Una profesora novata en 'Diarios de la calle'
Una foto diaria... en vacaciones (12)
La persona que sabe aprender, ya sabe lo suficiente
Learning is what most adults will do for a living in the 21st century.
Apprendre, c'est ce que feront la plupart des adultes pour gagner leur vie au 21ème siècle. Yakov Perelman
El viejo y apócrifo 'Acertijo de Einstein'
- En cada casa vive una persona de nacionalidad diferente.
- Estos cinco propietarios beben, fuman y tienen una mascota.
- Ninguno tiene la misma mascota, ni bebe o fuma lo mismo.
- El británico vive en la casa roja.
- El sueco tiene un perro.
- El danés bebe té.
- La casa verde está a la izquierda de la casa blanca.
- El propietario de la casa verde bebe café.
- La persona que fuma Pall Mall cría pájaros.
- La persona que vive en la casa amarilla fuma Dunhill.
- El propietario de la casa de en medio bebe leche.
- El noruego vive en la primera casa.
- El hombre que fuma Blends vive al lado del propietario de un gato.
- El dueño del caballo vive al lado del hombre que fuma Dunhill.
- El fumador de Bluemasters bebe cerveza.
- El alemán fuma Prince.
- El noruego vive al lado de la casa azul.
- El fumador de Blends tiene un vecino que bebe agua.
Mapisimo: Reserva dos parcelas en la Tierra
Mapisimo es un mashup con Google Maps que acaba de ser lanzado en beta pública, y cuya singularidad es haber parcelado el planeta en unos 510.000 millones de parcelas del tamaño de cuatro campos de tenis. Cada usuario registrado (yo soy MIKEL y me he reservado el Puente Colgante) puede ser propietario de una de esas partes, llamadas dunams, publicar mensajes de texto e hiperlinks en su parcela. Vía: LaBrújulaVerde.
No hay mal que por bien no venga...
Unos días después, el caballo regresó y trajo consigo una manada de potros salvajes. El vecino, corrió a felicitar a su amigo por su buena suerte, pero el campesino nuevamente afirmó “Mala suerte, o buena suerte, sólo el futuro lo sabe”.
Al poco tiempo, cuando su hijo estaba domando uno de los caballos, se cayó del animal y se rompió la pierna. Otra vez fue el compungido vecino a lamentarse de la desgracia, y otra vez el anciano, con una serenidad inamovible, le contestó: “Mala suerte, o buena suerte, sólo el futuro lo sabe”.
Finalmente, llegó al rancho un oficial del ejército que iba a reclutar jóvenes para ir a la guerra. Como el hijo del campesino tenía enyesada la pierna, fue liberado de prestar el servicio. Nuevamente, ¿de qué se trataba? Mala suerte, o buena suerte, sólo el futuro lo sabe...