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Juego del ultimátum y variante del dictador: Economía o justicia

El Juego del Ultimátum en su versión más elemental pero muy ilustrativa, funciona así: El Jugador A ("proponente") debe repartir con el Jugador B ("respondedor") cierta suma, por ejemplo 100€, "caída del cielo como maná", cuyo monto es conocido por ambos. El Jugador A tiene derecho a decidir el reparto, pero su propuesta solo prosperará si el Jugador B la acepta: si la rechaza, ambos se quedarán sin nada. No hay más vueltas en la negociación, por lo que se trata de un ultimátum.

El Juego del Ultimátum fue descrito en 1982 por el economista alemán Werner Güth en un célebre articulo: "An experimental analysis of ultimatum barganing", en colaboración con sus alumnos Rolf Schmittberger y Bernd Schwarze, Se usa como evidencia contra las teorías del homo economicus pues muestra que las elecciones sobre criterios de justicia y equidad priman sobre las de beneficio. En este sentido, podemos decir que el homo economicus solo basa su utilidad en los pagos materiales, pero así podemos demostrar que en la realidad hay otras cosas que importan al individuo.
La Teoría de Juegos sugiere que si B es perfectamente racional deberá aceptar lo que le ofrezca A, por poco que sea, pues su alternativa es quedarse sin nada; y A, conociendo la situación claudicante de B, explotará su posición de "repartidor" y se quedará con casi todo. Ahora bien, un A tan racionalmente tacaño ¿no correrá el riesgo de que B, en un arrebato de dignidad, se subleve y prefiera quedarse sin nada a recibir tan solo "migajas"? 

Los numerosos experimentos que economistas, psicólogos e incluso antropólogos han llevado a cabo con este juego han arrojado dos resultados típicos. 
  1. La oferta más frecuente (moda) suele ser el reparto por mitades (50-50), aunque el promedio (media aritmética) suele ser 60-40. En estos casos de win-win, de división más o menos equitativa, el Jugador B acepta y ambos logran una parte importante de la donación inicial.
  2. Si el juego se desarrolla entre dos personas frente a frente, los "respondedores" suelen rechazar aquellas propuestas de los oferentes que les ofrecen menos de un 20% o 25%. Cuando el reparto es desigual, como 80-20, los decisores B rehúsan en más de la mitad de los casos y ambos jugadores se quedan sin nada. 
  3. Lo más curioso es que si el Jugador A es una máquina como un ordenador que ofrece cifras aleatorias, independientemente de la cantidad ofrecida y por ínfima que sea el Jugador B suele aceptar, porque -a fin de cuentas y desde una perspectiva meramente numérica- cualquier parte es un regalo y el dinero recibido por B no entra en comparación con el que se queda el ordenador A.
  4. Los seres humanos llevamos en nuestro ADN inscrito el concepto de justicia, por lo que aunque racionalmente cualquier regalo matemáticamente sea aceptable, estamos dispuestos a renunciar (y "pagar" o no cobrar por ello) si entendemos que ha habido abuso por parte de otra... persona. 
  5. Existen diversidades culturales muy interesantes. Los indígenas de la tribu Machiguenga de la selva amazónica del Perú "no parecen sentirse obligados a ofrecer partes iguales; el 15%, la oferta más frecuente, les parece justa a la gran mayoría". Otro experimento con las comunidad gitana  confirmaba su sentido de solidaridad y su reticencia a castigarse entre sí. Aceptaban cualquier reparto aduciendo que "si no ofreció casi nada, es porque lo necesita".
"Tu calculadora cognitiva sabe que dos es más que cero,… pero como eres un ser humano, tu noción de lo que es justo, o tu deseo de venganza, o tu simple irritación se imponen". Esa visión más trascendente es la conclusión de Daniel H. Pink, en su libro «La sorprendente verdad sobre qué nos motiva», hace referencia al premio Nobel de Economía en 2002, Daniel Kahnman, un psicólogo estadounidense —que alcanzó tal galardón «por integrar aspectos de la teoría psicológica sobre el comportamiento económico del ser humano en momentos de incertidumbre y realizar análisis empíricos de laboratorio, especialmente sobre mecanismos alternativos de mercado»

De esta forma, dentro de las llamadas teorías de la motivación, el planteamiento clásico o mecanicista asociado, desde la gestión científica, a Frederick Winslow Taylor, para quien la motivación humana era una mera cuestión económica solucionada, a su vez, por un mero incentivo económico, quedaba definitivamente desterrado aceptando, por demostrado, que las personas poseemos otros impulsos más elevados que le podían llevar a realizar acciones por motivaciones intrínsecas, como bien podría ser, simplemente, la propia satisfacción personal. 

La variante del Juego del Dictador, que abordaremos en otro post sobre sesgos cognitivos, es similar excepto que el Jugador B no tiene derecho a veto y ha de aceptar lo que le ofrezca el Jugador A. Aún en estos casos donde el egoísmo prevalece, permanece alguna dosis de altruismo y reciprocidad inherente al ser humano, incluso en ese "dictador" que podría quedarse con todo,...

Efecto Forer o Barnum


El Efecto Forer (también llamado falacia de validación personal o Efecto Barnum, por P. T. Barnum) en psicología se refiere al fenómeno o evento que ocurre cuando los individuos dan altos índices de acierto a descripciones de su personalidad que supuestamente se adaptan específicamente para ellos, pero en realidad son vagas y lo suficientemente genéricas como para aplicarse a una amplia gama de personas.

Este Efecto Forer puede proporcionar una explicación parcial de la aceptación generalizada de algunas falsas creencias y prácticas, tales como la astrología, la adivinación, la lectura del aura y algunos tipos de tests de personalidad. Todos esos horóscopos que "parecen" conocerte tan bien, recurren a este truco de baja estofa para engañarte por tu credulidad. 
Una descripción como ejemplo del Efecto Forer o Barnum
Ejemplo en español de una descripciones que define a cualquier persona.

En 1948, el psicólogo Bertram R. Forer hizo una prueba de personalidad a sus alumnos y seguidamente les dio un análisis de personalidad, supuestamente basado en los resultados de la prueba. Invitó a cada uno de ellos a calificar el análisis en una escala de 0 (muy deficiente) a 5 (excelente), según se aplicara personalmente a cada uno de ellos: el promedio fue 4.26. Luego les reveló que a todos les había dado el mismo análisis que sigue, tan genérico que la mayoría pensó que les describía exactamente a cada individuo:

"Necesitas que otras personas te agraden y te admiren y, sin embargo, tiendes a ser crítico contigo mismo. Si bien tienes algunas debilidades de personalidad, generalmente eres capaz de compensarlas. Tienes una considerable capacidad no utilizada a la que no has recurrido su ventaja. Disciplinado y autocontrolado por fuera, tiende a ser preocupante e inseguro por dentro. A veces tienes serias dudas sobre si has tomado la decisión correcta o hecho lo correcto. Prefieres una cierta cantidad de cambios y varías y te sientes insatisfecho cuando te ves rodeado por restricciones y limitaciones. También te enorgulleces de ser un pensador independiente y no aceptas las declaraciones de los demás sin una prueba satisfactoria. Pero has encontrado imprudente ser demasiado franco al revelarte a los demás. A veces eres extrovertido, afable y sociable, mientras que otras veces eres introvertido, cauteloso y reservado. Algunas de tus aspiraciones tienden a ser poco realistas".
Efecto Forer o Barnum
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Sesgo del Superviviente o Efecto Composición, gracias a Abraham Wald

Durante la Segunda Guerra Mundial, los Aliados mapearon los agujeros de bala en aviones que fueron alcanzados por fuego enemigo (ver imagen superior). Buscaban fortalecer a los aviones, reforzar áreas fuertemente golpeadas por artillería enemiga, para poder resistir aún más esos embates. Su pensamiento inmediato fue reconstruír y reforzar las áreas del avión que tenían mas puntos rojos (o que recibían mas balas). Aparentemente, era una deducción obvia. Después de todo, estas fueron las áreas más afectadas,... en las aeronaves que habían sobrevivido y retornado a sus aeropuertos.

Pero Abraham Wald, un matemático, llegó a una conclusión completamente diferente: los puntos rojos solo representaban el daño en los aviones que pudieron regresar sin caer derribados. Las áreas que realmente deberían reforzar, eran los lugares donde no había impactos, porque esos son los lugares donde el avión no sobreviviría al ser golpeado. Este fenómeno se llama sesgo de supervivencia. Es cuando miramos las cosas que sobrevivieron cuando en realidad deberíamos centrarnos en las que no están a nuestro alcance. 
Sesgo del Superviviente o Efecto Composición, gracias a Abraham Wald
Abraham Wald fue un matemático húngaro (nacido en lo que actualmente es Rumanía) experto en análisis estadístico y econométrico, geometría y teoría de la decisión. En 1931 se doctoró en Matemáticas por la Universidad de Viena bajo los auspicios de Karl Menger (el hijo del famoso economista), pero pese a su brillantez nunca le dejaron acceder a un puesto universitario: era judío, y el gobierno austríaco pro-nazi de entonces no lo permitía. 

En 1938, temiendo por su vida, Abraham Wald emigró a Estados Unidos, aprovechando una invitación de la Comisión Cowles para la Investigación Económica (cuna de numerosos premios Nobel de Economía). Un día, en plena Segunda Guerra Mundial, recibió una visita inesperada de unos representantes del servicio de análisis del ministerio de Defensa para pedirle consejo. En la reunión le enseñaron un gráfico parecido al que encabeza esta entrada.

Este problema se conoce como “sesgo de supervivencia” o “sesgo del superviviente”, un sesgo cognitivo de selección derivado de considerar en un proceso sólo a las personas o elementos supervivientes, obviando la consideración de los desaparecidos por no ser observables en una muestra (que deja de ser representativa de la población).

Este sesgo está relacionado en el ámbito de la estadística con lo que se conoce como “efecto composición”, o efecto derivado de la variación de los componentes de una muestra, y que altera las medidas centrales y de dispersión, lo que puede desvirtuar el análisis. Sala-i-Martí lo describe muy bien con un sencillo ejemplo: supongamos que en una economía hay tres trabajadores que cobran 1.000, 2.000 y 3.000 euros, respectivamente, de modo que la media salarial es de 2.000 euros. Si la economía va bien y todos experimentasen una subida salarial del 10%, el salario medio subiría también un 10%. Ahora imaginemos, sin embargo, que hay una crisis y que despiden al que cobraba 1.000 y congelan el salario de los demás. El resultado es que el salario medio ha subido y es ahora de 2.500, cuando nadie ha visto un euro más
El sesgo de supervivencia (y el efecto composición) se da también a menudo en la selección de la muestra de empresas que ocupan a dichos trabajadores. Así, en un análisis de cómo han evolucionado los salarios de las empresas durante una crisis económica muchas veces se consideran tan sólo las empresas de cada año, es decir, las supervivientes, obviando los efectos de las empresas que han cerrado y cuyos salarios dejan de computarse (o cuyos trabajadores, una vez re-empleados, podrían estar dispuestos a aceptar salarios menores). 

El sesgo de supervivencia también se manifiesta en otros escenarios: en el del consumidor, cuando decimos que la música de los 80 era mejor que la actual estamos quizás siendo víctimas del sesgo de supervivencia, ya que la muestra de la música de nos llega de esa época ha sido previamente filtrada de toda la música mediocre que también existía entonces, pero que no sobrevivió.

Por cierto, Abraham Wald no sobrevivió mucho tiempo para acrecentar su justa fama: falleció en 1950 –ironías de la vida– en un accidente de aviación al sur de la India, donde estaba impartiendo conferencias por invitación del gobierno de ese país. Pero muchos pilotos que conocen su historia siguen recordándole cada vez que aterrizan sanos y salvos tras un difícil vuelo.
Abraham Wald afinó lo que se llama el análisis estadístico secuencial del fenómeno conocido como el sesgo estadístico de supervivencia. La generalización a partir de observaciones sesgadas distorsiona la percepción de la realidad. Ese sesgo cognitivo se manifiesta en muchos fenómenos. Está, por ejemplo, en el desarrollo de software, la preparación de oposiciones o en el pesimismo de las noticias publicadas. Ahora mismo hay millones de personas compartiendo noticias. Sucediendo que las noticias que se toman como tal no suelen ser buenas. Transmitiéndose la errónea sensación de que la humanidad no deja de empeorar

Efecto Dunning-Kruger que explica el cuñadismo, el negacionismo o... Twitter


En psicología social, el Efecto Dunning-Kruger es un sesgo cognitivo en virtud del cual los individuos incompetentes tienden a sobreestimar su habilidad, mientras que los individuos altamente competentes tienden a subestimar su habilidad en relación con la de otros. Está relacionado con el sesgo cognitivo de la superioridad ilusoria (sobre el que hemos escrito recientemente).

El Efecto Dunning-Kruger se debe a la incapacidad de los individuos incompetentes para reconocer su propia ineptitud, y a que los individuos muy competentes tienden a subestimar su competencia relativa. A consecuencia de este sesgo, los individuos competentes tienden a asignar tareas difíciles a individuos que no tienen habilidad suficiente para completarlas en la creencia de que dichas tareas son sencillas de realizar, mientras que los individuos incompetentes tienden a acometer tareas para las que no están preparados, y pueden no ser capaces de reconocer su fracaso. Los sujetos afectados por este sesgo tienen disminuida la capacidad metacognitiva para el autoconocimiento, con lo que tienen dificultades para evaluar objetivamente su habilidad o ineptitud.

El Efecto Dunning-Kruger fue descrito por los psicólogos sociales David Dunning y Justin Kruger en 1999 y les hizo merecedores, a ambos, del satírico Premio Ig Nobel de Psicología en 2000. En sus propias palabras, el sesgo resulta de una ilusión interna en personas incompetentes, y de una percepción externa errónea en personas competentes: "la mala calibración del incompetente se debe a un error sobre uno mismo, mientras que la mala calibración del altamente competente se debe a un error sobre los demás".

Fenómenos como el cuñadismo, los tertulistos o el negacionismo pueden ser fruto del Efecto Dunning-Kruger. En comportamiento humano, el negacionismo es exhibido por individuos que eligen negar la realidad para evadir una verdad incómoda. De acuerdo al autor Paul O'Shea, "es el rechazo a aceptar una realidad empíricamente verificable. Es en esencia un acto irracional que retiene la validación de una experiencia o evidencia histórica". El autor Michael Specter define el negacionismo grupal cuando "todo un segmento de la sociedad, a menudo luchando con el trauma del cambio, da la espalda a la realidad en favor de una mentira más confortable".

En ciencia, ha sido definido como el rechazo de conceptos básicos, aceptados y fuertemente apoyados por la evidencia que forman parte del consenso científico en tal área en favor de ideas que son radicales y controvertidas. Se ha propuesto que sus variadas formas tienen en común el rechazo a la arrolladora evidencia y la búsqueda de controversia en un intento de negar que exista un consenso. Un ejemplo usual es el creacionismo de la Tierra joven y su disputa con la evolución.

Se han acuñado los términos negacionismo del Holocausto, de la COVID-19 y del VIH/sida; y se ha llamado negacionistas del cambio climático a aquellos que se oponen al consenso científico que sostiene que el calentamiento global es real y se debe a las actividades humanas. Se ha criticado el uso de la palabra negacionismo como una técnica de propaganda para reprimir puntos de vistas minoritarios. Similarmente, en un ensayo que discute la importancia del escepticismo, Clive James objetó el uso de negacionista para describir a escépticos del cambio climático, afirmando que esto "recuerda al espectáculo de un fanático negando al Holocausto". Celia Farber se opone al término negacionista del vih, argumentando que es injustificado poner esta creencia en el mismo nivel moral que los crímenes nazis de lesa humanidad. Sin embargo, Robert Gallo et al. defienden esta comparación, sosteniendo que el negacionismo del VIH es similar al del Holocausto debido que es una forma de pseudociencia que "contradice un cúmulo inmenso de investigación".

Se han propuesto diversas motivaciones y causas para el negacionismo, incluyendo creencias religiosas y egoísmo, o un mecanismo psicológico de defensa contra ideas perturbadoras. Efecto Dunning-Kruger es la tendencia de los individuos incompetentes a sobreestimar su propia habilidad, y de los individuos altamente competentes a sobreestimar la habilidad de otros individuos. El resultado es que los incompetentes son incapaces de reconocer su ineptitud para desarrollar una tarea, y los competentes tienden a suponer que todos pueden acometerla con la facilidad con la que ellos pueden desarrollarla. Un buen ejemplo puede ser Twitter,...

Cómo evitar líderes incompetentes, por Tomas Chamorro-Premuzic


Se puede elegir subtítulos en español,...

Ahora podréis explicaos por qué se eligen líderes como ... Mejor sigamos a líderes competentes, íntegros y humildes en lugar de charlatanes confiados (en sí mismos), narcisistas, megalómanos y, falsamente, carismáticos. 

El Dr. Tomas Chamorro-Premuzic es una autoridad internacional en perfiles psicológicos, gestión del talento, desarrollo de liderazgo y análisis de personas. Es el Chief Talent Scientist de Manpower Group, cofundador y CEO de BrazenX, y profesor de Psicología empresarial en University College London y Columbia University. Anteriormente ocupó cargos académicos en la Universidad de Nueva York y en la London School of Economics, y dio conferencias en Harvard Business School, Stanford Business School, London Business School, Johns Hopkins, IMD e INSEAD, además de ser el CEO de Hogan Assessment Systems.

Otra videoconferencia en español sobre liderazgo.

Una, de las muchas, entrevista a Tomas Chamorro-Premuzic.

Falacia del Concorde y otros costes irrecuperables (sunk costs)

La falacia del Concorde y otros costes irrecuperables (sunk costs)
Sobrecoste en combustible del supersónico Concorde comparado con un Boeing 747 cuando ambos volaron por primera vez en 1969. Con el mismo combustible el Concorde llevaba la cuarta parte de pasajeros a menos de la mitad de distancia que un 747.

El concepto denominado "falacia del Concorde" es un caso paradigmático de los "costes irrecuperables" (sunk costs). Se debe a que este prodigioso avión único significó grandes inversiones por parte de la alianza anglo-francesa, y se decidió seguir adelante pese a los constantes sobrecostes, debido a que no quería perderse el trabajo previo hecho y la fuerte inversión ya consumida. 

Aunque se veía con claridad que era un negocio ruinoso, se mantenía el ingente gasto que había costado poner el Concorde en marcha y por las ilusiones que se habían depositado en él. Finalmente se decidió abandonar y dar por perdido el dinero. El Concorde, orgullo de la tecnología europea, entró en pérdida (como se dice en aviación) y ya es historia. 
La falacia del Concorde y otros costes irrecuperables (sunk costs)
El biólogo evolutivo Richard Dawkins acuñó en política situaciones de costes irreversibles como la “falacia de nuestros muchachos no han muerto en vano”. Así es como los estadounidenses fueron acumulando muertos año tras año hasta que se fueron del Vietnam. Por no admitir que unos cientos de jóvenes americanos habían muerto en vano, la prolongación de la guerra de Vietnam condujo a que los soldados-muertos-en-vano fueran cerca de 59.000 norteamericanos.

Esta "aversión a la pérdida"  es uno de los muchos e interesantes "sesgos cognitivos" que nos gustan repasar para aprender en cabeza ajena. Otro fenómeno relacionado es la, casi siempre falsa, hipótesis de que "dos errores hacen un acierto".

Efectos similares se producen en la extendida Falacia del jugador, otro conocido sesgo psicológico que erróneamente supone que los sucesos pasados ALEATORIOS afectan a los futuros. Como lo de las bombas nunca caen en el mismo sitio o el célebre chiste de matemáticos que demuestra la falsedad. Cuando vuela en avión, un hombre decide llevar siempre una bomba consigo. «Las probabilidades de que en un avión haya una bomba son muy pequeñas —razona—, ¡así que las probabilidades de que haya dos son casi nulas!»

Uno de los primeros episodios históricos de cómo no rendirse ante la evidencia e insistir en un sonado fracaso fue la masacre de la Batalla del Bosque de Teotoburgo (año 9 d. C.), comportamiento erróneo del fracasado Publio Quintilio Varo frente a la traición del caudillo querusco Arminio, primero su aliado y luego el adversario que lo derrotó.

Tras esta derrota, que dejó desguarnecida la frontera y hubiera permitido a los germanos llegar hasta la misma Roma, el limes retrocedió desde el Elba al Rin, abandonándose la efímera provincia Germania Magna, y así permanecería hasta el fin del imperio romano. Este gravísimo error supuso un duro golpe para el prestigio militar de Roma, hasta el punto de que los números de las legiones derrotadas (XVII, XVIII y XIX) nunca más volvieron a utilizarse.

Suetonio dejó escrito que Augusto, meses más tarde y aún afectado por el desastre, golpeaba la cabeza contra las paredes repitiendo: "Quintili Vare, legiones redde" (Quintilio Varo, devuélveme mis legiones)".

Sesgo del coste hundido

Esclavos de nuestras propias opiniones, o el sesgo de confirmación

Vía Gorka Palazio hemos descubierto esta conferencia TEDxMálaga, donde se ha invitado a la periodista científica y agente del Nuevo Orden Mundial Rocío Vidal a dar una conferencia de 14 minutos sobre la verdad y el pensamiento crítico. 

Un vídeo muy interesante sobre el "sesgo de confirmación". ¿Buscamos los humanos reafirmarnos en nuestros postulados e ideas, o en cambio buscamos la verdad? Recordemos que Rocío Vidal fue insultada por negacionistas en una manifestación de estos. Rocío Vidal tiene un canal en Youtube con el sobrenombre de La gata de Schrödinger con 456 mil suscriptores en agosto de 2020.
Otro vídeo, parcialmente redundante, sobre el "sesgo de negatividad" para ayudarnos a buscar la felicidad.
Esclavos de nuestras propias opiniones, o el sesgo de confirmación

Efectos Einstellung y Hawthorne en innovación

En los procesos de innovación hemos de recordar dos sorprendentes descubrimientos psicológicos: el Efecto Einstellung y el Efecto Hawthorne, como recientemente recordábamos en una Jornada en Palma de Mallorca (diapositiva 95). 

El Efecto Einstellung se define como el sesgo cognitivo que, curiosamente, perjudica a los más expertos en determinadas ocasiones de búsqueda de soluciones. Al enfrentarnos a un problema, el preconocimiento de las soluciones más habituales (patrones) nubla a quienes mejor conocen la materia y les hace renunciar a explorar ideas alternativas.

En ajedrez es muy patente el Efecto Einstellung, como en las cuatro situaciones recogidas en la imagen superior (origen de la fuente). Se opta por aferrarse a lo ya funciona y focalizar (de ahí el "efecto de focalización") en una zona del tablero (o de las variables a considerar) muy reducida (aunque sea decisiva), sin advertir alternativas más eficaces pero aparentemente fuera de la zona crítica (esto se usa también en la guerra psicológica).
El Efecto Hawthorne (“el aliento en la nuca”) establece que el mero hecho de saberse estudiados genera una reactividad psicológica en las personas analizadas. Descubierto hace más de medio siglo en la fábrica de Hawthorne (origen de la foto), de donde toma su nombre, al comprobarse que la productividad de una cadena de montaje de relés aumentaba si se incrementaba la luz ambiental (o la gestión de los descansos,...),... pero también si se reducía. Era el sentirse observados lo que motivaba la mejora de su trabajo.

Era un efecto placebo o "efecto Pigmalión" de creer que un cambio podría actuar positivamente,... y lo hace por respuesta inconsciente de la población observada. Este Efecto Hawthorne nos lo recordaba Pablo Garaizar en la tercera reunión de #7alde.
Conclusiones para la innovación educativa,...o en cualquier ámbito:
  1. Pensar desde "fuera de la caja"(fuera de la zona a trazos del tablero, ampliar para ver mejor esos rectángulos), incluso pensando que la educación como servicio (no negocio) también si no está en Internet y accesible desde móviles, no existe (aunque aún casi ningún político piensa así) y..
  2. Ensayar constantemente por el "efecto motivador" de distintas alternativas (siempre que aún no  hayan sido descartadas por la investigación previa).