Teoría para ganar la lotería

Un método infalible para ganar cada día con las quinielas, bonolotos, casinos, apuestas y otros juegos de azar.

Gane dinero como yo lo hago. He decidido compartir mi sistema, del que llevo años beneficiándome. No es justo que sólo algunos nos enriquezcamos con las loterías, mientras que muchos pierden semana a semana sus ahorros e ilusiones. No pido dinero por contarles mi truco; al contrario, les garantizo que si no funciona yo mismo les reembolsaré las ganancias que prometo.

No hay trampa alguna para obtener un sueldo extra asegurado, pero la fórmula debe ser aplicada constantemente y sin variaciones. Su secreto radica en cómo se reparte la recaudación de los sorteos. Entre un 30% y un 50% de los ingresos se destina como tributo a la hacienda pública, mientras el resto se dedica a gastos de gestión (vendedores, administradores, máquinas, papelería y publicidad), y lo que queda a premios. Además los pocos afortunados a quienes les toca algo vuelven a pagar altos impuestos tras recibir su pago, de modo que muchos premios finales quedan reducidos a la mitad.

Así que la forma más inteligente de jugar, el único modo seguro de ganar es… no jugar, pero animando a que los demás lo hagan. Así paguen ingentes impuestos que luego nos financian a todos la educación, la sanidad, las pensiones y otras necesidades sociales.

La lotería es un impuesto voluntario que nos sufraga a todos, y sin costo para quienes nunca jugamos. Hemos de agradecer a esa mucha gente altruista y entusiasta que cada semana corre a pagar esta contribución querida por ellos. Algunos opinan que es un mal social que a muchos pobres les hace más pobres sólo para que nazca un nuevo rico. Lo cierto es que este impuesto voluntario nos alivia económicamente a quienes sabemos cómo ganar con las loterías. Ojalá hubiese más formas de impuestos voluntarios con tantos adictos ingenuos y generosos.

¡Ah, tampoco es verosímil ese bulo de que hemos de comprar un boleto por si el destino quiere que ganemos el gordo! Si Dios quisiera nos encontraríamos un billete junto a una lotería donde se Versión .DOC para imprimirexpusiese en grande el número premiado,… En todo caso, gracias a todos esos habituales consumidores de loterías por su denodado y caritativo esfuerzo en financiar gran parte de nuestros gastos sociales.

Versión final: mikel.agirregabiria.net/2006/loteria.htm

Representatividad y responsabilidad en política

Los partidos suelen contener dos o más “almas” políticas; las personas sólo hemos de mantener un alma, que ojalá sea totalmente libre y responsable.

La realidad política vasca (u otras) merece ser analizada desde dos criterios básicos, de representatividad social y de responsabilidad histórica. Más aún en esta coyuntura histórica en la que la violencia puede desaparecer de un escenario distorsionado por su crónica influencia.

La representatividad política debe derivarse, exclusiva e inequívocamente, de la única fuente de legitimidad democrática: las urnas. Sólo los votos contados escrupulosa y puntualmente otorgan representación, sin más consideraciones que las del respeto a la igualdad de oportunidades en las convocatorias electorales. Quizá el panorama vasco se ha visto afectado por la aberración de la violencia, en múltiples sentidos que convendría superar lo más urgentemente posible. Por supuesto, sólo los votos válidos y positivos confieren representación, porque los votos blancos, nulos o la abstención expresan opciones legítimas,… pero no computables en la imagen global de delegación política.

La representación efectiva de las distintas formaciones políticas vascas se ha deformado por factores que merecen ser enumerados, y cuya cuantificación sería de cálculo polémico. Por un lado, están algunos agentes habituales en cualquier sociedad contemporánea, como son los medios de comunicación que prestan especial atención a determinados partidos en función de sus intereses corporativos (eufemísticamente coincidencia ideológica) o de la capacidad de los partidos para “generar noticias” (generalmente por su facultad de convocatoria de sucesos inusuales). Por otro lado, el poder provee siempre más tribunas: poderes públicos (incluido el judicial que también conforma proselitismo), poderes mediáticos (ya citados y multiplicadores) y los poderes económicos (subyacentes dado que son origen y destino de la influencia política).

Lo cierto es que aunque un partido (como el PSOE o el PP) hable desde las macrocorporaciones de prensa, desde la (ex)presidencia de gobierno, desde la judicatura, desde la patronal empresarial o desde el defensor del pueblo, sus votos son sus votos en cada marco administrativo. Análogamente, que la autodenominada izquierda abertzale hable desde Batasuna y desde EHAK incluso mientras ETA aprende a balbucear sin disparar, no triplica sus votos, por más que semana tras semana sus simpatizantes desfilen en las distintas capitales vascas con un empeño digno de la mejor causa.

Los ciudadanos sólo ejercemos nuestra decisión política una vez, al votar, sin que podamos añadir peso al voto individual por más que pertenezcamos a un sindicato, a una iglesia, a dos asociaciones profesionales, a tres sociedades deportivas o a siete plataformas sociales. Por salir a la calle con una pancarta cada fin de semana no aumenta nuestro valor político, aunque sí la pretendida visibilidad social.

La responsabilidad política deriva, a escala individual o colectiva, de la libertad. Somos responsables, en tanto que somos libres. Esto vale para las personas, a título individual, para los partidos políticos o para el conjunto de la sociedad. Y la responsabilidad es acumulativa, no desaparece cuando cambia una legislatura, ni siquiera cuando cesa la violencia política.

Los partidos, ya estén en el gobierno o en la oposición, son responsables de sus anteriores actuaciones parlamentarias, sociales y, en su caso, gubernamentales a escala municipal, territorial o nacional. Igualmente, las personas que han ejercido su libertad de actuación, deben responsabilizarse de sus actos. Incluso la sociedad como conjunto debe ser coherente y asumir su responsabilidad histórica, especialmente ante quienes fueron víctimas de lo que colectivamente no se quiso, supo o pudo impedir. Todos, sociedad, partidos y personas, hemos de responder de nuestras obras, de nuestras palabras,… y de nuestras silencios.

Como en cualquier país del mundo, en la sociedad vasca coexisten partidos políticos con muy variable grado entre el prosaico pragmatismo y la entelequia sublime. Y, al igual que sucede por doquier, el grado de realismo se adquiere desde las posiciones de gobierno ejercido, mientras que la oposición pertinaz suele derivar hacia la quimera. Sólo así entendería un ajeno a la política vasca que una entidad como Batasuna reitere hasta la saciedad su petición de un marco de referencia (el conjunto de Euskal Herria) donde sus posiciones políticas (independentismo albanés) y sociales (confuso marxismo) se hacen aún más minoritarias que en la Comunidad Autónoma Vasca.

Muchos vascos deseamos superar un pasado político desfigurado por demasiada violencia, y donde las voces (cuando no gritos) no se distribuyen en función de los votos. Ansiamos y merecemos una paz serena que nos permita mostrar una panorámica despejada de la representación política del pueblo vasco, en la Comunidad Autónoma, en la Comunidad Foral y en Iparralde. Quizá reduciendo la dispersión de voto entre tan numerosas opciones partidistas, donde los micropartidos habrán de fusionarse o desaparecer, para sobrepasar un porvenir de algarabía con diez o doce partidos (PNV, PSOE, Batasuna –con sus innumerables denominaciones-, PP, UPN, CDN, EB, IU, EA, Aralar, y los vascofranceses), con el resultado de gobiernos multipartitos de gestión inconexa en minoría parlamentaria. Entonces habrá que asumir, sin lastres, sin vetos, sin tutelas, sin miedos, toda nuestra responsabilidad a la hora de votar y todo el valor de la representación política que resulte. Con naturalidad y madurez Versión .DOC para imprimirejerceremos una democracia que nos permita ser más responsables, más tolerantes, más solidarios y, seguramente, más felices.

Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/rere.htm

Preguntas sin respuesta... en Google

Hay preguntas para las que no hay respuesta, ni siquiera en Google.

Hasta las ciencias más adelantadas están saturadas de misterios y de preguntas sin respuesta. Giovanni Papini

Preguntas y respuestas

Es más fácil juzgar el talento de un hombre por sus preguntas que por sus respuestas. Duc de Levis.

Las preguntas descubren la amplitud del ingenio, y las respuestas su agudeza. Joubert.

Es mejor saber algunas de las preguntas que todas las respuestas. Thurber.

Lo importante es no dejar de hacerse preguntas. Einstein.

Panorámica de campanario

Todos somos campanas, unos de bronce, otros de barro. A veces repicamos juntos, otras por separado. Nuestro tilín o tolón es tan variado...

Todos sonamos, pero no hay dos campanas que suenen igual. El refrán asegura que cada campana suena según el metal del que está hecha. Incluso la misma campana no suena igual todos los días. Algunos se creen campanarios de comarca; otros nos sabemos campanillas de hojalata. Todos sonamos distintos, pero todos somos campanas.

Somos sonajeros, cascabeles y cencerros. Sonidos que se entrecruzan, condescendientes con la diversidad de los tañidos. Si la campana de la intolerancia doblase por uno, doblaría por todos. Somos campanas que se suman, que se comprenden, que se aceptan, y que se necesitan. El poeta inglés John Donne apuntó: "Nadie es una isla; cada persona es una parte de la Tierra; la muerte de cualquiera me disminuye, porque estoy ligado a la Humanidad; y por consiguiente, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti."

Las campanas nos saludan al nacer, y nos acompañan al cementerio. Las campanas, al igual que los vinos añejos, se afinan al envejecer. Su canto se torna más amplio y más sutil; pierden sus sonidos agrios y sus tonos verdes. Cuanto más alto es el campanario, más puro es el sonido de la campana. Un alma se mide por las dimensiones de sus deseos, como se juzga una catedral por la altura de sus campanarios. Pongamos nuestra campana, grande o pequeña, en alto.

Todos somos campanas, a veces calladas, o cansadas, quizás calmadas, acaso paradas, tal vez cantadas, pero nunca calcadas. Todos oímos campanas y no sabemos de dónde provienen. Una procede de muy dentro, del recóndito interior de nuestra alma. Dejemos que resuene limpia, propia, firme y clara. Versión .DOC para imprimir


Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/campanas.htm

El camino no tomado (Poesía del día)

Dos caminos se bifurcaban en un bosque amarillo, y lamentablemente no podía recorrer ambos siendo un solo viajero; por largo tiempo me detuve y contemplé uno de ellos tan lejos como pude hasta donde se perdia en la maleza.

Entonces tomé el otro, tan justo como honesto, y teniendo quizás el mejor motivo, ya que las pasturas estaban más crecidas y pedía ser recorrido aunque quienes habían pasado por allí las habían desgastado casi por igual realmente, y esa mañana ambos por igual se tendían sobre hojas que ninguna pisada tornara ennegrecidas.

¡Ah, dejaré el primer camino para otro dia! Y aún sabiendo que un camino conduce a otro, dudé si alguna vez debería regresar. Y estaré diciendo esto con una visión, en alguna parte, de aquí a épocas por venir; dos caminos se bifurcaban en un bosque, y yo, yo tomé el menos transitado, y eso ha hecho toda la diferencia.

Robert Frost(1916)