Reaparecen en prensa nuevas variantes de la arcaica diatriba sobre la legitimidad histórica de una nación vasca. Se insiste en la refutación de base histórica del Plan Ibarretxe e, incluso, en la negación del concepto de ‘‘comunidades históricas’’ recogida por la Constitución… por el mismísimo Presidente del Tribunal Constitucional. Se reitera en que solamente son mistificaciones nacionalistas, como si la historiografía mítica fuese patrimonio exclusivo de los vascos. En definitiva, los más conspicuos falsificadores históricos nos trasladan la conjetura de que Euskadi no puede ser una nación por razones… de pasado.
Yo toco el futuro: Me dedico a enseñar. En general, se habla demasiado a los más jóvenes del pasado y no lo suficiente del porvenir, es decir, demasiado de los otros y no lo necesario de ellos mismos.
Dejando en manos de los historiadores y colegas de Irakasten.org la defensa del pasado propio de Euskadi, únicamente indicaría aquí lo que cualquier escolar sabe. Los vascos conservamos desde hace 20.000 años una de las lenguas más antiguas de Europa, desde el paleolítico hasta la actualidad. Sólo por este dato nuestro pasado sería relevante históricamente, pero en otros apartados también es singular, y ello sin detenernos en las batallas, ganadas o perdidas, que también forman parte del patrimonio histórico y cultural de la humanidad desde Roncesvalles (con "La chanson de Roland") hasta Gernika (gracias a Picasso). En el proceso de civilización, los vascos hemos sido pioneros en circunnavegar el mundo (hacia el Oeste con Elcano y hacia el Este con Urdaneta), escrito el Código Marítimo más antiguo del mundo, protagonizado la primera huelga documentada de los artesanos vascos en la construcción del Monasterio del Escorial, y constituido como la primera democracia de Occidente con el Fuero de Bizkaia, que garantizaba las protección de los derechos individuales desde el siglo XVI, y de la que da fe el Escudo de Bizkaia en el Capitolio de Washington como ‘‘La más antigua, la más admirable y ejemplar de las Instituciones Democráticas que se han conocido en el Mundo’’.
La Historia se ha reescrito múltiples veces, es la Penélope sombría que pasa las noches destejiendo la tela que antes urdieron sus manos. Napoleón observó que se trata de una fábula que todos hemos aceptado, y otros prohombres señalaron que es la suma de todos los crímenes de la humanidad, o una especialidad de la literatura de ficción o, escuetamente, la mentira encuadernada. Destacan cuatro citas: ‘‘La historia de la humanidad es un movimiento constante desde el reino de la necesidad hacia el reino de la libertad’’, Mao-Tse-Tung; ‘‘La historia no es mecánica, porque los hombres son libres para transformarla’’, Jefferson; ‘‘La historia es, más o menos, una simpleza. Queremos vivir en el presente y la única historia que tiene algún valor es la que nosotros hacemos hoy’’, Henry Ford; y la de H. G. Wells, ‘‘La historia humana es cada vez más una carrera entre la educación y la catástrofe’’.
Los educadores enseñamos que el futuro tiene muchos adjetivos: Para algunos, es lo desconocido o lo inalcanzable, pero para los más animosos es la oportunidad. Les explicamos a los alumnos que el tiempo está de su parte, que se interesen por el futuro, porque ahí es donde pasarán el resto de su vida, y que la existencia siempre es anticipación y porvenir. Somos proyectos. El ser humano es, sobre todo, futuro. Todos preferimos los sueños del futuro, más que la historia del pasado. El pasado es simplemente el material con que fabricamos el futuro. El futuro es prepararnos para lo que no ha sido nunca. El futuro no pertenece a nadie, porque nos pertenece a todos. No hay precursores del futuro; sólo existen retardatarios. Nosotros, y nuestros hijos, somos el futuro. El futuro es ahora.
La patria de un hombre son sus ilusiones. Un hombre sin un sueño y un plan, es un hombre sin futuro. Nuestra vida es un constante toparse con el futuro. Solamente aquel que construye el futuro, tiene derecho a juzgar el pasado. Las naciones no son sino el resultado de un sueño colectivo… Las grandes naciones así nacieron.
Euskadi será lo que nosotros soñemos. Un pueblo no es sino un sugestivo proyecto de acción en común. Vivimos en una sociedad pluralista, plurilingüe e intercultural. Los orígenes diversos del pasado podrían separarnos, pero nos agrupa la identidad futura de ciudadanía vasca en una Europa unida. Por estas razones de futuro, Euskadi ya ha nacido y crece día a día. Lo mejor del futuro es que viene en porciones diarias. Para el presente día recomiendo dos poesías. La primera de Martin Luther King, el famoso ‘‘Hoy tengo un Sueño’’ durante la Marcha a Washington: "Yo tuve un sueño de unidad, donde caminaríamos codo con codo, pero hoy veo que sólo soy yo, sencillamente intentando arreglármelas".
La segunda de nuestro bardo "Lauaxeta": "Gorrotoz barik, noan maitetasun-bidez" (Camine yo sin odio, por los caminos de la paz).
Yo toco el futuro: Me dedico a enseñar. En general, se habla demasiado a los más jóvenes del pasado y no lo suficiente del porvenir, es decir, demasiado de los otros y no lo necesario de ellos mismos.
Dejando en manos de los historiadores y colegas de Irakasten.org la defensa del pasado propio de Euskadi, únicamente indicaría aquí lo que cualquier escolar sabe. Los vascos conservamos desde hace 20.000 años una de las lenguas más antiguas de Europa, desde el paleolítico hasta la actualidad. Sólo por este dato nuestro pasado sería relevante históricamente, pero en otros apartados también es singular, y ello sin detenernos en las batallas, ganadas o perdidas, que también forman parte del patrimonio histórico y cultural de la humanidad desde Roncesvalles (con "La chanson de Roland") hasta Gernika (gracias a Picasso). En el proceso de civilización, los vascos hemos sido pioneros en circunnavegar el mundo (hacia el Oeste con Elcano y hacia el Este con Urdaneta), escrito el Código Marítimo más antiguo del mundo, protagonizado la primera huelga documentada de los artesanos vascos en la construcción del Monasterio del Escorial, y constituido como la primera democracia de Occidente con el Fuero de Bizkaia, que garantizaba las protección de los derechos individuales desde el siglo XVI, y de la que da fe el Escudo de Bizkaia en el Capitolio de Washington como ‘‘La más antigua, la más admirable y ejemplar de las Instituciones Democráticas que se han conocido en el Mundo’’.
La Historia se ha reescrito múltiples veces, es la Penélope sombría que pasa las noches destejiendo la tela que antes urdieron sus manos. Napoleón observó que se trata de una fábula que todos hemos aceptado, y otros prohombres señalaron que es la suma de todos los crímenes de la humanidad, o una especialidad de la literatura de ficción o, escuetamente, la mentira encuadernada. Destacan cuatro citas: ‘‘La historia de la humanidad es un movimiento constante desde el reino de la necesidad hacia el reino de la libertad’’, Mao-Tse-Tung; ‘‘La historia no es mecánica, porque los hombres son libres para transformarla’’, Jefferson; ‘‘La historia es, más o menos, una simpleza. Queremos vivir en el presente y la única historia que tiene algún valor es la que nosotros hacemos hoy’’, Henry Ford; y la de H. G. Wells, ‘‘La historia humana es cada vez más una carrera entre la educación y la catástrofe’’.
Los educadores enseñamos que el futuro tiene muchos adjetivos: Para algunos, es lo desconocido o lo inalcanzable, pero para los más animosos es la oportunidad. Les explicamos a los alumnos que el tiempo está de su parte, que se interesen por el futuro, porque ahí es donde pasarán el resto de su vida, y que la existencia siempre es anticipación y porvenir. Somos proyectos. El ser humano es, sobre todo, futuro. Todos preferimos los sueños del futuro, más que la historia del pasado. El pasado es simplemente el material con que fabricamos el futuro. El futuro es prepararnos para lo que no ha sido nunca. El futuro no pertenece a nadie, porque nos pertenece a todos. No hay precursores del futuro; sólo existen retardatarios. Nosotros, y nuestros hijos, somos el futuro. El futuro es ahora.
La patria de un hombre son sus ilusiones. Un hombre sin un sueño y un plan, es un hombre sin futuro. Nuestra vida es un constante toparse con el futuro. Solamente aquel que construye el futuro, tiene derecho a juzgar el pasado. Las naciones no son sino el resultado de un sueño colectivo… Las grandes naciones así nacieron.
Euskadi será lo que nosotros soñemos. Un pueblo no es sino un sugestivo proyecto de acción en común. Vivimos en una sociedad pluralista, plurilingüe e intercultural. Los orígenes diversos del pasado podrían separarnos, pero nos agrupa la identidad futura de ciudadanía vasca en una Europa unida. Por estas razones de futuro, Euskadi ya ha nacido y crece día a día. Lo mejor del futuro es que viene en porciones diarias. Para el presente día recomiendo dos poesías. La primera de Martin Luther King, el famoso ‘‘Hoy tengo un Sueño’’ durante la Marcha a Washington: "Yo tuve un sueño de unidad, donde caminaríamos codo con codo, pero hoy veo que sólo soy yo, sencillamente intentando arreglármelas".
La segunda de nuestro bardo "Lauaxeta": "Gorrotoz barik, noan maitetasun-bidez" (Camine yo sin odio, por los caminos de la paz).