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Quiet Ambition: ¿Líderes invisibles o mera resiliencia?


Alicia Adamczyc (@AliciaAdamczyk) es una periodista económica de Nueva York que en 2023 acuñó el casi oxímoron Quiet Ambition, ambición tranquila o callada. Es una nueva tendencia promovida por los trabajadores jóvenes y que se basa en dar prioridad a la salud mental, el ocio y tiempo libre, y la vida social y personal. A su vez, se dejan a un lado los puestos de trabajo con gran responsabilidad y las largas jornadas laborales con mayor recompensa económica, pues lo que ahora se busca es una vida sosegada. 

Unas empresas que no ofrecen más que escasez y fideos chinos de microondas para cenar no pueden esperar de sus trabajadores pasiones ni lealtades. Una corporación regida por fondos de inversión y centrada en la rentabilidad a corto plazo no puede crear espíritus corporativos o sentimientos de equipo. ¿Cómo se va a comprometer nadie con una empresa, si ni siquiera sus ejecutivos están comprometidos con ella? ¿Qué esfuerzos puede pedir a una plantilla un CEO oportunista que hoy dirige una compañía y mañana otra en otro sector diferente? 

La Quiet Ambition es una respuesta racional, pero también un autoengaño, pues su propósito es convencer a quien la practica de que es el dueño de su vida y destino. No es cierto: no ha sido él quien ha decidido que el trabajo no es el centro, otros lo han decidido por él. Renuncian a un mundo que ya les había expulsado de antemano. Por eso no está bien que los viejos privilegiados que hemos encontrado en el trabajo una forma de estar en el mundo (y a algunos no nos avergüenza decirlo) nos enfademos por sus acusaciones. Al contrario: hay que desearles que trasciendan ese discurso consolador y autocomplaciente y encuentren en la organización, la solidaridad y el conflicto una manera de responder a la injusticia que se ceba con ellos. Porque del aire tampoco van a vivir.

 La "Quiet Ambition" o "ambición silenciosa" es un enfoque de logro que combina el deseo de éxito con una personalidad discreta y tranquila. Las personas con "quiet ambition" suelen evitar el protagonismo o la competencia agresiva y, en cambio, se enfocan en un crecimiento constante, profundo y estratégico. En lugar de hablar abiertamente de sus logros o aspiraciones, dejan que su trabajo y resultados hablen por sí mismos. Esta filosofía promueve la perseverancia, la paciencia y una ética de trabajo sólida sin necesidad de reconocimiento constante. La "Quiet Ambition" parece resonar especialmente con la Generación Z y los Millennials.

Son características de Quiet Ambition:

- Orientación hacia el propósito interno: Las personas con Quiet Ambition se enfocan más en cumplir con sus propios valores y objetivos personales que en alcanzar estándares impuestos por la sociedad. Priorizan la satisfacción intrínseca sobre la extrínseca.

Crecimiento constante y sostenible: En lugar de buscar resultados rápidos o exhibir logros de manera ostentosa, estas personas apuestan por un crecimiento lento pero constante. No sienten la necesidad de demostrar su progreso públicamente.

Aspiración sin ego: Aunque tienen metas ambiciosas, no sienten la necesidad de alardear de sus aspiraciones o éxitos. Reconocen la importancia de la colaboración y se mantienen humildes.

Enfoque en el proceso, no solo en el resultado: Valoran el camino que recorren para alcanzar sus metas, no solo el logro final. Este encuadre reduce la ansiedad y el agotamiento típicamente asociados con una ambición más agresiva.

Equilibrio entre la ambición y el bienestar: No sacrifica la salud mental, las relaciones personales o el bienestar general en nombre del éxito. Promueve una vida en armonía entre los logros y la felicidad.

Ejemplos en la práctica en distintos contextos:

- Carreras profesionales: Alguien que busca el éxito profesional trabajando de manera diligente y estratégica, sin necesidad de autopromoción constante o "networking" agresivo.

Crecimiento personal: Personas que trabajan en su desarrollo personal (aprendiendo nuevas habilidades o hábitos) sin depender de la validación externa.

Liderazgo discreto: Líderes que inspiran con su ejemplo y su ética de trabajo, en lugar de utilizar tácticas dominantes o autoritarias.

La ambición tradicional suele estar vinculada con la búsqueda de reconocimiento externo, una competencia constante y visible y con sacrificios extremos en nombre del éxito. En cambio, Quiet Ambition redefine el éxito como un esfuerzo personal continuo por crecer, aprender y lograr metas, pero en sus propios términos y sin la necesidad de atraer atención.

El concepto de Quiet Ambition ha ganado relevancia en una era donde muchas personas están revaluando las expectativas sociales, especialmente después de la pandemia. Con la tendencia hacia el quiet quitting (abandonar la idea de trabajar más allá de lo necesario), este concepto puede considerarse un enfoque complementario que fomenta la ambición sin sacrificar el bienestar personal.

Ejemplos de personalidades, triunfadoras en este caso y quizá inspiradoras desde esas épocas anteriores, con una variante de "Quiet Ambition": 

- Warren Buffett: El famoso inversor ha alcanzado enormes logros en el mundo de las finanzas y la filantropía con un perfil relativamente bajo, enfocándose en la estrategia y la toma de decisiones a largo plazo sin buscar protagonismo. 

- J.K. Rowling: La autora de Harry Potter trabajó incansablemente en su serie mientras enfrentaba dificultades personales y financieras, pero siempre mantuvo una presencia reservada, enfocándose en la calidad de su trabajo sin intentar captar atención constante. 
- Angela Merkel: La excanciller alemana es reconocida por su enfoque pragmático y modesto en la política. Aunque tuvo una de las carreras más influyentes en Europa, mantuvo una imagen pública reservada, priorizando el trabajo sobre la notoriedad. 
- Bill Gates: Aunque es una figura conocida, Gates, especialmente en sus años más recientes, ha demostrado una "ambición silenciosa" enfocada en resolver problemas globales como la pobreza y la salud, trabajando en silencio con su fundación. 
- Tim Cook: Como CEO de Apple, Cook ha demostrado una ambición constante pero discreta. A diferencia de su predecesor Steve Jobs, Cook no busca la atención mediática; en cambio, se enfoca en hacer crecer la empresa con una ética de trabajo fuerte y una personalidad tranquila. 
- Ruth Bader Ginsburg (otros posts): La jueza de la Corte Suprema de Estados Unidos fue conocida por su incansable trabajo por la igualdad de género y los derechos civiles. Aunque era reservada en su vida personal, su ambición y dedicación marcaron un cambio duradero en la ley estadounidense. 
- Amancio Ortega: El fundador de Inditex, la empresa matriz de Zara, es notoriamente privado y evita el protagonismo. A pesar de estar entre los empresarios más exitosos del mundo, su vida personal es muy reservada, y Ortega deja que sus logros empresariales hablen por sí mismos. 
- Satya Nadella: Como CEO de Microsoft, Nadella ha transformado la empresa sin grandes gestos ni agresividad, promoviendo una cultura de empatía, inclusión e innovación. Su estilo es tranquilo, estratégico y colaborativo, un claro ejemplo de ambición silenciosa. 
- Jane Goodall: La primatóloga y conservacionista ha dedicado su vida al estudio y protección de los chimpancés sin buscar reconocimiento o celebridad. Su trabajo ha transformado la conservación animal, impulsado por su pasión y dedicación, en lugar de un afán de notoriedad. 
- Keanu Reeves: Aunque es una estrella de cine, Reeves es conocido por su humildad y actitud discreta. Mantiene una vida privada reservada y no se deja llevar por la fama, eligiendo proyectos que le apasionan y apoyando causas sin buscar atención. 
- Mary Barra: La CEO de General Motors ha liderado una transformación importante en la industria automotriz, enfocada en la electrificación y la innovación, con un estilo reservado y profesional, demostrando que el liderazgo puede ser efectivo sin alardes. 

Estas personalidades son ejemplos de cómo la ambición no siempre necesita ruido o competencia abierta; puede lograrse con un enfoque de resiliencia y compromiso con el trabajo silencioso y persistente. Demuestran que se puede alcanzar el éxito de manera profunda y duradera sin necesidad de buscar la fama, el poder visible o la admiración constante.

Joe Biden, un modelo de octogenario en plenitud

Este post analiza la edad (tanto de Biden como de Trump), no en sus opciones políticas

El presidente Joe Biden nació el 20 de noviembre de 1942. Los expertos dicen que la edad cronológica no es más que un número. El New York Times habló a finales de 2022 con diez expertos en envejecimiento para describir cómo podrían ser los próximos seis años para una persona de la edad del presidente. Aseguran que los antecedentes y el estilo de vida del presidente Biden favorecen un envejecimiento saludable.

El presidente Biden reconoció que es una “pregunta legítima preguntarle a cualquier persona mayor de 70 u 80 años si es apto o no” para servir en la Casa Blanca. Para aquellos que cuestionan su condición física, tiene una respuesta común: "Mírenme". Biden tendría 86 años al final de un segundo mandato en 2028, si se postula y ganase este año 2024. Un dato que sus críticos han aprovechado y que hace dudar incluso a algunos demócratas. 

Si bien el riesgo de enfermedades potencialmente mortales, demencia y muerte aumenta más rápidamente con cada década que pasa en la vida de una persona, los expertos en geriatría dicen que las personas de 80 años que son activas, comprometidas y tienen un sentido de propósito pueden seguir siendo productivas y saludables. y que la sabiduría y la experiencia son factores importantes a considerar. 

Joe Biden, coincidieron estos expertos, tiene mucho a su favor: tiene un alto nivel educativo, tiene mucha interacción social, un trabajo estimulante que requiere mucha reflexión, está casado y tiene una sólida red familiar, todos factores que, según los estudios, protegen contra la demencia y favorecen un envejecimiento saludable. No fuma ni bebe alcohol y, según la Casa Blanca, hace ejercicio cinco veces por semana. Además cuenta con una atención médica de primer nivel. 

Su origen racial es otro factor. La esperanza de vida del hombre blanco promedio de 80 años es de otros ocho años, dijo el Dr. John Rowe, profesor de políticas de salud y envejecimiento en la Universidad de Columbia. "Y ese es el promedio", dijo el Dr. Rowe. “Muchas de esas personas de 80 años ya están enfermas; ya están en el asilo de ancianos”. 

Los científicos que estudian el envejecimiento enfatizan que la edad cronológica no es lo mismo que la edad biológica y que las dos a menudo divergen a medida que las personas envejecen. Es cierto que las personas mayores tienden a decaer físicamente, y el cerebro también sufre cambios. Pero en las personas activas, dicen los expertos, el cerebro continúa evolucionando y algunas funciones cerebrales pueden incluso mejorar , un fenómeno que los expertos llaman "neuroplasticidad cerebral del envejecimiento". 

"La idea de que la vejez se asocia únicamente con deterioros no es cierta", afirmó el Dr. Dilip Jeste, psiquiatra que ha estudiado el envejecimiento en la Universidad de California, San Diego. “Hay estudios realizados en todo el mundo que muestran que en las personas que se mantienen activas física, social, mental y cognitivamente hay una mayor conectividad entre redes específicas, e incluso se pueden formar nuevas neuronas y sinapsis en regiones cerebrales seleccionadas con la edad". 

Nadie puede predecir cómo le irá a un solo individuo. El informe médico que la Casa Blanca publicó el año 2021 fue un resumen de los hallazgos del médico personal del presidente, el Dr. Kevin C. O'Connor, quien lo proclamó como un "hombre sano y vigoroso de 78 años". El Dr. O'Connor informó que el presidente toma medicamentos recetados para controlar el colesterol y la fibrilación auricular (un latido cardíaco irregular). También notó dos cambios específicos en la salud del Presidente Biden: Había experimentado “una frecuencia y gravedad cada vez mayores de 'aclaramiento de garganta'” mientras hablaba, probablemente debido al reflujo ácido, y tenía cierta rigidez en su forma de andar. 

Ambos cambios son comunes en las personas mayores, afirmó el Dr. Dan Blazer, profesor emérito y epidemiólogo psiquiátrico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke. Lo mismo, dijo, se aplica a los tropiezos verbales de Biden, incluida la vez que buscó entre la audiencia a una congresista, aparentemente olvidando que ella había muerto el mes anterior. "El deslizamiento de la memoria es algo habitual, pero no es un déficit real", dijo el Dr. Blazer, quien dirigió un comité de expertos que examinó el "envejecimiento cognitivo" para la Academia Nacional de Ciencias en 2015. Describió ese deslizamiento así manera: "Olvidan, recuerdan que han olvidado y eventualmente recuerdan lo que han olvidado". 

Una vez que las personas llegan a los 65 años, el riesgo de demencia se duplica cada cinco años, dijo la Dra. Gill Livingston, psiquiatra del University College de Londres, quien dirigió una comisión sobre demencia en 2020 convocada por The Lancet, una revista médica. En general, dijo, en países de altos ingresos como Estados Unidos, diversas formas de demencia afectarán al 10% de las personas de 80 a 84 años y al 20% de las de 85 a 89 años. 

A medida que la cohorte del Baby Boom envejece, el número de octogenarios crece hasta convertirse en lo que los expertos han llamado un “tsunami de plata”. En el perfil de estadounidenses mayores de 2020, el Departamento federal de Salud y Servicios Humanos informó que se proyectaba que la población de 85 años o más aumentaría a más del doble, de 6,6 millones en 2019 a 14,4 millones en 2040. 

No faltan octogenarios en la vida pública. La jueza Ruth Bader Ginsburg (posts) fue tratada por cáncer de colon cuando tenía 60 años y sirvió en la Corte Suprema hasta que murió a los 87 años, por complicaciones del cáncer de páncreas. Siete senadores estadounidenses tienen más de 80 años (incluido Bernie Sanders, de Vermont, que buscó la nominación demócrata a la presidencia en 2016 y 2020, y Mitch McConnell, de Kentucky, el líder republicano), y basta mirar a la cámara para ver la variabilidad en cómo la gente envejece. El senador Charles E. Grassley, republicano de Iowa, acaba de ganar la reelección con 89 años: Tendrá 95 años si termina su mandato. A Grassley le gusta tuitear videos de sus carreras matutinas y, a veces, hace flexiones en eventos públicos de campaña. 

“Las personas de 80 años suelen experimentar declives; no deberíamos ser ingenuos al respecto”, dijo Lisa Berkman, profesora de políticas públicas en la Escuela de Salud Pública de Harvard que estudia la salud y el envejecimiento. “Y al mismo tiempo, hay mucha variabilidad. Las personas a las que les va bien y se encuentran en el nivel más alto de funcionamiento tienen posibilidades de continuar otros 10 años, de tener un desempeño realmente bueno durante este tiempo y hacer contribuciones muy importantes”. 

La Casa Blanca dice que Biden mantiene un ritmo ajetreado, destacando sus recientes viajes internacionales, pero los críticos están preocupados por el ritmo del trabajo. Andrew Bates, subsecretarito de prensa, citó los logros legislativos de Biden y el resultado de mitad de período mejor de lo esperado. También abordó el tema de la experiencia: “Como ha dicho Joe Biden desde antes de convertirse en el presidente con más experiencia en la historia de Estados Unidos”. 

Si bien los expertos se muestran reacios a diagnosticar a Biden desde lejos (y no hay forma de predecir el futuro), quienes han revisado los registros médicos disponibles de la Casa Blanca dijeron que hasta ahora parece estar envejeciendo de manera saludable. Jay Olshansky, epidemiólogo de la Universidad de Illinois en Chicago, nombra tanto a Biden como al expresidente Donald J. Trump, cuatro años menor por haber nacido en 1946, como personas que probablemente encajan en el perfil de los “superenvejecidos”, un “subgrupo de personas que mantienen su salud mental”, con un buen funcionamiento físico y que tienden a vivir más que la persona promedio de su edad. 

El Dr. Jay Olshansky también dice que es un error pensar que ser presidente envejece a una persona; de hecho, los expresidentes tienden a vivir más, como lo demostró un análisis que publicó en 2011. El ex presidente Jimmy Carter, que ha estado activo hasta bien entrados los 90 años y ha cumplido 99 años en octubre de 2023. El presidente George H.W. Bush tenía 94 años cuando murió en 2018. 

En cuanto a si la edad debería importar en cualquier elección, el Dr. Nir Barzilai, que dirige un estudio sobre centenarios y dirige el Instituto para la Investigación del Envejecimiento de la Facultad de Medicina Albert Einstein, lo expresó simplemente: “La edad”, dijo, “no es algo que deba considerarse por sí solo”. Esto es algo que rige para todos los mortales: Aprendamos a distinguir este edad cronológica (una simple resta entre el año actual y el de nacimiento) y la edad biológica.
Tras las dudas por el informe del fiscal especial Robert Hur, nos parece esclarecedor este artículo de Charan Ranganath en el New York Times, "Soy neurocientífico y estamos pensando en la edad de Biden de manera errónea", publicado el 14 de febrero de 2024.