Envidia de Italia

¡Quién nos lo iba a decir! Llegar a envidiar el modelo de Estado italiano, histórica y tradicionalmente de pésimo gobierno, aunque siempre bien administrado por su funcionariado. Escribe Curzio Maltese en “La Repubblica” del 12 de mayo, un artículo titulado “Emergencia democrática”, en el que denuncia que Berlusconi en un mitin electoral en Udine ha llegado a proponer la enésima lista de depuración, atacando con nombres y apellidos a magistrados y periodistas independientes.

Este escándalo político es muy lamentable, y tan extremo que ha llevado a muchos politólogos a calificar a la situación italiana como “democracia descompuesta” e incluso de “fascismo dulce”, pero al menos demuestra que perviven parcelas independientes del poder judicial y restos libres del cuarto poder mediático. Por otra parte, hasta este opulento gobernante autoritario supo mantenerse neutral en la “guerra de Irak”. Finalmente, en este país mediterráneo toda la oposición está aprendiendo a olvidar los disensos internos y discutir conjuntamente sobre lo que constituye una grave y verdadera emergencia democrática.

Mientras en la península ibérica crece el bushiano mensaje único y Montesquieu está missing, la creativa ciudadanía italiano siempre mantuvo en su inconsciente colectivo la sabiduría de los antiguos proverbios romanos: “Vicio no castigado crece desatado”, “La sangre no es agua” y “El mundo es bello porque es muy variado”. Recordemos la soberanía del electorado, el pacifismo y la pluralidad ideológica el próximo domingo 25 de mayo. ¡Ciudadanos, a las urnas!

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