El siglo XXI no ha llegado

 













Leyendo el periódico nadie diría que hemos superado el siglo de las guerras, de los fascismos y de la insolidaridad.

Amenazas veladas de un general con mando, ataques ultraderechistas a librerías, continuadas extorsiones de ETA, ejecuciones en la nación supuesta líder mundial, exhibiciones del armamento nuclear (francés) contra el terrorismo, invasiones, guerras,… Éste sigue siendo el panorama informativo del año 2006, donde continúa siendo novedad que una mujer llegue al poder en algún país y persiste sin ser noticia la muerte por inanición de millones de personas en un planeta excedentario en víveres.

Hay siglos en los que la opinión pública es la peor de las opiniones, como avanzó Nicolás Sebastien Roch (Chamfort) hace más de doscientos años. Lo reseñable es que con el siglo XX parece que murieron todas las utopías, que siempre fueron el motor que iluminó el progreso histórico. Durante la pasada centuria, las personas sólo hemos pasado de ser engranajes de la “gran máquina”, a ser dígitos controlados por el “gran hermano” (el de 1984, de George Orwell). El escritor Norman Mailer percibió que el papel natural de los seres humanos del siglo XX fue la angustia, y seguimos viviendo aterrorizados y atemorizados.

Parece que los políticos, incluso los del “primer mundo”, en su labor emulan (en su peor acepción) al ensayista Charles Lamb de principios del XIX cuando afirmó: “¡Al diablo con mi siglo! Yo escribo para la… antigüedad”. Lástima que cada uno de nosotros encierre en sí mismo el peso de todos los siglos pasados y que ese lastre lo arrastremos hacia los siglos venideros.

Mikel Agirregabiria Agirre. Getxo
http://blog.agirregabiria.net

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/siglo21.htm

Pésimo plan: Beber y conducir

Una canción, y un videoclip, del grupo musical Simple Plan inmejorables para convencer de no conducir con alcohol.

El grupo de pop-punk de Montreal formado en 1999 ha editado a finales de 2005 una espléndida canción, tanto por su música como por su letra. Su mensaje llega directo al corazón y la mente de jóvenes y adultos. El quinteto comenta que deseaba contar esta historia, en recuerdo de un condiscípulo de su High School que mató a su mejor amigo en un trágico accidente tras haber consumido alcohol. Recuerdan que “fue una época muy triste que ninguno de nosotros podrá olvidar jamás”.

El vídeo describe la muerte de una bella muchacha que tiene la desgracia de cruzarse en la carretera con un joven conductor borracho. La colisión frontal asesina a la adolescente, al tiempo que destruye a toda su familia. El impacto se describe visualmente proyectando súbitamente a sus padres y hermanos que la esperaban en casa hacia las paredes y ventanas, como si el hogar completo hubiese sufrido un violento choque.

El joven causante de tanta desgracia sobrevive al cruento accidente. Y gradualmente se hace consciente del irreparable daño que ha provocado en tantas víctimas inocentes. El solista Pierre Bouvier canta una balada denotando su desolación en la canción Untitled (Sin Titulo, subtitulada ¿Cómo pudo pasarme esto a mí?): Abro mis ojos/ trato de ver, pero me ciega la luz blanca/ no puedo recordar cómo/ no puedo recordar porqué/ estoy aquí esta noche/ y no puedo soportar el dolor/ y no puedo hacer que se vaya/ no, no puedo soportar el dolor.

¿Cómo pudo pasarme esto a mí? Cometí varios errores/ ya no tengo dónde ir/ la noche continúa/ estoy harto de esta vida/ sólo quiero gritar/ ¿cómo pudo pasarme esto a mi? Todos están gritando/ trato de hablar, pero nadie me escucha/ Me deslizo a un abismo/ sólo pendo de un hilo/ quiero comenzar esto otra vez …no puedo explicar lo que pasó/ y no puedo borrar lo que hice/ no, no puedo.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/simpleplan.htm

Aprendamos a vivir

La vida de una persona sí pasa delante de sus ojos antes de morir. El proceso se llama “vida”.

* Terry Pratchett.


Rectificando en política

En nuestro ámbito político se estila mucho más la continua ratificación que la rectificación oportuna.

Cada vez leo menos las páginas de política en los periódicos. Al final he comprendido que hay una profunda razón para ello, que se reitera en cada ocasión que huyo de esta sección del diario: La sensación de que muchos políticos son tan incompetentes o inseguros, que no saben, no quieren o no pueden… rectificar. El resto de mortales repetidamente debemos rectificar o contradecirnos. Y no pasa nada si el nuevo rumbo es más sensato.

Dicen que rectificar es de sabios… equivocados. Pero es de sabios. Más aún, Confucio señaló que gobernar significa rectificar. Casi toda decisión política o temporal,… llega un tiempo en el que de acertada se convierta en errónea. Y entonces es el momento de rectificar.

Sería conmovedor escuchar sentidamente a algún dirigente reconocer públicamente: “Me he equivocado, y debo rectificar”. Se ganaría inmediatamente a toda la ciudadanía…. Desde el poder, posiblemente,… algún día,… seguramente una mujer (o un hombre) como es debido,… rectificarán,… aunque sólo sea para seguir acertando, no para renunciar ni para desistir.

Quienes alardean de consecuentes, en realidad sólo son unos engreídos que parecen decir: estoy tan cierto de mis doctrinas, que todo lo que el futuro descubra no me hará rectificar jamás. Quizá sea difícil enmendar en acuarela, vidrio o amor. Mas para vivir es preciso rectificar, casi constantemente, para apoyarse en uno mismo, en su pasado y en su presente. Rectificando sobre la marcha, así se repasa, se progresa, se madura, se superan los contratiempos, nos sobreponemos a los acontecimientos,… y de esta suerte se va viviendo, se va amando y se va siendo.

Versión ilustrada en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/rectifica.htm

Modelos lingüísticos en la educación vasca

Una reflexión ante el compromiso asumido por el Parlamento vasco para que el Gobierno estudie, junto con todos los agentes de la comunidad escolar, una reforma de los modelos lingüísticos en la enseñanza antes de febrero de 2007. Este debate debiera basarse en criterios socioeducativos más que en prejuicios ideológicos o políticos.

Situación actual.

- La "Ley Básica de Normalización del Uso del Euskara" del 24-11-1982 establecía en su artículo 17 que “El Gobierno adoptará aquellas medidas encaminadas a garantizar al alumnado la posibilidad real, en igualdad de condiciones, de poseer un conocimiento práctico suficiente de ambas lenguas oficiales al finalizar los estudios de enseñanza obligatoria,…”. Todo ello con independencia del modelo A, B ó D elegido libremente por las familias. Este mandato institucional se mantiene incumplido 23 años después, si bien es de reconocer que ha sido la Educación, la comunidad escolar, las familias, el profesorado y el alumnado quienes más se han esforzado por su consecución,… aún no alcanzada plenamente.

Charlie y la familia de chocolate

Tenemos la capacidad de construirnos (en) una amorosa familia para recibir todo el afecto, cariño y comprensión que merecemos y donde podremos ser nosotros mismos.

La película “Charlie y la fábrica de chocolate” de Tim Burton está fielmente basada en un popular cuento de Roald Dahl escrito en 1964. Estrenada el 15 de julio de 2005 ha merecido un notable éxito de difusión, que incluye una amplia reseña en la Wikipedia. El imaginativo libro es un clásico de la literatura infantil (tras un film de culto titulado "Un mundo de fantasía" que no llegó a estrenarse en muchos países) se encomienda una segunda adaptación cinematográfica al aclamado director Tim Burton, quien aporta su estilo marcadamente soñador a la entrañable obra original.

El producto es una aleccionadora comedia sobre niños y para niños, que recuerda la esencia de lo que auténticamente significa ser un niño. Se destina, oportunamente, a una infancia demasiado mimada en una época donde algunas familias parecen hechas de mal chocolate, pero no por su dulzura, sino por derretirse ante la menor calentura, como el palacio del sultán que aparece en la película.

La historia narra la vida de Charlie Bucket, un bondadoso niño de familia pobre que vive, junto a sus padres y cuatro abuelos en una vieja casa diminuta y destartalada, pero un verdadero hogar lleno de amor a la sombra de una descomunal fábrica de chocolate. Desde hace casi quince años, nadie ha visto entrar o salir de la fábrica a un solo trabajador, y tampoco han visto a su extravagante propietario Willy Wonka. A pesar de ello, incomprensiblemente, siguen elaborando grandes cantidades de chocolate que se exportan a todo el mundo. Un día aparece un trascendental anuncio, invitando a la famosa fábrica a cinco afortunados niños que encuentren unos cupones dorados escondidos entre las chocolatinas,…

Se describen, en forma de fábula caricaturesca, cuánto y cómo han malcriado algunos padres a sus repelentes hijos, tan ridículos como poseídos de sí mismos que apenas aprecian la maravilla de las alucinantes creaciones de Wonka. Uno a uno, por su grosera personalidad glotona, competitiva, mezquina o sabelotodo adicto a los videojuegos abandonan la visita antes de que haya terminado. Cuando sólo queda el pequeño Charlie, Willy Wonka le ofrece ser su único heredero con una condición imposible que obliga a renunciar a Charlie. Pero finalmente ambos descubrirán que Charlie ya era un afortunado por algo, como la familia, que faltaba a Willy, quien recibe un regalo aún mucho más generoso que el mayor emporio comercial.

La moraleja de la película, quizás demasiado explícita pero apropiada para el público infantil, es un canto al hogar y al tesoro de una familia unida que, frecuentemente, florecen mejor entre los menos pudientes. Son sublimes las escenas iniciales y finales. En las primeras puede verse el hogar de Charlie, donde la madre espera a su marido para ver si ha conseguido algo que mejore la aguada sopa de repollo. En las últimas, Wonka puede apreciar el valor de una familia reunida, donde tres generaciones comparten la magia de un menú lleno de amor. Quizá el momento supremo es cuando hasta el más pequeño de la casa, Charlie, reconoce con decidida valentía que nada es más sagrado que la familia. Decididamente el chocolate atesora un regusto de familiar a ternura.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/charlie.htm

Seguridad en libertad

"Aquellos que sacrificarían la libertad por la seguridad no se merecen ni la una ni la otra"

Benjamin Franklin