Suscribimos las tres recomendaciones finales de Susan Cain : 1º Detengan la locura del constante trabajo en grupo. 2º Vayan al desierto (tengan sus propias revelaciones, como Buda). 3º Echen una mirada a lo que hay dentro de su propio bagaje y por qué lo pusieron ahí.
La extraversión (mejor que decir extroversión) ha devenido en un valor de moda, desde el momento en que se asumió como necesario el trabajo en grupo. Y, por falso silogismo, se arrinconó a la introversión como una actitud a corregir. Sin embargo, y como recomienda la Wikipedia, lo óptimo es "obrar en función de un equilibrio entre la introversión y extraversión, sin seguir una forma fija de responder al mundo".
La educación misma ha incurrido en esa apuesta desmesurada por la extraversión, ignorando el inmenso potencial de la introversión. Lo adecuado sería analizar y explotar ambas fórmulas para convertirnos en ambivertidos, sabiendo estar a gusto en plena soledad, donde se forja la personalidad, y en medio de la gente, donde contribuimos con la acción que sigue a la reflexión.
Los ambivertidos, en general, se adaptan más fácilmente a la vida y a sus dificultades, al tiempo que tienen más éxito al tratar con personas. Se dice que son, a menudo, los mejores profesores, directivos y buenos padres. Los bloggers suelen tender a la ambiversión, dado que se requiere simultáneamente una capacidad de volcarse en la escritura cotidiana mientras se asiste al espectáculo de la vida social.
Más conferencias TED subtituladas (ya hay muchas charlas traducidas).