El Pueblo ha hablado

Aznar pasará a la historia negra de España.

La conmoción provocada el 11M por terroristas que dicen defender el Islam fue inmensurable, nos transportó todos los horrores de la monstruosa guerra hasta cada cuarto de estar. Viendo las horrendas imágenes, oyendo a los mutilados y sintiendo todo el amargor de la infamia, ya no valían los subterfugios de “batallas victoriosas con bombas inteligentes y daños colaterales”, sino que se trataba de la más cruel realidad que no se apartaba de nuestra vida: Centenares de infelices víctimas, completamente inocentes, habían sido asesinadas o malheridas por el sinsentido del terror mundial.

Los móviles gimieron insistentemente entre las vías del tren reclamando la atención de los sacrificados, llamados por sus angustiados familiares, y encogiendo el corazón de quienes no podían contestar porque la única respuesta posible era que sus allegados habían fallecido en otro insensato episodio de cobardía bélica.

Horas después, y a pesar de las manipulaciones informativas que figurarán en todos los textos del periodismo universal como la aberración de un poder corrupto, las almas más dormidas escucharon la llamada de las urnas. Fue el despertar de la pesadilla, de un horror insufriblemente cierto: el abuso de un gobierno y de un partido que con su mayoría absoluta había apoyado una injusta guerra contra el sentir mayoritario, había especulado con nuestro futuro, había comprometido nuestro destino, había desterrado el diálogo democrático, había conculcado los derechos elementales de las minorías y había viciado todo el entramado democrático del Estado.

Aznar, sus colaboradores y el PP que representaban y les apoyó, deben pasar a la Historia por la puerta falsa del deshonor y de la ignominia por su conducta absolutista, por la insolencia de su engreída desfachatez. Quienes hemos sufrido su indigno desgobierno, merecemos su retirada inmediata y definitiva para que desaparezcan de la política del Estado los modos autoritarios. Deben quedar como el ejemplo histórico de cómo una democracia sensata reprueba y destierra para siempre jamás a los gobernantes inicuos.

Al PP se le acabó el tiempo

La verdad se escurría por entre los dedos de la manipulación

El Pueblo lo soporta todo. Paga en sangre y en carne, sin demora ni regateo, con la vida, con la hipoteca y la subordinación perpetua. Recibe, a cambio, mentiras y engaños. Políticos mendaces que arrojan carroña a una prensa cómplice. Nos preguntábamos: ¿Es que no queda ni un sólo periodista profesional que inquiera a un solo policía competente, para publicar una sola verdad que responda a las acuciantes preguntas del pueblo el mismísimo día de las urnas? ¡Cuánta miseria, cuánto servilismo, cuántos intereses corrompidos!

¿Acaso el pobre pueblo sólo merecía esa burla de retraso y ofuscación? ¿Quién nos defiende de estos defensores? ¿Quién extinguió todos los poderes al servicio de la sociedad? ¿Dónde está la Fiscalía, tan ágil para condenar delitos que causan infinitamente menos alarma social? ¿Dónde quedaron los jueces estrella? ¿Dónde se esconden los directores de los prestigiosos diarios? ¿Cuándo leeremos los editoriales comprometidos? ¿Dónde se refugia el laureado estadista y el ministro de Perejil? ¿Dónde se agazapa el candidato a dedo que espera gobernar al mismo pueblo sumiso?

Alentaron la guerra lejana para el negocio cercano. La cruzada con Bush de quienes se dicen cristianos, legionarios de Cristo, pero sólo buscan lucrarse con el poder para seguir dominando y explotando a sus gentes del mismo indigno modo. La crueldad de los verdugos terroristas islamistas (a los de ETA sólo les resta anunciar su definitiva desaparición, ¿o quieren “mejorar” esto?) se empareja con la connivencia de quienes se escudan en el asesinato del pueblo para sacar provecho propio. ¡Cuánta iniquidad, cuánta perversión, cuánta inmoralidad! ¡Malditos sean todos los culpables! ¡Que hablen las urnas con el clamor de PAZ que se alza desde Bagdad y desde Madrid!

Lo que sí sabemos

Las conjeturas no deben cegar nuestras certezas inmutables

Hemos de seguir viviendo, incluso hemos de acudir a votar, y nos sentimos en un mar de dudas, tras el océano de sangre del 11M. El dolor enturbia nuestra mente, pero de nuestra alma emergen simultáneamente las convicciones más firmes. Tuvo que ser Albert Einstein quien declarase, ante el dilema de la bomba atómica en plena II Guerra Mundial: “La paz no puede mantenerse por la fuerza...sólo se consigue mediante la comprensión”. Incluso sin la inteligencia del científico pacifista, todos sí sabemos bien que…

Con la muerte de los demás nunca nadie puede ganar nada en ningún lugar del mundo.
La violencia, la guerra, los ejércitos y las guerrillas sólo causan más masacre y horror.
La democracia, la justicia y la paz son el único camino para toda la humanidad.
Son culpables todos aquellos que buscan victorias por la fuerza de las armas.
Ninguna guerra está justificada; ni ninguna causa vale un solo muerto.
No se puede vencer sin sembrar el odio; convencer es el método.
La inocencia asesinada clama el desprecio hacia los belicosos.
La paz es verdad, justicia, solidaridad, hermandad y amor.
La guerra es la salida cobarde a los problemas de la paz.
La paz comienza justamente donde la ambición termina.
Ante las urnas que hable nuestro pacífico corazón.
La paz es un empeño que nos concierne a todos.
No hay caminos para la paz; la paz es el camino.
Jamás hubo una guerra buena o una mala paz.
La justicia elimina los obstáculos para la paz.
Votemos paz aquí, ahora, para todos, ya.
Si queremos paz, sembremos la paz.
Nadie sino nosotros traerá la paz.
Demos una oportunidad a la paz.
La paz está en nuestras manos.
No tememos a la paz.
La paz es posible.
La paz vendrá.
¡PAZ!

Dolor, preguntas y respuestas

11M: Hecatombe. 13M: Reflexión. 14M: Democracia.

¡La violencia que interrumpe tantas vidas no vividas! La tragedia que arrebata primero a los mejores, y deja a los culpables. El terror que no se atrasa ni un minuto para las víctimas inocentes. Donne relató la desolación que nos aflige como supervivientes del horror: “La muerte de cualquier persona me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; y, por tanto, nunca preguntes por quién doblan las campanas: doblan por ti”. ¡Señor, damos a cada uno nuestra propia muerte, a nuestro término, sólo cuando hayamos ido perdiendo la costumbre de vivir!

El dolor: Triste compañía la aflicción, ese pesar que reclama soledad. Dicen, pero ahora no podemos creerlo, que la pena es la dignidad de la desgracia; que aguza la inteligencia y fortifica el espíritu; que el dolor es el gran maestro y que bajo su hálito se desarrollan las almas.

Las incesantes preguntas martilleando nuestra mente: ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Quiénes? ¿Qué dicen defender los desalmados culpables? ¿Quiénes sacarán provecho? ¿Cómo acabar con todo ello?

Y las respuestas: Necesitamos urgentemente una seguridad de verdad, una prensa de nivel, una política de altura, una justicia de calidad, una educación de excelencia.

ETA, mierda

Nota de un vasco que lleva toda su vida pidiendo la Paz

ETA asesina y aterroriza.
ETA ensucia el nombre de los vascos.
ETA impide la democracia entre nosotros.
Que la inteligencia nos ayude a que ETA se acabe.
Hoy sólo puede hablar el corazón: ETA es la peor mafia.
Solidaridad y cariño para las víctimas, sus familiares, Madrid y España.
Voy a donar sangre ahora. La tinta no basta para describir nuestra pena.

Remitido a las 9:30 del 11-3-2004, cuando las víctimas mortales eran cinco y todo apuntaba a ETA.