Matías, 'el Averías'

Semblanza basada en personajes reales, tipo Pepe Gotera y Otilio, algunos tan cercanos que hemos cambiado nombres y oficios.

Matías, o algo así, es el nombre ficticio de un barbero de carne y hueso. Sus estropicios capilares le han llevaron a conquistar tan merecido título, que está extendido por todo el barrio. Este tipo de personaje 'chapuzas' es frecuente en diversos oficios, pero se concentra especialmente en áreas como fontanería, albañilería, y otros gremios de la construcción en pequeña escala.

Su astucia consiste en una elaborada picaresca que comienza desplegando trastos que abandonan durante días para tomar posesión de una obra evitando la competencia, y termina con el tradicional arte de cobrar justo antes de que todo se desmorone… Sus 'hazañas' son legendarias y se propagan culpabilizando al conjunto del gremio, de modo que la clientela rebaje sus expectativas hasta un punto en el que ya nadie se queja… porque todos esperan lo peor.

Cuando ya no queda otro remedio, se les llama en la confianza de que lo que arreglen supere lo que, de seguro, van a estropear. Se les ruega aquello de “y, por favor, no rompan nada más”. Su caradura es legendaria, como sus inverosímiles excusas y explicaciones que únicamente se agradecen por el tiempo dedicado por gente tan altamente ocupada y retribuida, como bajamente cumplidora y preparada. Sus recibos y facturas de lápiz en papel de estraza del siglo XIX contrastan con sus abusivas minutas del siglo XXII. Su mejor descripción es: “De todo saben, pero de nada entienden”.

Todos hemos padecido sus desmanes. Como mera anécdota citaré que hace muchos años, en una céntrica calle de Bilbao me remendaba mi SIMCA 1000 un antiguo reparador de bicicletas, reciclado a motocicletas. Cada vez que desmontaba y ensamblaba el carburador le sobraban varias pequeñas piezas que, según él, eran innecesarias.

Quizá que hayan perdurado tanto tiempo sea más responsabilidad nuestra, sus sufridos clientes, que de ellos mismos. Ha llegado el tiempo de rechazar a timadores simpáticos y entrañables como “Manolo y Benito” y buscar auténticos profesionales. Que sean competitivos, tanto en sus trabajos como en sus tarifas.

Versión para imprimir en: mikel.agirregabiria.net/2007/averias.DOC
[Hay lugares donde hasta la bruja es... Avería]

2 comentarios:

Anónimo dijo...

por decir algo

Cierto, habría que buscar otros porque convertir a Gotera y Otilio en profesionales sería una chapuza que ni ellos mismos aceptarían. Lo de competitivos, en el mundo en que se mueven eso depende de la competencia, y como ellos no hay otros. Por eso cobran lo que les sale en gana.

vicent

Anónimo dijo...

Publicado en DEIA, el lunes 17-9-2007.

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