28 palabras para Bush

Los dirigentes mundiales olvidan lo que aprenden los escolares.

Muchos educadores pensamos que el texto más bello y universal escrito por la Humanidad hasta el presente es la “Declaración Universal de los Derechos Humanos”, proclamada en New York el 10 de diciembre de 1948 por la Asamblea General de la ONU. Recordemos íntegra y literalmente dos de sus treinta artículos, para apreciar su trágica pertinencia en la actualidad.

Art. 5º: “Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”.
Art. 6º: “Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica”.
A tan precisas y contadas palabras, quizá sólo cabe añadir una reflexión de Ernesto Sábato: “El imperativo de no torturar debe ser categórico, no hipotético”.

Quizá algún día

La muerte no nos roba los seres amados, sino que los inmortaliza en el recuerdo. En vida sí que los perdemos en muchas ocasiones.

Frecuentemente nos prometemos a nosotros mismos que algún día haremos una escapada con nuestra pareja como cuando éramos novios; algún día nos reuniremos con toda la familia que hace tiempo que no vemos; algún día invitaremos a algún viejo amigo que tenemos casi olvidado; algún día visitaremos esos rincones y gentes con quienes pasamos la infancia; quizás algún día…

Prometí a mi tío Txomin que “algún día” pasaría por su casa para recopilar algunos de sus innumerables dibujos (como el de la cueva del Gorbea), historias, recuerdos y vivencias que atesoraba como patriarca superviviente de nuestra extensa familia. Ya no podré cumplir mi palabra: Hace una hora me han comunicado su fallecimiento. Desde el duelo por su insustituible ausencia, vislumbro su última lección, remitida desde el más allá y esbozada con la misma maestría que guiaba su alma de artista. Claramente nos muestra un camino de compromiso inapelable y urgente para acometer esos temas pendientes, que pueden parecer menores pero que dan todo su significado a la vida.

No retrasemos las ocasiones felices y los encuentros con los seres queridos. Ya es tiempo de comprender que cada jornada, cada mañana, cada tarde y cada noche son irrepetibles. “In memoriam de Txomin Agirregabiria (12-5-2004).”

El partido del 'oído'

Cuando Aznar habló de odios, pensamos “a palabras necias, oídos sordos”

Aquel ex–presidente, cuyo nombre tendemos a olvidar, sólo tuvo razón cuando afirmó que existe un “partido del odio que alimenta el sectarismo y destrucción del adversario”, en el supuesto de que se refiriese al PP que él mismo desbocó en la persecución, acoso y derribo de cualquier modo de oposición. El subalterno de Bush cuando denuncia que se ha “instaurado un partido del odio que busca destruir al PP” se está autodefiniendo: cree el ladrón que todos son de su condición. La vieja paradoja de que “cuanto más pequeño es el corazón, más odio alberga”.

Tras el 14-M soplan otros aires, se escucha a los demás, se defienden las lenguas distintas, la pluralidad sólo aparta a quienes pretenden la imposición, y se destapan los desatinos de un período negro en democracia, en el que la confusión de poderes independientes se produjo para presumir justamente de aquello que más faltaba: eficacia en la lucha antiterrorista. La escandalosa manipulación de las víctimas tuvo su final programado, cuando la conveniencia electoral del factor ETA evidenció la incompetencia de azuzar e ignorar el peligro islamista. Torpeza, prepotencia, desprecio, abuso, regresión y demasiado odio hacia los otros.

Ante tal talante, el hartazgo del electorado se exteriorizó ante las urnas, con un contundente “oído, cocina”, que ya había resonado atronadoramente ante la huelga general, el Prestige o la guerra de Irak. Lo que nos movió al rechazo del estilo autoritario no fue el odio, fue simplemente el oído.