El blog ideal es como un iceberg
Para que en el océano de Internat sobresalga visible el post, por debajo debe contener una amplia base de comentarios, como en un Iceberg. ¡Qué lejos estamos!
Contiene inocente
Lo peor, con todo, no son las inocentadas, sino las "culpabladas" que han empezado a proliferar en nuestro entorno. Sin abundar en ellas para no agotar las cortas vacaciones navideñas, la última ha sido que "los catalanes son menos solidarios", dicho por la Presidenta de Madrid, siguiendo la insigne estela dejada por el Presidente de Extremadura. En resumen, que hay todavía mucho Herodes suelto con la drástica solución de matar a todas las criaturas menores de 2 años para evitar el nuevo rey anunciado por los Magos. Conviene recordar que todos los esfuerzos del cruel tirano fueron en vano, pues la profecía se cumplió ya que los progenitores del niño alcanzaron a huir avisados por un ángel.
Sólo pedimos que, a falta de pruebas en contra, nos traten como lo que somos: inocentes más que culpables. Al menos, mientras Michavilla y Acebes no instauren la "presunción de culpabilidad" genérica, y se conformen con la circunscrita a los políticos nacionalistas periféricos. Esperemos que el próximo año recuperemos un ápice de sentido común (aquel “sentido propio” que decía Unamuno). ¡Que acabe el año 2003! ¡Bienvenido, 2004!
Portase, comportarse y soportarse
Increíble: Podemos reírnos con Rumsfeld
Esperar a las imágenes del atril... (Traducido a todos los idiomas)
¿Navidad o vanidad?
Jesucristo nació, vivió y murió pobre. La Navidad que conmemoramos describe el portal de Belén, único lugar donde pudieron refugiarse María y José, tras ser rechazados por ser extranjeros indigentes de todos los posibles lugares de acogida.
Dos mil años después los rituales navideños se limitan a comidas y cenas pantagruélicas, regalos por doquier pero sólo para la familia, y consumismo desbocado, todo aderezado de lotería para hacerse rico de golpe y sin dar golpe. Incluso a los niños se les encarrila por la senda de los juguetes por docenas, vacaciones sin tareas y egocentrismos en cadena.
Mientras, ese “cuarto mundo” que vive en nuestros suburbios se asoma por las calles comerciales, junto a los nuevos extraños venidos de fuera, a quienes parecemos no querer ver. Seguro que el niño Jesús preferiría unas navidades de menos viandas y más dádivas para socorrer a las nuevas familias que viven entre nosotros, y que por cierto son las que más nacimientos alumbran. Sólo habrá Feliz Navidad cuando la Felicidad y la Prosperidad sean para todos.
Navidad en Bilbao
¡Que se la devuelvan, por favor! Con todo el apoyo social y económico que necesiten para que ambas vivan como merece cualquier ser humano. Ésa es nuestra petición a la Diputación Foral de Bizkaia, que sin duda cuenta con recursos para ello. Si no, no podremos disfrutar de la Navidad… ningún vizcaíno, ni nadie que se sienta parte de la Humanidad. No existe amor más perfecto que el de una madre. ¡Amor de madre, que todo lo demás es… aire!
Cartas navideñas
Olentzero Maitia: Ya sabrás lo que queremos para el año que viene. Lo mismo que te pedimos todas las navidades desde hace muchos años. Que nadie mate por razones políticas, y que nadie excuse la violencia de cualquier tipo entre nosotros. A ti que bajas del monte donde trabajas de carbonero para comunicarnos la buena noticia, “sólo” te pedimos la paz, porque cuando la consigamos Euskadi será feliz.
Queridos Reyes Magos: Hacednos comprender que las culturas no se pueden restar, sólo pueden sumarse; que pensemos todos que el español, el catalán, el euskera,… son lenguas de todos, que pueden ayudarnos a entendernos mejor. Vosotros que venís de muy lejos, que sois muy distintos los tres, seguro que podéis conseguirnos este regalo.
Dear Santa: Desde el Polo Norte tú vigilas toda la Tierra. Mucha tarea para ti y tus elfos. Te pedimos que en 2004 el mundo entero se civilice más y se militarice menos. Que el Personaje del Año de la revista Time no sea el soldado norteamericano, sino un anónimo niño menor de cinco años, cualquiera de esos 500 que muere cada hora de cada aciago día que vivimos en este planeta desalmado con amnesia del presente. Danos la humanidad necesaria para que la Organización Mundial de la Salud (OMS) no deba acusadoramente recordarnos tanta desigualdad y tanta injusticia entre los seres humanos sólo por el lugar de nacimiento.
¡Felices Navidades y Próspero Año Nuevo… para todas las personas del mundo!
Tiempo de ser
Corren tiempos extraños: Lo “políticamente correcto” es no ser demasiado radical, no ser demasiado religioso, no ser demasiado de izquierdas ni de derechas, no ser demasiado sindicalista ni empresarial, no ser demasiado defensor de ninguna cultura, de ninguna lengua,… En definitiva, se “lleva” no ser casi nada. Incluso los “sabios” reunidos por Chirac recomiendan no excesivas cruces, ni exagerados velos, ni innecesarios “kippa” (gorro judío).
Muchos no aceptamos nunca que se decrete la muerte de Dios y el fin de la Humanidad, marginando todas las creencias, todas las identidades en pro de una monótona uniformidad propia de autómatas clónicos. Nunca permutaremos las inmensas esencias y los plurales matices de cada ser humano por la neutral indiferencia y el “miedo al diferente” privativo de espectros hechos de etérea vacuidad.
Un individuo sólo es una persona integral si pertenece a una familia a la que engrandece; si demuestra poseer un alma que busca la trascendencia con su religión, un espíritu de defensa de su tierra y de sus lenguas con su cultivo, de la sociedad que le protegió con su trabajo; si escucha a su corazón para creer y practicar alguna fe; si encuentra energía para militar por alguna utopía política, solidaridad para asociarse sindicalmente y fraternidad para socorrer a los desheredados de la raza humana.
La alternativa actual no se establece entre laicismo o religiosidad, ni entre neutralidad o militancia, sino entre “hombres o robots”. Esta época también es tiempo de “seres humanos”, complejos, paradójicos, buscadores de ideales, desde la diversidad, desde la complementariedad, desde el esfuerzo por la convivencia con pleno respeto a la pluralidad. No pidiendo inadmisibles renuncias a los demás, sino desde la tolerancia máxima hacia todas las religiones (agnosticismo incluido), todas las ideologías, todas las culturas, tradiciones, símbolos o vestimentas. Cada persona es alguien irrepetible, que se auto-describe con esas visibles opciones religiosas, culturales, lingüísticas, políticas y sindicales.
Hagamos que sea realidad en cada uno de nosotros aquel desafío del poeta W. E. Henley: “Yo soy dueño de mi destino; yo soy el capitán de mi alma”. Apuraremos la vida terrenal con pacifismo militante, con defensa activa de los demás, desarrollando y transigiendo con todas las infinitas capacidades de los seres humanos.
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