No lo consientas

Para empezar, no consientas ninguna falta de respeto. No esperes al insulto, no tienes por qué tener tanta paciencia: las malas contestaciones, las malas caras y los gestos desabridos están fuera de lugar desde el primer día. Házselo saber así a tus alumnos, y si no lo entienden haz que se lo explique algún miembro del equipo directivo. Los compañeros del equipo directivo están para recordarte a ti tus deberes -ser puntual, claro en tus explicaciones, objetivo en tus correcciones, etc.- y a los alumnos los suyos. Cumple tú en primer lugar, por supuesto, pero no hagas el primo: no seas tú el único que cumple.

No consientas que te marginen. Estás dentro de un sistema en el que todo tiende a culpabilizarte, aislarte y marginarte. Directa o indirectamente te dirán que en el fondo la culpa de que los alumnos se porten mal es tuya, porque no has sido lo bastante lúdico ni lo bastante participativo ni lo bastante comunicativo como para motivarlos. A veces fingirán que te dan la razón mientras te sugieren que deberías cambiar de estrategia educativa, ser más cordial, pactar las normas de comportamiento, etc. Pero recuerda que tú eres un profesor, no un animador cultural ni un monitor de tiempo libre.

Carta a un profesor joven, publicada en el Diario Montañés. Más aquí.

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