Un shibboleth, que Unamuno castellanizó como chibolete, se refiere a cualquier uso de la lengua indicativa del origen social o regional de una persona. De forma más amplia, puede señalar cualquier práctica que identifique a los miembros de un grupo, una suerte de santo y seña. Su origen etimolçogico es la palabra hebrea «šibbóleth» (שִׁבֹּלֶת), que significa literalmente ‘espiga’ o, según otras fuentes, ‘torrente’.
Esta palabra shibboleth deriva de una historia del Antiguo testamento en la cual la pronunciación de esta palabra fue utilizada para distinguir a miembros de un grupo, la tribu de Efraím, cuyo dialecto carecía del sonido /ʃ/, a diferencia de otros, como por ejemplo los galaaditas, cuyo dialecto sí lo incluía.
En el capítulo 12 (versículo 6) del Libro de los jueces, se narra lo acontecido después de que los habitantes de Galaad infligieron una derrota a la tribu de Efraím alrededor del 1370-1070 a. C.
Cuando los efraimitas supervivientes intentaban cruzar el río Jordán, se encontraron a sus enemigos vigilando los vados: para identificar y matar a los efraimitas, los galaaditas ponían a cada viajero una prueba simple. Los de Galaad le preguntaban: «¿Eres tú efrateo?». Si él respondía «no», entonces le decían: «Pues di “shibboleth”». Y él decía «sibboleth», porque no podía pronunciar aquella suerte. Entonces le degollaban. Y así murieron cuarenta y dos mil de los de Efraím.
Esta técnica de identificación según la pronunciación se ha seguido utilizando en numerosos conflictos entre grupos con distintos idiomas o dialectos, para descubrir a miembros ocultos del grupo opuesto. Así, en 1302 durante el asedio de la ciudad de Brujas por parte de las tropas flamencas en el siglo XIV. Los asaltantes obligaron a los habitantes de la ciudad a decir la expresión 'schilt ende vriend' -escudo y amigo, en flamenco-, que resultaba casi imposible de pronunciar correctamente a los francófonos. De esta forma, los flamencos diferenciaron a los suyos de los galos y, una vez identificados, todos los franceses de la ciudad fueron masacrados.
Algo similar sucedió durante la guerra de la independencia de Colombia respecto a España. Los rebeldes colombianos buscaban distinguir a los criollos de aquellos venidos de la metrópoli. Para ello, obligaron a la gente a decir en voz alta el nombre Francisco cuando existía algún tipo de duda. Aquellos que no lo pronunciaban 'FranSisco" como un colombiano -con la primera ce que sonara como una ese- eran arrojados al Río de la Magdalena (sobra "de la" nos corrige Camila).
Otro caso fue la Masacre del Perejil, la matanza de haitianos ocurrida en República Dominicana hacia 1937, haitianos y dominicanos de raza negra eran distinguidos por la pronunciación de la palabra perejil (para un haitiano es casi imposible disimular la r uvular del francés o el criollo haitiano).
Durante la batalla del Pacífico de la Segunda Guerra Mundial, los norteamericanos utilizaron la palabra lollapalooza como Shibboleth para identificar a los espías japoneses. En este teatro de operaciones era común que el imperio del Sol Naciente enviase agentes a las zonas bajo control aliado haciéndose pasar por tropas norteamericanas o filipinas. La elección de esta palabra vino motivada porque los japoneses carecen de un fonema para la letra ele en su lengua materna y tienden a adaptarlo con un sonido similar a la letra erre. Si algún soldado norteamericano escuchaba algún tipo de sonido erre en este Shibboleth, tenía orden de disparar a matar de inmediato.
Un shibboleth también se refiere a cualquier palabra o frase que se pueda utilizar para distinguir a los miembros de un grupo de forasteros, aunque no sean hostiles. La palabra también se utiliza a veces refiriéndose a la jerga, que identifica como miembro de un grupo, comunidad o subcultura particular. Incluso como demostración de status social.
Miguel de Unamuno, en 1900, en su ensayo titulado La fe (ver en PDF), adaptó el término al idioma español.
¡Y todo se vuelve chiboletes! ¿Qué es eso de schibolets o chiboletes?— dirás.
Por último, en la francmasonería
la misma palabra shibboleth se usa como palabra de pase del segundo grado, el grado de masonería.