Mi convecino de Getxo,
Gerardo H. Zorroza, parece interpelarme en su carta “El tiempo” de hoy que sigue a la mía titulada “
Un día perdido”.
A pesar de no tener el gusto de conocerle, leo con atención las frecuentes cartas de Gerardo H. Zorroza. La última en
DEIA, posiblemente abreviada, me ha sorprendido por su posible afán de iniciar una polémica conmigo. Literalmente señala que “opinar ex cátedra y alegremente sobre algunos temas, como ‘el tiempo perdido’ por ejemplo, es cuando menos imprudente, incluso para aquellos presuntos docentes avanzados”. Según parece porque “…en estos días, el tiempo dedicado al trabajo, para muchos, se ha convertido en un Purgatorio y, para otros, exclusivamente en un negocio”. Y termina: “Por cierto: ¿Agirregabiria es incondicional de la Real, o simplemente lo parece?”.
Sin el ánimo de pelotear un litigio de escaso interés para los lectores, sólo he de responder que como educador (usted sabrá si avanzado aunque sea cargado de presunción) entiendo que opinar no puede ser ex cátedra (reservado para definir o hablar el Papa). En todo caso, la percepción sobre el trabajo (sanitario o docente, como lo son el suyo y el mío) es opinable, y subjetivamente me ratifico en creer que, a mi juicio, un día de trabajo no es un día perdido.
Por último, lo más prodigioso ha sido la sospecha de que soy “incondicional” de la Real. No imagino a vislumbrar cómo ha podido inferir tal recelo, porque rara vez hablo de deportes (excepto del ajedrez), y casi nunca de fútbol… si no es para compararlo con otras aficiones populares (como la política). Sólo para defender fenómenos sociales como Darío Urzay o Clemente, he citado colateralmente y un par de veces al Athletic (“mi” club por ser bilbaíno y hacer estado una vez en San Mamés para ver un Euskadi-Brasil). Jamás he hablado de la Real, sociedad deportiva de la que no tengo ni queja, ni devoción, ni siquiera conocimiento alguno.
Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/gerardo.htm