La treta de la teta

¿Nos distraen con escándalos pusilánimes para mantener sus guerras?

La puritana conciencia mundial se estremeció en el sacrosanto intermedio del partido final de la Superbowl. Se desató el escándalo cuando, en un montaje preparado, Janet Jackson mostró su seno derecho ante 100 millones de telespectadores, mientras cantaba "Rock your body" con el novio de Cameron Díaz. El deificado ídolo adolescente Justin Timberlake cumplió literalmente la última estrofa: "Better have you naked by the end of this song” (Voy a tenerte desnuda al final de esta canción).

La “hermanísima” de Michael Jackson se enfrenta ahora a una querella por su semi-topless, acusada por una vecina de Tennessee que pide una millonaria indemnización por el "obsceno" pecho que se vio obligada a presenciar durante el interludio de la retransmisión deportiva. En nombre de todos los norteamericanos, esta persona presenta una demanda colectiva reclamando pagos compensatorios y punitivos “máximos” a los cantantes, así como a las cadenas CBS y MTV que difundieron y produjeron el show, acusándoles de haber previsto “actos de carácter sexualmente explícito, con el fin de garantizarse publicidad y acrecentar las ganancias”.

Michael Powell, Director de la Comisión Federal de Comunicaciones e hijo del Secretario de Estado Colin Powell, declara estar indignado: "Como millones de estadounidenses, mi familia y yo nos reunimos frente al televisor para una fiesta. Pero fue empañada por un truco sin clase, grosero y deplorable. Nuestros niños, padres y ciudadanos merecen algo mejor". Este dirigente ordenó "abrir una investigación inmediata" sobre la transmisión, y prometió que será "exhaustiva y rápida".

La diligencia en la investigación que se niega a las invisibles “armas de destrucción masiva” se aplica a la visible glándula mamaria de Janet. La impúdica inmoralidad de una guerra gratuita con 50.000 muertos es una nimiedad frente a un pezón. La indignada ciudadanía merece buenas guerras, reales con tecnología o sublimadas por el fútbol americano o no, pero no está preparada para ver medio busto femenino.

En la España de Aznar, ese presidente del club europeo de los fans de Bush, nadie se pregunta qué fue de las armas de destrucción masiva que justificaron una “guerra humanitaria”. TVE repone “Un, dos, tres… responda otra hez” con minifalderas de los primeros años 70 para nostálgicos que entonces vivían en un régimen feliz. O para despistar antes de las elecciones incluso se recurre a la TETA sin T. Ya se sabe, el poder de la televisión como “arma de distracción masiva”. Ésta es la receta: Meta una teta en la dieta y no le echan con la maleta. ¡Menuda jeta!

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