Disponible en Amazon USA desde 150$, o mejor directamente en Kano para Europa por 175€, el microordenador modular KANO se ensambla por escolares desde los 7 años y permite aprender a programar. Puede completarse con una pantalla Kano Screen HD Kit (ver en el vídeo final), un panel LCD de 10.1 pulgadas y 150 ppi de densidad que se combina con el kit Kanode PC y una tercera batería para crear un ordenador totalmente portátil (en total, incluyendo la RaspBerry Pi 3y algún descuento sumarían unos 335€ -ver imagen-).
Básicamente el kit se compone de una RaspBerry Pi 3 y el montaje es muy sencillo, como si se tratase de un juego de LEGO, pero además una vez construido, también se ofrecían las pautas para crear proyectos de programación sencillos a través de un sistema operativo dedicado llamado Kano OS y basado en Debian. En definitiva: un bonito y educativo juguete,...
Agradecidos y por el interés cierto de los restantes 99 blogs educativos reseñados, trasladamos a quienes nos siguen y alientan este reconocimiento.
Nos ubican en la posición 66, si bien indican que el orden no es significativo. Los restantes blogs reseñados, indicando un post referencial de cada uno de ellos (el nuestro es Código Lobo en una Manada), comienzan desde la pedagoga RoserBatlle.net y culminan con la inteligencia emocional de Silvina Martínez Viscio.
La meritoria selección vale la pena para ir repasando distintas e innovadoras perspectivas de la educación en un relato continuo y vivo. Se nutre de blogs premiados en diferentes convocatorias que requieren presentarse. Recomendamos seguir por RSS todos estos blogs, como hacemos ya de la mayoría de ellos como el Blog de Salvador Rodríguez Ojaos, el de Belén Piñeiro, el de Santiago Moll, el de Celestino Arteta,...
Nos escribe Marta García-Matos, PhD, Outreach desde el equipo de educación y divulgación científica del ICFO-Instituto de Ciencias Fotónicas, un centro de investigación de Barcelona sobre la ciencia y la tecnología de la luz. Todo por mediación de nuestro común amigo Jordi Vivancos.
Nos anima a la difusión en centros escolares de Euskadi de un experimento científico muy especial en el que queremos involucrar al mayor número posible de escuelas. A través de los siguientes apartados nos explican en qué consiste el experimento y por qué queremos involucrar a un número tan grande de escuelas:
El experimento se llama The BIG Bell Test, el objetivo de los experimentos es demostrar la validez de los fundamentos de la física cuántica. Para que sea un éxito, se necesita la participación de al menos 30.000 personas.
Se trata de un gran experimento de física cuántica a nivel mundial, diseñado de manera que la conclusión sólo es válida si los científicos usan en sus medidas una fuente de números aleatorios generados por seres humanos - y no mediante un proceso natural o un algoritmo.
Los participantes harán su contribución a través de un videojuego en el que tendrán que comportarse de la manera más aleatoria posible.
El The BIG Bell Test tendrá lugar el próximo 30 de noviembre de 2016 y es en realidad una serie de experimentos en varios laboratorios del mundo: Barcelona, Brisbane (Australia), Concepción de Chile, Niza,Shanghái, Viena y Zurich, por ahora.
En ICFO-Instituto de Ciencias Fotónicasestamos creando material para que el experimento pueda ser puesto en contexto dentro del aula desde varios frentes: física, matemáticas, historia de la ciencia (experimentos famosos) e incluso filosofía de la ciencia.
Banskyes el seudónimo del grafitero más reconocido mundialmente y cuya identidad cierta aún se desconoce. Colabora con organizaciones benéficas como Greenpeace y para empresas como Puma y MTV, vendiendo cuadros hasta por 25.000 libras en circuitos comerciales o en la galería de su agente, Steve Lazarides.
Aunque se ha venido especulando con diversos nombre (Robin Banks o Robin Gunningham), siempre con origen en Bristol, ahora la última teoría sobre Banskyapunta quees Robert del Naja, de Massive Attack. Un periodista británico asegura que el líder de la banda de 'trip-hop' y el grafitero más famoso del mundo son la misma persona.
Si tienen la fortuna de convivir con un niño pequeño, habrán observado como, desde muy temprana edad, intentan ampliar infructuosamente la cara de Doraemon (es un ejemplo) haciendo pinza con sus dedos sobre la pantalla de la televisión. Es, para ellos, un gesto tan natural como lanzar una pelota, garabatear en un papel o construir torres con piezas de madera. Parece como si vinieran con ello incorporado. Así es como se maneja una cuchara y así es como se interactúa con una pantalla. Gestos como tocar un icono para abrir una aplicación, deslizar los dedos para pasar imágenes o hacer scroll en una web son realizados por niños de todo el mundo con soltura. Sin necesidad de muchas explicaciones. Se trata de las primeras generaciones de seres humanos en nuestro Planeta que viven inmersos en un mundo conectado y digital.
Marc Prensky, escritor y educador estadounidense, bautizó a estos niños como “nativos digitales” en un artículo publicado en 2001. Una ocurrencia que creció y se popularizó hasta convertirse en un término usado de forma habitual para referirse a las generaciones que han crecido rodeadas de smartphones, ordenadores, tabletas y consolas de videojuegos. Prensky, que comenzó su carrera como profesor en el neoyorquino barrio de Harlem, ha impartido clases en todos los niveles, desde educación primaria hasta la universidad. En la actualidad -gracias a sus numerosos artículos y libros sobre el tema- está considerado un experto en la influencia de las nuevas tecnologías en la enseñanza.
Aquel famoso artículo comenzaba: “Me resulta sorprendente que en todo el alboroto y el debate generado estos días acerca del declive de la educación en Estados Unidos, estemos ignorando la más fundamental de sus causas. Nuestros estudiantes han cambiado radicalmente. Los estudiantes de hoy ya no son el tipo de personas para las que fue diseñado nuestro sistema educativo”. El pensamiento de Prensky pivota alrededor de la idea central de que los “inmigrantes digitales” -la mayoría de profesores- deberían cambiar sus métodos y discursos para satisfacer la forma de aprender y pensar de las nuevas generaciones que han crecido con la presencia constante de Internet en sus vidas. Polemista apasionado, Marc Prenskyno elude el debate y, a pesar de algunas críticas recibidas por quienes defienden un modelo más tradicional, se considera un optimista empedernido: “Veo lo que desean hacer los niños, lo que pueden hacer, lo que serán capaces de hacer (…) Este podría ser un mundo muy, muy, muy positivo”.