Duelo por una joven niña fallecida

En el sermón del funeral se nos ha relatado a la multitudinaria reunión de familiares, amistades y allegados la carta de despedida de Luis de Gonzaga a su madre Marta Tana Santena, escrita en la fase final de su agonía con apenas 23 años.

Quizá, por la emotividad del momento, estas palabras del Santo Patrón de la Juventud cristiana nos han conmovido muy hondamente:«Alegraos, Dios me llama después de tan breve lucha. No lloréis como muerto al que vivirá en la vida del mismo Dios. Pronto nos reuniremos para cantar las eternas misericordias.»

1 comentarios:

Anónimo dijo...

La (maldita, añado) vida está en beta perpetua.

– Micro Persuasion

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