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El arte de pensar en equilibrio, entre dudas y certezas

A propósito de las elecciones norteamericanas, donde los votantes de Trump parecen tan seguros mientras que los de Harris dudan, ha surgido este post. La historia del pensamiento humano ha estado marcada por una tensión constante entre la duda y la certeza. Estas dos fuerzas, aparentemente opuestas, son también las que impulsan el desarrollo de la inteligencia. La duda cuestiona y deconstruye, mientras que la certeza, al menos temporalmente, estabiliza y orienta. Pero, ¿cómo se entrelazan estos conceptos en el proceso de pensar? ¿Es posible alcanzar una inteligencia plena sin oscilar entre ambos?

La duda como motor del conocimiento

La duda ha sido una de las herramientas más poderosas de la humanidad para descubrir nuevas verdades. Descartes, el filósofo racionalista, afirmó: "Dudo, luego existo", en su famosa Meditación metafísica. Para él, el acto de dudar no solo probaba la existencia del yo pensante, sino que abría la puerta a una búsqueda de verdades más sólidas. Esta postura resalta que la duda, lejos de ser un obstáculo, es el primer paso hacia el conocimiento.

Sin embargo, la duda no es solo un método filosófico, sino una experiencia humana fundamental. Nos enfrenta con la incertidumbre del mundo y con nuestras propias limitaciones. La duda nos impulsa a cuestionar nuestras creencias, nuestras certezas y, en última instancia, nuestra comprensión del mundo. Tal como lo expresó Voltaire, el célebre filósofo de la Ilustración: "Quien es incapaz de dudar es incapaz de aprender".

En este sentido, la inteligencia no es simplemente una capacidad para acumular datos o resolver problemas, sino también la habilidad de mantener un equilibrio entre la duda y la certeza. Un individuo verdaderamente inteligente reconoce que muchas verdades son temporales, sujetas a revisión, y que el escepticismo razonable es una condición necesaria para el progreso del conocimiento.

Las certezas que construyen sentido

Por otro lado, las certezas son indispensables para navegar en la vida cotidiana. Sin ellas, estaríamos constantemente paralizados por la indecisión. Ciertamente, la duda puede estimular la curiosidad y la investigación, pero en algún momento necesitamos puntos de anclaje: certezas que nos permitan actuar y tomar decisiones. El filósofo Ludwig Wittgenstein, en su obra Sobre la certeza, nos recuerda que hay conocimientos que aceptamos sin cuestionar, sobre los cuales se construyen todas nuestras creencias y acciones. Estas certezas son como el suelo bajo nuestros pies, el punto de partida para toda reflexión posterior.

La certeza no es siempre sinónimo de rigidez. Muchas veces, las certezas que adoptamos son flexibles y pueden adaptarse a nueva información. Las teorías científicas, por ejemplo, son "verdades" aceptadas hasta que se encuentren nuevas evidencias que las cuestionen. El físico Albert Einstein revolucionó el mundo de la ciencia al demostrar que muchas de las "verdades" de la física newtoniana no se sostenían en contextos de velocidades cercanas a la luz o en campos gravitacionales intensos. Aun así, los principios de la mecánica clásica siguen siendo "ciertos" dentro de sus límites.

Esto nos lleva a una reflexión clave: nuestras certezas no tienen que ser absolutas para sernos útiles. Incluso las verdades parciales o contextuales nos ofrecen la estabilidad que necesitamos para avanzar.

La inteligencia: Entre la duda y la certeza

La inteligencia, en este marco, no es la posesión de un conjunto de respuestas correctas, sino la capacidad para moverse entre la duda y la certeza con agilidad. Un individuo inteligente sabe cuándo dudar y cuándo aferrarse a una convicción. Sabe que algunas preguntas no tienen respuestas definitivas, y aun así, sigue explorando.

El escritor y filósofo Albert Camus, en su obra El mito de Sísifo, plantea que la vida misma es un acto de balance entre la certeza y la duda. En su análisis del absurdo, Camus describe a Sísifo, el hombre condenado a empujar una roca montaña arriba solo para verla caer una y otra vez. Este mito es una metáfora de la vida humana: la inteligencia consiste en aceptar la falta de respuestas absolutas sin caer en la desesperación. Es en la búsqueda, no en la resolución definitiva, donde radica la verdadera riqueza del pensamiento.

Otro gran exponente de esta tensión fue el poeta y pensador alemán Johann Wolfgang von Goethe, quien expresó en Fausto: "Quien duda de todo se pierde, y quien no duda sobre nada es un insensato". Goethe nos invita a encontrar el equilibrio, a no ser presa de la duda paralizante ni de la certeza ciega. Solo entonces podemos alcanzar una inteligencia más plena, consciente tanto de los límites de nuestra comprensión como de su potencial.

La duda y la certeza en el conocimiento científico

El progreso científico es un claro ejemplo de cómo la duda y la certeza coexisten en el avance de la inteligencia humana. Cada descubrimiento se basa en el cuestionamiento de lo que se sabía hasta entonces. La ciencia es, en esencia, un proceso de poner a prueba nuestras certezas.

El biólogo Charles Darwin, al desarrollar su teoría de la evolución por selección natural, dudó de las explicaciones teológicas predominantes de su tiempo sobre el origen de las especies. Su capacidad para cuestionar estas ideas le permitió formular una de las teorías más influyentes en la historia de la ciencia. Sin embargo, también necesitaba certezas: datos empíricos, observaciones meticulosas, para construir su teoría.

Este ciclo de duda y certeza, retroalimentándose, es fundamental para el desarrollo del conocimiento. Incluso los científicos más brillantes reconocen que sus teorías están sujetas a revisión. Como dijo el físico Richard Feynman: "El conocimiento científico es una estructura de preguntas más que de respuestas".

Las sombras de la certeza: El peligro del dogmatismo

A pesar de la importancia de la certeza en nuestras vidas, también debemos ser conscientes de sus peligros. Cuando la certeza se convierte en dogmatismo, se cierra la puerta a nuevas ideas y a la posibilidad de cuestionar. Como advertía el filósofo Bertrand Russell: "Lo más dañino en la vida no es la ignorancia, sino las certezas absolutas". Las certezas inamovibles nos conducen al estancamiento del pensamiento y al rechazo de lo diferente, lo nuevo o lo incómodo.

El dogmatismo puede tomar muchas formas, desde las ideologías políticas hasta las creencias religiosas, pero en todas ellas se observa una característica común: la incapacidad para admitir la posibilidad de error. La inteligencia, por el contrario, está intrínsecamente relacionada con la apertura a la posibilidad de estar equivocado.

Conclusión: El equilibrio como forma de sabiduría

La vida humana es un viaje entre la duda y la certeza. Ninguna de las dos puede dominar completamente sin que algo se pierda en el proceso. La inteligencia reside en la habilidad de mantenernos en ese espacio intermedio, donde la duda nos permite explorar nuevas ideas y la certeza nos proporciona estabilidad para actuar.

Como bien lo resumió el poeta T. S. Eliot: "¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en el conocimiento? ¿Dónde está el conocimiento que hemos perdido en la información?". La sabiduría es más que conocimiento acumulado, es la capacidad de navegar con gracia entre lo que sabemos y lo que no sabemos, entre las certezas que nos guían y las dudas que nos impulsan a seguir buscando.

La duda puede ser un signo de inteligencia porque implica la disposición a cuestionar, reflexionar y buscar más información antes de llegar a una conclusión. Las personas que dudan no aceptan fácilmente lo que se les presenta como verdad; en lugar de eso, buscan entender, explorar diferentes perspectivas y examinar las evidencias. Esto fomenta un pensamiento crítico y evita caer en dogmatismos o suposiciones infundadas. 

Algunas citas que relacionan la duda con la inteligencia: 
  • “Duda de todo. Encuentra tu propia luz”. – Buda. 
  • La duda es el principio de la sabiduría”. – Aristóteles. 
  • “Quien nunca duda, nunca ha aprendido”. – Charles Darwin.
  • “El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”. – Aristóteles.
  • "La duda es el segundo nombre de la inteligencia". –  J. L. Borges.
  • "La duda es una condición incómoda, pero la certeza es ridícula". – Voltaire.  
  • "Si comienza uno con certezas, terminará con dudas; más si se acepta empezar con dudas, llegará a terminar con certezas".  – Francis Bacon.
  • El problema del mundo es que la gente inteligente está llena de dudas, mientras que los estúpidos están llenos de confianza”. – Charles Bukowski.

Doble, mitad y otras proporciones en el lenguaje

Come la mitad, anda el doble, ríe el triple y ama sin mesura, proverbio tibetano.

Ya hemos escrito sobre "doble y mitad" en distintos posts previos, como el titulado "Hacer el doble de trabajo en la mitad de tiempo" sobre la metodología Scrum. Pero esto de los múltiplos (doble, triple, cuádruple,...) y los divisores (mitad, tercio, cuarto,...) son formas matemáticas simples de uso cotidiano y de expresión contundente. Por eso siempre nos han gustado los dichos que usan estos términos.

Por ejemplo, nuestro padre Juan siempre nos dio un inmejorable consejo antes de viajar: "Lleva la mitad de maleta y el doble de dinero". También está lo siempre citado en una jubilación: "Ahora estará el doble en casa con la mitad de sueldo".

Las citas son abundantes con estas proporciones: “Quienes no saben ni la mitad, hablan el doble” o "Piensa el triple, haz el doble y habla la mitad".

En los titulares de las noticias aparecen con frecuencia para denunciar injusticias, como en "Las mujeres trabajan el doble y ganan la mitad" o para resaltar ventajas entre calidad y precio, como en "Lo cocinado en casa es el doble de rico y a mitad de precio".

También hay posts en distintos blogs sobre estas cifras, como por ejemplo el titulado y recomendable "Si las cosas durasen la mitad, la vida duraría el doble". Expone una reflexión sobre esa aberrante costumbre de ver los vídeos de YouTube a velocidad duplicada,... por lo menos.

Por último, hay un libro delicioso que hemos descubierto titulado "Doble, no mitad" (en inglés, Double! Not Half)Cuando un niño de Montana y su familia se mudan al otro lado del mundo hasta Japón, han de enfrentarse a los desafíos de mudarse, aprender un nuevo idioma y adaptarse a una nueva cultura. Pero su nueva escuela y los condiscípulos hacen que vivir en Japón sea divertido. Un día, cuando escucha a otro niño llamarlo "mitad" o medio japonés, le pregunta a su padre qué significa y aprende una lección que nunca olvidará. Basado en su propia experiencia como padre que vive y enseña en Japón, el libro de Rod Gottula explora cómo a las personas de razas o culturas mixtas se les llama "mitad", un término que no tiene en cuenta la tremenda belleza y sofisticación que acompaña a quienes "caminan en dos mundos". 

Al enfatizar los aspectos positivos de ser multicultural y bilingüe, la respuesta es que son dobles por su diversidad cultural y los beneficios que conlleva. Su mensaje de inclusión, bellamente simple, fomentará el aprecio por el valor y el potencial que reside en cada ser humano. Magnífico el ilustrador del libro, Arthur Lin (ver su web), que utiliza la calidez de las acuarelas para crear una auténtica experiencia cultural que da vida a la historia.
Esta idea es recurrente en este blog (¡Viva Babel!). Ya Goethe decía que una persona posee tantas almas como idiomas comprende,.. 

Citas de George Steiner: Cada día intento fracasar mejor

Citas de George Steiner: Cada día intento fracasar mejor 
Francis George Steiner, nacido en Francia en 1929, intelectual y un hombre de letras cuya influyente crítica a menudo abordaba la paradoja del poder moral de la literatura, ha muerto hoy lunes  3 de febrero de 2020 en su casa en Cambridge, Inglaterra. Ensayista, escritor de ficción, profesor y crítico literario, sucedió a Edmund Wilson como crítico de libros para The New Yorker desde 1966 hasta 1997. 

Durante este periodo, deslumbró a sus lectores por su profundidad analítica, convirtiéndose en un gran maestro de lo que se dio en llamar “literatura comparada”. Su defensa del canon y la crítica al relativismo y a la banalización técnica fueron los ejes de su obra. Ha sido calificado como "el último humanista", o "el mejor lector del mundo".

Recordemos algunas de las mejores citas (ver más en WikiQuote) de George Steiner:
  • Cada día intento fracasar mejor.
  • No nos quedan más comienzos.
  • Lo que no se nombra no existe.
  • La inhumanidad es perenne.
  • Quizás la próxima crisis sea generacional.
  • Los estereotipos son verdades cansadas.
  • El error es el punto de partida de la creación.
  • Ningún lugar es aburrido si me dan una mesa, buen café y unos libros. Eso es una patria.
  • Babel es tal vez una bendición misteriosa e inmensa. Las ventanas que abre una lengua dan a un paisaje único. Aprender nuevas lenguas es entrar en otros tantos mundos nuevos.
  • No hay lenguas pequeñas, no existen sintaxis primitivas. Cada lengua, sabemos, genera y articula una visión del mundo, una narrativa del destino humano, una construcción de futuribles de la cual no hay facsímil en ninguna otra.
  • ¿Quién sería crítico si pudiera ser escritor?
  • El homenaje más importante que cualquier ser humano puede hacer a una poesía o trozo de prosa que ama es aprenderlo de memoria. No con la cabeza, sino con el corazón, la expresión es de vital importancia.
  • Las ventanas que abre una lengua dan a un paisaje único. Aprender nuevas lenguas es entrar en otros tantos mundos nuevo 
Y una cita tan cierta como terrible: Nosotros venimos después. Ahora se sabe que un hombre puede leer Goethe o Rilke por la noche, que puede tocar Bach y Schubert y, por la mañana, ir a su trabajo en Auschwitz,...

Test de Personalidad de Jung según Myers-Briggs, para orientación laboral

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¿Quieres saber si eres una persona de uno de estos 16 tipos? En cinco minutos puedes saberlo y orientar, quizá, mejor tu profesión, metas, ámbito laboral,...
  • “ABOGADO” INFJ.    Callados y místicos, que sin embargo son inspiradores e idealistas incansables, como GoetheMartin Luther King, Gandhi,...
  • “MEDIADOR” INFP. Personas poéticas, amables y altruistas, siempre en busca de ayudar a una buena causa, como Shakespeare, Homero, Virgilio, Jesús de Nazareth, Longfellow,.
  • “PROTAGONISTA” ENFJ.  Líderes carismáticos e inspiradores, capaces de cautivar a quienes los escuchan, como Abraham Lincoln, Abraham Maslow, Mikhael Gorbachev,... ¡Es lo que me ha definido y lo ha clavado, con sus luces y sus sombras!
  • “ACTIVISTA” ENFP. Espíritus libres entusiastas, creativos y sociales, que siempre pueden encontrar una razón para sonreír, como Franz Joseph Haydn, Mark Twain, Robin Williams,... 
  • "CENTINELA" ISTJ.  Individuos prácticos y enfocados en los hechos, de cuya fiabilidad no puede dudarse, George Bush, Isabel II de Inglaterra,...
  • “DEFENSOR” ISFJ.  Protectores muy dedicados y cálidos, siempre listos para defender a sus seres queridos, como Louisa May Alcott, Tennyson, Charles Dickens, Madre Teresa de Calcuta,... 
  • “EJECUTIVO” ESTJ.  Administradores excelentes, inigualables al administrar cosas o personas, como Napoleón, Margaret Thatcher, Bill Gates, Bernard Shaw, Carl Sagan,...
  • “CÓNSUL” ESFJ. Personas extraordinariamente consideradas, sociables y populares, siempre en busca de ayudar, como Helena de Troya, María Magdalena, o en ficción: el personaje Nora de “Casa de Muñecas” de Ibsen, Scarlett O´Hara en “Lo que el viento se llevó”,... 
  • "EXPLORADOR" ISTP. Experimentadores audaces y prácticos, maestros en el uso de todo tipo de herramientas, Woody Allen, Frank Zappa, Clint Eastwood, MacGuiver (ficción),.... 
  • “AVENTURERO” ISFP. Artistas flexibles y encantadores, siempre listos para explorar y experimentar algo nuevo, como Mozart, Spielberg, Michael Jackson, Paul McCartney,...
  • “EMPRENDEDOR” ESTP. Personas inteligentes, enérgicas y muy perceptivas, que realmente disfrutan vivir al límite, como Ernest Hemingway, Winston Churchill, Madonna. 
  • “ANIMADOR” ESFP. Animadores espontáneos, enérgicos y entusiastas. La vida nunca es aburrida a su alrededor, Elvis Presley, Pablo Picasso, Bill Clinton,...
Carl Gustav Jung determinó en su obra "Tipos Psicológicos" que existen ocho tipos de personalidad que se forman a partir de la combinación de dos actitudes -extraversión e introversión-, y cuatro funciones –pensar, sentir, intuir y percibir. La teoría de Jung, aunque es un referente en el mundo de la psicología, ha sido acusada de difusa y poco comprensible. Por eso, el Indicador Myers-Briggs pretende transportar la idea del psicólogo suizo a un ámbito más divulgativo para que cualquiera pueda reconocer sus propios rasgos personales.

Existen pruebas de personalidad gratuitas que permiten obtener un código de cuatro-letras según estos cuatro dicotomíasExtroversión / Introversión, Sensorial / iNtuitivo, T - pensamiento (Thinking) / F - emocional (Feeling) y J - calificador (Judging) / Perceptivo. Las 16 combinaciones describen los prototipos definidos al inicio,... 

La primera dicotomía está en la actitud: si se es más propenso a lo externo a uno mismo (personas, cosas, acciones) se escogería la Extraversión (E), mientras si se prefiere centrarse en las ideas y reflexiones personales se es Introvertido (I). Una vez hecha la elección entre las dos actitudes, se debe analizar las funciones psicológicas de cada uno. El segundo parámetro hace referencia a cómo se prefiere analizar la información; si únicamente se hace caso a lo que se puede conocer con los cinco sentidos sería un rasgo Sensorial (S), mientras que si se deja llevar por los “pálpitos”, sería iNtuitivo (N). El tercer indicador, hace referencia a cómo se toman las decisiones. Pensador (T, de thinking) si se da prioridad a la lógica en una elección o Emocional (F, de feeling) si se prefiere responder según las personas y las circunstancias. La última categoría se basa en cómo se actúa con el mundo exterior, si uno está abierto al mundo exterior –Perceptivo (P) -o por el contrario se prefiere tener las cosas resueltas- Calificador (J de judging).

El cuadro superior, al inicio del post, sugiere profesiones donde estas diversas personalidades pueden desarrollarse mejor,... Para concluir, algunas citas (en inglés) que resumen el estilo de vida de cada una de estas formas de decidir, actuar,... ¿Te identificas con alguna? Es otro modo de hacer el test de Myers-Briggs.
Test de Personalidad de Jung según Myers-Briggs, para orientación laboral
Referencias: Odisea Jung,...

Avance en espiral

El espíritu humano avanza de continuo, pero siempre en espiral. Goethe.
Miles de espirales naturales y artificiales más... AQUÍ.

El lector preferido

De las relaciones artificiosas establecidas entre personas, la más caprichosa y variable de todas es la formada entre escritor y lector.

Es obvio que no existirían escritores, si no hubiese lectores (aunque este artículo pudiera ser una refutación). En realidad, todo texto tiene por colaborador a su lector. Sólo el buen lector convierte un escrito en algo valioso. La obra surge cuando se cierra el nexo entre dos misterios humanos, el del autor y el del lector. El verdadero escritor no lo pone todo en su prosa; su obra más capital se destina y se completa en el alma de sus lectores.

Algunos estilistas, como Papini, opinan que son dos funciones incompatibles, señalando que “si los escritores no leyeran y los lectores no escribieran, los asuntos de la literatura irían extraordinariamente mejor”. Otros, como Montesquieu, recomiendan lecturas diferentes: “Los libros antiguos, para los autores; los nuevos, para los lectores”. En todo caso, siempre es aconsejable haber sido lector impenitente antes que escritor incipiente.

Lo que pide quien escribe a quien le lee no es tanto su beneplácito, sino su atención. Lograr captar el interés de muchos lectores puede ser signo de calidad redactora, aunque los escritores de moda multipliquen las tiradas de los grandes clásicos. Tampoco sería aceptable lo contrario, que la excelencia literaria sea inversamente proporcional al número de lectores.

Goethe creía que la ambición en lectores era requisito imprescindible del autor: “El que no espere tener un millón de lectores que no escriba ni una línea”. Muchos lectores leen no para conocer otra opinión, sino para sentir la repetición de la suya propia. En la actualidad, los lectores buscan un autor que refleje sus ideas y emociones. En ocasiones, se convierten en verdaderos héroes a la espera de un autor de su sintonía. Ésos son los lectores que todo escritor anhela descubrir. Ahí, en el lejano y trémulo corazón de una persona lectora, duerme el premio tímido y virginal que busca quien escribe.

El genio Monterroso, maestro guatemalteco de la sencillez compleja, consideraba como lector ideal a Sherlock Colmes: “En realidad, cualquier lector es ideal porque no abundan. Aunque hay muchos grados de lectores ideales. Pero, claro, el lector ideal es quien está más capacitado para entender las referencias y alusiones de todo escrito y que, lo que no sabe, le atrae. Como un detective”.

Todo autor, uniendo lo útil con lo amable, enseñando y deleitando al mismo tiempo, solicita lectores, muchos o pocos, pero incesantes y apasionados, sus semejantes y sus hermanos, que le relean periódicamente. Sabe que existe un solo antídoto para prevenir en el lector el empacho del cargante "yo": la tersa y desnuda verdad. El escritor pide lo mismo que ofrece: fidelidad y sinceridad.

La metáfora de Blancanieves

Para que los padres entendamos la evolución de nuestros hijos en su paso por la infancia y por la adolescencia, es una buena parábola el cuento escrito por los hermanos Grimm.

La fábula es tan prolífica que, de modo informal, ha sido múltiple alegoría con intencionalidad variada. Algunos se han referido más a la madrastra que Blancanieves, para asemejarla a políticos que incesantemente consultan las encuestas (como si fuese el espejo mágico), y que se disgustan cuando ya no son los más valorados. Otros, también con propósito sarcástico han aplicado el “síndrome de Blancanieves”, para denostar a quienes “sólo se rodean de enanitos” o a quienes “esperan, tras quedarse dormidos, que otros les solucionen sus problemas de manera prodigiosa” como en los cuentos.

La historia relata que la princesa sufrió dos ataques de su malvada madrastra. El primero cuando la vanidosa reina, al escuchar de su espejo mágico que la más bella era Blancanieves, ordenó a un cazador llevar a Blancanieves al bosque, matarla y presentar su corazón como prueba. La segunda amenaza vino cuando la madrastra, disfrazada de anciana, ofreció a Blancanieves una manzana envenenada que la sumió en un sueño sin fin.

La salvación de Blancanieves provino de dos insospechadas ayudas. En la primera ocasión, cuando el leñador se apiadó y la abandonó, fueron los siete enanitos sus salvadores. En el segundo trance no bastaron los cuidados de los enanitos, y el hechizo de la manzana sólo se rompió cuando apareció un príncipe y besó a Blancanieves. Los riesgos y protecciones que halló Blancanieves son una metáfora de las primeras etapas de la existencia.

La infancia. Implica la socialización gradual fuera del amparo familiar, afortunadamente no por rechazo (como con la madrastra) sino porque el ámbito del nido se queda escaso como entorno para quienes crecen, se relacionan y escolarizan,…. con otros enanitos, de quienes aprenden mucho como amigos o condiscípulos. Entre los enanitos, y las enanitas, hay de todo: muchos alegres, sabios y dormilones; menos tímidos, mocosos y gruñones; y casi ningún mudito. Pero con todo, la infancia vivida entre el hogar y la escuela es una etapa feliz, como cuando Blancanieves moraba en la casita de los enanitos. Pero una amenaza se cierne sobre el horizonte, es…

La adolescencia. Significa una brusca crisis de identidad, de bruscas transformaciones fisiológicas, emocionales y sociales. Los infantes, tan contentos con su rutina cotidiana, parecen entrar en trance súbitamente alterados como por una manzana envenenada. Superar la pubertad requiere algo más que un beso principesco, pero al final -cuando los padres parecen desesperar- llega un día glorioso en el que los adolescentes despiertan de su mutante letargo.

Goethe lo describió acertadamente: “Sólo una pasión verdadera transforma, de pronto, al adolescente en adulto”. Afortunados quienes llegan al último estadio de los seres humanos, descubriendo que si el amor es el poder iniciador de la vida, sólo el apasionamiento posibilita su permanencia.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/blancanieves.htm

Calma

El talento se educa en la calma y el carácter en la tempestad. Goethe
El mar es tan profundo en la calma como en la tempestad. Donne

Mi animal preferido

Hay quienes buscan mascotas, pero quienes amamos la libertad sólo admiramos a los celestiales pájaros.

Todos, cuando éramos niños, observábamos el vuelo del colibrí con envidia. Pensábamos que si el ruiseñor sabe volar, ¿por qué nosotros no? Además, los pájaros siempre parecen contentos y cantan, pero no cantan porque sean felices, sino que son felices porque cantan. Las gaviotas se contentan con ser pájaros, no quieren ser nubes. Intuyen que de oro sólo son las celdas, y que si engarzan en plata sus alas, nunca más volarán hacia las alturas.

Los pájaros son dichosos, mientras trabajan. Dios provee a cada ave con alimento, pero no se lo lleva hasta el nido. Lo que más diferencia a los hombres de los pájaros es que éstos dejan intacto el paisaje cuando construyen su hogar. Tampoco se engañan, más de dos días, con los espantapájaros; al tercer día, se posan y deponen sobre los monigotes. Las volátiles puede que ignoren las leyes físicas por las que vuelan, pero se saben más que artefactos funcionando bajo leyes mecánicas. Comprenden que las esperanzas sostienen las almas, como si fuesen alas.

Imitemos a los navegantes que estudiaron a las especies de aves. Así sabían que los cuervos marinos son signo de que la tierra firme está cerca, o que el infalible petrel blanco indica la presencia de témpanos. Para observar a los pájaros, es preciso silencio, quedarse quieto y esperar. Entre las aves, existe gran diversidad, desde águilas a pingüinos, desde avestruces a los pájaros mosca. Están las viajeras, que según su plumaje se unen en bandadas, pero también las sedentarias, que prefieren una estancia más limitada. También están las noctámbulas, como la lechuza, o las madrugadoras, como la alondra.

Los pajarillos comunes tienen lástima del pavo real, cargado así con su elegante cola. Parecen decir “llámame gorrión y échame trigo”. Confían en que nadie usará un cañón para matar un gorrión. Los pájaros corrientes intuyen que los más apuestos acaban enrejados. Así, por bellas que sean las jaulas sólo contienen cacatúas y presas grotescas. Mi predilecta es un ave suave, en clave de astronave más que de aeronave, que está siempre presente, no como una golondrina que anuncia, pero no hace el verano. Descarto al búho del crepúsculo, que volando en el ocaso se mezcla con el murciélago.

Ronda la ladrona alondra. Proclamo ganadora a la alondra que alza el vuelo hasta lo más alto. Su trino es dulce cuando llora, porque la alondra no sobrevive en cautiverio. Es el mejor símbolo del canto poético, que escapa azorada cuando repara en la masa humana. Me sumo a la vocación de Goethe, quien mantuvo un destino radical de alondra, y lo cumplió contraviniéndolo al recluirse en Weimar hasta su muerte. Como al pez las aguas del océano, y al pájaro la inmensidad del aire, así cualquier lugar de la Tierra le sirve de posada al ser humano. El mundo tiene mucho sitio donde posarse, si bien para personas y alondras el nido es algo único.

Abajo: La película, "Matar a un ruiseñor" de 1962.

Soledad y compañía

©Mikel AgirregabiriaElogio de la soledad y de la sociedad, dos precisos requisitos para formar el talento y el talante.

Siento, en el abarrotado Metro, que nos apretamos cientos de soledades. Soledad y compañía. Noche y día. Sol y luna. Todo y nada al mismo tiempo. La vida es una compleja red donde se entrecruzan soledad y compañía. Nacemos y morimos solos. Pero sólo crecemos y decaemos de la mano de los otros; ellos nos dan perspectiva y sentido a nuestra biografía... Nadie existe que esté en completa soledad; todo lo que existe, necesita de otros para ser.

Soledades y compañías. Palabras que hablan por sí mismas; con derroche de fantasía. ¿Quién no las familiariza? Las vivimos distintas en cada etapa de la vida, muchas veces como espinas y otras tantas como alegrías. Emociones confusas y obsesivas, queridas y repelidas, finalmente admitidas por una providencia supuestamente establecida,… Pasiones fecundas y necesarias, porque según Goethe: “El talento en soledad se cultiva, mientras que el carácter sólo se forma en la sociedad intempestiva”.

Soledad: No nos enseña a estar solos, sino a ser únicos. La soledad es el precio de la libertad. La soledad es ese otro yo,… Refugio y aislamiento, sosiego y desasosiego, la soledad traza las fronteras en el plano de nuestra afectividad hermética y compartida. Sólo los egoístas odian la soledad. La soledad es el patrimonio de las almas extraordinarias. Sólo en soledad se siente la sed de verdad. Rilke señaló: “El águila vuela sola; el cuervo, en bandadas. El necio tiene necesidad de compañía, y el sabio, de soledad”.

Pero, ¡cuidado con la soledad! Antonio Machado alertaba: “En mi soledad / he visto cosas muy claras,/ que no son verdad”. Todo elemento de fuerza intelectual se pierde si permanece en la infecunda soledad. Además, para huir de la melancolía no hay como la compañía, porque tristes podemos estar solos; pero para estar alegres, necesitamos compañía.

Compañía: Todo puede adquirirse en la soledad, excepto el carácter. Hacer compañía consiste en añadir algo a las vidas de los demás, y con ella descubrimos que nuestras vidas adquieren la transcendencia requerida. La persona cabal es aquella que, en medio de la multitud, mantiene con perfecto rigor y cortesía la independencia de su identidad, en soledad construida.

Sin embargo, ¡atención con la compañía! Suele decirse que quien necesita compañía, elegirá a veces malas compañías. También pronto descubrimos que no hay peor soledad que la de algunas compañías. El punto medio entre introversión y extraversión es el preferible, justamente el que nos permite encontrar el amor.

Amor: Ése rumor de soledad y compañía mutua. El amor consiste en dos soledades que se protegen, que se limitan y que se hacen mutuamente felices. Stendhal sugirió: “La soledad es necesaria para gozar de nuestro propio corazón y para amar; pero para triunfar en la vida es preciso dar algo de nuestra vida al mayor número posible de gentes”.

La realidad humana está tejida a un tiempo de soledad y compañía. Circunstancias que vivimos día a día, que buscamos en ocasiones y de las que huimos otras veces. El dolor reclama soledad; la alegría, compañía. Nunca como en las situaciones de duelo (que abundan en la vida), ha de ser exquisita la justa ponderación entre soledad y compañía, para acompañar en el dolor pero respetándolo.

Necesitamos tanto la compañía como la soledad. Nos son precisas como el verano y el invierno, el día y la noche, el ejercicio y el descanso. De la soledad nace el coraje y de la unión nace la fuerza. Por ello, la vida es esa gozosa sensación promiscua de equilibrio entre soledad y sociedad, esa maravilla de cordura y ternura unidas.

Versión final en: http://www.geocities.com/agirregabiria2005/soledad.htm

Especie enamoradiza

El género humano, que es un poco poeta, tiende a enamorarse todos los días del año. Polvo somos, mas polvo enamorado.

Nos hallamos en una sociedad y en un tiempo que dan facilidades crecientes para hacer el amor, pero no para vivir enamorarnos. Pudiera parecer que sólo en la época de Goethe cupo aquello de “¡Espectáculo digno de los dioses, la vista de dos enamorados!”, o que apenas Schiller pudo apreciar que “En la más angosta cabaña hay espacio para una pareja feliz y enamorada”.

Ahora el enamoramiento es asunto de “El Corte Inglés”, pero no perdamos la esperanza. Hay algo genético en el alma humana que busca el amor en toda edad y lugar. Santiago Ramón y Cajal se pronunció sobre la festividad de San Valentín, señalando que “Aún en el día del amor, representamos meras delegaciones de la especie, que es, en fin de cuentas, la gran enamorada”. El científico navarro también recomendaba que “El arte de vivir mucho es resignarse a vivir poco a poco”, pero jamás renunciemos a la capacidad de enamorarnos.

Dicen que nadie sabe qué es una mujer, si no ha visto una mujer enamorada. Eso reza para cualquier persona, hombre o mujer. Oigamos la sabiduría de los proverbios populares: Nunca desesperes, mientras puedas enamorarte, porque sólo pueden ser dichosas las almas enamoradas. Recordemos que al enamorarnos renacemos otra vez.

Síndrome de Munchhausen

¿No será quizá que vivir es una enfermedad imaginaria?

El síndrome de Münchhausen es el trastorno psicopatológico ficticio más conocido, definido como un deseo irrefrenable de recibir asistencia médica. El caso más famoso de la historia médica lo protagonizó el inglés William McIlroy (1906-1983), quien consiguió ser intervenido quirúrgicamente 400 veces. Estuvo internado en cien hospitales distintos, bajo 22 nombres falsos. El mayor periodo de tiempo que permaneció sin hospitalizar desde que desarrolló el síndrome fue de seis meses. Finalmente, en 1979, súbitamente creyó superada su enfermedad, afirmó taxativamente que ‘estaba harto de tanto hospital’ y se recluyó voluntariamente hasta el fin de sus días… en un asilo geriátrico.

Este extendido mal se caracteriza por aparentar una enfermedad física inexistente para deambular de hospital en hospital. El término que lo designa, síndrome de Münchhausen, fue acuñado por Asher tomando el nombre de Karl Friedrich Hieronymus, Barón de Münchhausen. Este personaje nació el 11 de mayo de 1720, en Bodenwerder, Alemania, y desde su cuna aristocrática hizo carrera militar como oficial de caballería en el ejército ruso. Combatió contra los turcos y alcanzó fama por sus historias de aventuras impregnadas de una gran fantasía. Tras fallecer en 1797, Rudolf Erich Raspe recopiló sus fábulas en la obra "Las aventuras del Barón de Münchhausen" en 1785, y Gottfried August Bürger escribió otra célebre versión en 1786.

La excéntrica "simulación de Münchhausen " es una desarreglo somatoforme cuyos síntomas físicos, gravedad y duración no puede ser explicada por ninguna enfermedad orgánica subyacente. En un grado sumo de hipocondría, estos enfermos psicosomáticos (más frecuentemente varones) inventan repetidamente padecimientos y suelen ir de médico en médico en busca de tratamiento y pruebas diagnósticas. Fingen preferentemente enfermedades de difícil pronóstico, como las de tipo Abdominal Agudo, de tipo Hemorrágico o de tipo Neurológico (cefaleas o pérdida de conciencia). Un elemento detector de estos pacientes imaginarios con un trastorno límite de personalidad, suele ser que explican su caso de forma dramática, pero son evasivos cuando relatan sus ingresos hospitalarios y muy reacios a que se revise su historial clínico.

Generalmente, estos crónicos dolientes son inteligentes y con recursos para emular enfermedades con sobrado acierto, además de disponer de un minucioso conocimiento sobre las prácticas clínicas. Así logran su objetivo de tratamientos continuados, análisis intensivos y hospitalización prolongada, e incluso de cirugía mayor. Su engaño es plenamente consciente, pero no sus motivaciones ni su necesidad de atención por parte de los demás.

Lo cierto es que esta patología es una enfermedad propia de nuestro tiempo y de nuestra sociedad, cuando abundan los problemas emocionales . A falta de otro tipo de atención personal, sólo queda como último el recurso médico para algunas personas. Desde la anécdota común de la viuda anciana que vive sola y que diariamente acude a su médico de cabecera, excepto cuando se excusa porque no puede ir al estar enferma, hasta graves formas clínicas del síndrome de Münchhausen en edad pediátrica. En este caso puede ser por parte de los mismos preadolescentes, o por proximidad (por poderes) cuando los niños son víctimas de una enfermedad fabulada por sus progenitores (generalmente, la madre).

A todos nos conviene desmitificar las enfermedades. Cuando Goethe creía que “la salud es clásica; la enfermedad, romántica”, se refería más a las revoluciones culturales que a las enfermedades individuales. Es verdad que si no pudiesen contar, y presumir, de algunos achaques, habría muchos menos enfermos. También que, al igual que casi todos los médicos tienen sus enfermedades favoritas, también los pacientes mantenemos nuestros males predilectos. Pero no caigamos en el pesimismo de Heine cuando opinaba que ‘la vida es una enfermedad; el mundo todo, un hospital; y la muerte, nuestro médico’. Mejor pensemos que mucho remedio es peor que la enfermedad. Sumémonos al lema de Bulwer-Lytton: ‘Niégate a estar enfermo. Nunca digas a nadie que estás enfermo, nunca lo confieses. La enfermedad es una de las cosas que se debe rechazar por principio’.

Podemos ser felices

Receta para disfrutar de momentos dichosos en la comedia trágica de la vida.

La existencia, demasiado frecuentemente, nos hace sentirnos como David enfrentándose a los gigantes filisteos, sabiendo que sólo una vez en la Historia David ganó a Goliat. Nos abruma el sentimiento del mítico Sísifo, que cada jornada subía su roca a la cima para verla caer cada anochecer.

Somos fallidos perdedores, émulos del Hamlet de Shakespeare, del Fausto de Goethe y del Raskolnikov de Dostoievsky. Nos debatimos atormentados entre lo mímico mínimo y lo típico lícito, entre lo nítido físico y lo cívico lívido, entre lo tímido lírico y lo cínico rígido. Hemos vivido el ricino de lo finito y, quizá con sigilo, un pellizco del divino infinito.

Merecemos ser felices: Si no podemos abrazar a un ser querido, al menos evoquemos su recuerdo. Si no podemos oír una voz amiga, escuchemos una canción de amor. Si estamos solos, advirtamos el palpitar de nuestro corazón que late acompasadamente con otros. Si no podemos escapar de las preocupaciones, démonos un minuto de descanso. Si no podemos ver la esperanza cerca, cerremos los ojos. Si no podemos dormir sin pesadillas, soñemos despiertos. Si hoy no podemos ser dichosos, esperemos un nuevo mañana. Si la muerte nos ronda, confiemos en el más allá. Si no podemos ser felices, siempre nos queda el recurso de ser… inocentes.

La única fórmula de la alegría es sentirnos livianos, como ángeles capaces de volar al tomarse a sí mismos muy a la ligera. Kierkegaard nos dio un consejo: "La puerta de la felicidad se abre hacia fuera". Sólo olvidándonos de nuestro yo y pensando en los demás podremos ser dichosos. La felicidad es para quien la busca… en los demás. Vivamos tan intensa y altruistamente como podamos. No podremos ser felices sino regalando felicidad.
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El ajedrez es un deporte

Jaque a la Dirección Vasca de Deportes que lo niega.

Deporte, según el diccionario de la RAE y derivado del latín “deportare” (diversión, recreo, descanso), es toda actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas, o en segunda acepción, toda recreación, pasatiempo, placer o ejercicio físico, por lo común al aire libre. En términos similares se pronuncian la Enciclopedia Británica, Larousse, Lur Entziklopedia, Enciclopèdia Catalana, Encarta o Wikipedia: Un deporte consiste en una actividad diaria realizada con un propósito y en un ambiente diferente al habitual, destinado a la competición, el disfrute, el logro de excelencia, el desarrollo de una habilidad, o una cierta combinación de estos objetivos. La diferencia de la intención es lo que caracteriza al deporte, combinado con la noción de habilidad individual o en equipo.

Lo definitorio de deporte no es el esfuerzo físico puesto en juego, completamente variable entre límites como el atletismo, el tiro o la hípica, sino el carácter de sujeción a unas normas, sin intervención del azar, y donde se acredite destreza en una actividad derivada de la vida común. Justamente la excelencia en la sublimación de lo cotidiano es lo paradigmático del deporte. El lema olímpico "Citius, Altius, Fortius" denota la búsqueda del más rápido, más alto o más fuerte. Coubertin, pedagogo y sociólogo, engrandecía el espíritu de esfuerzo como cualidad vital. El ajedrez emula la actividad humana de lucha más común, la guerra, pero la depura con cálculo, la purifica con creatividad y la enaltece sobre un escenario de escaques y trebejos con insondable belleza matemática. Franklin certificó que “La vida es una especie de ajedrez” y Goethe dictó que “El ajedrez es un desafío para la mente humana”. Un deportista trata de rendir al máximo: El ajedrez, con su ejercitación, permite que sobresalga el potencial mental de concentración, de decisión, de táctica y estrategia de cada persona.

El ajedrez está definido como deporte-ciencia, por la moción del Senado desde el 5 de octubre de 1994, con los votos favorables de CC, PNV, PP, PSOE y CiU. Está reconocido en 156 países como disciplina deportiva, por cumplir los requisitos exigibles: accesible a todos, carácter divertido de juego, principio de rendimiento, regido por reglas, fórmula de competición y presencia internacional. Contiene el indiscutible factor competitivo, con una organización plenamente deportiva (federaciones, reglamentos, árbitros, resultados, rankings ELO), sin que la suerte influya en la prueba y sin depender esencialmente de ningún artilugio mecánico.
El ajedrez, superlativa expresión del sutil equilibrio del lema 'Mens sana in corpore sano'", será deporte de exhibición en la Olimpiada de Sydney. El COI ha acogido al ajedrez en el "Movimiento Olímpico", junto al golf y el rugby, tras comprobar que cumple las normas de no discriminación por raza, sexo, religión, así como los principios fundamentales del Olimpismo: "Una filosofía de la vida que exalta y combina en un conjunto equilibrado las cualidades del cuerpo, de la voluntad y del espíritu. Uniendo el deporte a la cultura y a la educación, se quiere crear un estilo de vida construido sobre la alegría del esfuerzo, el valor educativo del buen ejemplo y el respeto de los principios éticos universales".

En Euskadi somos más de 7.000 ajedrecistas federados (5.000 en la CAV, 1.500 en la CFN y 500 en Iparralde), agrupados en un centenar de clubs, e incontables los aficionados al ajedrez. Adicionalmente están los millares de alumnos participantes en torneos escolares y universitarios, con sus correspondientes monitores y profesores. El valor del “Ajedrez Escolar” es inigualable, como representativo de lo más inteligente del deporte. Su singularidad es tal que muchos educadores abogamos por su incorporación como materia curricular, además de la opción extraescolar, para favorecer el desarrollo cognitivo y actitudinal a través de su provecho interdisciplinar. Además favorece la integración de colectivos que, por minusvalías (motoras, sensoriales o mentales) o retraimiento, encuentran un cauce perfecto para su incorporación grupal en espacios de deporte u ocio. Igualmente es destacable su validez común para niñas y niños, con independencia de edad, pudiendo competir en un deporte cuya práctica no se veta a nadie. Esta joya lúdico-deportiva ofrece la facilidad de poder jugarse a distancia, por Internet o por correo, entre jugadores diferentes en lengua, edad o cultura de todo el mundo, como pasatiempo o competición, intercambiando movimientos en una notación universal, comprensible para todos.

Los innumerables ajedrecistas, vascos o no, requerimos un análisis más profundo a los autores de tan desafortunado borrador de deporte, para ver más allá del “efecto horizonte” propio de las primeras computadores jugando torpemente al ajedrez, pidiéndoles que no se enroquen en una defensa cerrada que les lleva a la derrota. Sr. Director de Deporte: Cuando se está en jaque y no se puede capturar a la pieza atacante, porque somos demasiados, es mejor no interponer piezas menores que serían comidas prosiguiendo el jaque. Conviene mover y apartar la pieza jaqueada. Hasta ese momento, continuaremos situando nuestros peones en línea, las torres en columnas abiertas, activando alfiles libres y ahorquillando con caballos. Seguro que así ganaremos esta decisiva partida… posiblemente en dos jugadas como en el “Mate del León” (la partida más breve posible).

Publicado en BERRIA (29-4-2004), CyberEuskadi (Columna diaria, 27-4-2004), Kaos en la Red (27-4-2004), Foro Republicano (27-4-2004), Sr. Director (27-4-2004), Vistazo a la Prensa (27-4-2004), Portal Miami (27-4-2004), Foros EITB (25-4-2004), El Debate (IblNews, 20-4-2003), Estrella Digital (Carta central, 26-4-2004), E-Galicia Diario (26-4-2004), Revista Pangea (26-4-2004), Uribe Kosta Digitala (Colaboración diaria, 26-4-2004), Vorem (26-4-2004), Carta-Traca nº 89 (Sección propia en Galicia Información 26-4-2004), E-Familiar (25-4-2004, comentario de Vicente Oltra), Periódico Hispanidad (27-4-2004), Que se vayan todos (Boletines de diversos medios, recensiones frecuentes, 27-4-2004), ...


Kirola edo deportea latineko deportare hitzetik etorria zera da, Espainiako Hizkuntza Akademiaren hiztegiaren arabera: jarduera fisiko oro, lehiaketa edo joko modura egiten dena, eta entrenatzea eta arau batzuk betetzea eskatzen du; edo, bigarren adieran, edozein jolas, denbora-pasa, afizio edo ariketa fisiko, gehienetan aire zabalean egiten dena. Horren moduko antzeko definizioa irakur daiteke Entziklopedia Britanikoan, Laroussen, Lur Entziklopedian, Enciclopèdia Catalanan, Encartan edo Wikipedian: kirola eguneroko jarduera bat da, helburu jakin batekin egiten dena, ohiz kanpoko giro batean; lehiaketa, gozamena, bikaintasuna edo abilezia lortzea du helburu, edo aurreko helburu guztiak nolabait batuta. Asmo ezberdintasuna da kirolaren ezaugarria, banakoaren edo taldearen abilezia nozioarekin uztartuta.

Kirola ez du eginahal fisikoak definitzen, eginahala asko aldatzen baita atletismoa izan, tiro ariketa izan edo zaldi lasterketak izan, edo bestelakorik izan. Ezarritako arau jakin batzuk betetzea da kirolaren izatea, zoriak zerikusirik ez duela, eta eguneroko bizimoduan iturburua duen abileziazko jarduera. Egunerokoa goratzea eta bikain bihurtzea da kirolaren ezaugarria. «Citius, Altius, Fortius» ikurritz olinpiarrak bizkorrena, garaiena edo indartsuena izatea bultzatu nahi du. Coubertin pedagogo eta soziologoak bizi ezaugarritzat jotzen zuen ahaleginerako gogoa izatea. Xakeak giza jarduera ohikoena imitatzen du: gerra. Baina kalkuluarekin gardendu, sormenarekin araztu eta laukiz eta piezaz osatutako jokalekuko matematika harrigarriarekin goratzen du. Franklinentzat, «bizitza xake mota bat da»; Goetherentzat, «erronka da giza adimenarentzat». Kirolariak ahalik eta gehien egiten du beti: xakeak, jardun ahala, kontzentrazio ahalmena, erabakimena, taktika eta estrategia indartzen ditu jokalariarengan.

Xakea zientzia-kiroltzat jo zuten 1994ko urriaren 5eko Espainiako Senatuan onartu zen mozioan; CC, EAJ, PP, PSOE eta CIU alderdiek aldeko botoa eman zuten. 156 herritan kirol izaera aitortzen zaio xakeari, bete beharreko baldintza guztiak betetzen dituelako: denentzako modukoa, gozagarria, errendimendu printzipioa duena, arautua, lehiaketa formuladuna eta nazioartekoa baita. Alderdi lehiakorra ere badu, eta kirol antolamendu erabatekoa (federazioak, araudiak, epaileak, emaitzak, ELO sailkapenak); zorteak ez du eraginik, eta ez dago inolako gailu mekanikoren beharrik. Xakea da «mens sana in corpore sano» esaeraren adierazpenik gorenena, baina erakustaldi kirola izango da Atenasko Olinpiar Jokoetan. Nazioarteko Olinpiar Batzordeak Olinpiar Mugimenduan sartu du xakea, golfarekin eta errugbiarekin batera, egiaztatu baitu kirol horrek bete egiten dituela arauak (arrazagatik, sexuagatik edo erlijioagatik inor ez baztertzea eta Olinpiar printzipioak betetzea) eta oinarrizko olinpiar printzipioak: «Olinpismoa bizi-filosofia bat da, eta goratu eta orekatu egiten ditu gorputzaren, borondatearen eta espirituaren gaitasunak. Kirola hezkuntzari eta kulturari uztarturik, biziera bat eraiki nahi da ahaleginaren poztasunean, ondo eginaren balio hezitzailean eta printzipio etiko orokorren begirunean oinarriturik».

Euskal Herrian 7.000tik gora xakelari federatu gaude (5.000 Euskal Aautonomia Erkidegoan, 1.500 Nafarroako Foru Erkidegoan eta 500 Ipar Euskal Herrian) 100 bat klubetan sailkatuak; xakezaleak, berriz, asko eta asko dira. Horrezaz gain, kontuan hartu behar dira unibertsitate eta eskola txapelketetan parte hartzen duten milaka ikasle, beren monitore eta irakasleak lagun dituztela.«Eskolako Xakearen» balioa berdingabea da, kirolik adimentsuena baita. Hain aparteko deritzogu joko horri, hezitzaile askok eskola curriculumean sartu nahi genuke, eskolaz kanpo ere aukerakoa izan arren, gisa horretan ikasleen ezagutza eta jarrera garapena hobetuko liratekeelakoan. Hori gutxi izango balitz bezala, mesede egiten die giza talde ezindu eta elbarriei gizarteratzeko garaian, taldeetara moldatzeko modu ederra eskaintzen baitie xakeak kirol eta aisialdi guneetan. Azpimarragarria da, era berean, xakeak balio berbera duela mutikoentzat nahiz neskatoentzat; edadea ere ez da muga, eta kirol hau ez zaio inori galarazten. Xakeak urrutira jokatzeko aukera ere ematen digu, gero eta hedatuago dagoen Internetez edo postaz, beste hizkuntza, adin, kulturetako jendearekin, lehia zein jolas modura... Izan ere, mugimenduak modu unibertsalean egiten dira, denek uler dezaketen eran.

Xakelari ugarik, euskaldun izan ala ez izan, azterketa sakonagoa egin dezaten eskatzen diegu kirolaren zoritxarreko zirriborro hori egin duten egileei. Zabal dezatela beren ikuspegi estu hori, eta ez daitezela porrota besterik ez dakarren enroke erako defentsa itxirik egin. Kiroletako Zuzendari jauna: xakean zaudenean, eta erasoko pieza jan ezin denean, asko baikara, hobe da janak izango liratekeen pieza txikiak tartean ez sartzea gero xakeak bere hartan jarraituko badu. Mugitzea komeni da, xakepean dagoen pieza apartatuz. Gure peoiak lerroan jartzen segituko dugu, dorreak zutabe irekietan, gotzain libreak abian jarri eta zaldiekin jokaldiak egingo ditugu. Horrela, ziur irabaziko dugu partida erabakigarri hau... ziurrenik bi jokalditan, Lehoiaren Matea eginez (denik eta partida laburrena, alegia).
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Escribir es…

Descubramos el significado de la escritura

Escribir es mostrar la huella digital del alma, desnudarse y nadar, volar y sentirse libre: una sensación gratificante del espíritu, que conlleva expresar lo que presentimos, gozoso o amargo, cotidiano o trascendente, para compartir un mensaje con nuestros semejantes. Escribir es una vocación, a veces tardía, que se descubre cuando el trastero de la memoria está repleto, y antes de la llegada de la “parca” se quiere mostrar la colección de recuerdos y visiones para reciclarlos y convertirlos en algo parecido al arte. Escritor es quien que necesita escribir, no alguien que sepa escribir. Escribir es una incurable comezón que se apodera de quien ha vivido o leído demasiado, y que un día intenta escribir. Cada texto será un sentido fracaso, pero al tiempo estímulo la siguiente redacción.

Escribir es un acto de amor, preparado desde la intimidad de la introspección y la soledad, quizá desde el exhibicionismo, pero destinado a los demás, a quienes sentimos cerca y a todavía quienes no conocemos. Escribir es hablar con quienes no podemos conversar de otra forma, es darse un baño de humanidad con sus miserias y esplendores. Escribir es un drenaje terapéutico que otorga voz a nuestra mudez, una catarsis que limpia nuestras penas mediante la comunicación. Escribir es espiar en nosotros mismos, a veces sin querer admitir los misterios que descubrimos dentro. Pretendemos escribir nuestra mentira, pero transcribimos nuestra verdad. Escribir es abrir el grifo del corazón y verter el exiguo botín de nuestra vida, una pobre historia de amores y odios, pero con grandes personajes a nuestro alrededor.

Escribir es recordar, con memoria anticipada fruto de un malestar entreverado de nostalgia, pero no sólo añoranza del pasado o del tiempo huido que quisimos haber admirado, sino también del futuro, de esos mañanas que presentimos y en los que quisiéramos estar. Escribir es ser conservador de las reminiscencias y, al tiempo, contestatario de la realidad sobrevivida, sirviendo las palabras de armas para denunciar las desdichas y los caprichos de una sociedad siempre imperfecta. Escribir es condenarse, como adelantó Richelieu: “Dadme seis líneas manuscritas por el hombre más honrado, y hallaré en ellas motivos para hacerle ahorcar”. Escribir es consumirse vivo para que de las cenizas surja la purificación y renovación del espíritu que construye utópicas entelequias. Escribir es dar testimonio de un tiempo determinado, de una sociedad concreta, y todo ello desde el sub-, el in- y el consciente de un simple ser humano que actúa de mensajero para exteriorizar los secretos de una época.

Escribir es una adicción, que cuando se adquiere impele a investigar dentro de nosotros, para desvelar nuestra más profunda identidad. Escribir es navegar ligero, planear al son del viento, abrazar el tiempo, detenerlo en la eternidad de unas tenues páginas. Escribir es ralentizar el tiempo, como viajar según apuntó Graham Greene. Pero, escribir también es un hueso duro de roer, una lucha agónica para analizarnos y discutir con nosotros mismos, para sorprendernos con los espectros aparecidos de nuestra mente, para asombrarnos de nuestra propia creación surgida al declararnos a ignotos lectores. Goethe sentenció ¡Escribir es un ocio muy trabajoso! y Rilke aconsejó, “Si crees que eres capaz de vivir sin escribir, no escribas”.

Escribir es una evasión mental, una escapatoria intelectual, que nos libera de la cárcel de la existencia y nos conduce al nirvana de las musas. Escribir es abrir una ventana al aire de un nuevo y extraño día, incluso cuando no sabes qué contar o qué explicar… porque ves la vida un poco vacía, como una historia garabateada por un demente, sin un final claro. Escribir es alcanzar esa clave de fuga que nos conduce a un territorio desconocido… en el interior de nosotros mismos. Escribir es trasladarnos al paraíso de las ideas, y atraparlas con la red cazamariposas de la tinta. El teclado es el piano donde susurramos sin ser interrumpidos; la pluma de escribir es la cruz donde nos entregamos.

Escribir nos hace más humanos. Escribir es respirar y vivir. Escribir es pintar sentimientos como mejor modo de felicidad. Escribir es pedir ayuda a las palabras, que orbitan a nuestro alrededor y juntos comenzar a crear algo. Cuando sucede que la inspiración se suma, sentimos que el trabajo es bello y somos felices. Escribir es fecundar el mundo y dejar preñada nuestra muerte.