El blog como diario personal

Tamron 17-50 f/2.8 VC
Los blogs o bitácoras se han especializado tanto y han adoptado un estilo propio, en sus infinitas variantes, que han perdido su función primigenia de "diario personal". Esta noche, sin embargo, sentimos la necesidad de trasladar a un diario, de los de antes, algunas sensaciones de una jornada larga.

Antes de volcar sentimientos encontrados, hemos de considerar que un blog público ha perdido aquel secreto del diario íntimo que sólo se escribía con la esperanza de que pasados los años quizá fuese releído por quien lo escribió. Ahora la intimidad se transforma en extimidad y lo que narraríamos sin ambages debe pasar al formato de las metáforas,...

Y aquí empieza la adivinanza, que quienes leen estos relatos acertarán a descubrir en su personaje principal, una señora muy aseñorada, que no es una persona sino una tarea de gran calado social. Ayer vi que la pretendían, muchos aspirantes y aspirantas se arremolinaban a su alrededor, buscando su aprecio y su cariño. Ella, desdeñosa, les dejaba hacer. Algunos somos viejos candidatos, que ya conocemos al dedillo sus caprichos y veleidades. Sabemos lo inaccesible que se haya,... Acaso no para fortuitos encuentros de cuatro años, que pueden prolongarse por los escenarios de ambiente tan cerrado. Lo que es casi imposible es su conquista y concesión con frutos a largo plazo.

Nuevamente, como sucedía con períodos previsibles, se anunciaba el próximo divorcio de la gran reina y la apertura de la fase de búsqueda de los siguientes favoritos. Muchos se postulaban para el puesto, quizá con una osadía proporcional a la falta de juicio y de idoneidad para el matrimonio.

La misma insistencia renuente de quienes rodaban a nuestra heroína demostraba la bisoñez de sus agentes. Dama tan alta jamás se rendía plenamente, y menos aún a tan inmerecidos asaltantes cuya probabilidad de éxito se asemejaba a la de alcanzar la estrella más lejana del firmamento. Otros, viejos astrónomos de su fría cara visible (la otra cara se ocultaba), veíamos con sorna el asedio por parte de tan incultos osados cuya ignorancia se manifestaba en su propia aspiración.

Ahí y así quedaba mostraba nuestra admiración por tan alta casa de bella palabra, a sabiendas de que su inmarcesible brillo sólo podrá ser gozado desde una distancia irreductible, suficiente para el amor... no correspondido, pero excesiva para el gozo, que nos sacia tanto como nos duele y consume.

[Imagen alegórica de Aitor Agirregabiria]

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