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Irène Némirovsky: la voz trágicamente silenciada del siglo XX

Hoy hemos releído David Golder de Irène Némirovsky, una novela de codicia, fragilidad y redención en la Europa del derrumbe. Publicada en 1929, David Golder es la primera novela de éxito de Irène Némirovsky, y una obra breve pero profundamente incisiva que retrata la decadencia moral de un magnate financiero judío en el París de entreguerras.

David Golder es un empresario despiadado, millonario, solitario, y enfermo del corazón. Vive rodeado de lujo, pero atrapado en una red de relaciones vacías: una esposa frívola y ambiciosa, una hija caprichosa y cruel, y un mundo de apariencias donde el afecto está siempre subordinado al interés económico.

La novela con el apellido epónimo Golder es a la vez una crítica feroz del capitalismo, un retrato implacable de la hipocresía social y un drama íntimo sobre la soledad y la necesidad de redención. Golder, que ha pasado su vida acumulando riqueza, comienza a cuestionarse el sentido de su existencia cuando la muerte le pisa los talones. La historia avanza hacia un final devastador, tan humano como trágico. Se preguntaba: ¿Qué había hecho con su vida? Ganar dinero. Solo eso. ¿Y para qué?”.

Irène Némirovsky nació en Kiev en 1903, en el seno de una familia judía acomodada. Su infancia transcurrió entre Rusia y Francia, adonde se exilió con su familia tras la Revolución Rusa. Pronto se integró en los círculos intelectuales de París y empezó a publicar en francés con gran éxito en revistas y editoriales.

Su obra se caracteriza por una mirada lúcida y crítica sobre la burguesía, el antisemitismo, y la fragilidad de las relaciones humanas. Dominaba a la perfección el francés, y su estilo recuerda a autores como Maupassant o Tolstói. Además del francés, Irène Némirovsky aprendió inglés, polaco, ruso, euskera (véase sus etapas en el País Vasco francés), yiddish y finés.

Durante la ocupación nazi de Francia, a pesar de su conversión al catolicismo, fue arrestada por su origen judío. Murió en Auschwitz en 1942, a los 39 años. Su marido fue deportado poco después y también asesinado.

Décadas más tarde, el redescubrimiento póstumo de su obra Suite française en 2004 la consagró como una de las grandes voces literarias del siglo XX. Escribir es una manera de no morir del todo”, dejó escrito en su diario.

Algunas de las citas de esta obra sobre codicia y vacío: una joya olvidada de la literatura francesa moderna: 

- “Las personas no aman. Necesitan. Es diferente.”

- “Una hija no es un ser humano, es una deuda sin fin.”

- “Todo lo que había conquistado, lo había hecho solo. Y ahora, también solo, lo iba a perder.”

Audiolibros de "David Golder" y de "El malentendido".

Las seis principales alegrías de la vida según aparecen

Las fuentes de felicidad de una vida son tan sencillas que parecen invisibles. Quien sabe verlas, es ya un sabio. Como escribió Cesare Pavese: No se recuerdan los días, se recuerdan los momentos.” «La felicidad no brota de grandes cosas, sino de pequeñas cosas buenas que ocurren todos los días.» — Hermann Hesse.

Las seis principales alegrías de la vida, según una perspectiva cronológica y humanista, podrían ser las siguientes —una síntesis poética de lo que muchas culturas, literaturas y biografías celebran como los grandes gozos del ser humano a lo largo de su vida—:

1. El descubrimiento del mundo (la infancia). La alegría pura de jugar, de asombrarse con lo cotidiano, de preguntar sin miedo. "La infancia es el corazón de todas las edades." — Georges Bernanos.

2. La amistad verdadera (la juventud). El placer de los lazos escogidos, de las risas compartidas, de los secretos confiados bajo estrellas. "Un amigo es uno que lo sabe todo de ti y a pesar de ello te quiere." — Elbert Hubbard.

3. El amor y el deseo (la madurez temprana). El vértigo de enamorarse, la construcción de una vida compartida, la pasión y el proyecto común. El enamoramiento abre puertas a emociones intensas y descubrimiento de uno mismo a través del otro. Experimentar vínculos románticos y la independencia refuerza la autoestima y el deseo de conexión profunda. "Amar no es mirarse el uno al otro, es mirar juntos en la misma dirección." — Antoine de Saint-Exupéry.

4. La creación y la paternidad/maternidad (edad adulta). La alegría profunda de dar vida: a una criatura, a una obra, a un legado. De cuidar y ver crecer. "Tener un hijo es aceptar que tu corazón camine fuera de tu cuerpo." — Anónimo.

5. La realización interior (madurez). El placer de saberse útil, de cultivar pasiones, de comprender que la vida tiene sentido en el hacer con conciencia. "La verdadera felicidad está en el trabajo bien hecho." — Marie Curie.

6. La contemplación serena (vejez). El gozo de mirar atrás con gratitud, de vivir el presente con calma, de disfrutar a los nietos, los libros, la luz y las conversaciones lentas. "La vejez comienza cuando el recuerdo es más fuerte que la esperanza." — Proverbio francés. Y sin embargo, ¡qué dulce es ese recuerdo cuando ha sido plena la vida!

Estas seis categorías, quizá podríamos agruparlas en dos grupos de felicidad:

- Las alegrías de la A: Aprendizaje, Amistad, Amor y Arte

Aprender, preguntarse, leer, escribir. En cada libro, en cada conversación iluminada, florece una vida más amplia. «El conocimiento es la única riqueza que no se pierde.» — Ali ibn Abi Talib. Hay un gozo secreto en entender algo nuevo, en vincular ideas como quien enlaza versos en un poema.

La amistad verdadera es una segunda patria. «Amistad es igualdad.» — Aristóteles. Nada da más sentido que un corazón que late con otro, sin cálculos ni fronteras.

Amar es un arte y un riesgo, pero su recompensa es incomparable. El amor no sólo en el fulgor juvenil, sino en su forma madura: complicidad, cuidado, compañía. Caminar juntos durante décadas, compartir silencios sin incomodidad.

Apreciar el arte. «He descubierto que si uno mira con atención, siempre encuentra belleza.» — Vincent van Gogh. Quien aprende a contemplar, nunca está solo ni aburrido. Escribir, pintar, enseñar, construir, cocinar: crear es dar testimonio de la vida. «La creatividad requiere tener el valor de desprenderse de las certezas.» — Erich Fromm. En toda obra hay un pequeño desafío a la muerte.

Las alegrías del cuadrado: Familia, Trabajo, Legado y Gratitud

La alegría de la familia. Pocos momentos marcan tanto como sostener por primera vez a un hijo o a un nieto. Es un instante sagrado en que el tiempo se abre al futuro. «Cada niño que nace nos dice que Dios aún espera del hombre.» — Rabindranath Tagore. El llanto del recién nacido, la primera sonrisa de un nieto, esas celebraciones íntimas son anclas de sentido que justifican toda una existencia.

La alegría del trabajo. El orgullo de la obra bien hecha, sea un libro, un jardín, una empresa, o la crianza de los hijos. «El placer en el trabajo pone perfección en la obra.» — Aristóteles. 

La alegría del legado y la trascendencia. Dejar algo detrás: valores, amor, historias. Contar a los nietos cómo era el mundo antes. «Vivir en los corazones que dejamos atrás no es morir.» — Thomas Campbell. Ver a los hijos formar sus propias familias, sentirse parte de algo más grande y más duradero.

La alegría de la gratitud. Agradecer es un acto filosófico: reconocer que nada nos era debido. La vida enseña a saludar cada día con asombro renovado. «La gratitud es la memoria del corazón.» — Lao Tsé. Vivir con gratitud transforma la escasez en abundancia. Aprender a dar gracias por el simple hecho de estar vivo. «La gratitud no es sólo la mayor de las virtudes, sino la madre de todas las demás.» — Cicerón.

Las grandes alegrías están al alcance de todos, pero requieren atención, gratitud y amor para ser reconocidas. Hay en la vida alegrías profundas que no hacen ruido, pero iluminan la existencia como un faro en la niebla. El instante de contemplación: la lluvia en el cristal, el crepitar del fuego, el verso subrayado en un libro.

Con los dos nietos pequeños

Plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro

José Martí (1853-1895) sentenció que “hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro”. Martí fue un político y escritor que se convirtió en el gran héroe nacional cubano. Esta cita condensa en tres actos aparentemente simples un ideal de realización personal y trascendencia. Vamos a desarrollar la profundidad de cada elemento:

Plantar un árbol representa el vínculo con la tierra y el futuro. Es un acto de esperanza: el árbol que se planta hoy probablemente dará sombra o frutos a otras personas en el mañana (en la imagen un roble recién plantado). También simboliza:

- Cuidado y paciencia: El árbol no crece de inmediato, necesita tiempo, atención y condiciones favorables, como nuestras metas o relaciones.

- Conexión con la naturaleza: Nos recuerda que somos parte de un ecosistema y que nuestras acciones tienen consecuencias en el entorno.

- Legado silencioso: Un árbol puede durar generaciones. Plantarlo es una forma de dejar algo que continúe viviendo más allá de nosotros.

Tener un hijo se refiere, más que a la reproducción biológica, a la creación y transmisión de vida, valores y cultura. Simboliza:

- Continuidad de la especie y del linaje humano.

- Responsabilidad profunda: Criar a un hijo implica compromiso, educación y amor.

- Inmortalidad simbólica: A través de los hijos, una parte de nosotros (genes, ideas, enseñanzas) sigue adelante.

- Creación de futuro: Aportamos al mundo no solo una vida nueva, sino potencialmente una mejor sociedad si educamos bien

Escribir un libro representa la expresión del pensamiento, la creatividad y la trascendencia intelectual. No necesariamente se refiere a una obra literaria formal, sino a dejar huella con nuestras ideas, experiencias o conocimientos. Simboliza:

- Construcción de identidad: Al escribir, reflexionamos sobre quiénes somos.

- Comunicación con el mundo: El libro es una forma de diálogo entre autor y lector, incluso a través del tiempo. 

- Permanencia en la memoria colectiva: Las palabras pueden sobrevivirnos, influyendo a otros mucho después de nuestra partida.

La conexión de los tres actos. El legado de los tres gestos —plantar, procrear y escribir— son formas distintas de trascendencia, tanto en lo físico como en lo simbólico. Mientras el árbol se relaciona con la naturaleza, el hijo con la continuidad biológica y afectiva, y el libro con la mente y la cultura, los tres comparten una raíz: el deseo humano de perdurar, de contribuir, de dejar huella.

Juntos, proponen una vida equilibrada entre lo natural, lo humano y lo intelectual. Invitan a vivir con sentido, responsabilidad y propósito. 

Hoy en día la cita clásica se transforma en "cuidar un cactus, atender a un sobrino y escribir en Instagram", pero prefiero "plantar árboles, tener hijos y nietos y escribir libros".

La tía Tula que lo sacrificó todo por sus sobrinos

Si no recuerdo mal, y ahora lo he confirmado, La tía Tula fue el primer volumen de aquella mítica colección entre 1969 y 1971 de la Biblioteca Básica Salvat de Libros RTV. Marcó una época lectora de quienes coleccionamos, leímos y devoramos aquellas cien obras bien elegidas y a un precio muy asequible. 

La tía Tula es una novela escrita por Miguel de Unamuno y publicada en 1921. La obra gira en torno a Gertrudis, más conocida como Tula, una mujer fuerte, religiosa y con firmes principios morales, que asume el papel de madre sin haber sido esposa ni madre biológica.

La tía Tula vive con su hermana Rosa y el esposo de esta, Ramiro. Cuando Rosa muere, Tula decide no casarse con Ramiro, aunque él se lo propone, sino quedarse en la casa para cuidar a los hijos de su hermana como si fueran suyos. Posteriormente, Ramiro se casa con una joven llamada Manuela, con la que también tiene hijos. Al morir Manuela y luego Ramiro, Tula queda a cargo de todos los niños.

La novela La tía Tula plantea temas como: El papel de la mujer en la familia y la sociedad. La maternidad espiritual frente a la biológica. La represión de los deseos personales por convicciones morales o religiosas. El conflicto entre la razón, la fe y el instinto.

La tía Tula representa un modelo femenino contradictorio: fuerte, dominante y maternal, pero a la vez limitada por sus creencias y el contexto social.

Miguel de Unamuno y Jugo (véase en otros posts) nació el 29 de septiembre de 1864, en la calle Ronde de Bilbao. Falleció el 31 de diciembre de 1936, Salamanca. Fue un escritor, filósofo y ensayista vasco, una de las figuras clave de la Generación del 98. Sus obras abarcan novela, teatro, poesía y ensayo, con un fuerte contenido filosófico. Sus preocupaciones principales giraban en torno al sentido de la vida, la fe, la duda, el alma humana y el conflicto entre razón y religión.

Algunas de sus obras más destacadas son: Niebla (1914), San Manuel Bueno, mártir (1931) y Del sentimiento trágico de la vida (1913). Unamuno fue también rector de la Universidad de Salamanca y tuvo una vida marcada por la tensión política y social en España. Fue destituido y exiliado por su oposición a la dictadura de Primo de Rivera, y más tarde, en los años de la Guerra Civil, también tuvo enfrentamientos con el régimen franquista. 

La tía Tula es el símbolo de una maternidad ética, no biológica, un caso de maternidad sin matrimonio. Retrata un modelo femenino que desafió su época… y la nuestra. La mujer como conciencia moral: análisis del poder de Tula en aquel hogar, con silencios que educan y pasiones que callan. Tula es la fuerza de no elegir, o vivir para los otros y morir para sí.

Las pequeñas virtudes arruinan las grandes, de Natalia Ginzburg

"Las pequeñas virtudes" (leer en PDF) es una obra escrita por la autora italiana Natalia Ginzburg, publicada por primera vez en 1962. Se trata de un conjunto de ensayos autobiográficos y reflexivos, escritos entre 1944 y 1960, en los que Ginzburg combina experiencias personales con observaciones sobre la vida, el amor, la educación y la sociedad.

El libro está compuesto por once ensayos, cada uno independiente pero unidos por un tono íntimo, sobrio y a la vez profundamente humano. Ginzburg explora temas cotidianos, pero con una mirada que revela aspectos universales de la experiencia humana.

Entre los ensayos más destacados están:

- "El zapato roto": Reflexión sobre la pobreza y la dignidad, a través de imágenes de la posguerra.
- "Retrato de un amigo": Homenaje al escritor Cesare Pavese, con quien tuvo una estrecha amistad. 
"Las pequeñas virtudes" (último ensayo que da nombre al libro): Una crítica a la educación que enfatiza virtudes "menores" (como la prudencia, la obediencia, el ahorro), en lugar de fomentar las grandes virtudes como la generosidad, el coraje o la pasión por la verdad.

En este ensayo central, Natalia Ginzburg sostiene que educar solo en "pequeñas virtudes" forma personas temerosas y conformistas, mientras que las "grandes virtudes" permiten vivir con más plenitud y sentido ético.

Natalia Ginzburg (1916–1991) fue una escritora, ensayista y política italiana. Su obra abarca desde la novela hasta el ensayo, con un estilo sobrio, directo y lleno de humanidad. Fue miembro activa de la resistencia antifascista y vivió de cerca la persecución política (su esposo, Leone Ginzburg, fue asesinado por los nazis).

Su literatura destaca por su mirada lúcida sobre las relaciones humanas, el dolor, la memoria y los vínculos familiares. "Las pequeñas virtudes" es una de sus obras más conocidas y representa bien su capacidad de abordar lo íntimo desde una perspectiva social y ética.

Natalia Ginzburg (1916–1991) fue una escritora, ensayista y política italiana. Su obra abarca desde la novela hasta el ensayo, con un estilo sobrio, directo y lleno de humanidad. Fue miembro activa de la resistencia antifascista y vivió de cerca la persecución política (su esposo, Leone Ginzburg, fue asesinado por los nazis).

Su literatura destaca por su mirada lúcida sobre las relaciones humanas, el dolor, la memoria y los vínculos familiares. "Las pequeñas virtudes" es una de sus obras más conocidas y representa bien su capacidad de abordar lo íntimo desde una perspectiva social y ética.

Rogamos la lectura completa, pero destacamos algunas de sus mejores citas:

-"Las pequeñas virtudes no deben enseñarse, sino que deben derivarse de las grandes. Enseñar las pequeñas virtudes significa hacer del cálculo la base de la vida. Debemos enseñarles el amor por la vida, no el temor al dolor."

- "No debemos enseñar a nuestros hijos el ahorro, sino la generosidad. Debemos enseñarles el valor, no la prudencia. Es mejor enseñar a los hijos a no tener miedo del fracaso, a no avergonzarse del fracaso."  

"Los padres no debemos mirar a nuestros hijos como algo que nos pertenece. Somos los padres quienes pertenecemos para siempre a los hijos."

- "Los niños se educan observando, no oyendo nuestras palabras. La costumbre de la generosidad, del abandono, de no calcular, no se enseña, se vive. Queremos que nuestros hijos estén preparados para la vida, pero no hay preparación posible fuera del vivir mismo.

Las Pequeñas Virtudes Natalia Ginzburg by Cristobal Florenzano

La partida del Papa Francisco nos deja huérfanos de esperanza

El fallecimiento del Papa Francisco hoy, 21 de abril de 2025, ha dejado un profundo sentimiento de orfandad en millones de fieles alrededor del mundo. Para millones de creyentes y no creyentes, su legado como el "papa del cambio", su cercanía con los más necesitados y su compromiso con una Iglesia más humilde y abierta han marcado una etapa transformadora en la historia del catolicismo.

En este momento de duelo, la comunidad católica y el mundo entero se unen para rendir homenaje a un líder espiritual que dedicó su vida al servicio de los demás. La tristeza embarga al mundo entero por la partida de Jorge Mario Bergoglio, Su Santidad el Papa Francisco, quien falleció esta mañana a los 88 años. Nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, Bergoglio dedicó toda su vida al servicio de Dios y de los más necesitados. Primero jesuita, luego arzobispo de su ciudad natal y cardenal, fue elegido el 13 de marzo de 2013 como sucesor de San Pedro, convirtiéndose en el primer Pontífice latinoamericano y el primer jesuita en ocupar la Sede de Roma.

Durante sus casi doce años de pontificado, el Papa Francisco fue un líder valiente, que supo mantener la unidad ecuménica pero abriendo caminos, rompiendo moldes, acogiendo causas y despertando fe, esperanza y solidaridad. Con gesto sencillo y corazón abierto, quiso acercar la Iglesia a los descartados: refugiados, enfermos, migrantes, ancianos y jóvenes sin voz. Sus documentos magisteriales –Evangelii Gaudium, Laudato Si’, Amoris Laetitia– marcaron un antes y un después en la reflexión sobre la justicia social, el cuidado de la creación y la humanidad del amor familiar.

Francisco llevó su mensaje de misericordia y diálogo a los cinco continentes. Sus viajes –a Lampedusa, a Tierra Santa, a Centroamérica, a Sudamérica– fueron estaciones de un peregrinaje global en busca de la paz. Fue pontífice de los humildes, con el Vaticano como casa de todos y no privilegio de unos pocos. Dispuesto siempre a pedir perdón incluso por los errores de la propia Iglesia, dejó sembrado un legado de escucha y conversión.

Su partida deja un vacío inmenso. Nos sentimos huérfanos de su voz pausada, de su sonrisa franca, de su abrazo de padre que lo mismo perdonaba al pecador que alentaba al desanimado. Nunca antes la palabra “orfandad” había resonado con tanta fuerza en tantos corazones: “Hijos míos, no os dejéis robar la esperanza”, solía decir, y ahora, en el silencio que deja tras de sí, nos toca a nosotros sostener esa esperanza que él nos regaló.

En este momento de duelo, la Iglesia, guiada ya por su sucesor, rinde homenaje a un pastor que hizo de la ternura su fuerza, de la humildad su estandarte y del servicio su gloria. Que su memoria inspire nuestras obras y que su espíritu de reconciliación y compasión continúe transformando el mundo.

Descansa en paz, Papa Francisco. Tu misión terrena ha concluido, pero tu voz seguirá resonando en cada gesto de amor que florezca en el corazón de la humanidad. Ojalá tu sucesor prosiga la labor que iniciaste por la paz y la humanidad, que tan necesarias vemos cada día.  

Festejando los 72 años: la vida y la aventura continúan

Foto de hace años, siempre con nietos y mirando al futuro
Gracias a quienes habéis recordado este 72º cumpleaños,...

Sólo los niños y los locos celebran que cumplen años. Pero, al llegar a esta edad, hay que ser agradecido y optimista. Porque ya se sabe, como apuntó Wilson Mizner, que los primeros 100 años son los más duros. Pero también es cierto que hemos llegado a una edad en la que vas comprendiendo que te estás haciendo viejo, porque cuando las velas cuestan más que la tarta. Pase lo que pase, aún creemos fervientemente que lo mejor está por venir.

Cuanto más enaltezcamos y festejemos la vida, más encontraremos en ella motivos para celebrar y agradecer. Por tanto, las felicitaciones de tu pareja, de nietos, hijos, parientes, amistades y colegas son claves. No importa tanto si el mensaje o el abrazo llegó a primera o última hora, o incluso después o antes. Lo que se valora es que recuerden la fecha o, que en cualquier momento, te hagan llegar su aprecio.

El mejor regalo que puedes darle a alguien es tu tiempo, porque cuando le das tu tiempo le das una porción de tu vida que nunca volverá. El contacto humano, el mensaje que por tantas vías acaba llegando, mejor en vídeo o con voz, ese es el regalo perfecto que necesitamos en esos hitos que marcan la trayectoria de nuestra vida. Todo ello sin menospreciar, en absoluto, otros excelentes regalos, materiales o más etéreos, como un recuerdo compartido, unas palabras acertadas,...

Siempre lo óptimo es tiempo y atención: El mejor regalo es simplemente estar presente. Una llamada telefónica sentida, una visita o una tarde compartida pueden ser invaluables. Ya lo hemos dicho y escrito aquí desde hace décadas: Hay muchos tipos de regalos: los mejores vienen en forma de personas. 
Los nietos no sabrán, hasta llegar a abuelos, cuánto nos gustan sus obras.
 

Los hombres verdaderos: explorando la cosmovisión tojolabal

Los hombres verdaderos es una obra que recoge más de veinte años de convivencia del autor con el pueblo maya tojolabal de Chiapas, México. A través de su lengua y cosmovisión, Carlos Lenkersdorf presenta una perspectiva diferente de la realidad que cuestiona la civilización occidental. 

El libro se basa en la estructura lingüística y semántica del tojolabal para revelar una visión del mundo donde todos los seres, humanos y no humanos, son considerados sujetos vivos, promoviendo una relación de igualdad y respeto con la naturaleza. 

Carlos Lenkersdorf (1926-2010) fue un filósofo, lingüista y teólogo nacido en Berlín, Alemania. Creció durante el régimen nazi y, tras la Segunda Guerra Mundial, estudió música y teología en la Universidad Philipps de Marburgo. En 1957, emigró a México, donde realizó estudios de licenciatura y doctorado en filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). 

En 1973, junto con su esposa Gudrun, se trasladó a las comunidades tojolabales de Chiapas, viviendo allí durante dos décadas. Esta experiencia transformó su pensamiento y le permitió cuestionar las visiones eurocéntricas predominantes. A su regreso a la Ciudad de México en 1994, se integró como investigador en el Centro de Estudios Mayas del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, donde impartió cursos sobre lengua y cultura tojolabal hasta poco antes de su fallecimiento en 2010. 

Cuando entraron al mundo maya, a una comunidad tojolabal, se presentaron diciendo: 

-Venimos a aprender. Los indígenas callaron. Al rato, alguno explicó el silencio: 

- Es la primera vez que alguien nos dice eso. 

Es la hora de reivindicar el pacifismo con todas las voces

Vivimos en marzo de 2025, una época de rearme y gastos en "defensa". Es el momento idóneo de recordar la opción de la paz (500 posts). Como progenitores neguémonos a que nuestros hijos y nietos sean convertidos en carne de cañón. Y esta canción lo proclama: "No, no voy a entregar a mis hijos. / ... Y yo preferiré huirme con ellos / Que hacerlos tus siervos / Prefiero mudarme al extranjero con ellos. /En la pobreza y como ladrones en la noche / Sólo tenemos esta corta vida. / Te lo juro y te lo digo directamente a la cara: / "No te los daré por tu locura"

Nein, meine Söhne geb' ich nicht ("No, no entregaré a mis hijos") es una canción pacifista del cantautor alemán Reinhard Mey de 1986. Lanzó la canción en su álbum en solitario Alleingang y como sencillo y la interpretó varias veces para álbumes en directo en los años siguientes. La canción trata el tema de la objeción de conciencia y también de la huida de la guerra. 

En 2020, Reinhard Mey y varios otros músicos lanzaron una nueva versión de la canción para apoyar el trabajo de la organización Friedensdorf International, que cuida de niños enfermos y heridos de zonas de guerra. Esta reinterpretación subraya la atemporalidad de la canción y su capacidad para resonar en diferentes épocas, reafirmando su llamado contra la guerra y en favor de la paz.

Todos los artistas involucrados participaron de manera altruista, renunciando a cualquier remuneración, y el proyecto buscó resaltar la vigencia del mensaje pacifista de la canción en el contexto contemporáneo. 

A diferencia de algunos de sus colegas contemporáneos, Reinhard Mey no estuvo activamente involucrado en movimientos políticos, pero su obra incluye canciones con mensajes pacifistas y críticas sociales. Este tema se destaca por su enfoque personal y emocional, abordando la objeción de conciencia y la resistencia a la guerra desde la perspectiva de un padre. 

La canción es una balada que refleja la perspectiva de un padre que se opone firmemente a enviar a sus hijos a la guerra. A lo largo de seis estrofas, cada una culminando con la frase "Nein, meine Söhne geb' ich nicht", el narrador describe cómo ha criado y protegido a sus hijos, inculcándoles respeto por la vida. Expresa su determinación de que no porten armas ni participen en conflictos bélicos, prefiriendo huir con ellos antes que permitir que sean utilizados como instrumentos de guerra.