Tramposos y graciosos

El ponente Mayor Oreja siempre ausente le pide urgente como gerente regente al sedente Iturgaitz, que sea cliente vidente y apriete potente el botón al relente de la vigente entente. El decente Atutxa le corrige como latente docente con un detente patente y aunque le oriente el PP se hace el demente ingente. Con este incidente evidente en el Parlamento Vasco que todos los televidentes hemos presenciado, se han definido claramente cuatro personajes:

1º Un Presidente avezado, Atutxa, con un impecable sistema de votación que detecta esta burda conspiración, propia de la inteligencia de su autor.
2º Un parlamentario negligente, Mayor Oreja, que deja su tarjeta de presencia cuando se ha retirado de la sesión.
3º Un tramposo indudable, Iturgaitz, cuya infracción se capta in fraganti.
4º Un mentiroso manifiesto que tergiversa la manipulación como un apoyo casual e inconscientemente… de un dedo por tres veces en el pulsador exacto. Este embustero puede ser Barreda, que así lo ha manifestado o Iturgaitz que le ha timado, o lo más probable… ambos.

Ya lo dijo la Biblia: “Por sus actos los conoceréis…”. Pretenden engañar, incluso con tretas ridículas, y cuando se les sorprende perpetrando el delito flagrantemente todavía se hacen… los graciosos. Nos tememos que tampoco como payasos tienen mucho futuro.

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