Podría hacerse una trasposición del nuevo modelo de consuminor al nuevo modelo de ciudadanía... De momento, quede aquí esta síntesis que sobre el encuentro de tendencias Omnicom publicó la revista El Publicista. En dicho encuentro, en el que participaron especialistas del sector del marketing, comunicación y las nuevas tecnologías, se habló sobre mercados emergentes y nuevos consumidores.
Ahora son los individuos, no las instituciones.
El consumo de masas es el modelo del siglo XX.
Se ha producido una fragmentación de la familia. Éstas son más pequeñas (3 personas) e individualistas.
El centro de la familia ya no es el matrimonio sino que el hijo, el cual influye en un 50% de las decisiones de compra.
Solo uno de cada 5 jóvenes se interesa por la política.
Aparecen nuevas formas de asociación como ONGs, comunidades de interés, etc.
Se consolidan los procesos migratorios, los consumidores viajan más.Surge la cultura de la fusión producto del mestizaje geográfico y cultural.
Triunfan las empresas pequeñas, pero con modelos alternativos.
El marco institucional religioso desaparece y surgen nuevas religiones individuales.
Internet ha dotado de un poder sin límites al individuo.
La globalización genera una pérdida de indentidad que produce el retorno a las identidades regionales.
Se acentúa la búsqueda de uno mismo, la autorrealización individual y los proyectos éticos.
Atraen las empresas con ideología como Google, Amazon, Starbucks, You Tube, etc.
Se producen nuevas enfermedades relacionadas con este nuevo estilo de vida como el estrés, depresiones, suicidios, cuadros de ansiedad, etc.
Los nuevos consumidores somos individualistas pero buscamos nuevos niveles de pertenencia. Nos alejamos de modelos uniformes para inscribirnos en estructuras más pequeñas, informales y flexibles. Ellas son símbolo de fragmentación y pluralismo.
El nuevo consumidor quiere ser único y que se le trate como individuo.
Triunfarán los productos de serie limitada, los personalizados y customizados. Veremos el auge del micromarketing.
El marketing se basará en estilos de vida.
El nuevo consumidor es paradójico y versátil. Puede ser compulsivo y reflexivo a la vez, derrochador y ahorrativo (el concepto de ahorrar comprando o de donnut`s light).
Triunfan las marcas mundiales que acentúan particularismos regionales o locales.
El nuevo consumidor es embustero. Crece la distancia entre lo que dice y lo que realmente hace. Cree ser su imagen idealizada.
Es un consumidor atraído por lo alternativo y por los valores éticos.
Compra experiencias de marca personalizadas.
Aparecen nuevas aspiraciones postmodernas como la disminución de tiempo (queremos todo rápido), la salud, el culto al cuerpo, el ocio y la naturaleza.
El nuevo consumidor quiere que le escuchen, quiere ser tomado en cuenta.
Pasamos de la era de la "transacción" empresa-cliente a la era de la "relación" cliente-empresa.
Nos encontramos ante un nuevo consumidor activo que no se limita a recibir ofertas sino que las busca, las distribuye, un consumidor comunicante, un "'pro-consumidor" o un "e-influencer" en el caso de los entornos online.
Este consumidor comunicante beneficiará a muchas empresas pero también sancionará a las que cometan abusos.
En esta sociedad postmoderna los consumidores participarán en la construcción de marca. El receptor tradicional se convierte también en emisor.
La gente disfruta buscando productos de calidad a bajo precio. Es un juego cuyos resultados son dignos de orgullo y se transmiten a los amigos y conocidos.
El consumidor actual es un experto comprador, está altamente cualificado ya que considera el ejercicio de comprar como algo esencial para la vida moderna.
El nuevo consumidor sabe diferenciar perfectamente entre los reclamos de marketing y los beneficios reales del producto.
En cuanto a los nuevos hábitos alimenticios, los niños piden productos divertidos; los jóvenes, atractivos; los maduros buscan nuevos sabores y alimentos fáciles de preparar mientras que los mayores compran productos que les ayuden a mejorar sus condiciones físicas y mentales.
En cuanto a los hábitos tecnológicos, el nuevo consumidor quiere estar online las 24 horas del día (busca tarifas planas), le gustan los gadgets pequeños (miniaturización) y disfruta con la movilidad y la portabilidad.
El usuario ha pasado de ser un receptor para convertirse en un generador de contenidos.
Crimen perfecto
Una muerte resuelta por un crío con el método científico.
Aquello sucedió realmente, no fue un cuento de niños ni una leyenda rural. Pudo ser descrito como un juego inocente, un tosco arte o, simplemente, una historia de amor y odio de una pareja incompatible con un trágico desenlace. Quizá sólo fue un acertijo infantil ideado por un chiquillo, pero en la escena de un delito auténtico.
Aconteció en esos fastidiosos días navideños en los que los escolares se aburren en el pueblo de sus abuelos. El frío invernal no impedía que la chavalería se escapase de las casas al mediodía, cuando la mañana soleada ha caldeado un poco el ambiente. El más avispado lo descubrió en medio de la habitual caminata desde la plaza hacia la gruta de las reuniones secretas. Aunque era el más chico en estatura y edad, los demás supieron que hablaba en serio, porque conocían su voracidad lectora, que le hacía actuar como si fuera el mayor.
- “¡Alto, que nadie se mueva!”, gritó en medio de la marcha.
- “Ahí mismo está enterrado un cadáver y somos testigos de un suicidio u homicidio reciente”, continúo ante el asombro de sus atónitos amigos.
Señaló a un lado del sendero, donde se veía pisoteada la tierra. A continuación, el pequeño criminalista hizo una aterradora descripción de la fechoría, partiendo de pequeños indicios que los demás no supieron asociar.
- “¿No comprendéis que el asesino está ahora mismo mirándonos con descaro, riéndose de nosotros ante la tumba que casi pisamos? Las pistas son evidentes: El desaparecido era un ser muy querido de todos nosotros, con quien hemos jugado muchas veces; anoche mismo se divirtió con la otra pandilla hasta la madrugada, pero al amanecer se ha descuidado y su verdugo le ha quemado lentamente hasta la agonía; le ha sacado los ojos y la nariz, y luego ha enterrado sus restos aquí mismo”.
Se inquietaron todos, mirando nerviosos hacia los lados en aquella mañana radiante, sin comprender nada, quedando paralizados y sin saber si gritar o correr. Poco a poco fueron descifrando la intriga, al observar los detalles casi inapreciables: la escoba tirada a un lado, los tres grandes botones, la deshilachada bufanda, la vieja pipa, la zanahoria,…
[Si quedase algún lector pendiente de la solución, le aconsejamos que relea el relato, porque no insultaremos su inteligencia con el gordo albino “muñeco de viene” fundido por la quinta nota musical.]
Aquello sucedió realmente, no fue un cuento de niños ni una leyenda rural. Pudo ser descrito como un juego inocente, un tosco arte o, simplemente, una historia de amor y odio de una pareja incompatible con un trágico desenlace. Quizá sólo fue un acertijo infantil ideado por un chiquillo, pero en la escena de un delito auténtico.
Aconteció en esos fastidiosos días navideños en los que los escolares se aburren en el pueblo de sus abuelos. El frío invernal no impedía que la chavalería se escapase de las casas al mediodía, cuando la mañana soleada ha caldeado un poco el ambiente. El más avispado lo descubrió en medio de la habitual caminata desde la plaza hacia la gruta de las reuniones secretas. Aunque era el más chico en estatura y edad, los demás supieron que hablaba en serio, porque conocían su voracidad lectora, que le hacía actuar como si fuera el mayor.
- “¡Alto, que nadie se mueva!”, gritó en medio de la marcha.
- “Ahí mismo está enterrado un cadáver y somos testigos de un suicidio u homicidio reciente”, continúo ante el asombro de sus atónitos amigos.
Señaló a un lado del sendero, donde se veía pisoteada la tierra. A continuación, el pequeño criminalista hizo una aterradora descripción de la fechoría, partiendo de pequeños indicios que los demás no supieron asociar.
- “¿No comprendéis que el asesino está ahora mismo mirándonos con descaro, riéndose de nosotros ante la tumba que casi pisamos? Las pistas son evidentes: El desaparecido era un ser muy querido de todos nosotros, con quien hemos jugado muchas veces; anoche mismo se divirtió con la otra pandilla hasta la madrugada, pero al amanecer se ha descuidado y su verdugo le ha quemado lentamente hasta la agonía; le ha sacado los ojos y la nariz, y luego ha enterrado sus restos aquí mismo”.
Se inquietaron todos, mirando nerviosos hacia los lados en aquella mañana radiante, sin comprender nada, quedando paralizados y sin saber si gritar o correr. Poco a poco fueron descifrando la intriga, al observar los detalles casi inapreciables: la escoba tirada a un lado, los tres grandes botones, la deshilachada bufanda, la vieja pipa, la zanahoria,…
[Si quedase algún lector pendiente de la solución, le aconsejamos que relea el relato, porque no insultaremos su inteligencia con el gordo albino “muñeco de viene” fundido por la quinta nota musical.]
Todo saber tiene de ciencia lo que tiene de matemática
"Un matemático que no es también algo de poeta, nunca será un matemático completo". |
Uniformes malditos
El uniforme no exculpa a quienes dejan de actuar como seres humanos.
Las guerras, todas ellas, son escenarios de muerte y barbarie. Los civilizados seres humanos parecen transformarse al vestir un capote militar, no importa cuál. Un civil, uniformado a su pesar, pasa a ser una víctima propiciatoria, que no puede lamentar ni su propia muerte al ser un amortajado andante. Peor aún, algunos soldados entienden que el anonimato escondido tras una guerrera con bandera incorporada exime del respeto escrupuloso a los derechos humanos ajenos.
Uniformes marciales: ataúdes livianos para reclutas de alistamiento forzoso o excusa para el asesinato impune. O la muerte legitimada, “un soldado es un esclavo con uniforme”, que François Mauriac describió: “Su uniforme era demasiado grande para él. Su pelo cortado raso suprimía toda la personalidad de su rostro. Ya estaba preparado para la muerte. Era igual a los otros, indistinto, ya anónimo, ya desaparecido”. Eso, o la escandalosa y reiterada noticia de los abusos militares, comprobando que todavía el uniforme vencedor es licencia para violentas aberraciones, como dijo George Lansdowne, “Con uniforme, los cobardes pasan por guerreros”.
Si los ejércitos pretenden imponer la democracia por la fuerza de las armas, no serán adalides de las libertades, sino que seguirán deshonrándose a sí mismos, y a las sociedades -supuestamente avanzadas- que los patrocinan. Abominemos de las mismas torturas y las mismas vejaciones a los enemigos que se siguen practicando en el siglo XXI, como a lo largo de la Historia. Casacas de colores distintos siguen arrebatando los derechos a los vencidos y otorgando a los vencedores inhumanos poderes: ¡Qué ignominia!
Las guerras, todas ellas, son escenarios de muerte y barbarie. Los civilizados seres humanos parecen transformarse al vestir un capote militar, no importa cuál. Un civil, uniformado a su pesar, pasa a ser una víctima propiciatoria, que no puede lamentar ni su propia muerte al ser un amortajado andante. Peor aún, algunos soldados entienden que el anonimato escondido tras una guerrera con bandera incorporada exime del respeto escrupuloso a los derechos humanos ajenos.
Uniformes marciales: ataúdes livianos para reclutas de alistamiento forzoso o excusa para el asesinato impune. O la muerte legitimada, “un soldado es un esclavo con uniforme”, que François Mauriac describió: “Su uniforme era demasiado grande para él. Su pelo cortado raso suprimía toda la personalidad de su rostro. Ya estaba preparado para la muerte. Era igual a los otros, indistinto, ya anónimo, ya desaparecido”. Eso, o la escandalosa y reiterada noticia de los abusos militares, comprobando que todavía el uniforme vencedor es licencia para violentas aberraciones, como dijo George Lansdowne, “Con uniforme, los cobardes pasan por guerreros”.
Si los ejércitos pretenden imponer la democracia por la fuerza de las armas, no serán adalides de las libertades, sino que seguirán deshonrándose a sí mismos, y a las sociedades -supuestamente avanzadas- que los patrocinan. Abominemos de las mismas torturas y las mismas vejaciones a los enemigos que se siguen practicando en el siglo XXI, como a lo largo de la Historia. Casacas de colores distintos siguen arrebatando los derechos a los vencidos y otorgando a los vencedores inhumanos poderes: ¡Qué ignominia!
Google es la principal forma de nuestra cultura de conocerse a sí misma
"Toma todo aquello que amas, digitalízalo, y ponlo en la Red". |
John Perry Barlow (en CopyFight, 2005). |
Europeos crecidos
La familia europea aumenta, pero la hermandad humana sigue siendo una asignatura pendiente.
Hoy somos todos un poco más europeos, quizá un poco más universales, tal vez un poco más humanos. Las raíces de cada uno seguirán siendo las mismas, pero hoy en el viejo continente todos caminamos más ligeros, aupados por una brisa multilingüe que viene del Oeste a sones del “Himno a la Alegría” de Beethoven.
La dimensión oriental de Europa siempre estuvo con nosotros: Todos fuimos un poco checos con Franz Kafka, sentimos el alma aplastada de Polonia con Marie Curie (nacida Sklodowska) y Günter Grass nos enseñó qué significaba nacer a orillas del Báltico, en lo que entonces era la ciudad libre de Danzig. Pero desde ahora nuevos destinos europeos estarán más vinculados con los nuestros, incluso administrativamente, en esta nueva Europa de 25 Estados.
“Ya somos 455 millones” de europeos, desde el 1 de mayo de 2004. Nos une algo más que la geografía física, la historia sufrida, incluso más que la cultura y los valores compartidos: nos une el sentimiento de que convivir en paz, libertad, solidaridad y fraternidad es posible. En definitiva, la pertenencia a esa especie superior, la raza humana, que todavía permanece explotada, sometida y esclavizada en muchos rincones del planeta. Nunca olvidemos que Europa, que seguirá ampliándose, jamás llegará a ser feliz en un mundo injusto y en guerra. Hasta que todos los seres humanos no dispongan de un presente y un futuro con todos sus derechos reconocidos y con todas sus oportunidades abiertas, nadie será identitariamente europeo, nadie será verdaderamente libre, nadie será enteramente dichoso.
Hoy somos todos un poco más europeos, quizá un poco más universales, tal vez un poco más humanos. Las raíces de cada uno seguirán siendo las mismas, pero hoy en el viejo continente todos caminamos más ligeros, aupados por una brisa multilingüe que viene del Oeste a sones del “Himno a la Alegría” de Beethoven.
La dimensión oriental de Europa siempre estuvo con nosotros: Todos fuimos un poco checos con Franz Kafka, sentimos el alma aplastada de Polonia con Marie Curie (nacida Sklodowska) y Günter Grass nos enseñó qué significaba nacer a orillas del Báltico, en lo que entonces era la ciudad libre de Danzig. Pero desde ahora nuevos destinos europeos estarán más vinculados con los nuestros, incluso administrativamente, en esta nueva Europa de 25 Estados.
“Ya somos 455 millones” de europeos, desde el 1 de mayo de 2004. Nos une algo más que la geografía física, la historia sufrida, incluso más que la cultura y los valores compartidos: nos une el sentimiento de que convivir en paz, libertad, solidaridad y fraternidad es posible. En definitiva, la pertenencia a esa especie superior, la raza humana, que todavía permanece explotada, sometida y esclavizada en muchos rincones del planeta. Nunca olvidemos que Europa, que seguirá ampliándose, jamás llegará a ser feliz en un mundo injusto y en guerra. Hasta que todos los seres humanos no dispongan de un presente y un futuro con todos sus derechos reconocidos y con todas sus oportunidades abiertas, nadie será identitariamente europeo, nadie será verdaderamente libre, nadie será enteramente dichoso.
Entrevistas laborales
Trucos para medir inteligencia, humanidad o ética
Todos hemos padecido los insufribles cuestionarios propios de las entrevistas de trabajo. Sugerimos algunas recomendaciones para acudir con la máxima confianza a ese trance y demostrar todas nuestras cualidades. Habitualmente los examinadores, y lo digo por experiencia propia, tratan de medir -en una prueba necesariamente rápida- capacidades difíciles de escudriñar, pero crecientemente valoradas como integridad, iniciativa, perspicacia y cordialidad. Un esquema básico y simplificado de estos exámenes los reduce a tres áreas. Obviamente, la fórmula descrita seguidamente de los acertijos es una simple caricatura de los verdaderos tests psicométricos, pero el esquema quizá resulte valioso.
Escala ética. Se suele plantear mediante un dilema moral como el siguiente. Conduces un coche biplaza en una desapacible noche de tormenta. Pasas de madrugada ante una parada de autobús donde se encuentran tres personas que te avisan de una emergencia: Son una anciana parece un infarto, un viejo amigo que te salvó la vida corre peligro de pulmonía, y la mujer de tus sueños, que llevas toda la vida esperando. ¿Qué haces si sólo cabe un pasajero? Una aceptable respuesta, pero no la única, sería dejar el coche a tu amigo para que acudiese al hospital con la anciana, mientras te quedas protegiendo a tu chica perfecta. Moraleja: Aprendamos a pensar creativamente, para superar las aparentes limitaciones.
Escala intelectual. El problema tipo puede ser similar a éste. Debes tomar cada día dos pastillas diferentes, indistinguibles en apariencia o sabor, que vienen en frascos distintos. Sería mortal no tomar la dosis o aumentarla, y estás navegando en solitario con la medicina contada. Una noche cuando crees haber retirado sólo una gragea de cada envase, te encuentras con tres sobre la mesa. Es tu hora y debes tomar urgentemente tus pastillas, aprovechando las que has sacado. Si capaces de sumergirnos mentalmente en tan hipotética situación, pronto descubriremos que contando las píldoras que quedan en los frascos sabremos si allí tenemos 2 del primer o segundo estuche. Luego bastará partir las 3 pastillas por la mitad más una píldora sobrante del frasco correspondiente, y tomar ese día (y al siguiente) las mitades apartadas.
Escala de humanidad. Todas las entrevistas cuentan, aparte de las correspondientes artimañas para detectar mentiras, con algún pequeño ardid para descubrir la sociabilidad y amabilidad, aptitudes cada día más apreciadas para trabajar en equipo. Un ejemplo suele ser preguntar en el ejercicio escrito el nombre de la secretaria de recepción, que contaba con una placa de identificación perfectamente legible para quien observa esos detalles. Una respuesta acertada demuestra que el solicitante reconoce como esenciales a todas las funciones laborales y que considera personas importantes a todos sus compañeros de trabajo.
Habrá muchas más interrogantes, como describir el peor problema enfrentado, ejemplos de decisiones o errores adoptados en nuestra vida, último libro y película, por qué elegimos ese puesto y esa empresa, nuestra mayor virtud y debilidad, metas personales alcanzadas y pendientes, dónde y cómo nos imaginamos dentro de 5 años, objetivos a largo plazo o cuándo es apropiado decir una mentira. La mejor respuesta es que casi nunca. Recordemos siempre que debemos mostrarnos tal como somos, así que procuremos llegar a esa cita con una biografía que pruebe que hemos acumulado el máximo capital de bondad, cordura y altruismo.
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