Sueldos políticos

Necesitamos políticos que trabajen más y, al tiempo, moderen sus salarios. Políticos que, tan pronto como sean elegidos, se apresuren a elevar los sueldos… ajenos, y no los propios. Políticos que se des-profesionalicen, que no acudan a la política para mejorar su posición económica, sino por servicio a los demás. Y el mejor indicador es examinar cómo pactan los salarios, los suyos y los del resto del pueblo al que deben servir.

Recientemente los parlamentarios europeos se han fijado un sueldo homogéneo de 8.671 euros brutos mensuales (1.442.733 pesetas), al tiempo que han rebajado la edad de jubilación a los 63 años. Esta reforma ha sido aprobada por sobrada mayoría de 345 votos afirmativos frente a 94 negativos. Los únicos que se opusieron, y radicalmente, fueron los eurodiputados italianos porque… veían rebajados sus lucrativas retribuciones actuales. Mientras tanto, estos mismos políticos mantienen un espectro de salario mínimo interprofesional prorrateado que en 2003 va desde los 416 € (69.217 Pta) en Portugal, hasta los 1.369 € (227.782 Pta) en Luxemburgo. El segundo peor salario es el español con 526 € (87.519 Pta), menos de la mitad que el salario mínimo francés 1.154 € (192.009 Pta), intermedio en la escala europea.

Ya somos todos los europeos iguales, siempre que seamos europarlamentarios. ¡Viva la igualdad, por arriba! Dicen que hay que dignificar la profesión política, y estamos todos de acuerdo. ¿Pero qué pasa con el resto de los mortales? La mejor forma de dignificar la política sería que quienes la ejercen profesionalmente pensasen más en los demás.

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