Conservo dos deportes favoritos, y únicos, muy diferentes entre sí. El primero, que muchos no lo consideran siquiera deporte, es minoritario, intelectual, individual y puede practicarse diariamente por Internet: el ajedrez. Mis ajedrecistas predilectos son varios: Morphy, Andersen, Lasker, Capablanca, Alekhine, Fisher, Kasparov, Ivanchuk, Kramnik,… Proceden de países, épocas y culturas muy diferentes, pero su juego es de reconocimiento universal, por encima de lenguas y fronteras.
Mi segundo deporte es de masas. Casi todo el mundo entiende de él, o dice entender. En cualquier sobremesa se opina, se toma partido, se critica, se defiende, parece que todos sabemos cómo arreglar el mundo con nuestro particular criterio. Todos queremos ser entrenadores para quitar o poner jugadores, o para aplicar determinadas tácticas. Yo me lo tomo muy en serio, y sé bien que es un tema de profesionales, y que los aficionados deberíamos estudiar más, escuchar a los expertos, asistir a más encuentros, aprender de los mejores instructores y de los deportistas más ilustres,… importar ideas, adaptarlas, mejorarlas,… pero siempre con nuestros equipos locales. Éste es un deporte de grupo, y las individualidades ayudan y mejoran el rendimiento colectivo, pero sólo si saben integrarse en la filosofía del conjunto, que debe ser representativa de una sociedad.
Siendo de Bilbao, es fácil imaginar cuál es mi equipo favorito. No soy muy original, pero he intentado racionalizar mi elección y lo soy por nacimiento, eso está claro, pero también por vocación. Por “amor propio” dicen ahora, aunque creo que hay otras razones y argumentos. En primer lugar, porque vives más de cerca los partidos que te influyen y te implican más, comprendes mejor las alternativas, puedes comprobar mejor los progresos (y los errores), resulta más fácil ayudar a su ascenso, puedes llegar a ver frecuentemente e, incluso, a conocer personalmente a algunos de sus craks, y además es lo más natural: defender lo tuyo, respetando a todos los demás forofos de los otros clubes. Debe quedar bien claro que no habría juego sin la participación de equipos diferentes, y que los defensores de este deporte debemos, ante todo, ser solidarios entre nosotros, sustentando cada uno a nuestros colores dentro de la máxima cortesía.
En segundo lugar he elegido mi club, porque ha destacado siempre por su fair play, lo que siendo decano por su centenaria antigüedad, es muy meritorio y de reconocimiento absoluto por todos sus adversarios… o al menos por los que juegan limpio. Nos enorgullecemos de una historia legendaria con triunfos y con fracasos, de permanente esfuerzo por mejorar, por alcanzar una titularidad europea desde la modestia de nuestra pequeñez, sin recurrir a fichajes externos, con tesón, con esfuerzo, con perseverancia, con formación y educación de nuestra “cantera”.
Yo vivo intensamente esas trascendentes jornadas de domingo. Desafortunadamente nunca he podido verlas desde ningún palco de honor, ni siquiera desde una módica tribuna, porque habitualmente sobrellevo labores secundarias de recuentos que me entretienen, y cuando llego finalmente a casa para ver los resultados por la televisión, cambiando constantemente de canal, ya me he perdido todo el directo de los partidos y sólo me resta leer la clasificación final, válida hasta la siguiente confrontación. Esto es lo que más me fastidia de este deporte: que siendo uno de los aficionados que más disfruta en estos señalados días, se me prive de este inocente goce por encomendarme el equipo de mis amores engorrosas tareas que siempre recaen en los mismos voluntarios. Estoy dispuesto a trabajar todos estos domingos por el club, pero pido terminar a tiempo para ver en ETB, y contrastar en las demás cadenas, los resultados según se van produciendo. Tendré que hablar con algún encargado para que me releve de la última hora de estos quehaceres.
Me considero muy leal con mi equipo, “manque pierda”, y con mi presidente y con mi entrenador de turno. Tenemos ahora un galáctico entrenador que creo que nos llevará muy lejos, seguramente al nivel internacional. Debería ser más crítico, quizá, pero me sucede que sinceramente estimo que el entrenador actual es el mejor de todos los tiempos. ¡Ojalá sigamos acertando así!, aunque las casualidades no existen y es mérito indudable del presidente y de su equipo, elegido por todos nosotros. También sigo, como buen aficionado, la trayectoria de nuestros jugadores, su inicio, su devenir, su retiro,… Algunos son excelentes. Uno, el más famoso de mi pueblo, Iñaki, es muy efectivo, disciplinado y con una visión de juego fabulosa. Levanta pasiones, a favor y en contra.
En mi opinión, los medios de comunicación, excepto unos pocos, nos tienen ojeriza: parece que para ellos todo lo hacemos mal, reprenden al presidente y al entrenador, a los jugadores,... e incluso a la afición. Olvidan que por mucho que se nos critique, lo que importan es que nuestra afición llena el estadio y que los partidos se juegan en el campo, donde jugando ética y deportivamente se obtienen los resultados. No calentando a las hinchadas con encendidas declaraciones para que se produzcan incidentes fuera del terreno de juego. El relevo es una constante en este deporte, y nosotros pronto tendremos elecciones y cambiaremos la presidencia. Pero el equipo seguirá hacia delante, con la nueva directiva. Algunos gacetilleros sacan de contexto las declaraciones de nuestro polémico “presi”, y le hacen parecer tan belicoso como realmente lo son otros presidentes. Los aficionados queremos tranquilidad, espectáculo ordenado, buen juego, atinados “planes” (como el del entrenador), y partidos gloriosos, ganados en justa lid. Necesitamos también periodistas imparciales y ponderados que nos cuenten la competición tal como es, y no como les gustaría que fuese.
La forma moderna de este deporte proviene de las Islas Británicas, como ya habrán podido adivinar. Dicen que allí nació, aunque hay precedentes anteriores, y algunos apuntan que los vascos ya lo practicaron desde la prehistoria en su versión más democrática. Los vascos actuales, en general, todavía somos muy hinchas de este deporte, apoyando a los distintos equipos, algunos quizá demasiado fanáticamente. El próximo encuentro será el 25 de mayo. Me encanta este juego: sólo lamento que por culpa del fútbol, no haya más tiempo en televisión y más periodistas especializados en este deporte-rey: la política.
Mi segundo deporte es de masas. Casi todo el mundo entiende de él, o dice entender. En cualquier sobremesa se opina, se toma partido, se critica, se defiende, parece que todos sabemos cómo arreglar el mundo con nuestro particular criterio. Todos queremos ser entrenadores para quitar o poner jugadores, o para aplicar determinadas tácticas. Yo me lo tomo muy en serio, y sé bien que es un tema de profesionales, y que los aficionados deberíamos estudiar más, escuchar a los expertos, asistir a más encuentros, aprender de los mejores instructores y de los deportistas más ilustres,… importar ideas, adaptarlas, mejorarlas,… pero siempre con nuestros equipos locales. Éste es un deporte de grupo, y las individualidades ayudan y mejoran el rendimiento colectivo, pero sólo si saben integrarse en la filosofía del conjunto, que debe ser representativa de una sociedad.
Siendo de Bilbao, es fácil imaginar cuál es mi equipo favorito. No soy muy original, pero he intentado racionalizar mi elección y lo soy por nacimiento, eso está claro, pero también por vocación. Por “amor propio” dicen ahora, aunque creo que hay otras razones y argumentos. En primer lugar, porque vives más de cerca los partidos que te influyen y te implican más, comprendes mejor las alternativas, puedes comprobar mejor los progresos (y los errores), resulta más fácil ayudar a su ascenso, puedes llegar a ver frecuentemente e, incluso, a conocer personalmente a algunos de sus craks, y además es lo más natural: defender lo tuyo, respetando a todos los demás forofos de los otros clubes. Debe quedar bien claro que no habría juego sin la participación de equipos diferentes, y que los defensores de este deporte debemos, ante todo, ser solidarios entre nosotros, sustentando cada uno a nuestros colores dentro de la máxima cortesía.
En segundo lugar he elegido mi club, porque ha destacado siempre por su fair play, lo que siendo decano por su centenaria antigüedad, es muy meritorio y de reconocimiento absoluto por todos sus adversarios… o al menos por los que juegan limpio. Nos enorgullecemos de una historia legendaria con triunfos y con fracasos, de permanente esfuerzo por mejorar, por alcanzar una titularidad europea desde la modestia de nuestra pequeñez, sin recurrir a fichajes externos, con tesón, con esfuerzo, con perseverancia, con formación y educación de nuestra “cantera”.
Yo vivo intensamente esas trascendentes jornadas de domingo. Desafortunadamente nunca he podido verlas desde ningún palco de honor, ni siquiera desde una módica tribuna, porque habitualmente sobrellevo labores secundarias de recuentos que me entretienen, y cuando llego finalmente a casa para ver los resultados por la televisión, cambiando constantemente de canal, ya me he perdido todo el directo de los partidos y sólo me resta leer la clasificación final, válida hasta la siguiente confrontación. Esto es lo que más me fastidia de este deporte: que siendo uno de los aficionados que más disfruta en estos señalados días, se me prive de este inocente goce por encomendarme el equipo de mis amores engorrosas tareas que siempre recaen en los mismos voluntarios. Estoy dispuesto a trabajar todos estos domingos por el club, pero pido terminar a tiempo para ver en ETB, y contrastar en las demás cadenas, los resultados según se van produciendo. Tendré que hablar con algún encargado para que me releve de la última hora de estos quehaceres.
Me considero muy leal con mi equipo, “manque pierda”, y con mi presidente y con mi entrenador de turno. Tenemos ahora un galáctico entrenador que creo que nos llevará muy lejos, seguramente al nivel internacional. Debería ser más crítico, quizá, pero me sucede que sinceramente estimo que el entrenador actual es el mejor de todos los tiempos. ¡Ojalá sigamos acertando así!, aunque las casualidades no existen y es mérito indudable del presidente y de su equipo, elegido por todos nosotros. También sigo, como buen aficionado, la trayectoria de nuestros jugadores, su inicio, su devenir, su retiro,… Algunos son excelentes. Uno, el más famoso de mi pueblo, Iñaki, es muy efectivo, disciplinado y con una visión de juego fabulosa. Levanta pasiones, a favor y en contra.
En mi opinión, los medios de comunicación, excepto unos pocos, nos tienen ojeriza: parece que para ellos todo lo hacemos mal, reprenden al presidente y al entrenador, a los jugadores,... e incluso a la afición. Olvidan que por mucho que se nos critique, lo que importan es que nuestra afición llena el estadio y que los partidos se juegan en el campo, donde jugando ética y deportivamente se obtienen los resultados. No calentando a las hinchadas con encendidas declaraciones para que se produzcan incidentes fuera del terreno de juego. El relevo es una constante en este deporte, y nosotros pronto tendremos elecciones y cambiaremos la presidencia. Pero el equipo seguirá hacia delante, con la nueva directiva. Algunos gacetilleros sacan de contexto las declaraciones de nuestro polémico “presi”, y le hacen parecer tan belicoso como realmente lo son otros presidentes. Los aficionados queremos tranquilidad, espectáculo ordenado, buen juego, atinados “planes” (como el del entrenador), y partidos gloriosos, ganados en justa lid. Necesitamos también periodistas imparciales y ponderados que nos cuenten la competición tal como es, y no como les gustaría que fuese.
La forma moderna de este deporte proviene de las Islas Británicas, como ya habrán podido adivinar. Dicen que allí nació, aunque hay precedentes anteriores, y algunos apuntan que los vascos ya lo practicaron desde la prehistoria en su versión más democrática. Los vascos actuales, en general, todavía somos muy hinchas de este deporte, apoyando a los distintos equipos, algunos quizá demasiado fanáticamente. El próximo encuentro será el 25 de mayo. Me encanta este juego: sólo lamento que por culpa del fútbol, no haya más tiempo en televisión y más periodistas especializados en este deporte-rey: la política.
1 comments:
Todos los deportistas profesionales comienzan tratando de ser mejores en su deporte favorito e investigando qué pueden hacer para conseguirlo. La alimentación deportiva es lo primero en lo que se enfocan, aportándoles grandes ventajas.
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