Los escándalos inmobiliarios por doquier demuestran la misma debilidad ética en los partidos, apareciendo los tránsfugas y los cohechos.Los innumerables casos de corrupción inmobiliaria descubiertos, por destapar o que nunca se investigarán con alcaldes y concejales del PP y del PSOE, ratifican aquello de que la única diferencia entre la derecha y la izquierda es que esta última permite sobornar a quienes no son de una estirpe de prevaricadores. Por desgracia, la democracia acaso deba entenderse así: los vicios, que no las cualidades, de unos pocos… puestos al alcance de todos.
No es ésta una opinión aislada. Una reciente encuesta de un periódico de gran tirada, confirmaba que el 94% de los 28.979 votantes creía que “Está generalizada la corrupción en los ayuntamientos de España”. Un consejo que no es de derechas ni de izquierdas, sino de sentido común. Cuidémonos de dos peligros: De la derecha cuando es diestra, y de la izquierda cuando es siniestra.