Familias gitanas

En aquel lugar aquellos gitanos desentonaban, hasta que pudimos comprenderlo.

Había algo que desafinaba en aquella consulta médica de una clínica de pago en el centro de Bilbao. En una esquina estaba una mujer con su anciana madre; en otro rincón, un hombre solo de edad avanzada; más allá, dos señoras cuchicheando y un matrimonio de jubilados completaban la escena. Todos de clase media o alta, como pudimos apreciar Carmen y yo cuando entramos. Nos sentamos y continuamos hablando, en voz baja, en aquella tranquila sala.

Entonces llegaron ellos. Primero tres niños correteando, perseguidos por dos hermanas o primas adolescentes que intentaban sujetarlos. Luego aparecieron tres mujeres, una de ellas embarazada con su marido, dos abuelas y un abuelo con una niña de apenas un año. Eran gitanos. Los mayores se sentaron ocupando todas las sillas disponibles, mientras los críos se asomaban a la ventana o jugaban en el suelo enseñando a andar a la pequeñita, que sonreía a todos mientras avanzaba tambaleándose.

Algunos de los presentes parecieron molestos por el ruido generado por los recién llegados, mientras otros hacíamos carantoñas a los pequeños. Nos enteramos que habían acudido a visitar a una pariente, y que ante la imposibilidad de permanecer todos en el mismo cuarto se habían repartido por las salas de espera.

Entonces entendimos qué era lo que chirriaba con su presencia. Allí estábamos todos nosotros en una consulta médica solos o apenas acompañados por un cónyuge, o un único familiar o amigo. Ellos, en cambio, acudían con toda la amplia familia para afrontar la enfermedad o, para vivir el acontecimiento (quizá un feliz nacimiento). Además la relación entre ellos denotaba que niños, padres y abuelos vivían muy cerca unos de otros, y que la familia significa mucho para todos ellos. Hermanos, primos, tíos, sobrinos, abuelos, nietos,.., todos podían contar con todos.

Aquel arropamiento colectivo de la institución familiar nos revivió tiempos pasados, no tan lejanos, cuando también nuestras familias eran grandes y cercanas. Creo que todos pensamos lo mismo: ¡Qué suerte tienen los gitanos, y las familias numerosas, de no haber perdido una tradición tan bella y fructífera!
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Reportaje: Fiesta de Eloína, Josu y Ángel

Una fiesta de encuentro entre inspectores e inspectoras, en activo o en júbilo, cuyas FOTOS pueden verse AQUÍ, y se amplían pulsando en ALL SIZES,...

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Visita guiada.


Aurresku de honor.


Discurso del Delegado (1/2).


Discurso del Delegado (2/2).


Iñakik egindako Bertsoak.


También se ha distribuido un CD con todos los vídeos en su calidad original, mucho mayor que la que se aprecia en Internet. Muestra las palabras de agradecimiento de los tres homenajeados, Eloína Vélez, Josu Erdozain y Ángel San Vicente (en este caso se han editado en varios episodios).

Originalidad

Si el pecado original es la imitación, la sinceridad es la virtud original. Sólo progresa la humanidad desde la genuina y singular originalidad.

Todas las personas nacen únicas y originales; pero la mayoría mueren como copias. La misma Historia es una galería de cuadros en la que aparecen pocos originales y demasiadas copias. El valor de la originalidad no reside en la novedad, sino en la sinceridad. Por eso, generalmente los novedosos apedrean a los originales.

A veces nos confundimos al considerar que para ser originales ha de apostarse por lo insólito, cuando lo oportuno es buscar lo conveniente y lo natural. La definición más propia de la originalidad es espontaneidad, sencillez o sobriedad. La originalidad, a diferencia de la novedad, depende más del fondo que de la forma.

La originalidad nunca es un propósito. Ser original es una cualidad; quererlo ser es un defecto. Quien busca ser más novedoso que original, lo más probable es que no alcance sino el ridículo. Hay quienes no pensando nada por sí solos, se creen también en posesión de ideas originales por el mero hecho de obrar justamente al revés de otros que les precedieron. Pero el mundo no ha acabado de nacer, y buscar la originalidad es algo muy diferente de negar todas las evidentes previas.

La excentricidad jamás es prueba de genialidad, sino lo opuesto de la originalidad, cuyo secreto consiste no en hacer las cosas de diferente manera, sino en organizarlas mejor. La originalidad puede y suele partir de una juiciosa imitación seguida de innovación. En ocasiones los imitadores anteceden a los originales. Cuando dos coinciden en una buena idea, no pertenece ésta al primero que la tuvo, sino al que la concibió mejor.

Todo lo bueno que existe es fruto de la originalidad. No existe nada bueno que no sea original, aunque las mentes vulgares no puedan comprender la utilidad de la originalidad. La gente clonada apenas percibe diferencias entre sus semejantes, pero quienes agudizan su espíritu descubren más almas originales y singulares, que ni imitan a nadie, ni pueden ser imitadas.

La originalidad es una vuelta a los orígenes. La originalidad es la grandeza propia de soledad de un espíritu que no busca el artificio ni la conveniencia de acomodarse a la medianía del entorno. La originalidad no radica en decir algo nuevo, sino en redescubrirlo y decirlo todo como si nunca hubiese sido dicho por nadie. Confiemos que este modesto texto sea bueno y original, aunque la parte buena no sea original y la parte original no sea buena. A fin de cuentas, algunos consideramos que un relato siempre será nuevo y original si hace amables algunas verdades muy antiguas.
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Cita del día

Encontraremos un camino; o bien, lo construiremos.


Aníbal Barca, (247 aC – 183 aC), ejemplo de fe y decisión que le permitieron cruzar los Alpes con elefantes.

¡Vaya semanita!

Otro de los escasos programas de televisión que valen la pena. Algunos de sus mejores vídeos (selección de 114) en YouTube. Otros vídeos en Google: VIDEO-1, VIDEO-2,...

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