El año 2009 pasará a la historia como el de la crisis... gastronómica. Los efectos macroeconómicos de la recesión ya han sido descritos con precisión rigurosa, pero la microeconomía familiar la ha reflejado en la reaparición de tarteras en el trabajo y neveras en las playas. Parece que Orwell, el autor de 1984, también se equivocó en su cita: "A la larga veremos que la comida envasada es más mortífera que la ametralladora".
En la vuelta de vacaciones, con carteras y días agotados, las áreas de servicio se han visto plagadas de moros... y cristianos. Hasta un coche de Bilbao (o de Bizkaia) con gente elegante comiendo bocadillos junto a su resplandeciente Audi. Como bilbaínos, casi les denunciamos, no para que los destierren, sino para que -al menos- les retiren... la matrícula.