Desde Euskadi con cariño

Muchos vascos cada día nos sorprendemos más gratamente con la evolución positiva de algunos dirigentes del PSOE y del PP. Cierto es que no cabía mucho margen para empeorar, pero es de justicia (de la de verdad) reconocer la mejoría en lucidez de nuestros adversarios políticos centralistas, que tanto y tanto han contribuido en los últimos tiempos a los magníficos resultados electorales de los nacionalismos democráticos, y al alza de terceras opciones como IU. Por brevedad, destaquemos solamente nuestra solidaridad y sorprendente coincidencia plena y grata con el pensamiento formulado en esta misma semana por sendos representantes del PP y del PSOE: el transformista Piqué y el indescriptible Rodríguez Ibarra.

Josep Piqué, ex comunista ex catalanista y ex ministro, tras llamar a Artur Mas y felicitarle por los votos convergentes, ha ofrecido a CiU la abstención del PP pidiendo a Maragall del PSC que haga lo mismo en la sesión de investidura. De esta forma, el PP se decanta por un Gobierno de CiU en minoría, para que no pacte con Esquerra Republicana (ERC). Esto lo hemos leído en prensa y nos hemos quedado tan anchos. ¡Vamos que es justamente la política del PP en Euskadi! ¿O quizá no es exacto el recuerdo de que Mayor Oreja llamó a Ibarretxe, le felicitó por el aluvión de votos y le ofreció la abstención del PP en la investidura, reclamando al PSOE (que casi siempre obedece) que hiciese lo mismo a fin de que PNV-EA gobernase en solitario? Porque dicen que lo bueno de la política del PP es que no es errática e imprevisible como la del PSOE, que cambia según la zona en cuestión. Explica Piqué que mediante la oferta catalana, que cuenta con las bendiciones de la central madrileña del PP, los dos “grandes partidos nacionales” harían un "gran sacrificio" para evitar que un partido al que el PP llama "radical" (ERC) tenga la llave de la política catalana. Quizá ésta sea la gran diferencia: el partido “radical” vasco ya no es problema para el PP ni para el PSOE, tras ilegalizar a sus muchos miles de votantes.

El inenarrable presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ha realizado unas declaraciones con la lucidez que le caracteriza para evitar una interpretación torticera de sus palabras sobre la negociación para formar el gobierno catalán y sobre la necesidad de que Aznar se presente a la reelección. Literalmente ha indicado que le importa "un pepino" y "tres leches" lo que pacten en Cataluña, amenazando con no acudir a la reunión del Comité Federal del PSOE porque está "aburrido de la política madrileña y de la política catalana". Desde Euskadi, sin acritud, le rogaríamos de la política vasca le importase la misma cantidad de hortalizas y lácteos, que se aburra de Euskadi (o que se acuerde pero quizá para aprender algo), y que se concentrase en solventar algún problemilla extremeño que mejore su situación como 4ª región europea (como la Guayana francesa)… en la cola del bienestar. Suscribimos, como no puede ser menos, la cita de Ibarra: “Yo soy un estúpido metido a político porque yo pensaba que [con lo dicho] ayudaba a Aznar y a mi país, pero he visto que a este señor no le preocupa la unidad de España sino darle leña a Zapatero, y ponerme en una situación difícil en mi partido, y ya estoy hasta el gorro”.

Desde Euskadi, con todo cariño a extremeños y catalanes, en la esperanza de que encuentren o creen alguna alternativa política a la que representan estos dos políticos del PP y del PSOE. Francamente en caso de que no descubran ellos y hallemos todos otras posibilidades en partidos con más coherencia y menos autoritarismo, da escalofríos pensar qué puede pasar en marzo de 2004 con estos Rodríguez (Zapatero e Ibarra) y con la saga Aznar-Rajoy. Si no rectifican y al paso que van, en unas décadas el PP seguirá gobernando… en Madrid (capital y comunidad, tránsfuga arriba o tránsfuga abajo), y difícilmente se asociará libremente con ellos nadie,… excepto quizá Extremadura si Ibarra sigue hartándose de seguir siendo… Rodríguez.

Mundo seguro… para Bush

Bush nos prometió un mundo más seguro, y ya lo consiguió… para él. Parece que para ello bastan “sólo” 14.000 policías (la mitad de todos los efectivos) y 8 millones de euros durante su breve estancia en Londres, su país aliado por excelencia. Ciertamente que la guerra de Irak aportó seguridad, pero no a las víctimas iraquíes ni a sus “aliados” (véase el entierro en Roma por 19 muertos en Nasiriya), sino solamente al belicoso inductor de la guerra: George W. Bush.

En Irak la protección prometida por Bush se ha traducido en las siguientes cifras, según las fuentes más comedidas como MEDACT (una ONG humanitaria británica de profesionales sanitarios): Han muerto como consecuencia directa de la guerra, entre 22.000 y 55.000 iraquíes, tanto civiles como militares, y las consecuencias del conflicto se dejarán sentir en la población durante generaciones. Aparte de los fallecimientos directamente atribuibles a la guerra —entre 7.757 y 9.565 civiles, y entre 13.500 y 45.000 militares—, la población se encuentra en una situación de vulnerabilidad, debido a la pobreza, la “inseguridad” (citada expresamente), la quiebra de los servicios de salud y la destrucción de infraestructuras, como el suministro de agua. Sólo con un dato relativo a la salud indica que los 210.000 nacidos desde el conflicto no han sido vacunados de enfermedades como el sarampión.

Bush no ha inventado la modalidad de “guerra preventiva”, que ya empleó Atila en el año 452, y en 1939 Hitler al invadir Polonia. La misma estratagema que sufrieron los propios norteamericanos en el “ataque preventivo” de Pearl Harbour, donde perecieron 2.400 estadounidenses en 1941. Éste es el presidente que ha sido recibido en el Reino Unido con grandes diferencias de opinión entre su población, dividida entre sus desfallecientes defensores y sus crecientes detractores. Un reciente sondeo establecía que el 60% de los británicos ve a Bush como un “peligro para la paz mundial”. Todo ello insistimos en la metrópoli de su mejor y “más serio” aliado. El mismo alcalde de Londres, Ken Livingstone, ha definido a Bush como “el hombre más peligroso del planeta” en una revista ecologista. Mientras la tambaleante monarquía de los Windsor intenta desesperadamente “prestigiarse”, o quizás simplemente derivar las polémicas, recibiendo a Bush en sus alcobas del Palacio de Buckingham, un privilegio no permitido desde 1918 cuando Woodrow Wilson pasó cinco días camino de la Conferencia de Paz de Versalles al término de la Primera Guerra Mundial. Situación ciertamente diferente de la actual, cuando una vergonzante “victoria” con un balance de menos 100 muertos americanos frente a más de 22.000 iraquíes, parece dirigirse a una precipitada retirada de Irak para evitar perder… las elecciones en USA. Porque, amigos, ¡vivimos un mundo donde se mata a millares para ganar elecciones!

Escaños infantiles

EN MI PUEBLO DE VACACIONES INFANTILES, UBIDE (ANTES UBIDEA), DE DONDE PROCEDÍA MI ABUELA PATERNA.Esta propuesta surge de una antigua idea adaptada a los tiempos modernos desde la perspectiva de un educador. La anécdota original fue de Theodore Hoover, primer decano de la Escuela de Ingeniería de Stanford y hermano del Presidente norteamericano Herbert Hoover. En cierta ocasión dibujó de memoria un plano de la herrería de su padre en Iowa y puso un círculo pequeño cerca de la fragua. Al preguntársele qué significaba indicó: "Un asiento para niño", donde podía sentarse un muchacho a observar el trabajo del herrero, escuchar la conversación de los mayores y soñar mientras centelleaba la forja ante sus ojos.

Muchos recordamos ese asiento que ocupamos de niños, y que bien pudo ser un saco en la trastienda del almacén único del pueblo, como la tienda de "Margari" llena de provisiones y con cajones de cereales diversos en mi inolvidable Ubidea. Desde ese ángulo situado en los confines del mundo todopoderoso de los mayores, los niños atendíamos, escuchábamos y aprendíamos. De vez en cuando nos encomendaban algún recado. "Muchacho, trae esa caja", ordenaba alguien, y nuestras manitas torpes y frágiles se tornaban cuidadosas y firmes para no derramar el contenido. Desde aquel asiento los niños espiábamos los chismorreos del pueblo y decidíamos cuáles creer y cuáles desechar. A veces habladurías y temas que no eran adecuados para nuestros oídos, pero todo era parte del emocionante proceso de aprendizaje y de criterio entre lo bueno y lo malo. Lo cierto es que el número de asientos para niños ha desaparecido de forma alarmante a través de los años. Fueron sustituidos por la imperfecta televisión, aparte del dilatado tiempo escolar. Algunos añoramos aquel "escaño infantil", como inmejorable observatorio donde se captaban los infinitos matices del humano razonamiento y del humano sentir, y cuyas enseñanzas nunca olvidaremos. El proverbio dice "Allá va el niño, donde le tratan con cariño". Y desde aquel asiento vivimos una serie de "desilusiones felices" que acabaron con nuestra infancia.

Solicitamos recuperar esos escaños infantiles en todos los foros públicos actuales, y que dupliquemos su efecto mágico entre niños y adultos: Que la infancia recupere sus butacas en las barreras de la experiencia, y que la presencia de los niños regule la conducta de los adultos en los escenarios más decisivos. Que se oiga una advertencia que parece olvidada: ¡Que hay niños delante! De este modo, la función de regulación puede ser recíproca. Imaginemos que en los Parlamentos y en los Ayuntamientos se disponga una Fila Cero en las sesiones plenarias, con veinte o treinta niños observando atentamente qué hacen sus mayores. Seguro que desaparecerían muchos espectáculos improcedentes de nuestros prebostes, enfrentándose e insultándose con nunca lo harían los chiquillos. Víctor Hugo dijo que "Cuando un niño nos mira, se siente que Dios nos sondea". Sólo un docente puede comprender lo que es "saltar a la pista" de un(a) (j)aula, ante varias decenas de pares de ojos que todo lo escrutan. Seguro que con más escaños infantiles, los niños aprenden a comprender a los adultos, y que ante la presencia de los niños los adultos aprenden a no comportarse como. adultos, porque los niños adivinan qué personas les aman (don natural que con el tiempo se pierde), y aprecian no lo que somos, sino lo que queremos ser (de ahí su reputación como fisonomistas intuitivos).

Esta sugerencia va muy en serio, como todo lo relacionado con los niños de quienes hemos de reaprender. casi todo lo que olvidamos al inflarnos con la edad. Abramos las escuelas para que el fermento de los niños se desborde por toda la sociedad. Así seremos más concientes en todas nuestras actuaciones de que existen niños, acreedores del máximo respeto y que enlazan el pasado con el futuro. La ancestral sabiduría china proclama: "De niños todos hermanos, de mayores todos enemigos". Seamos niños. Las grandes personas son aquéllas que no pierden ni su corazón inocente, ni su poder de crecer, ni su insurrección genuina por la que dicen: lo "único que quiero es todo". El niño es el padre del hombre, porque siempre habrá un niño en el hombre verdadero.

57 millones de blogs... algunos de ellos tienen que ser buenos

Según los últimos datos del agregador de blogs Technorati, cada 24 horas se crean 100.000 nuevos blogs en todo el mundo. La blogosfera ya suma más de 57 millones de bitácoras personales y sus habitantes escriben 1,3 millones de anotaciones por día. Algo está pasando para que toda la población equivalente a España y Portugal se haya decidido a escribir regularmente de forma altruista.

¿Una moda?, posiblemente.
¿Afán comunicador?, sin duda.
¿Una carencia?, casi, casi.
¿Egocentrismo?, probablemente.
¿Libre expresión y conversación? Exacto.

(Recogido de La Huella Digital...)

Catalunya: Levántate y anda

Ha amanecido Catalunya tras el 16N claramente más nacionalista y más de izquierdas. Más nacionalista porque los 10 escaños perdidos por CiU son recuperados con uno más por los 11 adicionales de ERC, y con un PSC de Maragall mucho más… federalista asimétrico. Y despunta Catalunya más de izquierda porque la derecha pierde 7 escaños (10-3), que gana la izquierda (11+6-10).

Fracasan tres partidos, en mayor o menor grado: El Partit dels Socialistes de Catalunya porque pierde 10 escaños, desde los 52 anteriores, y partía desde expectativas superiores. Le ha perjudicado el barullo del PSOE con unos barones extremeño-manchegos que, sin lograr avanzar sus regiones, insisten en “arreglar” las autonomías ajenas para recibir el aplauso envenenado de algunos medios con gran contento de su adversario político. La petición de Ibarra de que continúe Aznar, ha sido el mejor caballo de Troya para su “colega” Maragall. La segunda contrariedad electoral corresponde a Convergència i Unió, que también pierde 10 escaños respecto de los 56 iniciales, lo que significa un rapapolvo por su ‘entente’ con el PP, pero puede consolarse sabiéndose contra pronóstico el partido hegemónico tras 6 legislaturas en el poder y tras el difícil relevo de un histórico Pujol por Mas. El tercer fracaso es el del Partido Popular que, aunque gana 3 escaños y votos, pasa a ser el 4º partido en Catalunya y ve desaparecer toda su influencia, porque es el único partido que no cuenta en ninguna quiniela, quedando marginado como el reducto españolista (11,9% del electorado parecido al de Iniciativa per Catalunya Verds) en un panorama cada vez más catalanista y más de izquierdas.

Como inmediata conclusión sólo caben dos gobiernos articulados en torno a un nacionalismo más remarcado de CiU + ERC, o a un pacto de izquierda acentuadamente catalanista con PSC + ERC + ICV. La ciudadanía catalana ha hablado con claridad, y por ello el partido estrella ha sido Esquerra Republicana de Catalunya, soberanista y de izquierdas. Su líder Joseph Lluís Carod-Rovira ha planteado inmediatamente una condición a sus posibles socios: Avanzar hacia una propuesta de “Libre Asociación con el Estado” como en el denominado “Plan Ibarretxe”. Desde esta perspectiva existen muchas diferencias y algunas semejanzas entre Catalunya y Euskadi. Destaquemos únicamente alguna realidad incontrastable: la política bronca y frentista de la España homogénea e imperial de Aznar es posible que sea su granero de votos en algunas regiones centralistas, pero no confunde a casi nadie en la periferia y está descohesionando el Estado. ¿No fue Aznar quien ha dicho hace unos días que el electorado catalán no pide la reforma del Estatut? Pues sólo lo pide el 88%. A la gran protagonista del día, Catalunya, sólo queda recordar la frase bíblica: ¡Levántate, anda y… asóciate libremente!

El PSOE de Rodríguez Zapatero debiera aprender alguna lección de las urnas, porque su confusión política no proviene tanto de su ideología como de su estrategia: Si realmente acabase con su etapa de “oposición útil” (nos tememos que para el PP), podría seguir una táctica más cercana a los territorios confiando en sus ejecutivas periféricas, y frenando a sus barones ensalzados por la prensa derechista, aparte de desautorizar a los agentes declaradamente aznaristas como Redondo Terreros. Incluso podría reconsiderar su “firmeza” ante el imparable nacionalismo democrático vasco, porque parece responder más a la orden del PP de “¡Firmes!” (en su doble acepción de firmar todo y ponerse en posición de obedecer al PP), que a la solidez de sus argumentos e historia reciente (léanse los programas electorales del PSOE en la transición). Si no reconduce su brújula el PSOE, que vaya buscando adjetivos en el diccionario para su larga travesía por el desierto y ponga un anuncio de “Se busca líder de recambio: Empleo temporal”.

El cielo de los recuerdos

Debe existir un paraíso para los recuerdos, un edén para los sentimientos vividos. Porque los objetos van al basurero o se reciclan; los cuerpos se entierran en los cementerios y vuelven a la tierra; los hechos se recogen en la historia, aunque sean falseados; el trabajo material queda en forma de prosperidad y desarrollo; el arte se colecciona en los museos; la música en las partituras que resuenan en los conservatorios; los escritos van a libros que se amontonan en las bibliotecas; y hasta las teorías son recolectadas, incluso las más inciertas casi siempre las más razonables y bellas como la del flogisto. El conocimiento, los razonamientos, las obras quedan… pero ¿dónde van los sentimientos?

Las emociones se expresan indirectamente y llegan a materializarse, a veces de modo solemne y comunitario en forma de pirámides o catedrales o, en otras ocasiones, de estilo más privado como un árbol o una sortija, que se cuida y transmite en la cadena de seres humanos que legan y allegan engrandeciendo el recuerdo de épocas pasadas, pero no olvidadas. Pero toda la inmensa fortuna acumulada de ternura, de pasión, de humanidad, de civilización, ¿dónde se alberga?

Los sentimientos también construyen elementos de cultura, muy valiosos que siempre podrán apreciarse y utilizarse como base de futuras vidas, especialmente a través de las lenguas, de las creencias o de las tradiciones. Hablar un idioma milenario hace que reverbere en el espacio infinito la vivencia de muchas generaciones de ancestros, lo que llega a conmover a un hablante sensitivo. Pero, ¿dónde se esconde el nirvana de todas las nostalgias?

Lo más humano que siempre florecerá es el amor, marcando los hitos de nuestra vida, balizando nuestro pasado, señalando nuestro presente y apuntando-apuntalando a nuestro futuro. La vivencia del cariño traza nuestra existencia en forma de recuerdos: la mano de nuestra madre llevándonos de paseo al parque y dándonos la merienda; caminar abrazados a los faldones de la gabardina de nuestro padre a salvo de cualquier contingencia; la compañía leal de nuestros hermanos y primos en cualquier circunstancia; la primera sonrisa pícara de una amiga; el primer amor; el primer beso; el primer “te quiero”; el cortejo, la boda, el primer embarazo; el nacimiento de cada hija y de cada hijo, sus primeras palabras y sus primeros pasos; la orfandad tras la muerte de nuestros padres, y no importa la edad que ya tengamos;… Todo este tesoro de afecto y alegría no se puede desvanecer, debe ir a algún refugio secreto donde reside lo mejor de nuestras vidas.

Todos sabemos que compartiendo sentimientos comunes con quienes convivimos, y especialmente con los más jóvenes (hijos, nietos, alumnos, amigos,…), transmitiremos este legado de amor que es exclusivo de los seres humanos. ¡Hablemos diariamente más de amor y de encuentro, y menos de discrepancias y alejamientos! En privado y en público, en casa y en el trabajo, en la calle y en la prensa. Muchos además creemos que este exorbitante patrimonio de fraternidad, cordialidad y simpatía habita en un mundo platónico que nos envuelve como el aire, y que puede presentirse muy íntima y trascendentemente cuando nos acercamos a los demás, cuando les miramos con aprecio, cuando les escuchamos con atención, cuando les damos la mano con amistad, cuando advertimos y sentimos quiénes son: nuestros hermanos y hermanas.

Cartas al sucesor

Se cuenta que en abril de 1976, cuando Harold Wilson hubo de ceder su cargo de primer ministro a su compañero de partido James Callaghan, dejó en un cajón tres sobres cerrados y numerados que su sucesor debía abrir por orden cada vez que se produjese una crisis. Tras la primera crisis, Callaghan abrió el primer sobre y leyó: "Échale la culpa a su antecesor". Después de la segunda, leyó: "Destituye al secretario". Y por fin, tras la tercera: "Prepara tres sobres,...".

La supuesta receta del líder laborista Wilson, quien debió retirarse inesperadamente por la deteriorada economía y la conflictiva situación en Irlanda del Norte, podría ser imitada por Aznar, dejando tres cartas con los "secretos" de la política del PP:

1º Échale la culpa de todo lo que salga mal al antecesor de tu antecesor, es decir, al PSOE. Aprende de desastres como el Prestige, imputables más que al gobierno, a la oposición por alegrarse de que ocurran.
2º Desmantela lo que quede del autogobierno vasco y explota el conflicto para ganar votos. Aprende del revoltijo entre los poderes ejecutivo, judicial y mediático con ayuda de los tontos útiles de la oposición para combatir al nacionalismo democrático.
3º Escribe las tres cartas para tu sucesor, eligiendo al más manejable de los candidatos, para que desde su debilidad gobierne con rigidez. Aprende de Fraga cuando me eligió, y aprende de mí cuando te preferí a ti.

Cárnicas malsanas

Crónicas Marcianas (The Martian Chronicles) fue una célebre obra de Ray Bradbury aparecida en 1950 y reeditada en castellano varias veces en la última década, lo que prueba su valor literario para los amantes del género en el que Bradbury siempre destacó: la ciencia-ficción. Existe un programa televisivo que adoptó irreverentemente el mismo título, pero que es representativo justamente de la categoría opuesta: la incultura-real. Esa supuesta variedad de ‘talk-show’ nocturno, no representa la visión de un marciano que intenta descubrir y entender lo que pasa en Celtiberia, sino que da pábulo al mantenimiento de la más indigna ordinariez con personajillos repelentes que serían anodinos hazmerreír de taberna, si no se les arropase por el manto de una audiencia televisiva manipulada y desmantelada que se aferra a lo más tirado y trillado: escuchar chismes relativos a majaderos irrelevantes excepto por su propia estupidez.

El director de CM, Javier Sardà, es un periodista de acreditada trayectoria en prensa, televisión y, sobre todo, en radio. Siempre recordaremos al entrañable Sr. Casamajor, su alter ego quien le acompañó durante años en una sorprendente proeza radiofónica. Lamentablemente parece que en su etapa de producción televisiva, descubrió la “piedra filosofal” de la franja nocturna en su ángulo más cutre, soez y chabacano. Cierto que CM no es responsable del bajo nivel cultural de la audiencia que realmente existe, y que Sardá no es un educador a quien paguen para formar ni para informar. Pero cabría esperar del talento y conocimiento del medio de un profesional como Sardá, otro tipo de ‘cocktail’ en una franja de entretenimiento que procurase además de espectáculo, diversión, imaginación e ironía, que siempre se agradecen, un fondo de análisis y crítica social sobre temas menos ramplones y con contertulios menos toscos. Quizá así contribuiría decisivamente a elevar el nivel cultural y de debate entre nuestra ciudadanía.

También cabe esperar de la cadena que mantiene esta programación, y que desgraciadamente se asemeja a otras en su nivel de telebasura, una búsqueda de audiencia frente a la competencia sin acceder a concesiones tan cárnicas y malsanas, donde triunfa el vergonzoso escándalo de eruditos en griteríos. La excelencia de la televisión, que para muchos es su único alimento intelectual, se mide no sólo por la cantidad de audiencia, sino también por su calidad.