Las mujeres y los niños, primero

Esta sexista frase ('Women and children, first') , que hoy habría de decirse "niñas y niños primero, luego mujeres y hombres ;-)", tuvo su origen en el hundimiento del barco HMS Birkenhead en la costa de Sudáfrica el 26 de febrero de 1852. Transportaba 480 soldados británicos, junto a 26 mujeres y niños. El Coronel Seton ordenó: "las mujeres y los niños, primero". Y se salvaron en los escasos botes salvavidas, mientras la mayoría de la tropa y la marinería se ahogó. En el hundimiento del Titanic (1912), se repitió esta memorable frase. Afortunadamente, hoy día, hay plazas de supervivencia suficientes para todas las personas en los barcos, pero los niños y niñas (y, en general, los más débiles, como los enfermos o los ancianos) merecen una protección y cuidados preferentes.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es un instinto natural y preferencial para aquellos que por sí mismos no pueden conservarse y/o defenderse. Por eso indigan toda forma contraria a ese devenir.

Anónimo dijo...

Es verdaderamente sexista, y una muestra más del "carácter sagrado que adquiere la mujer, equivalente a la tierra fértil"(Michelle Dubry et al., "Historia de las mujeres").
Es increible que esta crucial norma social no sea reconocida como tal, debido a su ocultamiento por parte de las modernas teorías del género. Como quería Heidegger, es hora de desvelar este tipo de fenómenos.

Anónimo dijo...

Tengo otro punto de vista. Para mi esa frase no tiene ningún sentido. O sinó cambienla por "Futuros huerfanos y viudas primero".
Hay que mantener la familia unida

maravillas dijo...

Lo único que mantiene a una familia unida es el amor; en la sociedad la solidaridad, que es otra forma de amor; en la amistad la fraternidad; y entre los pueblos el respeto al derecho ajeno. Y ahí está encerrado todo un tratado de convivencia. Respuesta al anónimo, con su punto de vista sobre "Futuros huérfanos". Porque no hay desamparo, ni desgracia tampoco, si está fecundada y acompañada por la lluvia torrencial de la respiración humana. Y que vuele la razón y la cordura a raudales, para que no la perforen las violencias...

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