Yo le preguntaría y ella, quizá, contestaría. ¿Cómo eres, cómo me ves, cómo por separado fuimos y cómo seríamos juntos?Ahí, cerca, está… Ella. Aquí, lejos, solo, estoy. Si le preguntase… Si me contestara… Le preguntaría… Tantas cosas. ¿Por qué eres tan bella? Le preguntaría… ¿Quién eres? Le preguntaría… ¿De dónde vienes? Le preguntaría… ¿Qué sientes? Le preguntaría… ¿De dónde vuelves? Le preguntaría… ¿De qué huyes? Le preguntaría… ¿Qué lees? Le preguntaría… ¿Qué temes? Le preguntaría… ¿En qué crees? Le preguntaría… ¿Qué quieres? Pero le pediría, antes de todo,… si te preguntase, ¿tú responderías?
No debo esperar desesperando. No debe desesperar esperando. ¿Debemos vivir esperando? Y así, ambos, seguimos esperando, hasta cuando desesperamos. Esperanza, desesperación, es la hora, del corazón. ¿Acaso no hay amor sin desesperación? Una desesperación apacible, quizá sea la mayor sabiduría del dolor. ¡Qué dulce es llegar a alguna parte!, aunque sea al final de la desesperación.
Mikel Agirregabiria Agirre
Para imprimir: mikel.agirregabiria.net/2006/esperando.doc