Internet: Caro y malo


Tras unas vacaciones incomunicadas, se constatan las razones de un retraso crónico.

Prefiero no remitirles a ningún informe oficial sobre los usuarios de Internet (como eEspaña de la Fundación AUNA), lo que confirmaría mi testimonio, sino contarles mis peripecias para poder leer el correo electrónico durante unas vacaciones en el Levante mediterráneo.

Primero hay que contratar una línea telefónica, algo sólo posible con la inefable Telefónica, lo cual llega a ser factible con cierta premura, si bien pagando religiosamente todos los meses, aunque sea desde una residencia de verano, o a abonar las correspondientes conexiones y desconexiones, o a mantener todas tus líneas con tan añejo operador que nos ha perseguido durante toda nuestra existencia.

Seguidamente han de olvidarse las opciones de ADSL que requieren un mes, o varias semanas, para ser operativas, aparte de la pelotera segura para cursar su baja, con faxes que no se reciben, y meses adicionales cobrados. La tarifa plana, con velocidad teórica máxima de 56 Kbps se puede obtener con facilidad, pero su desconexión es igualmente tormentosa (¿por qué no admiten la baja telefónicamente, al igual que servicios tales como Plan País 30?).

Para unos miserables días sólo queda el denominado “acceso básico”, que aunque lo denominen gratuito se cobra a precio de llamada local o más. Los costes reales son poco menos de un euro por hora en horario nocturno (de 20:00 a 8:00) y de algo menos de dos euros cada hora diurna. Pero no lo intenten, porque tampoco funciona. Los operadores disponibles ofrecen ridículas velocidades, que en estas vacaciones y desde mi ubicación, no descarga ni un Mb en media hora, ni Terra (Telefónica), ni YA (Jazzfree), ni Wanadoo. Resulta más rápido escribir una postal. ¿Por qué en la costa atlántica del País Vasco en el Estado francés dispongo de ADSL2+, con hasta 20 Mbps efectivos (no 0,512 hipotéticas) por un precio de 30 euros mensuales?

¿Todavía alguien se pregunta las razones del estancamiento del Estado español, en penúltimo lugar de la Unión Europea (sólo delante de Grecia)? Que los internautas activos sólo sean el 17% de la población española, frente a cotas europeas del 50-60%, tiene una relación directa con el alto coste y la pésima calidad de conexión, en un mercado cautivo de tres operadores en ausencia absoluta de verdadera competencia.

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