Andanzas de hijos

©Mikel AgirregabiriaCuando conviene, los hijos vienen; luego provienen, sobrevienen, devienen, intervienen, hasta que se van, andan y, finalmente, mandan.

Dicen que la educación es algo que recibimos de nuestros padres cuando nos mandan a la universidad, pero no estará completa mientras no mandemos allí a nuestros propios hijos. Algunos ya hemos completado el ciclo, y este curso tenemos a todos los hijos estudiando fuera. Estamos otra vez solos, de “novios”, Carmen y yo. Y entonces piensas en las idas y venidas de los hijos.

Al principio no sabes si vendrán. Luego, te piensas si conviene que vengan. Fácilmente convienes que ojalá vengan. Y vienen… Al principio, de niños van y vienen siempre contigo. Pronto te preguntan de dónde han venido. Enseguida te discuten la hora a la que han de venir. Después se niegan a decir a dónde van y a qué hora vendrán. Luego se van de vacaciones, pero te vienen con sus problemas. Más tarde dicen que quieren irse, pero que no pueden y han de venirse. A veces hasta se van, pero vuelven rápidamente. Después de muchas idas y venidas ya se van, mas pronto te vienen con nietos y el círculo vuelve a rodar.

Que no nos falten las andanzas y las mudanzas de los hijos, quienes comienzan a escasear. Porque los hijos son la mejor prueba de que la vida camina. Y la vida es acción. Y la acción básica es el movimiento, que se demuestra andando. Vamos que esta vida es de venida e ida.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/andanzas.htm

Mirada a Obaba

Recomendando la película "Obaba", adaptación cinematográfica de Montxo Armendariz basada en “Obabakoak" de Bernardo Atxaga.

Obaba es una película inclasificable pero predecible, alegórica aunque de mensaje directo, emotiva si bien obliga a la reflexión, y rotundamente aconsejable por su lirismo sobrio, por su misteriosa fotografía (de Javier Aguirresarobe) y por lo mejor de todo: su guión que expresa fielmente la atmósfera mágica del libro original. Hasta la lentitud de la narración se atenúa por la crónica fluida, y convierte en virtud lo que en pantalla suele ser el defecto pésimo.

Han transcurrido más de tres lustros desde que en 1988 Atxaga publicó su premiada y traducida novela, y muchos nos preguntábamos cómo quedarían en el cine algunas de las 28 historias que conformaban la obra. El resultado de Armendariz despeja todas las dudas. Además, no hace falta en modo alguno haber leído el libro para disfrutar del film, que llevará el mundo literario de Obaba a más destinatarios de todo el mundo.

En un metraje de autor doble, el lujo del reparto con excelentes intérpretes (Mercedes Sampietro, Pilar López de Ayala, Juan Diego Botto, Bárbara Lennnie, Eduard Fernández,…) transforma la obra en una película coral de mesura controlada que explota sordamente. Los relatos son explícitos y metafóricos, destacando los de la maestra enamorada que espera una carta que nunca llega, el del niño que aprende cultura alemana mediante cartas de amor, y el del asesino soñador de una isla paradisíaca. Además se narran aprovechando las resonancias de cuatro lenguas: castellano, euskera, francés y alemán.

La película recoge mucho de la esencia vasca, propio del alma de cualquier ser humano: Su lenguaje simple explica lo más complejo, como la niña que cuenta cómo su abuelo cuando mide el crecimiento del maíz sabe que el mundo sigue su curso, o cómo cantando un villancico en euskera los corazones se entienden.

Algunas frases míticas son, y serán, los mejores referentes de Obaba, como “hasta hace muy poco, yo era una persona normal”, “aún faltan 87 curvas”, “¿a que no sabe cuántos pasos hay entre su casa y la escuela”, “ya sé que no es fácil vivir entre esta gente, pero tienes que ser fuerte”, “siempre es verano en la Isla de las Tortugas”, “la gente inteligente sabe adaptarse a cualquier situación”, “¿no quiere irse de aquí? No, ¿para qué? Cualquier sitio es inmejorable, si…”. Con ellas, se ratifica la creencia de que el paraíso, aún en la tierra, está abierto a todo espíritu bondadoso.

Dicen que no hay que temer a las sombras, porque sólo indican que en un lugar cercano resplandece una gran luz. La película Obaba habla del odio y del amor, de la soledad y de la compañía, de la escuela y del cine, de la vida arcaica y eterna, de los niños, jóvenes y ancianos,… ¡No te la pierdas!

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/obaba.htm

Amigos de verdad

"Mis amigos no parecen amigos de verdad, sino personas cuyos números de teléfono no he perdido aún".
Oído al pasar...

Familias ricas

©Mikel AgirregabiriaUna desapercibida noticia, transmitida sólo como curiosidad, ratifica la grandeza que atesora una familia unida.

Nuestro hijo pequeño, Aitor, cuando era pequeño y jugaba con su hermana Leire en la plaza de Santa Ana (Getxo) le replicó a otro niño que estaba acompañado de sus padres, mientras a ellos sólo les cuidaba mi esposa Carmen, por estar yo trabajando lejos: “¡Nosotros también tenemos padre! ¿Qué te creías, que éramos pobres?”

Quizá eso mismo piensan los 150 hijos, todos adoptados excepto tres naturales, de Luiz y Clorinda Bertoline, quienes mantuvieron una inacabada "ciudadela de niños", que nunca fue un impersonal orfanato, en la ciudad brasileña de Araras, en Estado de Sao Paulo. Al fallecer el memorable patriarca el pasado día 14-9-2005, a la edad de 75 años y habiendo quedado viudo desde el pasado diciembre, su inmensa familia (reconocida oficialmente como la más numerosa de todo Brasil) finalmente ha quedado huérfana y en situación precaria, sin ayudas oficiales y sólo apoyada con algunas donaciones.

Este singular matrimonio nunca desistió de su sueño de "criar a todos sus hijos y mantenerlos siempre juntos". Por su hogar, una pequeña propiedad rural, pasaron más de 400 menores abandonados, muchos de los cuales adoptaron personalmente. La numerosa prole Bertoline no ha quedado en la indigencia por el compromiso de los hermanos mayores. Una vez más se comprueba que la virtud de los padres es la mejor dote y su vida, el libro de ejemplos heredado por los descendientes.

Lo cierto es que no hay peor forma de pobreza que la orfandad, ni mejor forma de riqueza que una familia querida. El amor de madres y padres nunca vacila, sino que permanece incondicional y constante. Los progenitores, para ser felices, han de entregarse y prodigarse con sus hijos e hijas. Igualmente, el afecto hacia los padres es el fundamento de toda virtud. Giuseppe Mazzini señaló que “los únicos goces puros que pueden disfrutarse sobre la tierra, son los goces de la familia”.

En una familia unida, se dispone de todo lo esencial. No existe ningún niño o adulto enteramente pobre si cuenta con el amor de sus padres. Al igual que no existe ningún padre o madre completamente pobre, si sus hijos esperan anhelantes su llegada a casa mirando por la ventana. Todo lo cual no aminora la exigencia de justicia y solidaridad para todos los seres humanos y todas las familias hasta que “la pobreza sea historia”.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/familias.htm