Instantes memorables

La vida es una suma de años, meses o segundos: Elijamos y saboreemos los momentos supremos.

Enero es un mes especial, por ser el primero. Hemos de cerrar el pasado ejercicio anual y sentar las bases del nuevo año. Sentimos que los años pasan y que es necesario extraer, al menos, una evocación y una lección para acumular eso que se llama experiencia a lo largo de la vida. Nuestras vidas están jalonadas de ellos, de aprendizajes y de recuerdos.

Una buena costumbre, que algunos seguimos desde hace décadas, es elegir “el mejor momento” de cada año. Con un poco de práctica, hemos desarrollado un sexto sentido que nos alerta si vivimos algo extraordinario y que nos sugiere almacenarlo en nuestra memoria como un hito de nuestra historia personal. Se trata de algo muy íntimo, más allá de las solemnes celebraciones de bodas, bautizos y comuniones, que naturalmente merecen y siempre mantienen toda su resonancia.

Son instantes que pasan desapercibidos para los demás, como una sorpresa o el simple incidente de un aguacero que te lleva a refugiarte en la propia piscina bajo un puentecito, con tus familiares y amigos, un día cualquiera del verano. En medio de las risas, un clic interior te advierte: “Esto, algo tan trivial, es la felicidad”. Lo mismo sucede con los comentarios o anécdotas que escuchas continuamente. De pronto, alguna te llega al alma y piensas: “Esto encierra una gran verdad”.

Necesitamos estas colecciones de amuletos espirituales y anclas privativas de nuestro pasado, de hace uno, diez o veinte años. Al final, no rememoramos días, sólo instantes. Son enseñanza, ánimo y consuelo para reflexionar con más prudencia, para actuar con más decisión, para aprender mejor cómo vivir.

Versión para imprimir en: mikel.agirregabiria.net/2008/instantes.DOC
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3 comentarios:

Anónimo dijo...

La vida es una suma de años

La vida es una suma de años es cierto cuando estamos jóvenes nos parece que todo el tiempo será así, pero el correr de los años nos demuestra que es mentira que pasamos junto con los años y que la experiencia nos enseña a detenernos a mirar un poco lo que fuimos, lo que quisimos hacer y que no pudimos. A veces lamentamos no haber hecho más por mí y por una cantidad de gente que está en la pobreza extrema y que aun sigue allí y cada día son más, es que jamás se acabara esto Dios Mio

Anónimo dijo...

¿Y si en el primer mes no dejan de sucederse desgracias sustos y sobresaltos? No se qué hacer con mi enero, menos mal que ya se va.

Anónimo dijo...

Publicado en el Diario de Noticias de Navarra, el martes 29-1-2008.

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