peor: ¿por qué morirán hombres, mujeres y niños en Irak? Debe entenderse que Osama Bin Laden, aunque saudita como los pilotos suicidas y con ramificaciones en Pakistán, puede convertirse en Sadam Husein y pasar a Afganistán, a fin de que el 11-S justifique sobradamente el exterminio de afganos o iraquíes.
Los asesores advierten que el retraso sería desfavorable para el calendario electoral americano, porque las guerras se organizan, con cualquier excusa y contra cualquier país remoto, para que Bush gane popularidad y no se vea tan apurado en su próxima reelección. Por todo ello, conviene que la ciudadanía europea no se despierte y contagie a la norteamericana. Podrían llegar a escandalizarse de que para detener terroristas del cutter se derrochen 360.000 millones de dólares anualmente en la “guerra de las galaxias” o en la renovación periódica de los arsenales, tras consumirlos contra “enemigos” escondidos entre poblaciones de extrañas razas, ahora mejor musulmanes porque los comunistas asiáticos quedan pocos y son más peleones.
Los líderes europeos, cabos furrieles en el ejército del bien, para reengancharse en sus poltronas deben acallar esas patéticas voces que piden la antieconómica paz, surgiendo de esa ciudadanía que no comprende la trascendencia de la industria bélica en el bienestar y progreso de la humanidad.
Talón de Aquiles del PSOE
Ahora que el “problema vasco” ya no interesa en el Estado, sólo queda un grave déficit en la gestión del gobierno de Rodríguez Zapatero.
La pacificación y normalización de Euskadi ha pasado a ser un tema de segundo nivel en el panorama político general. La reactivación de la “ka(le borro)ka” es una cuestión de interés casi limitada a los periódicos vascos de gratuita difusión en sus portadas, o a columnas aisladas de páginas interiores de diarios de pago. La cronificación de la política vasca apenas resucita con noticias de tercer orden como la opción, la que sea, de EA o las enésimas manifestaciones de Batasuna con o sin aprobación de jueces-estrella con brillo declinante. Cuando se apaga un informativo árbol de navidad, muchos adornos se recogen y vuelven a la caja del anonimato.
Hoy día sólo hay un peligro incontrolado para el PSOE, y bien lo saben sus dirigentes. No se trata de la pujanza de un PP perdido y petrificado, que sigue con el inmundo rollo de amarillismo sobre qué pasó el 11-M, de si la mochila era de “Potxolo”,... Siguen sin enterarse que fue una tragedia propiciada por errores propios, que su sobreactuación en mentir les perdió y que nunca vieron (y por tanto no protegieron) su talón de Aquiles: El poder omnímodo de Aznar que miró por sus intereses pro-Bush antes que seguir una política más europea y neutral, en tantos y tantos ejes.
Cuando el principal adversario no inquieta, el peligro sólo puede provenir de uno mismo. No es la cuestión catalana, casi amortizada a pesar de la incertidumbre de las inmediatas elecciones. Su incierto resultado no será decisivo en el panorama de las elecciones generales de 2008. El resto de las reformas estatutarias camina sin mayores contratiempos, e incluso con un sospechoso-sorprendente entendimiento con el PP a nivel de las diferentes comunidades, especialmente en las no históricas.
Los asuntos claves son aquéllos que siguen un curso lento y largo, pero que siempre desembocan en una convocatoria electoral. Los incendios en Galicia, por ejemplo, pueden “calentar” un verano, pero sus rescoldos difícilmente subsisten tras los subsiguientes otoño e invierno. El proceso de paz es largísimo y lentísimo, tanto que su desenlace tampoco mantiene el interés en primer(a) plano(a).
Un motivo electoral determinante debe proyectarse en dimensiones múltiples y en planos sociales diversos, de modo que alcance muy directamente a grandes colectivos y sensibilidades del universo votante. El electorado se mueve por sensaciones, y por reflexiones, de suerte que su opción puede adoptarse en el último momento, pero siempre por el hartazgo de una cuestión irresuelta durante largos períodos previos.
El gran leitmotiv político del futuro a corto plazo es la avalancha irreprimible de la inmigración. Su gestión, evolución y fórmulas de solución son argumentos cruciales para el desempate del binomio PSOE-PP. Actuando a la contra, especialidad del PP contemporáneo, su estrategia de desgaste puede procurarle réditos en muchas capas del electorado español, en las cuales están brotando preocupantes señas de xenofobia. Más difícil es la posición del PSOE, que le ha visto las orejas al lobo, y que tras su fallido intento de neutralizar la amenaza mediante un acuerdo con el PP, haría bien en buscar una envolvente con los demás grupos políticos (nacionalistas, IU,…) a fin de volver a situar al PP en su marginalidad, hasta que abandone posiciones numantinas de aislamiento.
Una justa, eficaz y vigente política de inmigración habría de construirse sobre las bases de un gran acuerdo estatal (dejando al PP visiblemente fuera) y europeo, fijando posiciones comunes y abordando globalmente un problema de semejante envergadura. El rumbo errático demostrado ante tal desafío en la última década, por parte de gobiernos del PP y del PSOE, merece ser enmendado. Se requieren acuerdos internacionales, al menos desde la Unión Europea, con los principales países de origen, ubicados en África y Sudamérica. Sobran medidas reactivas en base a improvisación, con paliativos remedios parciales. Se requiere perspectiva histórica, inusual solidaridad, inversiones considerables, ingentes recursos educativos en origen y en destino y una actitud proactiva sobre las causas más que sobre los efectos. Sólo así dará comienzo un principio de resolución al mayor problema de desequilibrio mundial de este siglo XXI. Se trata de un conflicto planetario, pero con uno de sus principales síntomas instalado en los territorios insulares y peninsulares del Estado español.
Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/aquiles.htm
La pacificación y normalización de Euskadi ha pasado a ser un tema de segundo nivel en el panorama político general. La reactivación de la “ka(le borro)ka” es una cuestión de interés casi limitada a los periódicos vascos de gratuita difusión en sus portadas, o a columnas aisladas de páginas interiores de diarios de pago. La cronificación de la política vasca apenas resucita con noticias de tercer orden como la opción, la que sea, de EA o las enésimas manifestaciones de Batasuna con o sin aprobación de jueces-estrella con brillo declinante. Cuando se apaga un informativo árbol de navidad, muchos adornos se recogen y vuelven a la caja del anonimato.
Hoy día sólo hay un peligro incontrolado para el PSOE, y bien lo saben sus dirigentes. No se trata de la pujanza de un PP perdido y petrificado, que sigue con el inmundo rollo de amarillismo sobre qué pasó el 11-M, de si la mochila era de “Potxolo”,... Siguen sin enterarse que fue una tragedia propiciada por errores propios, que su sobreactuación en mentir les perdió y que nunca vieron (y por tanto no protegieron) su talón de Aquiles: El poder omnímodo de Aznar que miró por sus intereses pro-Bush antes que seguir una política más europea y neutral, en tantos y tantos ejes.
Cuando el principal adversario no inquieta, el peligro sólo puede provenir de uno mismo. No es la cuestión catalana, casi amortizada a pesar de la incertidumbre de las inmediatas elecciones. Su incierto resultado no será decisivo en el panorama de las elecciones generales de 2008. El resto de las reformas estatutarias camina sin mayores contratiempos, e incluso con un sospechoso-sorprendente entendimiento con el PP a nivel de las diferentes comunidades, especialmente en las no históricas.
Los asuntos claves son aquéllos que siguen un curso lento y largo, pero que siempre desembocan en una convocatoria electoral. Los incendios en Galicia, por ejemplo, pueden “calentar” un verano, pero sus rescoldos difícilmente subsisten tras los subsiguientes otoño e invierno. El proceso de paz es largísimo y lentísimo, tanto que su desenlace tampoco mantiene el interés en primer(a) plano(a).
Un motivo electoral determinante debe proyectarse en dimensiones múltiples y en planos sociales diversos, de modo que alcance muy directamente a grandes colectivos y sensibilidades del universo votante. El electorado se mueve por sensaciones, y por reflexiones, de suerte que su opción puede adoptarse en el último momento, pero siempre por el hartazgo de una cuestión irresuelta durante largos períodos previos.
El gran leitmotiv político del futuro a corto plazo es la avalancha irreprimible de la inmigración. Su gestión, evolución y fórmulas de solución son argumentos cruciales para el desempate del binomio PSOE-PP. Actuando a la contra, especialidad del PP contemporáneo, su estrategia de desgaste puede procurarle réditos en muchas capas del electorado español, en las cuales están brotando preocupantes señas de xenofobia. Más difícil es la posición del PSOE, que le ha visto las orejas al lobo, y que tras su fallido intento de neutralizar la amenaza mediante un acuerdo con el PP, haría bien en buscar una envolvente con los demás grupos políticos (nacionalistas, IU,…) a fin de volver a situar al PP en su marginalidad, hasta que abandone posiciones numantinas de aislamiento.
Una justa, eficaz y vigente política de inmigración habría de construirse sobre las bases de un gran acuerdo estatal (dejando al PP visiblemente fuera) y europeo, fijando posiciones comunes y abordando globalmente un problema de semejante envergadura. El rumbo errático demostrado ante tal desafío en la última década, por parte de gobiernos del PP y del PSOE, merece ser enmendado. Se requieren acuerdos internacionales, al menos desde la Unión Europea, con los principales países de origen, ubicados en África y Sudamérica. Sobran medidas reactivas en base a improvisación, con paliativos remedios parciales. Se requiere perspectiva histórica, inusual solidaridad, inversiones considerables, ingentes recursos educativos en origen y en destino y una actitud proactiva sobre las causas más que sobre los efectos. Sólo así dará comienzo un principio de resolución al mayor problema de desequilibrio mundial de este siglo XXI. Se trata de un conflicto planetario, pero con uno de sus principales síntomas instalado en los territorios insulares y peninsulares del Estado español.
Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/aquiles.htm
Pilotos escrupulosos
Lo más granado del más belicoso ejército del mundo, la aviación militar israelí, demuestra que dispone del arma más potente de la historia de la humanidad: Una pizca de Ética. Un grupo de 27 pilotos militares judíos, 9 en servicio activo, se niega a participar en las “ejecuciones selectivas” con ataques aéreos en las zonas palestinas de Cisjordania y Gaza. Todo esto en pleno apogeo del ciclo Bush, cuando la militarización del pensamiento político ahoga a la democracia, cuando la milicia cambia su deber de morir por la patria por guerras preventivas para aniquilar a la población enemiga, y cuando siempre hay un general dispuesto a inmolar medio planeta para ganar una estrella. Aunque probablemente, son algunos juiciosos militares profesionales quienes frenan a los impresentables “gobernantes” marciales y codiciosos.
Goethe dijo que “El hombre de acción no tiene nunca escrúpulos; sólo el contemplativo es escrupuloso”, y Unamuno creía que “Espíritu militar y sentido de justicia son dos cosas que riñen de verse juntas”, pero estos aviadores se han opuesto a cumplir misiones " ilegales e inmorales" porque provocan víctimas civiles. Serán juzgados, dados de baja y, posiblemente, encarcelados. Muchos agresivos medios de comunicación israelíes les han acusado de inmaduros, ingenuos, moralistas e, incluso, de arrogantes idealistas que abusan de su status social, porque los pilotos son muy respetados en la sociedad hebrea predestinada por la Historia a ser hija de Némesis, la diosa de la Venganza.
Ojalá que su audaz conducta y su reflexión moral puedan ofrecer un rayo de esperanza en una Tierra Santa donde el conflicto no encuentra una ruta hacia la paz. La guerra significa la destrucción del espíritu humano, y sólo acabará cuando todos nos neguemos a participar en batallas que sólo benefician a los poderosos, mientras son siempre los inocentes quienes mueren.
Goethe dijo que “El hombre de acción no tiene nunca escrúpulos; sólo el contemplativo es escrupuloso”, y Unamuno creía que “Espíritu militar y sentido de justicia son dos cosas que riñen de verse juntas”, pero estos aviadores se han opuesto a cumplir misiones " ilegales e inmorales" porque provocan víctimas civiles. Serán juzgados, dados de baja y, posiblemente, encarcelados. Muchos agresivos medios de comunicación israelíes les han acusado de inmaduros, ingenuos, moralistas e, incluso, de arrogantes idealistas que abusan de su status social, porque los pilotos son muy respetados en la sociedad hebrea predestinada por la Historia a ser hija de Némesis, la diosa de la Venganza.
Ojalá que su audaz conducta y su reflexión moral puedan ofrecer un rayo de esperanza en una Tierra Santa donde el conflicto no encuentra una ruta hacia la paz. La guerra significa la destrucción del espíritu humano, y sólo acabará cuando todos nos neguemos a participar en batallas que sólo benefician a los poderosos, mientras son siempre los inocentes quienes mueren.
¡Vaya valla!
Sr. Víctor Harel, embajador de Israel en España:
Recientemente explicó en la prensa que sería injusta una condena del Consejo de Seguridad de la ONU por la construcción del “muro” de Cisjordania, porque se trata solamente de una “valla de seguridad” donde únicamente son bloques de cemento el 5% y el resto se basa en sistemas de vigilancia electrónicos. Señaló que: ¡Ni “muro” ni “de Berlín”! Finalmente indicó que EE.UU. (sería más exacto decir la administración Bush) sólo cuestiona el trazado de algunos tramos, pero que la Unión Europea se opone mayoritariamente al concepto mismo de “muro”.
La clave de estos posicionamientos quizá resida en algo sucedido hace 40 años. El 26 de junio de 1963, John F. Kennedy visitó Berlín, ciudad sajada por un muro. Pronunció un discurso en el que literalmente proclamó: “Hace dos mil años el mayor orgullo era ‘Civis Romanus sum’ (ser ciudadano romano). Hoy, en el mundo de la libertad, el mayor orgullo es decir ‘Ich bin ein Berliner’ (yo también soy un berlinés)… Hay mucha gente en el mundo que no entiende qué es el mundo libre: ‘Lass' sie nach Berlin kommen’ (Déjenlos venir a Berlín)”.
Sr. Harel: Quiero modestamente decirle que, en 2003, yo también soy un palestino… e igualmente un judío. Lamento no poder decírselo en árabe y en hebreo. Parafraseando a Kahlil Gibran, “el muro es una tristeza entre dos jardines”, porque muchos preferimos el diálogo que tiende puentes y puede acercar a las personas, frente al aislamiento y la incomunicación de un puro muro duro, no valla sino muralla.
Con todo el respeto y los mejores deseos de paz de un vasco a un judío, desde Euskadi donde también y todavía unos matan sin piedad y otros intentan levantar muros de separación. Seguiremos dialogando. [Actualización: Cinco años después, este mismo parómino en otro post]
Recientemente explicó en la prensa que sería injusta una condena del Consejo de Seguridad de la ONU por la construcción del “muro” de Cisjordania, porque se trata solamente de una “valla de seguridad” donde únicamente son bloques de cemento el 5% y el resto se basa en sistemas de vigilancia electrónicos. Señaló que: ¡Ni “muro” ni “de Berlín”! Finalmente indicó que EE.UU. (sería más exacto decir la administración Bush) sólo cuestiona el trazado de algunos tramos, pero que la Unión Europea se opone mayoritariamente al concepto mismo de “muro”.
La clave de estos posicionamientos quizá resida en algo sucedido hace 40 años. El 26 de junio de 1963, John F. Kennedy visitó Berlín, ciudad sajada por un muro. Pronunció un discurso en el que literalmente proclamó: “Hace dos mil años el mayor orgullo era ‘Civis Romanus sum’ (ser ciudadano romano). Hoy, en el mundo de la libertad, el mayor orgullo es decir ‘Ich bin ein Berliner’ (yo también soy un berlinés)… Hay mucha gente en el mundo que no entiende qué es el mundo libre: ‘Lass' sie nach Berlin kommen’ (Déjenlos venir a Berlín)”.
Sr. Harel: Quiero modestamente decirle que, en 2003, yo también soy un palestino… e igualmente un judío. Lamento no poder decírselo en árabe y en hebreo. Parafraseando a Kahlil Gibran, “el muro es una tristeza entre dos jardines”, porque muchos preferimos el diálogo que tiende puentes y puede acercar a las personas, frente al aislamiento y la incomunicación de un puro muro duro, no valla sino muralla.
Con todo el respeto y los mejores deseos de paz de un vasco a un judío, desde Euskadi donde también y todavía unos matan sin piedad y otros intentan levantar muros de separación. Seguiremos dialogando. [Actualización: Cinco años después, este mismo parómino en otro post]
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