"Deseo que no me sea concedido ningún deseo". |
Douglas Hofstadter, en Gödel, Escher, Bach: Un Eterno y Grácil Bucle. |
El deseo de un genio a un Genio
iPhone: Im... presionante
Una revolución tecnológica e ideológica de lo que un teléfono será. Combina reproductor digital de música y video, teléfono móvil con capacidades excepcionales y un “internet communicator” que permite navegar páginas, leer correo, usasr Google Maps y otros. Más sobre la presentación del Apple iPhone.
UMPC: Ultra Móviles PC
Microsoft define el UMPC como un dispositivo de menos de 1 kg. de peso y una pantalla táctil de 7". Muy pronto, casi todos tendremos uno, desde la escuela,...
Post-Navidad
Cuando termina la Navidad, queda el doble regusto del exceso de mazapán y el renovado deseo de cambiar.
Han sido días de vacaciones, reunidos en familia, con la sensación de que el nuevo año será distinto, exactamente igual que lo que pensamos hace un año, dos, o tres,… En fiestas hemos vuelto a brindar con los allegados habituales, los susodichos parabienes, con parecidas bajas expectativas de cambios reales. Pero el espíritu navideño todavía se impone, en alguna medida, y algunas novedades siempre promueve.
Un nuevo año es una inmejorable oportunidad de metamorfosis, que debemos aprovechar. Ante la locura de las rebajas, ¿por qué no reenfocar? Sería mejor rebajar… el consumismo mismo, olvidar la compra compulsiva, ganar la batalla de ir a adquirir sólo lo necesario, pasar con indiferencia ante lo superfluo. Acumular más trastos no nos aportará nada de bienestar. Es preferible que tras la navidad, sintamos sin ajetreos la rutinaria tranquilidad, esa imperceptible levedad que aporta felicidad.
En el fondo, sólo ansiamos la paz, la interna, la familiar, la laboral, la social y, por qué no, la gran Paz que nos niegan los acontecimientos que no controlamos, que nos desbordan, ante los que no sabemos cómo reaccionar. Quizá se pueda ofrecer una receta: No dejemos que nadie nos imponga su desquiciada ferocidad, su inducido terror, su destructivo odio… Más que la “técnica del avestruz”, se trata de adoptar la “técnica de la jirafa”: elevar la perspectiva sobre las negras excepciones aisladas, ver la grandeza de tanta buena gente que vive, trabaja y hace el bien cada día, sin salir jamás en portadas.
Versión para imprimir en: mikel.agirregabiria.net/2007/postnavidad.doc
Han sido días de vacaciones, reunidos en familia, con la sensación de que el nuevo año será distinto, exactamente igual que lo que pensamos hace un año, dos, o tres,… En fiestas hemos vuelto a brindar con los allegados habituales, los susodichos parabienes, con parecidas bajas expectativas de cambios reales. Pero el espíritu navideño todavía se impone, en alguna medida, y algunas novedades siempre promueve.
Un nuevo año es una inmejorable oportunidad de metamorfosis, que debemos aprovechar. Ante la locura de las rebajas, ¿por qué no reenfocar? Sería mejor rebajar… el consumismo mismo, olvidar la compra compulsiva, ganar la batalla de ir a adquirir sólo lo necesario, pasar con indiferencia ante lo superfluo. Acumular más trastos no nos aportará nada de bienestar. Es preferible que tras la navidad, sintamos sin ajetreos la rutinaria tranquilidad, esa imperceptible levedad que aporta felicidad.
En el fondo, sólo ansiamos la paz, la interna, la familiar, la laboral, la social y, por qué no, la gran Paz que nos niegan los acontecimientos que no controlamos, que nos desbordan, ante los que no sabemos cómo reaccionar. Quizá se pueda ofrecer una receta: No dejemos que nadie nos imponga su desquiciada ferocidad, su inducido terror, su destructivo odio… Más que la “técnica del avestruz”, se trata de adoptar la “técnica de la jirafa”: elevar la perspectiva sobre las negras excepciones aisladas, ver la grandeza de tanta buena gente que vive, trabaja y hace el bien cada día, sin salir jamás en portadas.
Versión para imprimir en: mikel.agirregabiria.net/2007/postnavidad.doc
Deformación profesional de funcionario
Lectura dominical, una saludable costumbre
El papel no ha muerto... del todo. Foto: Aitor Agirregabiria.
Un cortometraje de Borja Cobeaga, preseleccionado para los Oscar: Éramos pocos...
Trata de un padre y un hijo que, abandonados por la madre, sacan a la abuela del asilo para que les cuide.
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