Hoy hemos releído David Golder de Irène Némirovsky, una novela de codicia, fragilidad y redención en la Europa del derrumbe. Publicada en 1929, David Golder es la primera novela de éxito de Irène Némirovsky, y una obra breve pero profundamente incisiva que retrata la decadencia moral de un magnate financiero judío en el París de entreguerras.
David Golder es un empresario judío despiadado, millonario, solitario, y enfermo del corazón. Vive rodeado de lujo, pero atrapado en una red de relaciones vacías: una esposa frívola y ambiciosa, una hija caprichosa y cruel, y un mundo de apariencias donde el afecto está siempre subordinado al interés económico.
La novela es a la vez una crítica feroz del capitalismo, un retrato implacable de la hipocresía social y un drama íntimo sobre la soledad y la necesidad de redención. Golder, que ha pasado su vida acumulando riqueza, comienza a cuestionarse el sentido de su existencia cuando la muerte le pisa los talones. La historia avanza hacia un final devastador, tan humano como trágico. Se preguntaba: “¿Qué había hecho con su vida? Ganar dinero. Solo eso. ¿Y para qué?”.
Irène Némirovsky nació en Kiev en 1903, en el seno de una familia judía acomodada. Su infancia transcurrió entre Rusia y Francia, adonde se exilió con su familia tras la Revolución Rusa. Pronto se integró en los círculos intelectuales de París y empezó a publicar en francés con gran éxito en revistas y editoriales.
Su obra se caracteriza por una mirada lúcida y crítica sobre la burguesía, el antisemitismo, y la fragilidad de las relaciones humanas. Dominaba a la perfección el francés, y su estilo recuerda a autores como Maupassant o Tolstói. Además del francés, Irène Némirovsky aprendió inglés, polaco, ruso, euskera (véase sus etapas en el País Vasco francés), yiddish y finés.
Durante la ocupación nazi de Francia, a pesar de su conversión al catolicismo, fue arrestada por su origen judío. Murió en Auschwitz en 1942, a los 39 años. Su marido fue deportado poco después y también asesinado.
Décadas más tarde, el redescubrimiento póstumo de su obra Suite française en 2004 la consagró como una de las grandes voces literarias del siglo XX. “Escribir es una manera de no morir del todo”, dejó escrito en su diario.
Algunas de las citas de esta obra sobre codicia y vacío: una joya olvidada de la literatura francesa moderna:
- “Las personas no aman. Necesitan. Es diferente.”
- “Una hija no es un ser humano, es una deuda sin fin.”
- “Todo lo que había conquistado, lo había hecho solo. Y ahora, también solo, lo iba a perder.”
Irène Némirovsky murió asesinada en las cámara de gas de Auschwitz el 17 de agosto de 1942. Tenía 39 años.
— literland (@literlandweb1) August 18, 2024
Durante su cautiverio en Francia, antes de partir hacia Polonia, Irène escribió una última carta a su marido y dos hijos:
"Jueves por la mañana-julio de 1942, Pithiviers
Mi… pic.twitter.com/at5JBsYWGs
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