La política del terror

Hemos pasado de las políticas de cambio y de esperanza, al pesimista conservadurismo social que vislumbra amenazas por doquier.

En el pasado, los políticos nos prometían crear un mundo mejor. Ofrecían distintas formas de alcanzarlo: el comunismo, el capitalismo, el socialismo, el liberalismo… Su poder derivaba de una autoridad basada en una visión optimista de un futuro mejor para todos. Todas esas ilusiones y utopías fracasaron. Y hoy, la gente ha perdido la fe en las ideologías. Los políticos son percibidos como meros gestores que administran la vida pública, y en ocasiones incluso aprovechándose de ello.

Esto no era admisible para quienes aspiran a continuar liderando el mundo. Descubrieron un nuevo rol que les restauraba el poder y la autoridad de antaño. En vez de repartir sueños, ahora los dirigentes prometen protegernos de las pesadillas. No nos aseguran educación y sanidad de calidad, viviendas para todos,… pero se comprometen a rescatarnos de peligros terribles… que no podemos ver y que no comprendemos. Y el mayor de todos es el terrorismo internacional… Una red poderosa y siniestra con células asociadas en todos los países del mundo.

Un enemigo así, un remoto e invisible Bin Laden y sus cuarenta secuaces, requiere que sacrifiquemos derechos, que invirtamos en armamentos, que aceptemos restricciones, que pospongamos nuestros anhelos… Han de proseguir las guerras, han de seguirse los criterios militares, todo debe quedar bajo control. El miedo logra mejor que nunca el otorgamiento del liderazgo al gran líder mundial, y a su modo de interpretar la realidad mundial desde su perspectiva de gendarme planetario.

No se invierte casi nada en justicia, en solidaridad, en fraternidad continental. La civilización mundial es repartida entre etnias, culturas, religiones y países aliados o del ‘eje del mal’. El maniqueísmo brilla como nunca lo hizo antes. Poco importa que la mayor parte de estas amenazas sea pura fantasía exagerada y malintencionada por determinados poderes fácticos. Estos recelos interculturales han sido diseminados sin ser cuestionados por toda la faz de la tierra. Está probado que todo fue distorsionado deliberadamente por los grandes beneficiarios, los neoconservadores norteamericanos, con campañas algunas tan sobreactuadas como aquellos ataques de gas que luego, por inverosímiles, desaparecieron de la opinión pública.

Sobran los que creen en las armas, en vencer sin convencer, en hallar nuevos enemigos a quienes derrotar con los viejos sistemas de dominación por la fuerza bruta. Desprendámonos de los políticos del NO, que no dejan gobernar cuando no les corresponde, que insisten en que todo progreso es difícil o imposible, que nunca prometen nada, sino que asustan con lo que pasará si no gobiernan ellos.

Necesitamos líderes positivos, que convenzan con un discurso de paz, de justicia, de hermandad. Políticos que se comprometan a mejorar el mundo, lo de cerca y lo de lejos, sin miedos, con alegría, con optimismo, paso a paso, sabiendo que es posible y que podemos vivir todos mucho mejor, trasmitiendo un mensaje realista de cómo colaborando podemos superar la pobreza, el hambre y la desigualdad de toda la humanidad.

Versión para imprimir: mikel.agirregabiria.net/2006/miedos.doc

6 comentarios:

Anónimo dijo...

El caso es despistar de la amenaza real que ellos mismos representan a nuestras espaldas.

El miedo siempre intimidó al ser humano, la maginitud de lo que no se puede abarcar ni fisica ni mentalmente.

Traidores.

Anónimo dijo...

Una aventura individual

Pues claro amigo Mikel, el miedo es un estimulante poderosísimo para nosotros los humanos y eso se ha manejado en política, como oficio que es de alcanzar y mantener el poder, desde siempre jamás (historia dixit). Lo que también nos dice la historia es que no sabemos vivir sin políticos, así que tanto da que nos gusten como que no porque (sencillamente) los necesitamos.

Pero ella misma confirma también, erre que erre, que no resulta nada sensato poner confianza en sus promesas, porque tanto si nos cuentan todo lo mejor que viviremos con "ellos", como si requetejuran que "o ellos o el desastre", son solo técnicas de su oficio, algo que deben dominar para tener éxito en sus luchas por el poder

Por el contrario la felicidad humana es una aventura individual, y desde luego la política no la va a traer a nuestras vidas

Anónimo dijo...

El sistema siempre ha hehco lo mismo, distraer la atencion, crear chivos expiatorios para culparlos de los males del mundo (hoy es el \"terrorismo, ayer el comunismo), exagerar las amenazas o directamente inventarlas. Así mantiene a la gente destraida de las verdaderas causas de su desgracia.
Vamos hacia un incremento de la represión exponencial en occidente. ya se estan proponiendo medidias como la creación de bancos de ADN para combatir el terrorismo (Italia), creeación de bases de datos de \"posibles delincuanentes\" (caso de Reino Unido, donde se quiere hacer un registro de posibles delincuentes, \"escogidos\" entre la infancia de los sectores mas defavorecidos de la sociedad), eliminación del Habeas Corpus, legalización de la tortura (EE.UU.), control estricto de las comunicaciones, endurecimiento de las leyes de menores (vergonoza la nueva ley del PSOE), detenciones indefinidas, etc.
Ya se sabe, cuando la crisis se acerca no hay nada como echar cortinas de humo.

NOS ESPERA UN ESTADO POLICIAL.

Anónimo dijo...

Publicado en "Noticias de Gipuzkoa", el 30-11-2006.

Anónimo dijo...

Más de lo mismo; o, casi, más, y siempre los mismos culpables, los americanos de derechas, o, no.

¿ Por qué no escribes sobre la "progresía" que no ha pedido perdón todavía por las muertes durante los periodos socialistas de la Historia?, ¿o, eso lo olvidamos y llevamos el agua a nuestro molino?

Todo lo que escribe sería correcto si incluyera a las" otras partes" que tanto dolor han ocasionado a la Humanidad.

Para muesta: Ucrania abre un proceso para considerar a Stalin como genocida... Y los progres de hoy son los descendientes de éstos.

Saludos.

Mikel Agirregabiria dijo...

A mí no me duelen prendas de denunciar a todas las formas de violencia, de izquierdas o de derechas.

Más aún, creo que la violencia no es política, y por tanto no es ni de derechas (opciones políticas democráticas conservadoras, y muy respetables), ni de izquierdas (opciones políticas democráticas reformistas, e igualmente muy respetables).

La violencia NO es política.

Saludos.

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