En este condensado mes en el que todos estamos de vacaciones, nos preguntamos: ¿esto es descansar?
Durante un año hemos estado apretados en las ciudades esperando que llegue el mes vacacional. Se acerca el 1 de agosto y salimos en estampida. Seguimos estando todos en las caravanas de la “operación salida” y nos reunimos en las escasas zonas costeras que se abarrotan de gente,… que quiere escapar de la gente.
Ayer intentamos bañarnos en la piscina comunitaria. Desistimos ante el riesgo de adulterio. Fuimos a la playa, y creo que llegamos a pisar algo que parecía arena (una mezcla de bronceador y toalla). Incluso dimos unas brazadas sin llegar a la jurisdicción de aguas internacionales. Mañana acudiremos a la madrugadora hora de los abuelos, quienes -ante la petición de nueras y nietas- toman posesión de la primera línea de playa con todo tipo de pertrechos, aunque predominan las sombrillas viejas.
Tras la experiencia de pedir en un chiringuito una paella al mediodía, que nos sirvió de merienda, bajo un sol de justicia retornamos al apartamento. No se le ha dado nombre aún a este “estrés veraniego”, pero a las siete de la tarde sufrimos una sensación de cansancio más propia de un invernal viernes laboral que de un primer día de vacaciones estivales. Y ahora hay que ducharse para ver si sobrevivimos a la degustación de alguna variedad de sangría que acompañará a cualquier clase de extrañas viandas mal aderezadas que por aquí llaman cena “Typical Spanish”.
Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/angosto.htm
Bibliotecas escolares
"Un centro educativo es un conjunto organizado de aulas en torno a una biblioteca escolar".
Lourense H. Das, directora general de Europa de la IASL.
Imprescindible: menéame.net
Desde diciembre de 2005 funciona menéame.net, un sitio web similar al digg norteamericano, pero específicamente orientado a blogs. Tiene todo el aspecto de convertirse en el digg del mundo castellano parlante.
Desde abril de 2006 lo he seguido como una interesante fuente de noticias adelantadas, que días después aparecen en la prensa escrita. Participo activamente remitiendo ‘mis Menéame’, algunas de las cuales han sido promocionadas por los lectores hasta la página principal.
Resulta recomendable, porque mantiene RSS para casi todos los gustos, incluso de búsquedas personalizadas. Los motivos de su éxito radican en la idea del criterio de comunidad, así como la pluralidad, flexibilidad y velocidad de respuesta. No dejar de leer el FAQ de menéame.
Desde abril de 2006 lo he seguido como una interesante fuente de noticias adelantadas, que días después aparecen en la prensa escrita. Participo activamente remitiendo ‘mis Menéame’, algunas de las cuales han sido promocionadas por los lectores hasta la página principal.
Resulta recomendable, porque mantiene RSS para casi todos los gustos, incluso de búsquedas personalizadas. Los motivos de su éxito radican en la idea del criterio de comunidad, así como la pluralidad, flexibilidad y velocidad de respuesta. No dejar de leer el FAQ de menéame.
El blog de Ana Frank
Ana Frank vive hoy en el Líbano, escribe su diario en un blog y parece que todavía nadie quiere escucharla.
Parece imposible que hayan sido niñas y niños quienes hayan escrito los mejores alegatos contra la guerra. Antes con sólo un lápiz y unas cuartillas, ahora quizá con un blog. Probablemente, el más representativo de estos fascinantes testimonios históricos basados en relatos cotidianos de seres maravillosos que vivieron épocas que nunca deberían ser olvidadas sea el “Diario de Ana Frank”.
No fue el único de la II Guerra Mundial. Se ha publicado otro de Helga Deen, una holandesa adolescente judía también exterminada en el Holocausto. Otro original relato es “Un saco de canicas” de Joseph Joffo, sobre las aventuras de dos hermanos, de 10 y 12 años para escapar de los nazis en Paris.
En septiembre de 1991, poco antes de cumplir 11 años en la martirizada Sarajevo, Zlata Filipovic, una niña croata que había leído a Ana y que se encontraba prisionera en su propia casa, sin agua, gas ni electricidad, escribe un libro estremecedor: “El diario de Zlata”.
Ahora son estudiantes libaneses, palestinos y judíos, que se llaman Mohammad Soubra, Galya Daube, Bash o Lilu. Escriben blogs y cuelgan vídeos caseros en youtube.com, con secuencias tomadas desde balcones de Beirut o Haifa. A través de Internet y en inglés recibimos sus noticias inmediatamente. Ellos, vecinos de “pueblos enemigos” se comunican con facilidad. Comparten la triste sensación de rabia e impotencia, que también nos abruma a quienes de lejos les sentimos cerca.
Estos bloggers representan la élite formada y pacifista de sus países. Sus blogs establecen un diálogo inteligente y constructivo entre nacionalidades y opiniones diversas. Mientras los cañones y los misiles rugen ruidosa, obtusa y destructivamente. ¿Por qué no detenemos estas matanzas?
Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/blogana.htm
Parece imposible que hayan sido niñas y niños quienes hayan escrito los mejores alegatos contra la guerra. Antes con sólo un lápiz y unas cuartillas, ahora quizá con un blog. Probablemente, el más representativo de estos fascinantes testimonios históricos basados en relatos cotidianos de seres maravillosos que vivieron épocas que nunca deberían ser olvidadas sea el “Diario de Ana Frank”.
No fue el único de la II Guerra Mundial. Se ha publicado otro de Helga Deen, una holandesa adolescente judía también exterminada en el Holocausto. Otro original relato es “Un saco de canicas” de Joseph Joffo, sobre las aventuras de dos hermanos, de 10 y 12 años para escapar de los nazis en Paris.
En septiembre de 1991, poco antes de cumplir 11 años en la martirizada Sarajevo, Zlata Filipovic, una niña croata que había leído a Ana y que se encontraba prisionera en su propia casa, sin agua, gas ni electricidad, escribe un libro estremecedor: “El diario de Zlata”.
Ahora son estudiantes libaneses, palestinos y judíos, que se llaman Mohammad Soubra, Galya Daube, Bash o Lilu. Escriben blogs y cuelgan vídeos caseros en youtube.com, con secuencias tomadas desde balcones de Beirut o Haifa. A través de Internet y en inglés recibimos sus noticias inmediatamente. Ellos, vecinos de “pueblos enemigos” se comunican con facilidad. Comparten la triste sensación de rabia e impotencia, que también nos abruma a quienes de lejos les sentimos cerca.
Estos bloggers representan la élite formada y pacifista de sus países. Sus blogs establecen un diálogo inteligente y constructivo entre nacionalidades y opiniones diversas. Mientras los cañones y los misiles rugen ruidosa, obtusa y destructivamente. ¿Por qué no detenemos estas matanzas?
Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/blogana.htm
El canal mejor y más visto del mundo...
... es www.youtube.com, ¿cuál si no?. En este caso, tomamos dos vídeos del progarama "Plató abierto" (el 2º está aquí) sobre Internet, con uno de los responsables de www.microsiervos.com que explica el milagro de www.youtube.com. Vea mis vídeos favoritos.
Puente Colgante
El pasado 30 de junio la UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad al Puente Bizkaia que une Portugalete con Getxo.
Elegimos vivir junto al Puente Colgante. Lo vemos desde la terraza. En casa se presiente su masa férrica, igual que se siente la ría, que fluye con sus gigantescos barcos avistados desde las ventanas. Casi todos los días paseamos por debajo de su torre derecha, entre turistas que crecen y crecerán aún más, al igual que los idiomas que se escuchan admirando la estructura de nuestro Puente Colgante de Bizkaia.
Además de un peculiar arco iris permanente, grisáceo y rectilíneo, este puente es una metáfora. Un símil del presente como un puente tendido entre dos abismos de tiempo y eternidad: el futuro que no existe y el pasado que se ha ido. Recuerda y refrenda aforismos, como el proverbio inglés que dice “Dios nos da las manos pero no construye los puentes”, o el galés que señala “Quien quiera ser líder debe ser puente”. Con su flujo y reflujo de las mareas supera el proverbio toscazo que advierte que “aguas calmadas estropean los puentes”.
El Puente Colgante nos recuerda que vivir no es sino echar puentes sobre los ríos que pasan. No siempre acertaremos a hacerlo tan grácil y felizmente como nuestro puente, pero podemos intentarlo. Lo más difícil de aprender en la vida es qué puente hay que cruzar y de cuál hay que guardarse. Sólo los ingenieros saben diseñar puentes, pero más sabio es quien acierta sobre dónde y cuándo hay que hacerlo (no como algunos políticos que prometen construir un puente incluso donde no hay río). Una máxima infalible para la vida: Si no queremos sentirnos solos, construyamos puentes y no muros.
Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/puente.htm
Elegimos vivir junto al Puente Colgante. Lo vemos desde la terraza. En casa se presiente su masa férrica, igual que se siente la ría, que fluye con sus gigantescos barcos avistados desde las ventanas. Casi todos los días paseamos por debajo de su torre derecha, entre turistas que crecen y crecerán aún más, al igual que los idiomas que se escuchan admirando la estructura de nuestro Puente Colgante de Bizkaia.
Además de un peculiar arco iris permanente, grisáceo y rectilíneo, este puente es una metáfora. Un símil del presente como un puente tendido entre dos abismos de tiempo y eternidad: el futuro que no existe y el pasado que se ha ido. Recuerda y refrenda aforismos, como el proverbio inglés que dice “Dios nos da las manos pero no construye los puentes”, o el galés que señala “Quien quiera ser líder debe ser puente”. Con su flujo y reflujo de las mareas supera el proverbio toscazo que advierte que “aguas calmadas estropean los puentes”.
El Puente Colgante nos recuerda que vivir no es sino echar puentes sobre los ríos que pasan. No siempre acertaremos a hacerlo tan grácil y felizmente como nuestro puente, pero podemos intentarlo. Lo más difícil de aprender en la vida es qué puente hay que cruzar y de cuál hay que guardarse. Sólo los ingenieros saben diseñar puentes, pero más sabio es quien acierta sobre dónde y cuándo hay que hacerlo (no como algunos políticos que prometen construir un puente incluso donde no hay río). Una máxima infalible para la vida: Si no queremos sentirnos solos, construyamos puentes y no muros.
Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/puente.htm
Aritmética elemental
Parece que hemos olvidado algunas operaciones matemáticas básicas, por lo que un repaso aplicado será muy provechoso.
Se supone que al acabar la enseñanza primaria todos sabemos las cuatro reglas. Pero nuestro comportamiento cotidiano demuestra que no las comprendimos bien. Veamos algunos casos prácticos, especialmente dirigidos a los jóvenes, que se supone han cursado toda la enseñanza secundaria obligatoria (ESO). Ejemplos de operaciones vitales:
Sumas. Si vamos adicionando tiempo o dinero con pequeños ingresos, esta inversión o ahorro puede acumular una cantidad importante si se persevera en la dedicación de los minutos aprovechados y si no se malgastan inmediata e infructuosamente los euros conseguidos.
Restas. Si nos despertamos muchos días con sueño, será necesario aumentar el número de horas que dormimos. Si la hora de levantarse está fijada, habremos de acostarnos antes, para que la diferencia entre ambos momentos nos permita descansar el tiempo necesario.
Multiplicaciones. Repitiendo pequeñas acciones o adquiriendo buenos hábitos (lectura diaria, trabajo constante, ahorro cotidiano,…) se logra multiplicar por un alto factor las capacidades propias y que sea notablemente mayor el producto final de nuestros esfuerzos.
Divisiones. Si partimos un objetivo grande en pequeñas porciones, como dividir un buen libro entre los días de una semana o estudiar una carrera en unos años, podremos alcanzar aquello que antes nos parecía inabordable.
Operaciones mixtas (dedicadas a adultos). Si no llega el dinero a fin de mes, y dado que el número de días está fijado por el calendario, sólo quedan como opciones factibles: sumar más ingresos, restar algunos gastos, multiplicar el trabajo o repartir mejor el sueldo a lo largo del mes. Lo mismo con el escurridizo tiempo: Si la vida se nos escapa sin gran provecho, dividamos preocupaciones, multipliquemos empeños, restemos distracciones y sumemos afectos. Confiemos que esto demuestre que las matemáticas son de aplicación en todo tiempo, para todo y para todos.
Versión final: mikel.agirregabiria.net/2006/aritmetica.htm
Se supone que al acabar la enseñanza primaria todos sabemos las cuatro reglas. Pero nuestro comportamiento cotidiano demuestra que no las comprendimos bien. Veamos algunos casos prácticos, especialmente dirigidos a los jóvenes, que se supone han cursado toda la enseñanza secundaria obligatoria (ESO). Ejemplos de operaciones vitales:
Sumas. Si vamos adicionando tiempo o dinero con pequeños ingresos, esta inversión o ahorro puede acumular una cantidad importante si se persevera en la dedicación de los minutos aprovechados y si no se malgastan inmediata e infructuosamente los euros conseguidos.
Restas. Si nos despertamos muchos días con sueño, será necesario aumentar el número de horas que dormimos. Si la hora de levantarse está fijada, habremos de acostarnos antes, para que la diferencia entre ambos momentos nos permita descansar el tiempo necesario.
Multiplicaciones. Repitiendo pequeñas acciones o adquiriendo buenos hábitos (lectura diaria, trabajo constante, ahorro cotidiano,…) se logra multiplicar por un alto factor las capacidades propias y que sea notablemente mayor el producto final de nuestros esfuerzos.
Divisiones. Si partimos un objetivo grande en pequeñas porciones, como dividir un buen libro entre los días de una semana o estudiar una carrera en unos años, podremos alcanzar aquello que antes nos parecía inabordable.
Operaciones mixtas (dedicadas a adultos). Si no llega el dinero a fin de mes, y dado que el número de días está fijado por el calendario, sólo quedan como opciones factibles: sumar más ingresos, restar algunos gastos, multiplicar el trabajo o repartir mejor el sueldo a lo largo del mes. Lo mismo con el escurridizo tiempo: Si la vida se nos escapa sin gran provecho, dividamos preocupaciones, multipliquemos empeños, restemos distracciones y sumemos afectos. Confiemos que esto demuestre que las matemáticas son de aplicación en todo tiempo, para todo y para todos.
Versión final: mikel.agirregabiria.net/2006/aritmetica.htm
Internet vacacional
A pocos kilómetros del Campus Party resulta casi imposible disponer de Internet en el país de Telefónica.
Escribo gracias a algún vecino, despistado o piadoso, que comparte su Wi-Fi. Como todos los veranos me encuentro librando la misma batalla anual: Que Telefónica reconozca que existen miles de usuarios, con una segunda residencia, que necesitan una conexión a Internet durante unas semanas en verano y quizá otras dos en navidad o semana santa,… y que para ello no sea preciso pagar 12 meses completos con dos cuotas (20 + 40 euros/mes).
Algunos nos negamos a pagar durante 365 días un servicio telefónico y telemático que utilizamos apenas 50 días. Durante años sufrimos un calvario que comienza en mayo-junio y no acaba hasta diciembre. Comienza cuando se pide una nueva línea telefónica, cuyas rosetas interiores son cobradas innumerables veces. Dado que es preciso estar en la casa de verano para que conecten el teléfono, sólo unos días antes se sabe el nuevo número. Ello impide recurrir a proveedores de Internet ajenos a Telefónica, dado que el protocolo del monopolio (nadie diría que no lo es) o la misma lentitud de estos operadores (Wanadoo, Ya,…) determina un retraso superior… al mes vacacional. Tras el verano vienen los meses de lucha para evitar a ‘faxazos’ que sigan facturando Internet hasta noviembre o diciembre, además de amenazarnos con la lista de morosos (a propósito, ¿dónde está la lista de cínicos?).
¿Es posible que, en el país más atrasado de Europa en materia de telecomunicaciones, se establezca un contrato telefónico y de Internet que facture por semanas o meses, aunque sea a un precio proporcionalmente superior al habitual? ¿Es posible mantener proveedores distintos en la residencia habitual y en la veraniega, por aquello de la competencia, recuerdan? ¿A qué partido político, o a qué santo, hemos de encomendarnos los internautas para entrar en el siglo XXI?
Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/internet.htm
Escribo gracias a algún vecino, despistado o piadoso, que comparte su Wi-Fi. Como todos los veranos me encuentro librando la misma batalla anual: Que Telefónica reconozca que existen miles de usuarios, con una segunda residencia, que necesitan una conexión a Internet durante unas semanas en verano y quizá otras dos en navidad o semana santa,… y que para ello no sea preciso pagar 12 meses completos con dos cuotas (20 + 40 euros/mes).
Algunos nos negamos a pagar durante 365 días un servicio telefónico y telemático que utilizamos apenas 50 días. Durante años sufrimos un calvario que comienza en mayo-junio y no acaba hasta diciembre. Comienza cuando se pide una nueva línea telefónica, cuyas rosetas interiores son cobradas innumerables veces. Dado que es preciso estar en la casa de verano para que conecten el teléfono, sólo unos días antes se sabe el nuevo número. Ello impide recurrir a proveedores de Internet ajenos a Telefónica, dado que el protocolo del monopolio (nadie diría que no lo es) o la misma lentitud de estos operadores (Wanadoo, Ya,…) determina un retraso superior… al mes vacacional. Tras el verano vienen los meses de lucha para evitar a ‘faxazos’ que sigan facturando Internet hasta noviembre o diciembre, además de amenazarnos con la lista de morosos (a propósito, ¿dónde está la lista de cínicos?).
¿Es posible que, en el país más atrasado de Europa en materia de telecomunicaciones, se establezca un contrato telefónico y de Internet que facture por semanas o meses, aunque sea a un precio proporcionalmente superior al habitual? ¿Es posible mantener proveedores distintos en la residencia habitual y en la veraniega, por aquello de la competencia, recuerdan? ¿A qué partido político, o a qué santo, hemos de encomendarnos los internautas para entrar en el siglo XXI?
Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/internet.htm
Suscribirse a:
Entradas (Atom)