Los Spin Doctors, aparte del grupo musical homónimo de rock, son expertos en comunicación política y relaciones públicas que se encargan de influir en la percepción pública de los acontecimientos, políticos o políticas. Su objetivo es “darle un giro” (spin) a una noticia o situación para que sea interpretada de la manera más favorable para la persona, organización o gobierno al que representan. Trabajan en la construcción de narrativas estratégicas, controlando la agenda mediática, y muchas veces intervienen para minimizar daños en situaciones de crisis o para maximizar los beneficios de logros políticos.
En la política española más reciente, los "Spin Doctors" son figuras clave que influyen en la percepción pública y gestionan la imagen de los políticos. Algunos de los más destacados incluyen a Iván Redondo (varios posts) y Miguel Ángel Rodríguez. Iván Redondo fue asesor, entre otros, de Pedro Sánchez y es conocido por sus tácticas atrevidas y su habilidad para construir narrativas convincentes. Por otro lado, Miguel Ángel Rodríguez ha trabajado con Isabel Díaz Ayuso y José María Aznar, y es famoso por sus frases fulminantes y su capacidad para dar la vuelta a situaciones adversas.
Estos profesionales son expertos en crear y mantener un perfil positivo en los medios de comunicación, utilizando datos y estadísticas para respaldar sus argumentos y gestionar la imagen pública de sus clientes. Su papel es fundamental en la comunicación política y en la construcción de relatos alternativos que favorezcan a sus clientes.
• Gran habilidad para manipular o “girar” las historias mediáticas.
• Un sentido agudo de la psicología de masas.
• Capacidad para moverse rápidamente en momentos de crisis y “limpiar” la imagen pública.
• Estrategia a largo plazo para construir una narrativa o imagen pública favorable.
Los Spin Doctors son una parte esencial de la política moderna, ya que controlan cómo se percibe la realidad política por parte del público. Las funciones principales de los Spin Doctors son:
1. Control de la narrativa: Influyen en cómo se presenta la información, usando un lenguaje específico que favorezca a su cliente.
2. Gestión de crisis: Cuando hay escándalos o controversias, los spin doctors trabajan para desviar la atención o minimizar el impacto negativo.
3. Relaciones con los medios: Cultivan relaciones con periodistas y medios de comunicación para asegurar una cobertura favorable o minimizar la cobertura negativa.
4. Manipulación de la opinión pública: Utilizan encuestas, redes sociales y otros mecanismos para moldear la percepción de las masas.
Entre otras técnicas, son habituales las siguiente:
Big Lie. Una técnica de propaganda que consiste en difundir una gran mentira—una falsedad tan descarada y repetida con tanta convicción que la gente acaba aceptándola como verdad. Este enfoque se basa en la creencia de que cuanto más grande y audaz es la mentira, más difícil es para las personas cuestionarla o pensar que alguien podría inventarla.
Presentación selectiva de hechos y frases que apoyan la posición de una persona (cherry picking).
Non-denial denial (negar sin negar). Táctica de comunicación en la que alguien responde a una acusación sin negarla explícitamente, usando una declaración ambigua o evasiva que suena como una negación sin serlo. Este recurso es común en política y relaciones públicas para evitar confirmar o desmentir directamente una afirmación.
Non-apology apology es una disculpa que suena como tal pero en realidad evita asumir responsabilidad o expresar verdadero arrepentimiento. Generalmente incluye frases como “siento que te hayas sentido así” en lugar de reconocer una falta, y es común en contextos políticos o públicos para suavizar situaciones sin admitir culpa. Ejemplo: La expresión "se cometieron errores".
Encuadre (ciencias sociales). Elencuadre (o framing) es la manera en que se presenta o interpreta una información, lo cual influye en cómo las personas la perciben y responden a ella. Al resaltar ciertos aspectos y omitir otros, el encuadre puede moldear opiniones y actitudes sobre temas específicos, como en noticias o debates políticos.
Enterrar las malas noticias: anunciando algo popular y bueno a la vez que varias noticias negativas, esperando que los media se enfoquen en lo más popular y dejen lo que menos conviene de lado. Un ejemplo de técnica de spin se dio en Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001, durante elatentado contra las Torres Gemelas, cuando Jo Moore, jefe de prensa del gobierno británico escribió en un correo electrónico la frase "hoy es un buen día para lanzar alguna mala noticia que queramos enterrar" (It's now a very good day to get out anything we want to bury). Cuando este correo salió a la luz, Moore fue obligado a pedir perdón por haberlo escrito.
Astroturfing. Una estrategia de marketing o política donde una organización o individuo crea campañas que simulan ser movimientos o apoyos populares, aunque en realidad son artificiales y financiados. Este enfoque busca influir en la opinión pública al hacer parecer que existe un respaldo genuino y espontáneo hacia ciertos productos, ideas o candidatos, cuando en realidad es orquestado.
Limited hangout.Una estrategia de comunicación en la que una organización o individuo revela parcialmente información sobre un tema controvertido para aparentar transparencia, mientras oculta detalles más importantes o dañinos. Esta táctica busca desviar la atención, reducir sospechas y controlar la narrativa sin exponer toda la verdad.
Distorsión cognitiva. Patrones de pensamiento irracionales y negativos que distorsionan la realidad, afectando la percepción de uno mismo y de los demás. Son comunes en problemas como la ansiedad y la depresión, y ejemplos incluyen el pensamiento todo o nada, la sobregeneralización, y la catastrofización.
Racionalización. Un mecanismo de defensa psicológica mediante el cual una persona justifica o explica comportamientos, decisiones o sentimientos de manera lógica o aceptable, aunque las razones reales puedan ser distintas o poco conscientes. Esto permite evitar la culpa o la incomodidad asociada con las verdaderas motivaciones.
Utilizar frases de forma que se asuma una idea no probada como verdad (es decir, mentir sin que se note).
Dog whistle – Mensaje político que utiliza un lenguaje codificado
Doublespeak – Lenguaje que deliberadamente disfraza, distorsiona o invierte el significado de las palabras
Exaggeration – Declaración que representa algo de manera excesiva
Fake news – Información falsa o engañosa presentada como real
Five Star Movement M5S #Criticism – partido político italiano fundado en 2009 con una plataforma que combina elementos de populismo, ecologismo y anti-establishment
Gaslighting – Inducir a alguien a dudar de la realidad
SpinSpotter – Servicio en línea para identificar la parcialidad y la inexactitud de las noticias
Truthiness – Cualidad de preferir conceptos o hechos que uno desea que sean verdaderos
Wag the Dog – Película de Barry Levinson de 1997 - comedia negra de sátira política estadounidense protagonizada por Dustin Hoffman y Robert De Niro como asesores de prensa que crean una guerra falsa para distraer la atención de un escándalo sexual presidencial días antes de las elecciones
Weasel word – Palabras o frases que utilizan afirmaciones vagas para parecer significativas
Finalmente, algunos de los más destacados y reconocidos Spin Doctors:
1. Alastair Campbell: Fue el jefe de comunicación y estratega del Primer Ministro británico Tony Blair. Jugó un papel crucial en cómo se presentó la participación del Reino Unido en la guerra de Irak, influenciando la opinión pública a favor de la intervención militar.
2. Karl Rove: Conocido como el “cerebro” detrás de las campañas políticas de George W. Bush, Rove fue una figura clave en la creación de estrategias para posicionar a Bush como un líder fuerte, especialmente tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
3. Steve Bannon: Estratega principal en la campaña presidencial de Donald Trump en 2016. Su enfoque populista y su capacidad para manipular los medios y las redes sociales fueron fundamentales para impulsar la imagen de Trump como un candidato antisistema.
4. David Axelrod: Estratega político de Barack Obama, Axelrod desempeñó un papel decisivo en el diseño del mensaje de esperanza y cambio en las campañas de Obama en 2008 y 2012, logrando conectar con una amplia base de votantes.
Rick Shenkman, interesante su Twitter@rickshenkman, es un historiador y autor estadounidense, que ha escrito varios libros. En ellos se exploran la política, la cultura y la historia de Estados Unidos. Algunos de sus libros más conocidos, en orden cronológico, son:
Legends, Lies & Cherished Myths of American History (1988) - Desmitifica historias y mitos populares de la historia de Estados Unidos, revelando verdades ocultas.
Presidential Ambition: How the Presidents Gained Power, Kept Power, and Got Things Done (1999) - Examina cómo los presidentes estadounidenses han utilizado su ambición para lograr sus objetivos y consolidar su poder.
Just How Stupid Are We? Facing the Truth About the American Voter (2008) - En ¿Hasta qué punto somos estúpidos? La verdad sobre el votante estadounidense, donde explora la ignorancia política de los ciudadanos estadounidenses y su impacto en la democracia.
Estos libros reflejan la preocupación de Shenkman por la falta de educación cívica, el pensamiento crítico y los desafíos en la política estadounidense.
En Just How Stupid Are We? (2008), Rick Shenkman examina la ignorancia política en Estados Unidos y su impacto en la democracia. Shenkman argumenta que muchos ciudadanos estadounidenses carecen de conocimientos básicos sobre política, historia y geografía, lo que los hace vulnerables a la manipulación por parte de políticos y medios de comunicación. Critica cómo el sistema educativo y la cultura del entretenimiento han contribuido a este fenómeno, debilitando la toma de decisiones informada en el país.
Rick Shenkmantambién analiza cómo los políticos explotan esta falta de conocimiento mediante tácticas simplistas y emocionalmente cargadas, lo cual afecta negativamente el debate político y la calidad de las políticas públicas. Al final, propone que una solución sería mejorar la educación cívica y promover un periodismo más responsable, para fortalecer la democracia en el futuro.
Algunas ideas destacadas de Just How Stupid Are We? de Rick Shenkman, válidas antes y ahora. especialmente para quienes pueden definirse como MAGAs, en referencia a los seguidores del movimiento político de Donald Trump, con el lema "Make America Great Again" (MAGA). Describe a quienes mantienen una postura política fuertemente conservadora y un estilo anti-establishment. MAGAs también se asocia con temas como el escepticismo hacia los medios convencionales, posturas antiinmigración, y la defensa de la "América tradicional".
Shenkman enfatiza que la ignorancia de los votantes es una amenaza directa para la democracia.
Señala que aunque siempre ha habido desinterés, antes existían estructuras que mitigaban su impacto en el sistema político.
Shenkman critica la forma en que la falta de conocimiento convierte a los ciudadanos en blanco fácil para la manipulación política.
Una advertencia sobre cómo la falta de información facilita tanto el liderazgo como la desinformación.
En resumen, Shenkman llama a evitar la incultura política de la ciudadanía para preservar la democracia.
Estas citas reflejan las ideas principales de Rick Shenkmansobre el vínculo entre el conocimiento ciudadano y la salud democrática.
Who Are the ‘Undecided’? ¿Quiénes son los "indecisos"? Puede que no se trate de temas, sino de si los votantes se rinden a la invitación de Trump de volver al útero materno. https://t.co/E2R5PbAmAb
(🧵) THREAD: When Trump makes a provably false claim he’s been corrected on before—and does so thousands of times—there are 3 possibilities: he has a mental illness; he’s too stupid to learn; he thinks MAGAs are stupid.
Using Sunday to update my online resume and came across this video — 1 million views — I did on CNN 16 years ago: How Stupid Are Americans. Holds up pretty well, alas, though I said then this was not a partisan issue. Well, it is now. https://t.co/vwz2jLbFgp via @YouTube
Los autores sostienen que esta industria promueve la idea de que la felicidad es una elección individual y que cualquier fracaso en alcanzarla es culpa del individuo. Según ellos, esto puede llevar a una mayor autoexigencia y frustración personal. Además, critican la legitimidad científica de la psicología positiva, que a menudo se basa en técnicas sin una base científica sólida.
En resumen, “Happycracia” es una reflexión crítica sobre cómo la búsqueda de la felicidad individual, promovida por una poderosa industria, puede tener efectos negativos en la vida de las personas.
Los argumentos principales de “Happycracia” se centran en una crítica profunda a la industria de la felicidad y la psicología positiva. Aquí te dejo un resumen de los puntos clave:
La felicidad como imperativo: Los autores argumentan que la búsqueda de la felicidad se ha convertido en una obligación social y personal, impulsada por una industria multimillonaria.
Responsabilidad individual: Se promueve la idea de que la felicidad es una elección individual y que cualquier fracaso en alcanzarla es culpa del individuo. Esto puede llevar a una mayor autoexigencia y frustración personal.
Legitimidad científica cuestionable: Critican la psicología positiva, que a menudo se basa en técnicas sin una base científica sólida. Los autores sostienen que esta disciplina simplifica problemas complejos y los reduce a cuestiones de voluntad personal.
Impacto social y cultural: La industria de la felicidad influye en la agenda política y académica, promoviendo la idea de que el éxito y la felicidad dependen únicamente del esfuerzo individual, ignorando factores sociales y económicos.
Consecuencias negativas: La presión por ser feliz puede llevar a una mayor autoexigencia, autocontrol y, en última instancia, a una fábrica de sujetos frustrados.
En “Happycracia”, Eva Illouz y Edgar Cabanas no se centran tanto en proponer soluciones concretas, sino en criticar y cuestionar la industria de la felicidad y la psicología positiva. Sin embargo, sugieren algunas ideas para abordar los problemas que identifican:
Cuestionar la narrativa dominante: Los autores animan a las personas a cuestionar la idea de que la felicidad es una responsabilidad individual y a reconocer la influencia de factores sociales, económicos y políticos en el bienestar personal.
Promover una visión más crítica: Fomentan una actitud crítica hacia las promesas de la industria de la felicidad y la psicología positiva, y a no aceptar sin más las técnicas y métodos que se presentan como soluciones universales.
Reconocer la complejidad del bienestar: Subrayan la importancia de entender que el bienestar es un fenómeno complejo que no puede ser reducido a simples técnicas de autoayuda o a la voluntad individual.
Fomentar políticas públicas: Aunque no se detienen en detalles específicos, los autores sugieren que es necesario desarrollar políticas públicas que aborden las desigualdades sociales y económicas que afectan el bienestar de las personas.
El sesgo cognitivo de la familiaridad, también conocido como el efecto de la mera exposición, es un fenómeno psicológico por el cual las personas tienden a desarrollar una preferencia por ciertos estímulos simplemente porque están familiarizados con ellos. Esto significa que cuanto más estamos expuestos a algo, más probable es que nos guste o nos sintamos cómodos con ello.
Por ejemplo, si escuchas una canción repetidamente, es posible que al principio no te guste, pero con el tiempo, debido a la familiaridad, empieces a disfrutarla más. Este sesgo también se utiliza profusamente en la publicidad, donde la repetición de un anuncio puede hacer que los consumidores se sientan más inclinados a comprar un producto.
El efecto de mera exposición describe nuestra tendencia a desarrollar preferencias por las cosas simplemente porque estamos familiarizados con ellas. Por este motivo, también se conoce como principio de familiaridad.
Evitar el sesgo cognitivo de la familiaridad puede ser un desafío, pero hay varias estrategias que puedes emplear para reducir su impacto:
Diversifica tus experiencias: Intenta exponerte a nuevas ideas, culturas y perspectivas. Esto puede ayudarte a evitar la tendencia a preferir lo familiar simplemente porque es conocido.
Cuestiona tus preferencias: Reflexiona sobre por qué te gusta algo. ¿Es realmente porque es mejor o simplemente porque estás acostumbrado a ello? Este tipo de autoevaluación crítica puede ayudarte a identificar y mitigar el sesgo.
Busca opiniones diversas: Habla con personas que tengan diferentes puntos de vista y experiencias. Esto puede ampliar tu perspectiva y ayudarte a ver las cosas desde diferentes ángulos.
Practica el pensamiento crítico: Evalúa la información y las decisiones de manera objetiva. Trata de basar tus decisiones en evidencia y razonamiento lógico en lugar de en la familiaridad.
Educa a tu entorno: Compartir el conocimiento sobre este sesgo con amigos y familiares puede crear un ambiente donde todos estén más conscientes y puedan ayudarse mutuamente a evitarlo.
Have you ever wondered why that one coffee shop, the one you initially had no strong feelings about, has become your go-to spot? It might not just be the coffee; it could be a classic case of the Mere-Exposure Effect at play. This psychological phenomenon explains why the more we… pic.twitter.com/hnwhh5fZrs
🔑 Take advantage of the Mere-exposure effect! Increase your likability and influence by exposing yourself to others more often. pic.twitter.com/ywznG9rodQ
Una tarde nevada de enero de 1910, alrededor de cien profesores y estudiantes avanzados de matemáticas de la Universidad de Harvard se reunieron en una sala de conferencias en Cambridge, Massachusetts, para escuchar a un orador llamado William James Sidis. Nunca antes se había dirigido a una audiencia y al principio se sintió avergonzado y un poco incómodo. Sus oyentes tenían que prestarle mucha atención, porque hablaba con una vocecita que no se escuchaba bien y puntuaba su charla con risas nerviosas y estridentes. Un mechón de cabello rubio le caía sobre la frente y unos penetrantes ojos azules se asomaban desde lo que uno de los presentes describió más tarde como un rostro "parecido a un duendecillo". El orador vestía medias de terciopelo negro. Tenía once años.
A medida que el niño se familiarizó con el tema, su timidez se derritió y llegaron a los oídos de sus oyentes las palabras más notables que jamás habían escuchado de labios de un niño. William James Sidis había elegido como tema de su conferencia "Cuerpos de cuatro dimensiones". Incluso en este selecto grupo de caballeros eruditos, hubo quienes fueron incapaces de seguir todos los procesos del pensamiento del niño. Para los legos que estaban presentes, la cuarta dimensión, como se demostró esa noche, debía de haber encajado perfectamente en su definición coloquial: "un reino especulativo de relaciones incomprensiblemente involucradas". Cuando todo terminó, el distinguido profesor Daniel F. Comstock del Instituto Tecnológico de Massachusetts se sintió impulsado a predecir a los periodistas, que habían escuchado con profundo desconcierto, que el joven Sidis crecería hasta convertirse en un gran matemático, un líder famoso en el mundo. de Ciencia.
William James Sidis, que a la edad de once años apareció en las portadas de los periódicos de todo el país, era un estudiante de Harvard en ese momento. Para explicar cómo llegó allí, debemos mirar a su padre, el fallecido Boris Sidis. Nacido en Kiev en 1868, el padre Sidis llegó a este país, aprendió inglés y fue a Harvard, donde se graduó en 1894. Su especialidad era la rama de la psicoterapia que se ocupa de aliviar las enfermedades nerviosas y los desajustes mediante sugestión mental. Escribió un libro titulado "La psicología de la sugestión" y estaba muy interesado en los experimentos para transmitir la sugestión mediante el estado hipnótico. Creía que en los primeros años el cerebro es mucho más susceptible a las impresiones que en la vejez. Cuando nació su hijo en 1898, nació, por así decirlo, en un laboratorio. Boris Sidis dirigía entonces un instituto psicoterapéutico en Brookline, Massachusetts. Era un admirador y amigo del fallecido William James, y le puso a su hijo el nombre de ese gran psicólogo.
Boris Sidis comenzó sus experimentos con su hijo cuando el pequeño William tenía dos años. Parece que indujo una especie de estado hipnoidal mediante el uso de bloques alfabéticos. Los rápidos resultados que obtuvo deleitaron su mente científica. El niño aprendió a deletrear y leer en unos meses. Al cabo de un año podía escribir tanto en inglés como en francés en la máquina de escribir. A los cinco años había compuesto un tratado de anatomía y había ideado un método para calcular la fecha en que había caído cualquier día de la semana durante los últimos diez mil años. Boris Sidis publicó varios artículos en revistas científicas describiendo los logros de su bebé. A los seis años, el niño fue enviado a una escuela pública de Brookline, donde sorprendió a sus maestros y alarmó a los demás niños al superar siete años de escolarización en seis meses. Cuando tenía ocho años, William propuso una nueva tabla de logaritmos, empleando 12 en lugar del habitual 10 como base. Boris Sidis publicó un libro sobre su increíble hijo, llamado "Filisteo y genio", y entró en Quién es quién en Estados Unidos .
El niño maravilloso tenía nueve años cuando su padre intentó matricularlo en Harvard. Podría haber aprobado los exámenes de ingreso con facilidad, pero las autoridades universitarias, sorprendidas y avergonzadas, no le permitieron realizarlos. Continuó realizando sus maravillas en casa y comenzó a estudiar latín y griego. No le interesaban los juguetes ni ninguno de los placeres normales de los niños pequeños. Los perros le aterrorizaban. "Si veo un perro", le dijo William a alguien en ese momento, "debo huir. Debo esconderme. Me gusta el gato. No puedo jugar, porque mi madre tendría que estar allí todo el tiempo, porque de la posibilidad de que pueda ver un perro." Su principal recreación parece haber sido viajar en tranvía con sus padres. El mayor Sidis le explicó los traslados y le interesó por los nombres de calles y lugares. Incluso antes de cumplir cinco años, William había aprendido a recitar todas las horas y estaciones de un complejo horario ferroviario. De vez en cuando recitaba horarios para los invitados mientras otros niños recitaban rimas de Mamá Ganso o cantaban pequeñas canciones. Quienes lo recuerdan en aquellos años dicen que tenía algo de la intensidad de un adulto neurótico.
En 1908, a la edad de diez años, a William James Sidis se le permitió matricularse en Tufts College, en Medford. Viajaba diariamente desde Brookline con su madre, quien estaba tan interesada en su fenomenal desarrollo mental como su padre. Siempre iban y venían de la universidad en tranvía. El joven asistió a Tufts durante un año y finalmente, en 1909, cuando tenía once años, Harvard le permitió matricularse allí como estudiante especial. Se matriculó como estudiante de primer año al año siguiente, y así se convirtió en miembro de la promoción de 1914. Cotton Mather, en 1674, se había convertido en estudiante de primer año de Harvard a la edad de doce años, y probablemente debido a este distinguido precedente, William Sidis se le permitió matricularse a esa misma edad. Era una fuente de asombro para sus compañeros de estudios y para el profesorado; algunos de los periódicos asignaron periodistas para cubrir "el caso Sidis".
Se pierde en el registro cómo se convenció a William para hablar ante los eruditos eruditos en enero de su primer año en Harvard, pero se sabe que mostró un gran interés en escuchar las conferencias de otros y se unió fácilmente a las discusiones grupales sobre metafísica. En su tiempo libre empezó a componer dos gramáticas, una latina y otra griega. Sin embargo, la presión de sus estudios y su repentina fama comenzaron a hacerle efecto, y no pasó mucho tiempo después de su notable discurso cuando sufrió un colapso general.
Su padre dirigía un sanatorio en Portsmouth, New Hampshire, en ese momento, y William fue trasladado allí de urgencia. Cuando finalmente regresó a Harvard, estaba retraído y tímido; no se le pudo persuadir para que volviera a dar una conferencia; Comenzó a mostrar una marcada desconfianza hacia la gente, miedo a la responsabilidad y una inadaptación general a su vida anormal. No se relacionaba mucho con los estudiantes y huía de los periodistas, pero estos lo arrinconaron, por supuesto, el día de su graduación como Licenciado en Artes en 1914. Tenía dieciséis años. Entonces vestía pantalones largos y se enfrentaba a los periodistas que bajaban al Yard con menos sensación de vergüenza que cuando era un niño con bragas. Pero en él se habían desarrollado claras fobias. "Quiero vivir la vida perfecta", dijo William a los periodistas. "La única manera de vivir la vida perfecta es vivirla en reclusión. Siempre he odiado las multitudes". Por "multitudes" no fue difícil leer "gente". Entre los que se graduaron con William James Sidis ese día se encontraban Julius Spencer Morgan; Gilbert Seldes; y Vinton Freedley y Laurence Schwab, los productores de la comedia musical. Los periodistas no les prestaron atención.
A los dieciséis años, William James Sidis era un chico grande y, cuando ingresó en la Facultad de Derecho de Harvard, ya no era la figura incongruente que había sido. Los periódicos tenían poco interés en sus idas y venidas. Asistió discretamente a la facultad de derecho durante tres años y aparentemente fue un estudiante brillante, pero su principal interés eran las matemáticas, y en 1918 aceptó un puesto de profesor en una universidad de Texas. Su fama le precedió, pero incluso si no lo hubiera sido, la extrema juventud de este profesor de matemáticas habría sido suficiente para convertirlo en una curiosidad. Se encontró en el centro de un interés que le molestaba y le consternaba. De repente renunció a su puesto y regresó amarga y silenciosamente a Boston, donde vivió en la oscuridad durante algunos meses.
Fue el 1 de mayo de 1919 cuando el nombre del joven Sidis volvió a ocupar las primeras planas de los periódicos. Con una veintena de jóvenes más, participó en una manifestación comunista en Roxbury y fue llevado ante el tribunal municipal como uno de los cabecillas del grupo y, de hecho, el mismo individuo que había portado la horrible bandera roja en su desfile. En el estrado de los testigos, Sidis demostró ser más franco y sincero que discreto. Anunció ante un tribunal estupefacto que para él no había más dios que la evolución; Cuando se le preguntó si creía en lo que representa la bandera estadounidense, dijo que sólo hasta cierto punto. En un momento dado, para instrucciones del magistrado, se lanzó a explicar la forma de gobierno soviética. Su inclinación marxista se había desarrollado durante un período de varios años. Cuando los Estados Unidos entraron en la guerra, se declaró objetor de conciencia y en varias ocasiones expresó la opinión de que los problemas del mundo eran causados por el capitalismo.
Un policía que había ayudado a disolver el desfile de los radicales identificó a Sidis como el hombre que llevaba la bandera roja. El oficial dijo que le había preguntado a Sidis por qué no llevaba la bandera estadounidense, y que Sidis respondió: "¡Al diablo con la bandera estadounidense!". Al regresar al estrado, el famoso prodigio negó vehementemente haber hablado alguna vez con el testigo y haber dicho alguna vez a nadie: "¡Al diablo con la bandera estadounidense!" Repitió que se oponía a la guerra y que creía en una forma de gobierno socializada. Después de una pausa, anunció que, en realidad, había llevado una bandera estadounidense, tras lo cual, ante el asombro de la sala del tribunal, sacó una bandera estadounidense en miniatura de su bolsillo. Fue condenado a dieciocho meses de cárcel por incitación a disturbios y agresión. Apeló y, mientras estaba en libertad bajo fianza de 5.000 dólares, desapareció del estado en el que había sorprendido a profesores eruditos y a policías patrióticos. Marcó el comienzo de un nuevo y curioso modo de vida para el joven.
Durante los cinco años siguientes, William James Sidis parece haber logrado la "vida perfecta" de la que había hablado el día de su graduación: la vida de reclusión. Aparentemente vagaba de ciudad en ciudad, trabajando como empleado, o en alguna otra función menor, por un salario que sólo le permitía subsistir. En 1924 volvió a aparecer en las noticias cuando un periodista lo encontró trabajando en una oficina en Wall Street, por veintitrés dólares a la semana. Estaba consternado al ser descubierto. Dijo que todo lo que quería era ganar lo suficiente para vivir y trabajar en algo que requiriera un mínimo de esfuerzo mental. Los últimos periodistas que bajaron a su oficina para entrevistarlo no lograron verlo. Había dejado su trabajo y había vuelto a desaparecer.
Dos años más tarde, en 1926, Dorrance & Company, una editorial de Filadelfia que imprime libros "vanidosos", es decir, libros publicados a expensas de los autores, publicó un volumen llamado " Notas sobre la colección de transferencias". Fue escrito por un tal Frank Folupa. Frank Folupa, según descubrió un periodista despiadadamente ingenioso, no era otro que William James Sidis. Nuevamente lo atropellaron y lo entrevistaron. Anunció que durante mucho tiempo había sido un "peridromófilo", es decir, un coleccionista de transferencias de tranvía. Él mismo había acuñado la palabra. Su libro (ahora agotado) tenía trescientas páginas y era un tratado erudito y laborioso sobre el origen, la naturaleza y la clasificación de nada más y nada menos que los trozos de papel que los conductores de tranvía entregan a los pasajeros cuando solicitan transbordos. Muchos psicólogos y analistas deben haber estado interesados al leer en los artículos que el genio del niño precoz que había asombrado al mundo académico dieciséis años antes había florecido de esta manera extraña. El libro es digno de examen. Sidis escribió un prefacio al volumen, que comenzaba así: "Este libro es una descripción de lo que es, hasta donde sabe el autor, un nuevo tipo de pasatiempo, pero que a primera vista parece tan razonable como , tan interesante y tan instructivo como cualquier otro tipo de colección de moda. Esta es la colección de transferencias de tranvías y formas afines. El propio autor ya ha recopilado más de 1600 formas de este tipo." El prefacio revela, en otro lugar, que el autor no carecía de cierto humor. "Podemos mencionar", decía, "el interés geográfico y topográfico, tanto en la exploración como en el análisis de las transferencias mismas. También están las interesantes luces que una colección de este tipo arroja sobre la política en la que necesariamente están involucradas las empresas de tránsito". ; aunque difícilmente recomendamos que este interés político se lleve lo suficientemente lejos como para inducir al coleccionista a tomar partido en tales disputas. Y nuevamente: "Uno puede encontrar mucha diversión con las transferencias: se dice que un estudiante de la Universidad de Harvard se encontró en una calle coche y, deseando un viaje extra, le pidió al revisor un transbordo. Cuando se le preguntó "¿A dónde?" "En cualquier lugar", dijo. El conductor le guiñó un ojo y dijo: "Está bien". Te transferiré a Waverly. Posteriormente se rieron del estudiante cuando contó la historia y se le informó que el asilo para débiles mentales estaba ubicado en Waverly ". Sidis también incluyó en su prefacio algunos versos que había escrito cuando tenía catorce años. Comienzan:
Desde los trenes subterráneos en Central,
se toma un transbordo y se va
a Allston o Brighton o
a Somerville, ya sabes;
En los automóviles desde Brighton, haga transbordo
al metro de Cambridge este
y tome un tren hasta Park Street
o Kendall Square, al menos.
"Conocemos", concluye el autor, "a alguien a quien realmente le ayudó a tomar el camino correcto al recordar un fragmento de uno de estos versos". El libro analiza todo tipo de transferencias: tipos estándar, tipo Ham, tipo Pope, tipo Smith, tipo Moran, transferencias Franklin Rapid, transferencias Stedman. De este último (para darle una idea), el Sr. Sidis escribió: "Transferencias Stedman: esta clasificación se refiere a un tipo peculiar elaborado por cierta imprenta de transferencias en Rochester, Nueva York. Las peculiaridades de la transferencia Stedman típica son el límite de tiempo tabular. ocupando todo el extremo derecho de la transferencia (ver Diagrama en la Sección 47) y la combinación de fila y columna de ruta de recepción (u otras condiciones de recepción) con el medio día que ya hemos discutido en detalle".
Un año después de la publicación de su libro (al parecer sólo se vendió a unos pocos peridromófilos más), Sidis regresó a la ciudad de Nueva York y volvió a conseguir un trabajo como empleado en una empresa comercial. A su habilidad y experiencia en el trabajo de oficina en general, el genio matemático había añadido ahora, irónicamente, la capacidad de operar una máquina sumadora con gran velocidad y precisión, y le gustaba alardear de este logro. Vivía en 112 West 119th Street, donde se hizo amigo de Harry Freedman, el propietario, y su hermana, la señora Schlectien. Sidis ya no está con ellos y no te dirán adónde ha ido, pero te reenviarán cualquier correo que llegue por él. Aprecian al joven y aprecian su deseo de evitar la publicidad. "Tenía una especie de amargura crónica, como mucha gente que ves viviendo en habitaciones amuebladas", dijo recientemente Freedman a un investigador de la curiosa historia de William James Sidis. Sidis solía sentarse en un viejo sofá en la sala de estar de Freedman y hablar con él y su hermana. Sidis les dijo que odiaba Harvard y que cualquiera que enviara a su hijo a la universidad es un tonto: un niño puede aprender más en una biblioteca pública. Con frecuencia hablaba de su pasión por coleccionar transfers. "Él puede decirle cómo llegar a cualquier calle de cualquier ciudad de los Estados Unidos con un solo billete de tranvía", dijo el Sr. Freedman con asombro y admiración. Parece que Sidis mantiene correspondencia con peridromófilos en varias otras ciudades y de esta manera se mantiene al día con la situación del tranvía y los transbordos. Una vez, el joven bajó de su habitación un manuscrito en el que estaba trabajando y le pidió a la señora Schlectien si podía leerle "algunos capítulos". Dijo que resultó ser un libro del tipo "Buck Rogers", sobre aventuras en un mundo futuro de maravillosos inventos. Ella dijo que estaba genial.
William James Sidis vive hoy, a la edad de treinta y nueve años, en un dormitorio del destartalado extremo sur de Boston. Por una fotografía de él y de sus actividades, este disco está en deuda con una joven que recientemente logró entrevistarlo allí. Lo encontró en una pequeña habitación empapelada con el diseño de enormes flores rosadas, considerablemente descoloridas. Había una cama grande y desordenada y un enorme baúl medio abierto. En una pared colgaba un mapa de Estados Unidos. Sobre una mesa junto a la puerta había un paquete de transferencias de tranvía cuidadosamente unidas con un elástico. Sobre una cómoda había dos fotografías, una (sorprendentemente) de Sidis como el niño genio, la otra una chica de rostro dulce con gafas con montura de concha y un elaborado saludo de Marcel. También había un escritorio con una pequeña y antigua máquina de escribir, un Almanaque Mundial , un diccionario, algunos libros de referencia y un libro de la biblioteca que el visitante del joven recogió en un momento dado. "Oh, vaya", dijo Sidis, "esa es sólo una de esas historias de delincuentes". Dirigió su atención hacia la pequeña máquina de escribir. "Puedes cogerlo con un dedo", dijo, y así lo hizo.
William Sidis, de treinta y nueve años, es un hombre corpulento y corpulento, con una mandíbula prominente, un cuello grueso y un bigote rojizo. Su cabello claro cae sobre su frente como lo hizo la noche que dio una conferencia a los profesores en Cambridge. Sus ojos tienen una expresión que varía desde la ingeniosa hasta la cautelosa. Cuando es cauteloso, tiene una especie de dignidad incongruente que de repente se rompe en el alegre abandono de un niño de vacaciones. Parece tener dificultades para encontrar las palabras adecuadas para expresarse, pero cuando lo hace, habla rápidamente, asiente bruscamente con la cabeza para enfatizar sus puntos, hace gestos con la mano izquierda y, de vez en cuando, emite una risa curiosa y jadeante. Parece disfrutar mucho e irónicamente de llevar una vida de irresponsabilidad errante después de una infancia de escrupulosa reglamentación. Su visitante encontró en él cierto encanto infantil.
Sidis trabaja ahora, como de costumbre, como empleado en una casa comercial. Dijo que nunca permanece mucho tiempo en una oficina porque sus empleadores y compañeros de trabajo pronto descubren que él es el famoso niño prodigio y que no puede tolerar un puesto después de eso. "La sola visión de una fórmula matemática me enferma físicamente", dijo. "Todo lo que quiero hacer es ejecutar una máquina sumadora, pero no me dejan en paz". Resultó que una vez le ofrecieron un trabajo en la Eastern Massachusetts Street Railway Company. Parece que los funcionarios creían con cariño que el joven mago de alguna manera sería capaz de resolver todos sus problemas técnicos. Cuando se presentó a trabajar, le presentaron un montón de planos, gráficos y documentos llenos de estadísticas. Uno de los funcionarios lo encontró una hora después llorando en medio de todo. Sidis le dijo al hombre que no podía soportar responsabilidades, ni pensamientos complejos, ni cálculos, excepto en una máquina de sumar. Tomó su sombrero y se fue.
Sidis tiene un nuevo interés que le absorbe actualmente más que los traslados en tranvía. Se trata del estudio de ciertos aspectos de la historia de los indios americanos. Da clases a media docena de estudiantes interesados una vez cada dos semanas. Se reúnen en su dormitorio y se acomodan en la cama y en el suelo para escuchar el intenso pero vacilante discurso del otrora prodigio. A Sidis le preocupa principalmente la tribu Okamakammessett, a la que describe como una especie de federación proletaria. Ha escrito algunos folletos sobre la tradición y la historia de Okamakammessett y, si se le solicita adecuadamente, recitará poesía de Okamakammessett e incluso cantará canciones de Okamakammessett. Admitió que su estudio de los Okamakammessetts fue una consecuencia de su interés por el socialismo. Cuando la joven mencionó la manifestación del Primero de Mayo de 1919, miró el retrato de la niña en su cómoda y dijo: "Ella estaba en ella. Era una de las fuerzas rebeldes". Él asintió vigorosamente con la cabeza, como complacido con esa frase: "Yo era el abanderado", prosiguió. "¿Y sabes qué era la bandera? Sólo un trozo de seda roja". Él soltó su risa curiosa. "Seda roja", repitió. No hizo ninguna referencia a la imagen que tenía de sí mismo en los días de su gran fama, pero su entrevistador supo más tarde que en una ocasión, cuando un alumno suyo le preguntó a quemarropa sobre su precocidad infantil e insistió en una demostración de sus habilidades matemáticas. Sidis logró con dificultad expulsarlo de la habitación.
Sidis reveló a su entrevistador que tiene otro trabajo en marcha: un tratado sobre las inundaciones. Le mostró la primera frase: "California ha adquirido considerable fama gracias a su supuesto clima". Parece que estuvo en California hace unos diez años durante sus andanzas. Su visitante se animó, por fin, a mencionar la predicción, hecha por el profesor Comstock del Instituto Tecnológico de Massachusetts allá por 1910, de que el niño que ese año daba una conferencia sobre la cuarta dimensión a una reunión de eruditos crecería hasta Sé un gran matemático, un líder famoso en el mundo de la ciencia. "Es extraño", dijo William James Sidis, con una sonrisa, "pero, ya sabes, nací el Día de los Inocentes".
―Jared L. Manley (James Thurber) 1
1 En Los años con Ross Thurber escribió: "Era uno de los '¿Dónde están ahora?' serie, para la cual hice la reescritura (Grossett & Dunlap, 1957, p. 210)". Pero Jared Manley era el seudónimo de Thurber. "Bernstein escribe: 'A principios de 1936, Thurber comenzó a escribir (en realidad a reescribir, ya que algunos de los mejores reporteros de The New Yorker, como Eugene Kinkead, estaban haciendo la investigación) una serie de perfiles breves y retrospectivos. Bernstein también revela que Jared L. Manley fue un nombre que Thurber improvisó cuando escribió su primer artículo sobre un viejo boxeador basado en las iniciales del boxeador John L. Sullivan y Manley basado en "el arte varonil de la autodefensa".'" — Privacidad, Información y Tecnología.
2 Norbert Weiner, que estaba en la reunión del club de matemáticas, escribió: "El joven Sidis, que entonces tenía once años, era obviamente un niño brillante e interesante. Su interés estaba principalmente en las matemáticas. Recuerdo bien el día en el Club de Matemáticas de Harvard en el que GC Evans, ahora jefe retirado del departamento de matemáticas de la Universidad de California y amigo de toda la vida de Sidis, patrocinó al niño en una charla sobre las figuras regulares de cuatro dimensiones. La charla habría dado crédito a un alumno de primera o segunda dimensión. estudiante de posgrado de cualquier edad, aunque todo el material que contenía era conocido en otros lugares y estaba disponible en la literatura. El tema me lo había hecho familiar EQ Adams, un compañero de mis días en Tufts. Estoy convencido de que Sidis no tenía acceso según las fuentes existentes, y que la charla representó el triunfo de los esfuerzos sin ayuda de un niño muy brillante ( Ex-Prodigy , Simon & Schuster, p. 131 - 132)".
4 Cfr. Siete mitos del fracaso por Dan Mahony: "Las investigaciones muestran que la mayoría de los niños prodigio llevan vidas productivas. Al igual que Sidis".