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¿A quién he ayudado hoy?

Hoy, en uno de esos incontables e interminables viajes entre Bilbao y Vitoria, he escuchado por la radio a William Rodríguez, un héroe del 11-S. Es un portorriqueño que trabajaba como limpiador de las Torres Gemelas de New York. El 11-S cambió su vida, al ser el último en abandonar la Torre Norte antes de que se derrumbara, tras salvar personalmente a 15 personas del World Trade Center. Con una llave maestra digirió a los bomberos a las escaleras, abriendo puertas a medida que subían, ayudando con éxito a la evacuación de cientos de supervivientes. William entró tres veces más en la Torre Norte después del impacto alrededor de las 8:46 de la mañana, y se cree que fue la última persona en salir viva de la Torre, sobreviviendo el colapso del edificio al salvaguardarse debajo de un camión de bomberos. Tras recibir primeros auxilios en el lugar del atentado, pasó el resto del día como voluntario en labores de rescato. Al amanecer del día siguiente estaba de vuelta en la Zona Cero para continuar con sus heroicos esfuerzos. [Datos recogidos de su web]
Perdió su trabajo de 19 años después del atentado. Duramente afectado, ha trabajado desde entonces en ayudar a las víctimas y afectados de las atrocidades cometidas. En la actualidad preside la Asociación hispana de víctimas del terrorismo más importante de EE.UU. y dedica su tiempo a organizar giras por todo el mundo impartiendo conferencias sobre superación.
William Rodríguez fue reconocido como héroe nacional por ayudar en el rescate, y posteriormente recaudó 122 millones de dólares para los que, como él, perdieron todo ese fatídico día.
Lo mejor de su charla ha sido oírle decir que tiene un letrero que lee cada día y que le pregunta: "A quién he ayudado hoy". Esa vocación de servicio es una ideal de vida. Podría completarse con este lema vital: Hoy, ¿qué he aprendido y a quién he ayudado? Technorati tag:

Política: De la ‘Polépica’ a la 'Polírica'

’Polírica’ y ‘Polépica’ son neologismos que proponemos, derivados respectivamente del concepto binomial de "política lírica” y "política épica".

La historia de la humanidad ha recorrido un largo camino donde la política, incluso la pacífica y democrática, se ha basado en el esquema de derrotar al adversario. La fórmula del voto universal y los partidos políticos ha demostrado ser mejorable, como señaló Churchill, “la democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el género humano,... con excepción de todos los demás”. El anhelo de superación y las nuevas posibilidades de participación ciudadana permiten sospechar en mejoras sustanciales para la gestión compartida de la convivencia.

La ‘polépica’ habla de entelequias abstractas (como identidades excluyentes), cree que sólo hay un partido correcto, produce afiliados clónicos de pensamiento uniforme (llega a crear fanáticos), se atrinchera, divide, levanta barreras, busca la conquista como dominio con una visión maniquea de la realidad política con fracciones separadas entre "nosotros y los otros". Por el contrario, la ‘polírica’ descubre a las personas solidarias (que quieren ser en función del hacer junto a los demás), busca encuentros constructivos desde posiciones diversas, levanta puentes, suma e integra, entiende la conquista como seducción y busca una “relación amable” entre un único todos nosotros.

Existen numerosos y significativos detalles no sólo del agotamiento del modelo de enfrentamiento gobierno-oposición, sino incluso de soluciones inéditas que empiezan a proliferar y divulgarse en los medios de comunicación. De las sospechas de agotamiento del esquema “épico” da cuenta la desafección creciente hacia la política de bloques, el cansancio del electorado por campañas ruines basadas en el descrédito del oponente y la ineficacia de gobiernos débiles, monocolores, sin mayorías solventes.

Más esperanzadores son datos puntuales, pero innovadores en toda la escala de políticas autonómicas, estatales o mundiales. Como la búsqueda de transversalidad en la política vasca, el apoyo a los presupuestos ajenos en época de crisis (con renuncia a la acción destructiva de la habitual oposición mal entendida), o la petición de respeto hacia el adversario directo del mismísimo candidato del partido republicano en plena y disputada campaña electoral.

Ha surgido una era en la que el electorado se nutre de fuentes muy diversas, participando más activa y bidireccionalmente (gracias a Internet) en el debate social, escuchando y hablando tanto con quienes simpatizan o discrepan en ideas políticas. Ese encuentro produce una fertilización de frutos aún poco visibles, pero con promesas ciertas de realización a corto, medio y largo plazo. Algunos ejemplos de buen hacer, en este sentido, son Think Gaur o las Plataformas Ciudadanas.

Uno de los primeros productos de esa aproximación ha sido el atenuar la distancia entre la clase política y el resto de la ciudadanía. Se están acercando y colaborando más y más quienes se dedican a la política y aquellas personas a quienes representan. Y esa escucha se produce de forma continua, no sólo en período electoral. Más aún, se están auscultando también electores y simpatizantes de distintas tendencias, comprobando que junto a las legítimas e inevitables diferencias de opinión, existen grandes áreas de coincidencia y acuerdo.
Así, de un modo imperceptible pero continuo, está surgiendo un movimiento de “polírica”, donde lo compartido se destaca en la acción política, frente a la “polémica polépica” de que ganen los mejores y los demás esperen tiempo mejores sin participar en la cosa pública. A modo de exploración de una determinada opción partidista, señalemos algunos signos indicativos de una promisoria práctica de “polírica”, producida cuando…

1. Escucha al conjunto de la ciudadanía, además de a su propia afiliación, facilitando en todo momento la máxima participación en la toma de decisiones y ofreciendo posiciones nítidas y sin artificio. Así se supera la situación actual en muchos partidos, cuyas propuestas son cerradas, limitadas a la militancia e incluso sólo al “aparato interno”, para generar, en la práctica, proyectos, prioridades y candidaturas con listas cerradas.
2. Transmite mensajes claros basados en sus propuestas, citando promesas y dificultades, sin demagogia y sin ocultar la propia trayectoria, presentando con sinceridad aciertos y sin hurtar los errores cometidos que serán presentados como camino de mejora.
3. Construye identidad política atesorando centralidad, a fin de extender sus potenciales alianzas por las múltiples conexiones y coincidencias con otras opciones. Basta la trillada radicalidad por la vía de acumular retahílas de viejos conflictos frente a otras disyuntivas. Ha de renunciarse a desacreditar otras candidaturas, definiéndose por sí mismo y abandonando la dialéctica de oposición con antítesis a otras propuestas.
4. Interpreta el resultado de las urnas, aceptando el apoyo recibido por cada partido, sin medias verdades para negar ni atenuar la voz de la ciudadanía que se pronuncia con sus votos y con su participación previa, simultánea y ulterior a los comicios a través de fórmulas de participación.
5. Resalta los puntos de acuerdo con otras opciones políticas, que siempre respetará en sus matices porque cuentan con cierto respaldo social. Encuentra y favorece lo mejor de la sociedad, destacando los puntos fuertes y compartidos del arco político, sin desacreditar a quienes piensen de modo discrepante.
6. Comprende las perspectivas divergentes a la suya que coexisten en su entorno, entendiéndolas como un elemento de riqueza, pluralidad y de búsqueda conjunta de los objetivos comunes. Del análisis de tales disensiones, habrá de hallar sendas de superación progresiva o de avance convergente sobre los raíles basados en elementos de consenso.
7. Busca acuerdos estables, diferenciando entre pensamiento y acción política que requiere capacidad de gobernar desde mayorías lo más amplias posibles, pero respetando a las minorías de oposición. Para ello, suma voluntades de todo el espectro parlamentario en pro de objetivos comunes, que beneficien al conjunto de la sociedad.
8. La clase dirigente entiende su labor como servicio público, como una etapa personal delimitada en el tiempo, precedida y seguida de otras labores profesionales. En su responsabilidad social se aprecia la misión de representar a la comunidad, con una dedicación volcada en buscar el bien común, nunca el beneficio (ni siquiera el protagonismo) personal o grupal.
La nueva sociedad en red sugiere avances en los canales de e-democracia posible. El sistema político ha de acomodarse a las nuevas realidades de la comunicación contemporánea. Franklin D. Roosevelt, John F. Kennedy y, probablemente, Barak Obama supieron recoger las ventajas de enlazar mejor con su electorado a través de la radio, la televisión e Internet.
El mundo actual está intercomunicado y distribuido en red nodal y multicéntrica. Los partidos políticos han de superar sus estructuras centralizadas, piramidales y rígidas. Si no lo hacen, perderán gradualmente posiciones frente a alternativas más abiertas y participativas. La grandeza y visión de futuro de cada opción partidista se refleja con nitidez en su cultura organizativa interna. Necesitamos candidaturas tejidas y partidos en red, una nueva dimensión política adicional al previo Estado-Nación.
A ser demócrata se aprende en la escuela, en la familia, mucho antes de votar para un parlamento. Es una actitud suprema ante la vida, de respeto, de aprecio, de colaboración, y la clase política debiera ser el mejor referente de esa superioridad social y ética. Cuando esta forma de hacer una positiva Política 2.0 se extienda, el electorado sólo atenderá a quienes hayan demostrado que también son capaces de escuchar. Tags Technorati: | | | | .

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Amar, u odiar, a todo y a todos

La vida es más sencilla de lo que algunos pretenden hacernos creer.

Se huelen, se sienten, pero todavía faltan unos días para que nos alcancen las esperadas vacaciones. Al llegar a estas fechas de julio, ya pedimos vacaciones. La rutina agota. Y más esta usanza del conflicto incesante que repiten machaconamente los medios de comunicación convencionales. La crisis, pues sí, la hay; pero además no dejan de recordárnosla. La confrontación política, que sí, existe; pero no insistan aún más. Las buenas noticias del mundo real se evaporan en medio del cenagal de la animadversión que parece vende los malos periódicos. Alguna noticia feliz, asoma tímidamente, y de inmediato suscita el odio de los buitres contertulios, que le ponen pegas (¿la liberación de Ingrid Betancourt fue pagada?).

La política sólo despierta el interés general cuando se lanzan descalificaciones, cuando la ofensa (o la envidia) se vierten inmisericordes. El regreso de Josu Jon Imaz, que -discreta y desafortunadamente- se aparta de la política activa (esperemos que sólo por un tiempo), se convierte en más noticia aireando el rencor de su caduco y trasnochado predecesor, quien flaco favor hace a su propio partido. Los codazos y las reyertas intestinas de los partidos, de izquierda y derecha, son celebrados y sus víctimas exhibidas con el descaro y desgarro de las guerras fraticidas. El viaje al centro del PP, que podría ser celebrado por todos –sobre todo si se materializa en algún grado-, es mostrado como desorientación y debilidad. Las graves contradicciones, éticas, políticas e incluso aritméticas, de formaciones descarriadas como EHAK son esgrimidas como argumentos lógicos, por unos y por otros, en lugar de traspasarlas al archivo de las enfermedades psicosociales para su prevención y erradicación con la mejor vacuna: una buena educación.

Justamente esta receta, una profunda y cuidada educación para todos, es la gran ausente del panorama público. Su carencia es palpable en los personajes de relumbrón. Los grandes políticos, los buenos estudiantes, los mejores profesores, las personas más inteligentes, las mujeres y hombres cabales, parecen enmudecer en este corral del desorden y del resentimiento. No son buenos tiempos para el amor, la poesía, el consenso, el acuerdo, el encuentro,… Brillan espadas refulgentes de odio, y nos ciegan con sus salpicaduras de rencor. La enemistad se extiende y se diversifica. Tras detestar a personas (por su origen, por su color, por todo aquello que no han podido elegir), se está empezando a aborrecer los idiomas, las banderas, los colores de unas camisetas deportivas,…

Sólo se odia lo que se desconoce. Más aún, sólo detestan los analfabetos emocionales, los confundidos sin autoestima, los incultos maleducados, los minusválidos del corazón. ¿Cómo no apreciar a quienes son nuestros semejantes, hechos de la misma carne y la misma sangre que nosotros, sin importar sus circunstancias? ¿Cómo no amar las lenguas que aún perviven aunque nos sean extrañas? ¿Cómo no respetar y reconocer los símbolos que otras personas aprecian? ¿Cómo no vibrar con las hazañas deportivas de superación de los seres humanos (aunque sea la monserga del omnipresente y cacareado fútbol)?

Quien odia algo, por nimio que sea su aborrecimiento, demuestra que no ama nada; su comportamiento denota que odia todo y a todos, incluido a sí mismo. El rencor es una prueba infalible de insatisfacción personal. Quien es capaz de amar, de verdad, a una sola persona, es incompetente para odiar a nadie. Quien goza realmente con una o varias lenguas, admira las que aún desconoce. Quien se reconoce en una o varias enseñas, reverencia las de los demás. Quien ha aprendido a amar, nunca querría, sabría, ni podría odiar. Sólo hay dos opciones a escoger: Amar (a todo y a todos) u odiar (a todos y a todo). Con un poco de sabiduría y sentido común, no resulta difícil la elección.

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Contempla la templanza

En la destemplada época que vivimos, conviene predicar la oportunidad de la templanza, semilla de la que nace el vigor del cuerpo y del alma.

La templanza es una cualidad que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados. Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad. Forma parte del cuarteto de virtudes cardinales, junto con la prudencia, la justicia y la fortaleza. La templanza es sinónimo de moderación, sobriedad, continencia y justicia. Se representa gráficamente como una joven que, para moderar lo que es demasiado extremo, traspasa con sabiduría y paciencia el agua de un recipiente a otro que contiene vino (o agua fría en caliente, entibiando la mezcla).

Propone considerar nuestro ser como un templo, término del que proviene. Los griegos edificaban sus templos o lugares sagrados en las cimas de las montañas para contemplar una visión completa del paisaje. El temple se aplica también al proceso que sufren los metales al ser sometidos a variaciones extremas de temperatura, calentándolos y enfriándolos bruscamente para mejorar su dureza.

La templanza es un proceso por el que pasamos en nuestro aprendizaje y crecimiento, en las sucesivas etapas de nuestra vida. La templanza nos permite someter nuestras capacidades a retos en las que se manifiesta nuestro carácter emocional, intelectual, físico y espiritual. Así se afina y templa la personalidad, ayudándonos a encontrar el punto del justo equilibrio. Cada acto y situación puede ser considerado una prueba de templanza, que nos prepara para desafíos crecientes, cuando las circunstancias y las opciones cada vez más difíciles. Sólo la experimentada templanza nos ayuda a acumular la fuerza interior que necesitaremos en el futuro.

En los avatares de la vida, la templanza se afianza y revalida tanto en los éxitos como en los fracasos. Ante un pasajero triunfo, la templanza asegura piedad y grandeza. Frente a un revés, la templanza ayuda a la superación, con perseverancia y constancia. La templanza, ejercitada como hábito, se transforma –en toda ocasión- en el más fino y delicado de los placeres. La tenaz templanza contempla, emplaza y completa un planeta reemplazado y ejemplar.

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Fortaleza y tolerancia

Sé blando hablando, no temblando; sé un duro maduro, redoblando.

En la vida y en las relaciones sociales, quizá lo más difícil sea elegir debidamente el grado de firmeza necesario en cada caso, en cada ocasión y con cada persona. Hasta los dioses y diosas están divididos por su consistencia, atribuyéndose la dureza al ancestral rol masculino y la blandura a la sexista representación femenina, siendo en la mitología romana sus prototipos extremos el duro Marte (dios de la guerra) y la blanda Venus (diosa del amor).

Los proverbios chinos, que son muy sabios, abundan en este tema. Aseguran que “El elemento más blando del mundo atraviesa el más duro”, se supone que refiriéndose al agua que perfora la piedra con su constancia, para remarcar que la insistencia es el poder de la impotencia, la tenacidad de la debilidad y la fuerza de la ternura. También advierten que, ante la hoguera de la adversidad, “el barro se endurece al fuego, mientras el oro se ablanda”. Incluso en la recomendación de flexibilidad advierte que “la lengua resiste porque es blanda, pero los dientes ceden porque son duros”. Finalmente, con su observación de que “la persona al nacer es tierna y débil, pero muere rígida y dura”, asocian el concepto de blandura a la vida y el de dureza a la muerte.

Se reconoce que el bienestar obra un efecto sobre la solidez de las personas, sugiriéndose que la falsa felicidad nos vuelve duros y soberbios incomunicándonos de los otros, mientras que la felicidad verdadera nos torna dulces y sensibles, encontrando el modo de extenderse a los demás. El equilibrio entre ser duro o blando es una cualidad difícil de adquirir y que, acaso sólo con la edad, se aprende a gestionar.

La dificultad radica en el difícil equilibrio entre un guante de seda para un puño de hierro. Lo idóneo es una prudente combinación de energía y modales, evitando ser siempre riguroso o siempre laxo, y escogiendo el equilibrio entre esos dos extremos, que en ello está el punto de la discreción. Quizá exista una fórmula perfecta y fácil de recordar: Conviene ser duro con los errores, pero blando con las personas. Como Kafka recomendaba, sin confundir nunca el asunto con la persona.

No renunciemos a corregir lo que está mal en el mundo, en nuestro entorno, en la vida. Ataquemos con dureza los problemas y busquemos soluciones, por difíciles que sean, sin renunciar a la utopía. Mas para ello, conviene comprender y respetar a todos los que podríamos hacer más y mejor, entendiendo las limitaciones y buscando la superación conjunta de nuestras flaquezas. En resumen, firmeza con nuestros objetivos y bondad con nuestros semejantes conforman el mejor espíritu.

Versión para imprimir: mikel.agirregabiria.net/2007/tolerancia.DOC

¿Y por qué no?

No digamos no… sin saber por qué no, porque conviene que recuperemos las inocentes preguntas de la infancia y, desde el conocimiento, revisemos los habituales porqués.

En una reciente conferencia organizada por EITB (Euskal Irrati Telebista) en el Museo Guggenheim Bilbao, el prestigioso Edward de Bono, especialista mundial en creatividad, ante un selecto auditorio concluía con este agudo mensaje de colofón: “Habitualmente existen tres etapas intelectuales en el ser humano: De 0 a 5 años, la edad del ¿por qué?; de 5 a 11 años, la fase del ¿por qué no?; y desde los 11 años en adelante, la época de porque (es así, siempre ha sido así,…)”.

Muy descriptivo y exacto. Todo padre, madre o docente reconoce perfectamente las tres etapas. En la primera infancia, nada parece imposible, todo se quiere conocer y se cree que es posible entenderlo todo. Pronto aparecen los primeros límites, y los niños se preguntan por qué no son factibles determinadas metas. Luego, antes de entrar en la adolescencia, ya parece que todo ha sido definitivo de modo inmutable y para siempre… Pero NO es así…

Conocer gradualmente el porqué de lo que nos rodea, implica advertir las dificultades e, incluso, sopesar los efectos indeseables de algunos desiderata. Sin embargo, sería conveniente proseguir con las preguntas de por qué y por qué no, porque sólo así avanza la historia de la humanidad. Preocupémonos por que la creatividad de la infancia sea mantenida y fructifique en la superación de los problemas antiguos y crónicos, a fin de alcanzar la paz, la justicia, la solidaridad,… Como señaló Bernard Show: “Algunos ven las cosas como son y se preguntan ¿por qué? Yo sueño cosas que nunca fueron y me pregunto: ¿Por qué no?”.

La educación de Natascha Kampusch

Escolarizada hasta los 10 años, secuestrada durante ocho años y medio, resurge una Natascha cultivada, madura y educada que previsiblemente superará el Bachillerato sin mayores dificultades.

El drama de Natascha ha sido espeluznante, por culpa del criminal secuestrador que la retuvo en cautiverio. Por sus propios medios y sin la menor ayuda exterior, Natascha, logró quedar libre el pasado 23 de agosto. Cuando comparece ante los medios de comunicación, ansiosos por conocer los detalles de su rapto, sorprende a todos por su mirada, talento, carácter y lucidez. Expertos y espectadores nos hemos asombrado de su inteligencia cultivada, su perfecta dicción y deslumbrante retórica, así como de la notable fuerza de voluntad de esta joven. Características todas ellas que, en ese mismo grado, raramente exhiben sus coetáneos europeos que han disfrutado una existencia normalizada, sin aislamiento y una escolarización más convencional.

Ello puede llevar a preguntarnos qué podríamos mejorar de nuestros sistemas educativos y sociales, al tiempo de desear a Natascha una completa recuperación en su socialización plena tras su traumática adolescencia, confiando que su entereza, voluntad y buen juicio se lo facilitarán. El caso de Natascha cuestiona, en alguna medida, no sólo nuestros sistemas de seguridad, sino que ponen en tela de juicio nuestros sistemas educativos e incluso sanitarios, dado que estuvo ocho años sin (necesidad de) que la viera ningún médico. Por el contrario, parece revalidarse el peso de los medios de comunicación unidireccionales impresos y audiovisuales, a los que sí tuvo acceso, y que le permitieron formarse autodidácticamente conectándola con el mundo exterior. Parece que teléfono o Internet no tuvieron efecto alguno, dado que le fueron inasequibles por completo.

Cabe aducir que un caso aislado no debe extrapolarse. Que sólo la fortuna impidió que una enfermedad se cruzase en la salud de Natascha, y que un delito irresuelto no refuta la eficacia policial. Pero la dimensión escolar provoca una reflexión obligada: ¿Cómo el interés personal de Natascha, junto al seguimiento de un raptor, pudo compensar o superar la acción convergente de variados profesionales, influyentes condiscípulos, costosos recursos didácticos y todo un complejísimo sistema educativo?

Convendría un análisis exhaustivo sobre el profundo efecto educativo alcanzado mediante la lectura de libros, periódicos y revistas, radio y la televisión, así como las conversaciones con un único contertuliano que era su sicótico carcelero. Obviamente la educación incluye aspectos trascendentales ajenos a la mera instrucción, como una adecuada socialización y la adopción de valores, pero el esfuerzo y capacidad de Natascha parece que ha sabido suplirlos. El caso de Natascha puede alentar colateralmente las fórmulas de “homeschooling”, si sus defensores verifican determinadas posibilidades incluso en tan tardías etapas críticas de la adolescencia.

Merecería la pena un estudio comparativo de las ventajas y carencias en la educación de Natascha, que pudiese conducir a mejoras en los resultados académicos y personales del conjunto del alumnado. Probablemente, se detectaría el inmenso efecto beneficioso derivado de un cúmulo de factores como una lectura diaria, de un continuado interés por aprender, de una perseverancia férrea,… y de unas condiciones de vida reguladas, manteniendo hábitos regulares cotidianos. Quizá el dato clave para su sobresaliente formación, fue que Natascha asumió pronto y en persona la responsabilidad de su propia educación. Comprendió desde el principio la trascendencia de su proceso educativo, algo que progenitores y profesorado no siempre logramos inculcar en nuestros hijos y alumnos.

Natascha, junto con el deseo natural de viajar y de recuperar el tiempo perdido, ha manifestado su voluntad de aprobar la prueba de bachillerato para proseguir sus estudios universitarios a fin de ser abogada, periodista, psicóloga o actriz. Natascha mantiene intacto su idealismo y esperar colaborar en proyectos de la envergadura de combatir el hambre en África o erradicar la tragedia de las mujeres raptadas y violadas en Ciudad Juárez (México). Deseamos y auguramos un feliz futuro a Natascha, dado que durante su encierro acreditó un inmejorable talante y un envidiable tesón de superación.
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Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/natascha.htm

Consejo y ejemplo

El camino del consejo es largo y lento; el del ejemplo, breve y serio. Las palabras son enanas; los modelos, gigantescos.

El mejor modo de predicar, el más eficaz, es el buen ejemplo. El ejemplo es la principal escuela de la Humanidad, porque procura una lección que todos aprendemos. Pero los buenos modelos no son famosos, no son noticia y no aparecen en las portadas de prensa o en los informativos de televisión, que prefieren destacar lo problemático y lo negativo.

Nos queda proteger el entorno doméstico y escolar. Según un reciente estudio de 'Aldeas Infantiles', el 80% de los niños consideran a sus padres como ejemplos de superación, y modelos a seguir. El informe revela que 7 de cada 10 hijos creen que son sus padres quienes más les animan a que se esfuercen por alcanzar sus objetivos, que son el colegio (59%) y portarse bien (20%).

Un destacado libro de actualidad, Freakonomics, analiza qué aspectos familiares influyen en los resultados académicos. Por ejemplo, compara si es más decisivo “tener muchos libros en casa” o que “los padres lean para sus hijos casi a diario”. Paradójicamente, el primer factor está correlacionado con las notas mientras que no existe correspondencia con la segunda acción, a pesar de acreditar interés y actitud. Concluye que lo que importa es lo que los padres son, no lo que dicen, ni siquiera lo hacen ocasionalmente.

La vida de los padres es el libro de ejemplos de los hijos. El principio de la educación, en el hogar o en la escuela, es predicar con el ejemplo. Lo peor es la contradicción de buenos consejos acompañados de malos ejemplos. El ejemplo debe culminar lo que el precepto comienza. Nada se aprende o se enseña bien, sino desde el ejemplo. No hay más que una educación, y es el ejemplo.
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Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/ejemplo.htm

Nuestro héroe vespertino

La energía humana se manifiesta mejor en unos pocos. Aprendamos de ellos y emulemos su denuedo.

Según el diccionario héroe es alguien ilustre y famoso por sus hazañas o virtudes, o quien lleva a cabo una acción heroica, o una persona de carácter elevado. En este sentido, cada tarde solemos ver a nuestro héroe, que no cumple con otra acepción de héroe como personaje principal de grandes relatos.

Nuestro héroe posiblemente no es sino el protagonista de una vida de esfuerzo, de superación y modelo para quienes le conocen en su círculo. No sabemos cómo se llama nuestro héroe, pero nos lo encontramos muchas tardes cuando volvemos de trabajar camino de casa. En la carretera de Erandio, él espera para cruzar en medio del intenso tráfico. Animoso siempre, se apoya en sus muletas mientras conversa con algún amigo o compañero de trabajo. Se mueve trabajosamente, pero la alegría le acompaña en todo momento.

Al anochecer, el cansancio de una larga jornada parece abatirnos a todos, pero no a él. Ahí está, esperando para atravesar la calzada con su gorra y sus maletas colgadas, confiando en que algún coche pare o que la circulación se interrumpa. Sin prisa, sin perder la sonrisa que a otros ya nos falta. Un héroe genuino es aquél que hace todo lo que puede, mientras los demás no lo hacen. El héroe antiguo era el que afrontaba la muerte; el héroe moderno es el que acepta la vida.

Todos conocemos otros muchos héroes y heroínas de nuestro tiempo, de carne y hueso, grandes de corazón. No son héroes de ocasión, de una brava hazaña en un minuto glorioso; su heroísmo se prolonga durante toda una vida de carácter, demostrando su valía suplementaria. Su mérito no radica en que no sufran cansancio o miedo, sino en que jamás lo exteriorizan. Su ánimo ante el dolor y el sufrimiento es el mejor ejemplo, la mejor guía y el supremo argumento para continuar nuestras vidas.

Versión para imprimir: mikel.agirregabiria.net/2006/heroe.htm

Modelos lingüísticos en la educación vasca

Una reflexión ante el compromiso asumido por el Parlamento vasco para que el Gobierno estudie, junto con todos los agentes de la comunidad escolar, una reforma de los modelos lingüísticos en la enseñanza antes de febrero de 2007. Este debate debiera basarse en criterios socioeducativos más que en prejuicios ideológicos o políticos.

Situación actual.

- La "Ley Básica de Normalización del Uso del Euskara" del 24-11-1982 establecía en su artículo 17 que “El Gobierno adoptará aquellas medidas encaminadas a garantizar al alumnado la posibilidad real, en igualdad de condiciones, de poseer un conocimiento práctico suficiente de ambas lenguas oficiales al finalizar los estudios de enseñanza obligatoria,…”. Todo ello con independencia del modelo A, B ó D elegido libremente por las familias. Este mandato institucional se mantiene incumplido 23 años después, si bien es de reconocer que ha sido la Educación, la comunidad escolar, las familias, el profesorado y el alumnado quienes más se han esforzado por su consecución,… aún no alcanzada plenamente.

LOE: La Olvidada Educación

Un eclipsado debate tras 8 Leyes Orgánicas educativas aprobadas en 25 años. Demasiadas reformas para seguir distanciados de la Europa más avanzada.

La educación es una tarea generacional, prolongada a lo largo de la vida, que afecta intensivamente a los más jóvenes, en un inigualable esfuerzo colectivo donde participan familias, profesorado, alumnado y el conjunto de la sociedad. Todo ello requiere un marco político y administrativo consensuado, con vocación de larga permanencia en el tiempo para garantizar el máximo aprovechamiento de tan ingentes recursos humanos y materiales.

La educación es responsabilidad de la familia, que delega en la enseñanza parte de sus funciones. La formación se estratifica en etapas, desde la educación infantil hasta la formación profesional o la universidad, y en planos de actuación abarcando desde el autoaprendizaje, el aula, el centro, la red o el sistema global. En el Estado español, con las competencias educativas transferidas a las Comunidades Autónomas, una nueva Ley Orgánica de Educación (LOE) ha despertado un doble debate, interno entre docentes y público donde se enfrentan algunas visiones opuestas (asignatura de religión, concertación de centros privados,…).

El proyecto de LOE presentado por el Ministerio de Educación y Ciencia para su tramitación en el Congreso ha sido calificado de muchas formas, según la perspectiva de los analistas. Puede definirse como un texto reducido, no excesivamente pormenorizado ni intervencionista, que busca soslayar los mayores escollos con los sectores más influyentes sin negar su inspiración “socialista”. Quizá la LOE sea una concreción del “talante Zapatero”, que -con paradojas y contradicciones- busca la máxima mayoría parlamentaria.

Repasemos algunas inconsistencias. En la exposición de motivos, declara que las evaluaciones internacionales recientes, como PISA (trianual) y TIMMS (cuatrianual), ponen de manifiesto que es posible combinar calidad educativa con equidad en su acceso, pero la LOE ni propone mecanismos urgentes de mejora (que obligarían a una mayor inversión), ni menciona las “devastadoras conclusiones del Informe Pisa” que denuncia el Consejo de Estado de Educación, máximo órgano consultivo que en su preceptivo dictamen proclama: “Parece como si el anteproyecto tratara sólo de modernizar el sistema educativo y no de corregir tendencias a la baja calidad que son de dominio público y preocupan a la sociedad…”.

Entre las incoherencias, sobresalen algunas. Propone el carácter “complementario” de las redes escolares pública y concertada, porque reconocer la “subsidiariedad” sería impresentable en nuestra realidad educativa continental, aunque luego en el articulado separe tajantemente entre centros públicos y centros sostenidos con “fondos públicos” (que incluiría a los privados concertados). Igualmente se pregona la autonomía de los centros docentes, pero no se facilitan instrumentos para ello en la escuela pública. Presume como gran novedad un área de “educación para la ciudadanía”, sin que se sepa quién impartirá tan difuso y discutible contenido.

En su última redacción ha incorporado el “esfuerzo individual de los alumnos”, como uno de los principios de la educación y como uno de sus fines “el mérito y el esfuerzo personal”. Este eslogan de la LOCE (Ley Orgánica de Calidad de la Educación) era uno de los aspectos más rescatables de la ley del PP, y aunque el PSOE se negaba a destacar su presencia, al final la obviedad se ha impuesto. Afortunadamente en la disposición final primera se pregona que el primer deber básico de los alumnos es… estudiar (lo que lamentablemente parece pertinente por un inexplicable olvido muy extendido).

El porcentaje de contenidos básicos de las enseñanzas básicas, 55% en las Comunidades Autónomas con lengua cooficial y 65% para las restantes, ha sido otro punto de polémica política artificial en prensa. Los educadores sabemos que la realidad escolar del siglo XXI exige un núcleo planetario absolutamente común (no en el Estado, ni en Europa siquiera), que es lo que se mide en las evaluaciones internacionales (matemáticas, ciencias, primera lengua,…). Igualmente sólo alguien ajeno a la práctica docente puede negar la indispensable adecuación curricular que desde la escala no sólo autonómica, sino de centro, de profesorado, de aula y de cada miembro del alumnado ha de programarse.

Otra espinosa controversia se centra en la enseñanza de la religión. La disposición adicional segunda comienza desacertadamente: “La enseñanza de la religión se ajustará a lo establecido en el Acuerdo sobre Enseñanza y Asuntos Culturales suscrito entre el Estado español y la Santa Sede,…”. Pareciera que la enseñanza religiosa no fuese una frecuente demanda familiar, de un alto porcentaje de madres y padres que la consideran esencial. Su deseo legítimo, al igual que el de quienes prefieren que sus hijos e hijas no reciban enseñanza confesional alguna, debe ser garantizado, al igual que los derechos de los docentes de estas materias. La opción más aceptable sería una materia de oferta obligatoria en todos los centros en sus versiones confesional (de todas las iglesias con representación significativa) y no confesional, para la aceptación voluntaria por parte de las familias. Debiera ser evaluada didácticamente para su notificación familiar, aunque no computable a ningún efecto académico (becas, promoción,…). El apartado 3º, que otorga a la entidad religiosa la condición de empleador y establece el pago delegado, no parece satisfacer ni al profesorado implicado, ni a las jerarquías eclesiásticas, por lo que parece inviable semejante variación unilateral de empleador cuando ni el receptor ni los trasferidos lo asumen. También sería de justicia la equiparación académica y salarial de este colectivo que reúne a más de 17.000 docentes en el Estado.

Entre sus cualidades, la LOE se destaca porque simplifica la proliferación de leyes educativas y de sus correspondientes reglamentos emitidos desde 1990, derogando -además de otras leyes menores- la LOGSE (Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo de 1990), la LOPEG (Ley Orgánica de Participación, Evaluación y Gobierno de los Centros Docentes de 1995), y la LOCE (Ley Orgánica de Calidad de la Educación de 2002). La litigada LODE (Ley Orgánica del Derecho a la Educación de 1985), corrigiendo algunos de sus excesos, queda drásticamente reducida a una cincuentena de artículos (de sus 63 artículos iniciales), e incluso también son abolidos o reformulados muchos apartados de los artículos vigentes por la disposición final primera del anteproyecto. Desafortunadamente, el anteproyecto delira cuando, en su apartado 5º de la citada disposición, introduce un disparatado y encubierto derecho a la huelga del alumnado menor de edad, que ni respeta las responsabilidades, derechos y deberes de los padres, ni mejora la participación discente en la organización escolar. Debería suprimirse este enunciado, sin perjuicio de recoger adecuadamente el derecho de reunión en el centro escolar, respetando los horarios de actividad y los derechos de cuantos constituyen la comunidad educativa, previa comunicación a la dirección o de acuerdo con ella.

Las preconizadas “evaluaciones de diagnóstico”, al finalizar el segundo ciclo de Primaria (10 años) y al concluir el segundo curso de la Secundaria obligatoria (14 años), pueden ser reconocidas como puntos positivos por su carácter formativo y orientador, sin la estricta connotación de reválida (que la LOCE promulgaba) y que al medir currículos (y no competencias) podría condicionar y uniformar excesivamente la necesaria autonomía docente para atender a la diversidad discente. De este modo, queda una medición objetiva de la Primaria, antes de su tercer ciclo, y otra graduación en la crítica edad intermedia de la ESO, cuando en 3º parece que muchos de nuestros estudiantes encuentran súbitamente todos los obstáculos en lo que parecía un generalizado progreso modélico. Más dudosa es la supresión de la PGB (Prueba General de Bachillerato), prevista en la LOCE y común en toda la Unión Europea (salvo en Grecia y Portugal).

El retardo de los itinerarios hasta 4º de la ESO es oportuno y paneuropeo, cuando aparecen tres materias de modalidad y algunas optativas, retrasando el prematuro adelanto de la LOCE. Igualmente resulta conveniente la suavización en el número de asignaturas no superadas para promocionar de curso, porque nuestro retardo medio no mejora ni la calidad ni la equidad, y porque son más efectivas las medidas de refuerzo dirigidas hacia la superación final. El clamor contra la “promoción automática” ni es exacta, ni se corresponde con la reglamentación de los países de referencia educativa.

El reagrupamiento en tres bachilleratos de Ciencias y Tecnología, Humanidades y Ciencias Sociales, y Artes es acertado. La fusión en el primero de ellos de los antiguos Bachilleratos de Ciencias de la Naturaleza y de la Salud junto al de Tecnología era necesaria, y debería servir para incrementar el flujo hacia esta modalidad. Únicamente entre las materias comunes del Bachillerato, previstas en el artículo 34, debería incorporarse el metalenguaje omnipresente de una “Matemática Aplicada”.

Las insuficiencias de la LOE son variadas. El avance que supone la declaración de carácter educativo de los dos ciclos de Educación Infantil (superando el anacrónico nombre de Preescolar que reitera el PP), queda desdibujado por no abordar este período en tres ciclos bianuales (como todo el resto de la educación hasta el diseñado en el Espacio Europeo de Educación Superior). La espuria razón para este lastre es la inercia anterior y la insuficiente financiación dedicada a esta etapa, que da lugar a discrepancias totales entre Administraciones Educativas donde se retarda Andalucía (única con tasas de escolarización menor del 90% de la población de 3 años), mientras el País Vasco supera el 90% incluso de la infancia de 2 años. La gratuidad promulgada por la LOE del segundo ciclo de Infantil (3-6 años) es una mejora sólo para las Comunidades más retrasadas, mientras que las demandas sociales en edades más precoces ya se desbordan en las Comunidades mejor financiadas. En esta etapa, la subsidiariedad de la concertada se manifiesta en el artículo 15, en donde se garantizan una oferta suficiente en los centros públicos (además sólo con un incremento progresivo desde la situación actual), mientras que apenas se esboza que “podrán establecerse conciertos con centros privados”.

Son meramente declarativas y sin previsiones las apuestas por la mejora de los idiomas (foráneos y oficiales), que la LOE sigue sin apoyar más decididamente, o el aprovechamiento de las tecnologías de la información y la comunicación, donde nuestro retraso pedagógico comparado es deprimente. Igualmente las bibliotecas escolares quedan simplemente citadas y no incentivadas.

La participación de las familias podría acrecentarse asegurando, en función de la edad del alumnado, porcentajes no inferiores a un tercio de padres adicionalmente a un sexto de alumnos, en el artículo 126 sobre la composición del Consejo Escolar, para mostrar quiénes son los destinatarios que justifican todo el servicio educativo.

Respecto a la equidad escolar, el creciente alumnado (propio y extranjero) con necesidad específica de apoyo educativo por origen o minusvalía (sensorial, síquica o motora), e incluso el de altas capacidades intelectuales, sigue en la ambigüedad o en la inseguridad al asegurarse que las dotaciones para centros públicos y concertados serán las mismas (artículo 72), mientras que simultánea y posteriormente en el artículo 112, de medios materiales y humanos, se distinga sutilmente entre sus apartados primero y siguientes. Inicialmente se menciona expresamente a los “centros públicos” como aquéllos que deben ser dotados por las Administraciones Educativas, mientras en los restantes párrafos sean los “centros” genéricos los que atiendan a alumnado de educación especial,… Este artículo debiera incorporar el detalle de referirse en todo momento a los “centros sostenidos con fondos públicos”.

Preocupante resulta el matiz establecido en el artículo 84, relativo a la admisión de alumnos, donde se cita que “las Administraciones educativas realizarán una programación adecuada de los puestos escolares gratuitos que garantice el derecho a la educación”, pero sin mencionar la libertad de elección que corresponde a las familias. En ese mismo artículo, falta la inclusión de un criterio que facilite la continuidad pedagógica en un mismo centro, tanto en el caso de titularidad pública como no pública. En el artículo 88, sobre garantías de gratuidad, sigue sin aparecer el coste de los servicios complementarios de transporte y comedor, que debieran recibir un tratamiento similar en todos los centros sostenidos con fondos públicos.

Tampoco se acomete en esta oportunidad un refuerzo de la formación inicial del profesorado de enseñanza infantil, primaria y secundaria. La convergencia de las condiciones laborales, profesionales y económicas del profesorado y del personal no docente, tanto de centros públicos como concertados, queda en el limbo de los deseos, con una confusa cita en el apartado 117.4 donde turbiamente se sugiere “posibilitar la equiparación gradual de la remuneración (del profesorado concertado) con la del profesorado estatal (sic)”. Como si no existiesen diferencias salariales, incluso entre funcionarios docentes (respecto al “profesorado estatal”, sólo el redactor sabrá a qué se refiere en niveles no universitarios). Por último, en el capítulo del profesorado, la disposición transitoria segunda podría extenderse más allá del 4-10-2010 el régimen de jubilación voluntaria de los mayores de 60 años, a fin de rejuvenecer las plantillas docentes.

Lo peor es el mantenimiento de un sistema educativo basado en la oferta, y no en la demanda familiar (artículo 109. 2). La misma consideración de la educación como “servicio público”, quedaría mejor expresada como “servicio esencial” o de “interés general”, con independencia de la titularidad pública o concertada del centro elegido por los progenitores (situación a la que más se acerca en el Estado la Comunidad Autónoma Vasca, por tradición y financiación). El progreso hacia un sistema cooperativo, prestado por centros públicos y otros de iniciativa social, se entorpece cuando se desiguala por titularidad, como en el artículo 122.3 donde se concede que sólo los centros públicos podrán obtener recursos complementarios. Esto es apropiado y novedoso, pero debiera abrirse en las mismas condiciones a todos los centros “sostenidos con fondos públicos”.

Resulta aberrante el apartado 3 del artículo 109: “En la programación de la oferta de plazas, las Administraciones educativas armonizarán (sic) las exigencias derivadas de la consideración de la educación como servicio público, con los derechos individuales de alumnos, padres y tutores. Asimismo, conciliarán (sic) la libertad de elección de centro con el principio de equidad, atendiendo a las limitaciones materiales derivadas de la capacidad de los centros y de las consignaciones presupuestarias existentes y al principio de economía y eficiencia en el uso de los recursos públicos (sic)”. Discrepamos profundamente de que la economía impida derechos fundamentales, o que éstos queden restringidos por inciertas razones de supuesta eficiencia. Nefastamente, en la redacción actual el Estado parece erigirse como único titular originario del derecho a la educación, quedando las familias y los centros educativos reducidos a concesionarios de tal derecho. A todos nos conviene que los padres defendamos nuestro derecho a escoger el tipo de educación que preferimos, incluida la formación moral y religiosa que responda a nuestras convicciones.

Nadie discute la necesidad de una reforma educativa, cuando los datos negativos se acumulan en informes internacionales o en comparativas de fracaso escolar. El optimismo para que podamos competir con los mejores debe partir del máximo realismo sobre nuestra posición de partida, así como de un amplio y comprometido enfoque comunitario. Una Pedagogía del Éxito entraña que las familias y los educadores mantengan expectativas positivas sobre las capacidades de sus hijos y alumnos, para afrontan motivada y conjuntamente tan decisiva tarea, solventando los problemas crónicos con ilusión y apoyo social.

Concluyendo: Conviven en el Estado sistemas educativos muy diferenciados que la LOE debiera impulsar y desarrollar mirando hacia lo mejor de Europa, nunca uniformar por abajo. En general, nuestras posiciones educativas son mediocres o insuficientes respecto a la Unión Europea, y entre los países de la OCDE. No es algo de extrañar, dado que socio-culturalmente, económicamente y en esfuerzo educativo (interés familiar y porcentaje del PIB) no destacamos especialmente hasta la fecha.

Sólo cuando la ciudadanía presiona electoralmente, los poderes públicos y los dirigentes políticos otorgan la merecida atención, prioridad y recursos a la educación, a la universidad y a la investigación. Es el tiempo de los hechos. Rige un lema magistral: 'Si alguien cree que la educación es cara, que pruebe con la ignorancia'. Nuestro futuro individual y colectivo, a corto, medio y largo plazo, depende básicamente de nuestra apuesta educativa. Ojalá el debate sobre la LOE nos permitiese advertir la trascendencia de lo que está en juego.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/loe.htm

El graduado en edad

Dicen que “en la edad está el misterio”. Desentrañemos algunos secretos de “El Graduado”.

Ha muerto una gran actriz, Anne Bancroft, que recibió el Oscar de la Academia en 1962 por su prodigiosa actuación en “El milagro de Ana Sullivan”. También fue mundialmente reconocida por su interpretación de Mrs. Robinson en la mítica película “El graduado”, dirigida por Mike Nichols (quien obtuvo el Oscar por ello) y con la inolvidable música de Simon & Garfunkel, destacando "The sound of silence" (oír en adynwavs.com/soundofsilence.html).

Fue un hito generacional aquella agridulce comedia, de deslumbrante narrativa cinematográfica con un soberbio montaje de abruptas elipsis. Describe ácida y mordazmente las relaciones entre un inseguro joven (Dustin Hoffman) y una neurótica mujer madura (Anne Bancroft), madre de una estudiante (Katharine Ross), de quien finalmente se enamora el diplomado como habían programado sus padres. Ofrece una reflexión, tristemente válida hoy día, sobre la alienada desorientación juvenil, la vacuidad de las relaciones interpersonales, o la incomunicación social y familiar, aunque se atisbe un esperanzador final de superación y amor.

En 1967, hace 38 años, se rodó esta película. En esa fecha, el “graduado” tenía 30 años, la “joven” 26 años y su “madre” 36, al igual que el director berlinés. Las edades “reales” de los protagonistas indicarían que los “supuestos” amantes eran un estudiante retardado (en todo) y una apresurada señora (también prematura madre a los 10 años).

Quienes vi(vi)mos aquella historia cuando éramos adolescentes, estamos graduados en edad y con la lucidez de la madurez podemos reconocer ahora muchas perspectivas complementarias. Como la oportunidad de un amor… o que cada uno tiene la edad de su corazón, el cual conserva la edad de aquello que ama. Porque la edad de una persona la concede su ánimo vital, no una partida de nacimiento. En el fondo, la verdadera edad no son los años que hemos vivido, sino los años que nos quedan por vivir.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/graduado.htm

Convencer, seducir o amedrentar

En las campañas electorales las candidaturas prefieren argumentar y persuadir, pero si todo falla recurren a atemorizar.

Nos tememos que las dos estrategias básicas para mover a la gente, son las mismas que para aguijonear a los burros: palo y zanahoria. Por ser justos, a las personas nos agrada más convencer y persuadir a nuestros congéneres con buenas razones y emociones, que obligarles a actuar por temor o miedo. Las campañas y motivos electorales recurren a complejos procedimientos y soluciones que combinan los argumentos para convencer, las sensaciones para cautivar y los recelos para amenazar. En definitiva se trata de atraer hacia lo propio, con argumentaciones y pasiones, al tiempo que se repele lo ajeno con inquietudes y sospechas.

La política puede ser una ciencia y debe ser un arte. Y, según Susan Sontag, el arte es seducción, no rapto. Los motivos positivos, los que atraen hacia una opción política, son siempre superiores a los alegatos negativos, que pretenden movilizar por la espantada de lo otro. Una ventaja obvia es que al huir de otro partido desacreditado, puede que los electores no acudan hacia el denunciante; mientras que una llamada de afinidad logra directamente que los votos caigan en el saco propio.

El mismo Ortega y Gasset advirtió: “Es penoso observar que desde hace muchos años, en el periódico, en el sermón y, en el mitin, se renuncia desde luego a convencer al infiel y se habla sólo al parroquiano ya convicto”. Siglos antes, Antoine Tournier señaló que “Los partidos discuten, no tanto para convencerse, como para decirse mutuamente cosas desagradables”. Décadas después, en pleno siglo XXI, todavía abundan los partidos políticos que abusan de la intimidación, introduciendo un exceso de escepticismo y desconfianza en el electorado.

Un buen indicador de la fortaleza de una candidatura política es medir el grado de afirmación de su programa, sopesar la valoración positiva que hace de su opción y evitar la confrontación o negación de sus alternativas partidistas. Miguel de Unamuno reconoció que “A un pueblo no se le convence sino de aquello de que quiere convencerse; cuando creemos haberle dado una idea nueva, si la recibe, es que se la hemos sacado de las entrañas de su propio pensamiento, donde la tenía sin darse él mismo cuenta de ella”. El mismo William Shakespeare declaraba que “El amor no prospera en corazones que se amedrentan de las sombras”.

La verdadera gloria estriba en convencer, más que en vencer. Por eso, no se empieza a perseguir sino cuando se desespera de convencer. Algunos partidos, intuyendo que no pueden llegar a conquistar nuevas cotas de electorado, proclaman manifiestamente su impotencia apelando al “mensaje del miedo”, esto es, a señalar que los otros son peores que ellos. Es su perdición. Alejandro Dumas apuntó que “Es inútil combatir las opiniones ajenas; a veces se logra vencer en una discusión a otros, pero a convencerlos, jamás. Las opiniones son como los clavos: cuanto más se las golpea, más profundamente penetran”.

Elijamos partidos políticos que hablan de su programa, sin menospreciar o descalificar a los demás. La seducción es un reto a la inteligencia y a los sentidos. Prefiramos candidatos inteligentes que nos convenzan, que nos persuadan por sí mismos, no por repulsión de los demás. Optemos por la mejor de las candidaturas, no por aquellas que se presentan como la menos mala.
La opción óptima es la que no trata de imponerse a sus adversarios, ni siquiera de convencerles de que están instalados en el error, sino de unirse a ellos para buscar conjuntamente mediante el diálogo una verdad más elevada y compartida. Sólo así, bajo el liderazgo de los mejores líderes, lograremos la paz, la superación del conflicto vasco, la democracia, el bienestar y la justicia social que la ciudadanía de Euskadi se merece.

El deseo de Teseo

La leyenda del Minotauro es muy esperanzadora para niños y adultos, que compartimos con Teseo el deseo de Paz.

El mito de Teseo, Ariadna, Fedra y el Minotauro procede de la cultura minoica de hace 40 siglos, si bien fue recogido literariamente por el poeta latino Publio Ovidio Nasón en el inicio de nuestra era, poco antes del nacimiento de Jesucristo. Esta compleja tragedia de célebres personajes ha sido objeto de atención continuada por autores como Nietzsche, Freud, Cortázar o Borges.

La crónica comienza en Creta cuando reinaba el poderoso rey Minos. Cnosos, la capital de la isla, era famosa por el laberinto de intrincados corredores, en cuyo interior vivía el cruel Minotauro, un engendro con cabeza de toro y cuerpo de hombre, fruto de los amores de la Reina Pasifae con un toro que Poseidón, dios de los mares, hizo surgir de las aguas. Minos recibió la noticia de que su hijo Androgeo había sido asesinado cuando se dirigía a participar en unos juegos olímpicos. El monarca reunió un ejército y cercó Atenas que se rindió, aceptando la condición de que cada nueve años enviaría siete jóvenes y siete doncellas a Creta para que ser arrojados al Minotauro. Sólo si alguno de los atenienses mataba al Minotauro y salía del laberinto, Atenas sería eximida de la condena.

Teseo, hijo único del rey de Atenas Egeo, se ofreció como candidato cuando por tercera vez hubieron de pagar tan ominoso tributo, embarcando con las víctimas en una nave de velas negras. El monarca y su heredero convinieron en que si Teseo lograba la hazaña, el navío retornaría con velas blancas. Estando ya en la prisión cretense, Teseo fue visto por Ariadna y Fedra, hijas de Minos. Cautivada Ariadna por la valentía del príncipe, decidió ayudarle a derrotar al Minotauro, indicándole un ardid sugerido por el constructor Dédalo: un hilo tendido para encontrar la salida cuando acabase la lucha.

Teseo exterminó al temible Minotauro y pudo regresar hasta la puerta, salvando la vida de sus compañeros y liberando a su ciudad de tan horrible condena. Al reembarcar Teseo, también subieron a bordo en secreto Ariadna y Fedra, que acompañó a su hermana mayor. Durante la travesía se refugiaron en la isla de Naxos para protegerse de una pavorosa tormenta. Vuelta la calma, emprendieron el viaje sin Ariadna, al haber desaparecido tras dormirse en el bosque, extenuada por el cansancio. Dionisio, o Baco dios del vino, la rescató y le ofreció casamiento e inmortalidad.

En Atenas cundía la angustia por la tardanza y diariamente el anciano Egeo acudía a la orilla, esperando el retorno de su hijo. Cuando el barco apareció en el horizonte, traía las velas negras. El rey desesperado se suicidó arrojándose al mar, que desde entonces lleva su nombre. Teseo, abatido por la desaparición de Ariadna había olvidado izar el signo de su éxito, las velas blancas. Teseo fue elegido nuevo soberano, rigiendo los destinos atenienses por largos años, y casándose con Fedra (lo que originó nuevos dramas épicos).

Esta leyenda exhibe un torrente de enseñanzas sobre las cualidades y los defectos humanos. Destaca atributos como el altruismo y el valor de Teseo, o el amor y la inteligencia de Ariadna, junto a yerros como el abandono de Ariadna, el olvido de Teseo o la desesperación de Egeo. Las metáforas también son innumerables: un ideal con estrategia, la confianza en uno mismo, la superación del miedo a lo desconocido, la fe depositada por otra persona, la validez de un buen consejo, la salida por amor del laberinto, la descuidada gestión de la victoria,…

La Humanidad se ve reflejada en Teseo y Ariadna. Con amor, resolución y talento podemos superar al monstruo de la guerra (Minotauro), que reclama una continua matanza de víctimas inocentes. Sólo cuando la violencia desaparezca de nuestras vidas, saldremos del laberinto histórico de muerte y desolación. No desesperemos nunca, ni abandonemos nuestras convicciones, porque algún día, nosotros también, avistaremos las velas blancas de la paz.

Parto escolar

Analogía entre embarazo y curso escolar.

Un curso académico se asemeja mucho a un embarazo: Dura nueve meses, el cansancio se va acumulando en madres y niños, los últimos días son los peores y, al final, los pequeños y los progenitores sobreviven a tan impresionante proceso. Son períodos de 40 semanas durante los cuales el universo cambia por la decisiva influencia de familias y educadores. "Lew" Wallace dijo que “la mano que mece la cuna, gobierna el mundo”, pero también el planeta se rige desde “la mano que mueve la tiza”.

¡Ojalá ese fascinante espíritu materno-filial impregnase a toda la comunidad educativa durante todo el curso, favoreciendo desde el profesorado el crecimiento y el desarrollo del alumnado, para finalmente y por estas fechas dar a luz sin el mal trago de los exámenes como horcas caudinas para atrapar a los rezagados! Durante el curso de maternidad/escolarización se puede observar imágenes del progreso con ecografías/evaluaciones, pero hemos de recordar que la foto decisiva es la final del nacimiento/superación del curso. Docentes, sed generosos: ¿qué madre pondría barreras al despertar de su prole?

El poder de la educación quizá sólo es comparable al milagro de la maternidad. Estamos en junio: ya hemos roto aguas. ¡Ánimo, nueva vida nacerá… en verano!

Un año sin ETA

Asesinar para defender un ideal no es defender un ideal, es asesinar.

El 30 de mayo se cumplirá un año desde el último asesinato de ETA, cuando mató vilmente a Julián Embid y Bonifacio Martín, en Sangüesa (Navarra). Aparte de la tregua, delimitada por los homicidios de Manuel Zamarreño en Rentería y de Pedro Antonio Blanco en Madrid, entre el 25-6-1998 y el 21-1-2000, sólo en 1970 hubo un periodo tan extenso sin ETA.

El declive de ETA es debido a una confluencia de motivos, pero indudablemente la causa última de todas estas razones radica en el rechazo social y la náusea universal que provocan sus acciones, tanto dentro como fuera de Euskadi. Su manifiesta decadencia operativa, en brutales asesinatos y en fenómenos asociados como la violencia callejera (1.113 sabotajes en 1996), es quizá preludio de su final, y constituye la mejor noticia que puede recibir la ciudadanía pacífica, con independencia de su ubicación geográfica o sentir político.

ETA puede contribuir al futuro de Euskadi,… desapareciendo definitivamente. Su creciente gusto por los comunicados extensos sustituyendo a armas y explosivos, deberían llevarles a la elemental conclusión de que su opinión sólo podrá ser escuchada y respetada cuando ellos dejen de acosar y disparar a quienes discrepan de sus posiciones políticas.

El fin del akelarre etarra traería verdaderamente la “construcción nacional” después de tanta “destrucción racional” y “obstrucción pasional”. Significaría, en primer lugar, una catarsis ética colectiva para todo un Pueblo, el vasco, que ha sido injustamente mezclado con esta aberración moral. La paz sin ETA liberaría a millares de personas, actualmente bajo la despiadada violencia de persecución, y constituiría una restitución a las incontables víctimas de esta desgracia. Incluso sería un alivio y un respiro para el colectivo de personas encarceladas por pertenencia a ETA y de sus familiares, que comprobarían la generosidad de la sociedad actual ante la superación del anacrónico fenómeno del terrorismo en la Europa del siglo XXI.

Adicionalmente, la disolución de ETA permitiría la normalización política de Euskadi y de los Estados español y francés. Implicaría la legitimidad de todas las candidaturas partidistas y el debate abierto de ideas y opciones políticas, por la vía del diálogo y la negociación, que siempre son imparables cuando se sustentan democrática y pacíficamente en la mayoría social de un Pueblo. Finalmente, la extinción de ETA generaría la valiosa recuperación de los ingentes recursos humanos y presupuestarios actualmente destinados a esta fatalidad, que permitirían atender desatendidas necesidades sociales e incrementar la solidaridad entre personas y Pueblos del mundo.

Los vascos hablamos de lo que nos duele. Un proverbio vasco dice: “Non mina, han mihia” (Donde el dolor, allí la lengua). Euskadi no merece ser un trozo del infierno terrorista, ni la maldición de esperar sin esperanza. Siempre hemos sabido qué anhelamos, qué perseguimos y qué conseguiremos. Ya vemos la luz al final del túnel. Próxima parada: la PAZ.
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Realismo D'Hont en Euskadi

Pinchar para ampliar gráficosAnálisis preelectoral del 14M en la C.A.V.

Las Elecciones Generales se rigen por la ley d’Hont, al igual que las Autonómicas si bien Euskadi posee la competencia exclusiva para regular las Elecciones al Parlamento Vasco donde elige a sus parlamentarios y a su Lehendakari. En esta ocasión del 14 de Marzo, será la Ley Orgánica 5/1985 del Régimen Electoral General, modificada en diversas ocasiones, el sistema utilizado para el reparto de escaños en las Cortes de Madrid.

La ley d’Hont privilegia la representación de los partidos más votados y se aleja de los criterios de proporcionalidad, sobre todo cuando el número de parlamentarios a repartir es reducido. Este sistema ha sido justamente criticado por diversas razones, tales como beneficiar desmesuradamente a los dos grandes partidos, por las circunscripciones provinciales (que favorece a las de menor población como Ceuta o Melilla), o por el régimen de duopolio bipartidista que produce en período preelectoral en los medios de comunicación y en el panorama político resultante. Sólo por destacar un dato relevante, en 2000 el PP contó con la mayoría absoluta de 183 diputados porque hubo un saldo ficticio de 25 escaños que no le corresponderían en una circunscripción única, mientras que en tal caso IU hubiese dispuesto de 19 diputados y no de 8 como fue por aplicación de esta ley. Todo ello mueve a solicitar un cambio de la Ley Electoral vigente, quizá por ámbitos autonómicos pero nunca provinciales, toda vez que la acción de los diputados o senadores raramente se ciñe a su ámbito jurisdiccional.

La ley continúa en vigor por lo que los electores debemos considerar su implacable efecto sobre nuestra decisión individual. El análisis, obligado por esta Ley Electoral, debe efectuarse provincia a provincia. Si nos circunscribimos al panorama electoral de la Comunidad Autónoma del País Vasco en su elección de diputados para el Congreso, este sistema electoral de asignación de escaños impone las siguientes restricciones, a la luz de los resultados anteriores en el mismo tipo de convocatoria general (que se adjuntan en los cuadros anexos) y sobre la base, incierta, de las encuestas preelectorales. La ilegalización de Batasuna, ausente por voluntad propia en 2000, originará un estimable efecto tasable sociológica y políticamente, pero no a efectos de parlamentarios.

En Bizkaia, la trayectoria imparablemente creciente de EAJ-PNV le asegura consolidar sus 4 diputados, si se movilizan sus militantes y simpatizantes. El PP, por el contrario ve peligrar su tercer diputado por el avance de un PSOE oscilante, aunque quizá en alza por su lánguido despegue del PP, su gran adversario estatal pero incondicional aliado en Euskadi. IU, a pesar de una predecible subida, es dudoso que ascienda hasta los 56.000 votos necesarios para recuperar su diputado de 1996, sobre el supuesto de una participación similar. EA no tiene opción alguna en este territorio histórico por su escaso peso y constante declive. Tampoco dispondrá de representación la novedad e incógnita de la coalición Aralar-Zutik, sin apenas implantación fuera de Nafarroa y en Guipúzcoa, en este caso en moderada medida.

En Gipuzkoa, el avance estable de EAJ-PNV le asegura ser nuevamente el partido más votado y sus 2 diputados. El PP perderá su segundo diputado a favor del PSOE previsiblemente tras las forales y municipales. La gran pugna será ver si EA conserva su única diputada en Madrid, frente a la concentración de voto que alcance Aralar-Zutik en su prueba de fuego, aparte de la coalición Nafarroa BAI en la Comunidad Foral Navarra. IU no tiene opción alguna en este territorio histórico.

En Araba, parece difícil alterar el panorama estable desde 1966. Sólo una improbable superación del PSOE sobre el PP podría otorgarle dos diputados a los socialistas, o una -aún más hipotética- condensación de voto en torno a EAJ-PNV podría significar un segundo diputado para el sentimiento alavés proclive al Gobierno tripartito. Los partidos menores EA, IU y Aralar-Zutik seguirán ineluctablemente ausentes de la representación territorial.

Como corolario de todo lo expuesto, el fantasma del “voto útil” se erige como un espectro para el potencial votante de las opciones minoritarias. Es comprensible y justificada la duda que asalta al electorado nacionalista vasco en Araba o en Bizkaia, donde sabe que sólo EAJ-PNV podrá representarle en el Congreso de los Diputados, con grupo propio, el único y permanente “Grupo Vasco”. La ausencia de una coalición PNV-EA-Aralar pasará factura, que en el mejor de los casos podría significar un posible diputado adicional por Araba, asegurar el tercero y quizás un cuarto por Guipúzcoa, así como un quinto diputado por Bizkaia. También será determinante ese versátil voto constitucionalista que oscila entre PP y PSOE, para establecer quién representa más el sentimiento españolista. La vacilación del votante de IU, fuera de Bizkaia donde puede soñar con un escaño, entre un pésimo PSOE vasco –desde su perspectiva- o un EAJ-PNV tan ideológicamente alejado… en teoría, debe ser insufrible. O irritante la del votante de EA, para no citar al de Batasuna que sigue sin trasladar su opción, que dilapida su voto fuera de Guipúzcoa, sólo para dejar constancia de su existencia a efectos de mantener su porción en el reparto de poder institucional.

Ojalá que acertemos desde la pluralidad vasca en nuestro voto sutil y fértil, remediando el voto fútil que lanza la papeleta a la papelera o el voto mástil que sólo ofrece su mera contabilización.

Cicatrices


El valor de una persona se juzga por sus cicatrices.

Dicen que Dios cuando nos evalúe no analizará nuestro currículo, ni nuestras medallas, ni nuestro patrimonio. Dicen que Dios nos valorará por la memoria de nuestras cicatrices. Las cicatrices miden no sólo las heridas que hemos sufrido, sino cómo las hemos curado. La existencia seguro que nos proporcionará más o menos cortes dolorosos de infelicidad, pero las cicatrices son curaciones de vitalidad y de deseo de luchar contra la injusticia y por mejorar las condiciones de vida nuestras y de los nuestros.

La misma experiencia no es sino una cicatriz. Todos vamos acumulando cicatrices, algunas en la piel, y muchas en el alma. Causadas por errores propios o ajenos, pero su cicatrización demuestra que en todos los casos supimos vencer o sobrellevar las dificultades. Las cicatrices deben mostrarse con orgullo, porque siempre nos recuerdan un episodio de superación.
Cuentan la historia de un niño que cayó al estanque de los cocodrilos en un zoológico. Su madre se asomó al borde del pozo y pudo asir a su hijo por el brazo, cuando las mandíbulas de un reptil ya le apresaban las piernas. El caimán era muy fuerte, pero el amor de madre sacó fuerzas de flaqueza y arrebató al cocodrilo su pieza. El niño sobrevivió a las desgarradoras heridas y pudo volver a caminar. Fue noticia famosa su recuperación. Todavía en el hospital, cuando los periodistas le pidieron fotografiar sus cicatrices, el niño se remangó la manga y mostró orgulloso las marcas de las uñas de su madre, quien no soltándole había salvado su vida.

El relato anterior nos recuerda que las heridas las sanamos con la ayuda de los demás, y especialmente de nuestra familia. De hecho nuestra madre nos dejó a todos, absolutamente a todas las personas, una imborrable cicatriz, la primera, que debe recordarnos su sacrificio al darnos la vida. Es una preciosa cicatriz, visible en el centro de nuestro tronco. Frecuentemente olvidamos su bendito origen maternal, y hasta lo confundimos con nuestro yo cuando nos miramos demasiado… el ombligo.

Libros de texto: Sí y no

1º No al alumnado con “Libras de textos”: Según un reciente estudio científico realizado entre escolares de toda la Unión Europea, se ha constatado que los niños y niñas de 11 años (con un peso medio de 43 kilos) cargan cada día mochilas con un peso promedio de 9,3 Kg., que determinados días llegan a alcanzar los 11,5 Kg. Ello representa entre el 21,6% y el 26,7% de su peso corporal y equivaldría a que un hombre adulto (de 80 Kg.) transportase cada día entre 17 y 21 Kg. de peso o una mujer (de 60 Kg.), 13 y 16 Kg., lo que supera los límites legales que establece la normativa laboral vigente. Es decir, nuestros escolares soportan literalmente una carga libresca muy superior a la que admitiríamos para los trabajadores.

Igualmente es recomendable reducir el uso generalizado de cuadernos exclusivos para cada área, evitando los de tapa dura y prefiriendo los de anillas con adición de hojas, para colaborar junto a la administración de los libros de texto disponibles en las bibliotecas de aulas, a la reducción del peso de las mochilas escolares, que serán preferentemente de arrastre, prohibiéndose los diseños menos ergonómicos para las edades escolares.

2º No al profesorado “Libre de textos”: El pleno respeto a la “libertad de cátedra” debe compatibilizarse con el seguimiento docente de un libro de texto por asignatura, coordinándose y comprometiéndose los equipos directivos y docentes con la selección de un texto único por materia en cada curso académico, mantenido durante varios años y que constituirá el referente curricular y memoria para el alumnado de cada etapa escolar.

Los libros de texto, junto a otros recursos didácticos interactivos por Internet, deben permitir la superación del indeseable abuso prematuro de apuntes que se ha producido. La metodología de fotocopias en los niveles de Enseñanza Primaria y Secundaria debería erradicarse, anulándose la extendida lacra omnipresente de apuntes, a menudo manuscritos, enmendando o sustituyendo al Libro de Texto. Según CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos), la entidad que gestiona los derechos de unos 6.000 autores en el Estado, anualmente se fotocopian 2.504 millones de páginas de libros literarios o didácticos, la mayoría de modo ilegal, siendo la enseñanza el ámbito donde abunda más la reproducción indiscriminada. En el sistema educativo se hacen al año 1.531 millones de páginas. De ellos, 698 millones corresponden a la Universidad, ¡528 a las enseñanzas medias y 305 millones de páginas a Infantil y Primaria!

3ª Sí al “Libro de texto” obligatorio, compartido y de seguimiento fiel por el profesorado y el alumnado. En los niveles de enseñanza Primaria y ESO, el libro de texto debiera ser de reconocido seguimiento como elemento central de la enseñanza y del aprendizaje, y de uso preferente en la Enseñanza Secundaria post-obligatoria, Bachillerato o Formación Profesional. Los libros de texto y de consulta son y seguirán siendo el núcleo vertebral de la dotación de recursos didácticos del alumnado de los niveles obligatorios de enseñanza. Su incomparable validez como recurso básico debe ser resaltada, siempre que se instituya como elemento esencial por la metodología docente mediante una aplicación rigurosa de todas sus inmensas posibilidades. La dotación anual de libros de texto supone un enorme volumen de conocimiento, y desgraciadamente de despilfarro económico en numerosas ocasiones por el bajo uso que algunas prácticas didácticas le otorgan en la actual realidad escolar.

Los libros de texto deberían ser compartidos y gratuitos, como sucede ya en algunas comunidades autónomas, así como en casi toda Europa (excepto Irlanda, Portugal y algunos estados alemanes). Esta recomendación se fundamenta en el objetivo de reducir costes compartiendo recursos, y no en la negativa a la cofinanciación del esfuerzo educativo. La trascendencia del “recurso didáctico por excelencia” debe asegurarse por igual para la totalidad del alumnado, con independencia de su situación familiar. Los libros de texto deberían ser gestionados por la comunidad escolar de cada centro, y puesta inmediatamente a disposición de todo el alumnado, pudiendo ser reutilizados en cursos posteriores. Sólo debería abonarse su coste si su utilización o desgaste no fuesen correctos. En cualquier caso, urge una Directiva Europea que fije el régimen de los precios fijos en el mercado del libro, cuya comercialización es muy singular. Los acuerdos entre la Administración Educativa y las empresas editoriales podrían mejorar significativamente los materiales, adaptarlos y digitalizarlos, así como abaratar los inmensos costes sociales que actualmente suponen con un aprovechamiento manifiestamente mejorable.