Su increíble biografía, que en sus 32 años de vida le llevó a conquistar todo el mundo conocido, cuenta que tuvo como padre a Filipo II de Macedonia y como maestro a Aristóteles. Su mejor cita es:
- Debo a mi padre el vivir, pero debo a mi maestro el vivir bien.
- I am indebted to my father for living, but to my teacher for living well.
- Je dois à mon père de vivre mais je dois à mon professeur de vivre bien.
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Encontrándose al borde de la muerte, Alejandro convocó a sus generales y les comunicó sus tres últimos deseos:
* Que su ataúd fuese llevado en hombros y transportado por los propios médicos de la época.
* Que los tesoros que había conquistado (plata, oro, piedras preciosas... ), fueran esparcidos por el camino hasta su tumba, y...
* Que sus manos quedaran balanceándose en el aire, fuera del ataúd, y a la vista de todos.
Uno de sus generales, asombrado por tan insólitos deseos, le preguntó a Alejandro cuáles eran sus razones.
Alejandro contestó al general:
* Quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd para así mostrar que ellos no tienen, ante la muerte, el poder de curar.
* Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver que los bienes materiales aquí conquistados, aquí permanecen.
* Quiero que mis manos se balanceen al viento, para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacías, y con las manos vacías partimos.
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