La trócola educativa

Dos situaciones cotidianas que descubren y denuncian un preocupante contrasentido social que se ha extendido en las últimas décadas.

Aquel día nuestro protagonista, un padre conductor o una madre conductora, debía atender a dos tareas inusuales que había programado cuidadosamente: Ir a la escuela de sus hijos y pasar por el garaje. Sabía que la primera entrevista sería complicada, porque no iba a aceptar el criterio de la tutora escolar y que, tras discutir consecutivamente y sin acuerdo con el consultor (o la orientadora), la logopeda y el jefe de estudios, pediría de inmediato la intervención de la mismísima directora del colegio. Todo bajo la amenaza de solicitar, en caso contrario, a la inspectora pertinente que tramitase una denuncia al Delegado provincial o al Ararteko (Defensor del Pueblo).

- “¡Qué sabrán ellos de cómo es mi hijo, y de qué le conviene!”, pensó mientras se iba pertrechando para el encuentro que suponía sería desagradable, ya que le costaría conseguir lo que pensaba que es mejor para su familia. Para ello habría de rebatir toda suerte de teorías didácticas y pedagogías aplicadas de las que, en realidad, reconocía internamente no saber nada.

Luego, en el taller de reparaciones el protocolo sería complemente distinto. Allí le harían esperar, hasta que un mugriento mecánico apareciese y se dignase atenderle. Si había suerte y, finalmente, le abría el capó de su automóvil, lo más probable es que farfullase algo ininteligible, como que parecía tratarse de la “junta de la trócola del diferencial”. Ante ello, sólo cabría balbucear:

- “¿Cuánto...?”, osaría preguntar, con el debido respeto y toda su humildad.
- “Hasta desmontarlo todo, no se sabe”, le replicaría sin dejarle terminar la frase y con manifiesta displicencia el operario limpiándose las manos grasientas.

Esta exagerada parodia, popular entre el profesorado, sólo pretende reivindicar el necesario reconocimiento profesional que merecen todos los trabajadores, incluidos los garajistas. Pero -por su trascendencia- agradeciendo con singular aprecio a nuestro capacitado y titulado profesorado, cuya elevada formación, dilatada experiencia y extensa especialización no siempre son debidamente correspondidas por algunos familiares del alumnado.

Vídeo humorístico. Versión para imprimir: mikel.agirregabiria.net/2007/trocola.DOC

Las máquinas del genial Rube Goldberg


Un buen ejemplo - Más vídeos. La interesante biografía de Goldberg.

La deliciosa historia de la muñeca perdida

Paul Auster, en su novela Brooklyn Follies, describe una historia de Franz Kafka, quien en sus paseos junto a su última compañera Dora Diamant por Berlín, se encuentra con una niña que llora desconsolada porque ha perdido su muñeca. Para consolarla, Kafka le dice que se ha ido de viaje.

- ¿Cómo lo sabes?, le replica la niña.
- Porque me ha escrito una carta.
- ¿La tienes ahí?, le pregunta la niña.
- No, pero mañana la traeré conmigo.

Esa noche, Kafka escribe una imaginaria misiva con la misma dedicación que puso a toda su obra y a día siguiente se la lee a la niña, dado que ella aún no ha aprendido.

La muñeca argumenta estar cansada, harta de vivir con la misma gente todo el tiempo. Su fuga responde a su deseo de salir y conocer el mundo. No es que no quiera a la niña, pero no podrán estar juntas durante un tiempo. La muñeca promete escribirle una carta diaria. Kafka escribe más cartas durante tres semanas. Gradualmente, relata que va a la escuela y se enamora de un muchacho. Finalmente, la muñeca le anuncia que va a casarse y se despide de la niña, que acepta feliz el desenlace.

Otras versiones dicen que finalmente, Kafka llevó a la niña a una tienda de juguetes y le compró una nueva muñeca. La niña estaba muy feliz y agradecida. Años después, cuando Kafka murió, la niña encontró una carta escondida dentro de la muñeca que Kafka le había regalado. La carta decía: “Todo lo que amas probablemente se perderá, pero al final, el amor volverá de otra manera.

Magisterio es majestad

De la superioridad filológica del profesorado sobre la administración, siendo la pedagogía (paidós) y la política (polis) los dos únicos modos de transformación social.

La etimología, descubriendo el origen de la palabra, denota su más profundo significado. Magister y minister, ambas incluyendo el sufijo -ter (que sirve como comparativo de término) se anteceden respectivamente de magis- ó master-, indicativo de superioridad frente a minis- o minus-, indicativo de inferioridad.

Así, magister (maestro, el que más) indica una función de autoridad, mientras que minister (ministro, el que menos) expresa justamente lo contrario, subordinación.

Lo refrenda una cita de Miguel de Unamuno: "No se rinde la verdad / a fuerzas de mayoría; / de un mayor es la maestría, / magisterio es majestad". [Sobre una referencia de Antonio Basante, en Getxolinguae 2007. Vídeo de su conferencia.]

Versión para imprimir: mikel.agirregabiria.net/2007/magister.DOC

Encuentro próximo en BLOGAK 2.0

Nos vemos aquí, si encuentras plaza...

Gracias a la vida, de Violeta Parra

Citada en la sesión de Getxolinguae

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros, que cuando los abro,
Perfecto distingo lo negro del blanco,
Y en el alto cielo su fondo estrellado,
Y en las multitudes el hombre que yo amo.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me ha dado el oído que, en todo su ancho,
Graba noche y día grillos y canarios
Martillos, turbinas, ladridos, chubascos,
Y la voz tan tierna de mi bien amado.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto,
Me ha dado el sonido y el abecedario.
Con él las palabras que pienso y declaro,
"Madre,", "amigo," "hermano," y los alumbrando
La ruta del alma del que estoy amando.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me ha dado la marcha de mis pies cansados.
Con ellos anduve ciudades y charcos,
Playas y desiertos, montañas y llanos,
Y la casa tuya, tu calle y tu patio.

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón, que agita su marco.
Cuando miro el fruto del cerebro humano,
Cuando miro al bueno tan lejos del malo.
Cuando miro el fondo de tus ojos claros.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la risa, y me ha dado el llanto.
Así yo distingo dicha de quebranto,
Los dos materiales que forman mi canto,
Y el canto de ustedes que es el mismo canto.

Y el canto de todos que es mi propio canto.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.

Libros dedicados: Hoy vas a entrar en mi pasado

De Xabier P. DoCampo. A Fortiori Editorial, de Nati de la Puerta. Con ocasión de Getxolinguae 2007. Continuará con una amplia crónica de una intensa jornada lúdica... [Otros libros dedicados...]

El mejor libro de la Historia

Diez imprescindibles libros que todos deberíamos haber releído varias veces, y que pueden descargarse gratuitamente desde Internet.

Muchos críticos consideran que el mejor libro de la historia de la literatura universal es “El Ingenioso Hidalgo Don Qujote de la Mancha”, escrito por Miguel de Cervantes a principios del siglo XVII. Otros creen que también podrían optar al primer puesto “La Divina Comedia” de Dante Alighieri, “Madame Bovary” de Gustave Flaubert, u obras de William Shakespeare como ”Hamlet”, “Otelo” o el “Rey Lear”.

Entre los más clásicos más modernos, en la cumbre siempre han figurado títulos tan variados como “Los hermanos Karamazov” de Dostoievski (o “Crimen y castigo” del mismo autor que fue mi primer gran libro), “Guerra y paz” de Tolstói, “La montaña mágica” de Thomas Mann o el más reciente “Ficciones”, un texto de Jorge Luis Borges del año 1944.

Muchos creen que el libro principal es alguno de carácter sagrado: la “Biblia”, el “Corán”, o el “Talmud”,… Todos de innegable valor literario e indudable trascendencia histórica. Otras obras de reconocimiento universal, como el "Ulises” de James Joyce, se excluyen porque nunca facilitaron su lectura.

Cada persona mantiene sus propias preferencias. Por su valor educativo para quienes se inician en la lectura, quizá algunos profesores nos decantaríamos por “El Principito” de Antoine de Saint-Exupéry, “Moby Dick” de Herman Melville, “Las aventuras de Tom Sawyer” de Mark Twain, o “La vuelta al mundo en 80 días” de Julio Verne,… Como lema final, se podría apuntar que en todo tiempo y lugar el mejor libro fue y será el que a más personas y en más lenguas, con menos páginas y requisitos previos, enseña más, alegra más, libera más y aviva más.