Gente al volante

Honradas y afables personas en el coche pierden la compostura, el civismo y la vergüenza.

Una extraña mutación acontece cuando la gente se pone al volante. Desaparece el modélico ciudadano que todos conocemos, Dr. Jekyll y, en su lugar, arranca el automóvil un desaprensivo Mr. Hyde. Personas meticulosas que jamás incumplirían la más mínima norma de convivencia en su comunidad de vecinos, suben a su todoterreno y lo aparcan a la vuelta de la esquina en medio de un paso de cebra mientras se van de compras.

La tolerancia, por no decir desidia y connivencia, de las autoridades y policías municipales ha dado como resultado ciudades donde el tráfico rodado sólo rige por la ley… de la selva. Basta describir algo cotidiano, para darnos cuenta de adónde hemos llegado. Cada tarde me encuentro con amplias avenidas de cinco carriles, donde las dobles y triples filas de coches mal aparcados apenas dejan una vía libre, o colegios en hora de salida donde los padres enseñan a su prole a aparcar de cualquier forma.

Si conducir significa desinhibirse del pudor, los conductores profesionales llevan la desfachatez a grados supinos. Los repartidores son delincuentes habituales, con premeditación y alevosía en pleno mediodía. Al final, todos aceptamos sin la menor esperanza ni de arrepentimiento, ni de castigo, que el garaje de turno aparque coches en aceras mientras los repara, con una policía municipal que mira al cielo, porque si mirase a cualquier otro lado vería infracciones por doquier.

Todos sabemos que un único coche equipado con cámaras informatizadas para poner multas podría amortizarse en un solo día, aunque las multas fuesen de apenas un euro. Si se impusiesen sanciones, si no se eludiese su pago, si las grúas se llevasen los vehículos de los caraduras,… viviríamos en otra realidad social donde la carrocería de un coche no ofreciese impunidad total.

El tráfico es un pésimo paradigma contemporáneo, que transmite un funesto mensaje a niños y a adultos: “Haz lo que te dé la gana, porque sólo los tontos cumplen las normas, sobre todo cuando no hay riesgo de multa”. Con ello, todo el entramado social queda en entredicho: Las normas parecen arbitrarias, sin sentido, el principio de autoridad se resiente, se contradice entre lo establecido y lo exigido; en definitiva, ser un buen ciudadano es propio de pusilánimes. Y así nos va,…

Versión para imprimir mikel.agirregabiria.net/2006/alvolante.doc

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Se nota que a ti nunca te ha robado la cartera un guardia. La única ley de la selva es la que aplican ellos marcando las normas y cuantificando las sanciones unilateralmente y sin derecho a réplica. Ellos contravienen la ley cuando prohiben aparcar en lugares donde se podría hacer sin estorbar a nadie, cuando construyen aceras innecesariamente anchas para que no se pueda aparcar en bateria, cuando ponen límites absurdos de velocidad para poder sancionar a la mayoria, cuando colocan señales excesivamente restrictivas, cuando regulan mal los semáforos, etc. acciones todas ellas encaminadas a exasperar a los conductores y provocar que cometan infracciones para poder llenar sus arcas rápidamente en épocas de recaudación. En una época inmediatamente anterior, se utilizaban las bestias y los carros, y en consecuencia la calles y los caminos eran de tierra para poder transitar cómodamente, cada 25 o 30 kms. (una jornada aproximadamente) había ventas, había corrales para el ganado y herreros. Ahora quien mueve el sistema es el automóvil y todo debe adaptarse a sus necesidades. Queramos o no esto es el progreso, puede que no sea bonito, pero es el que nos ha tocado vivir.

Anónimo dijo...

Lugares donde se podría aparcar sin estorbar a nadie? por ejemplo... aparcamientos para discapacitados? bordillos rebajados obstaculizando el paso a los mismos discapacitados y a señoras con carritos de bebés, ancianos, y demás transeuntes y así una larga lista... (estoy muy cansada de ver esos casos a diario y gente que los sufre en sus carnes)no saben los transtornos que ocasionan con esto.

Si la gente fuera mas consciente no pasarían estas cosas y no habría que imponer estos castigos (multas, puntos, retirada de carnet, etc...) soy conductora desde hace mas de 12 años y aunque todo ésto también me afecta a mi estoy a favor de todas éstas nuevas normativas, si la gente no es responsable de una forma tendrá que serlo de otra, pues no solo exponen sus vidas sino las de los demás.

Saludos
Gateta

Anónimo dijo...

Publicado en Noticias de Álava, el 20-1-2007.

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