La escritura con números es un prometedor género, con obras de artilugio tipográfico como ésta de Nëkiwá. Recogido del blog Juegos de Ingenio.
Dúo de búho y fútbol
Similitudes entre sagaces lechuzas y futboleros lechuzos.
Los búhos son aves crepusculares o nocturnas, dotadas en su descomunal cabeza giratoria con grandes ojos de visión binocular y retina adaptada a la oscuridad, además de un oído muy desarrollado con escucha direccional. Estas rapaces carnívoras vuelan sigilosamente y devoran enteramente a sus presas, engullendo en una sola noche más que su propio peso y regurgitando posteriormente los huesos que no pueden digerir. Los búhos y las lechuzas habitan en todos los continentes, si bien sus colores se adaptan al entorno.
Los futboleros son seres estáticos de mirada fija que pueden ser avistados al atardecer o anochecer, descubriéndose por los gritos trémulos y silbidos lastimeros que ululan cuando su equipo va perdiendo. Con su excepcional sentido del oído, capaz de repetir lo que oyen por la radio, con crueles zarpazos y certeros picotazos son capaces de zamparse su pieza favorita: los entrenadores. Instalan sus nidos en extraños lugares desde donde puedan observar con tranquilidad su espectáculo preferido.
Los mochuelos plumíferos de brillantes y resplandecientes ojos intrigaron durante siglos a los seres humanos. Las mitologías griega y romana asociaron a los búhos con la diosa Atenea o Minerva, patrona del intelecto. Ya en milenarias monedas de Atenas del 2.500 AC, la lechuza aparece como emblema de victoria, suerte y sabiduría. Filósofos como el gran Aristóteles, el idealista Hegel u Ortega y Gasset convirtieron al búho en el símbolo del pensamiento.
Los lechuzos futboleros no parecen encarnar demasiado bien el paradigma de la inteligencia. Buena prueba de ello se encuentra en las cabeceras de los periódicos de hoy, tras el esperable fracaso de la selección española en la Eurocopa. El intelecto futbolero predominante sólo sirve para atribuir culpabilidades, no para hallar soluciones. El inacabable rosario de excusas no explica la ancestral historia negra de un desastre continuo: el gol de Cardeñosa que no fue (Argentina 78), el ridículo del Mundial 82, el cante de Arconada en la Euro 84, el penalti fallado por Eloy en el 86, la barrera de Michel en el 90, el fallo de Salinas en el 94, la caída de Zubizarreta contra Nigeria en el 98, el balón a las nubes de Raúl en la Euro 2000 o el arbitraje egipcio en el Mundial de Corea. En la Eurocopa 2004, la cabeza de turco será el entrenador Iñaki Sáez.
Y todavía dicen por ahí que si Euskadi o Catalunya mantuviesen selecciones oficiales se debilitaría la “escuadra española”. Menos mal que algunos nos consolamos con el modelo de cantera propia, con jugadores exclusivamente autóctonos, como el sistema que sigue en exclusiva mundial el Athletic de Bilbao. Propongo que, junto a las creativas camisetas para la UEFA de Darío Urzay que acabarán gustando a todos como el Guggenheim Bilbao, nuestro club vasco mantenga su política patrimonial de formar jugadores desde las etapas escolares, sin acogerse jamás a la contratación de futbolistas externos.
Los búhos son aves crepusculares o nocturnas, dotadas en su descomunal cabeza giratoria con grandes ojos de visión binocular y retina adaptada a la oscuridad, además de un oído muy desarrollado con escucha direccional. Estas rapaces carnívoras vuelan sigilosamente y devoran enteramente a sus presas, engullendo en una sola noche más que su propio peso y regurgitando posteriormente los huesos que no pueden digerir. Los búhos y las lechuzas habitan en todos los continentes, si bien sus colores se adaptan al entorno.
Los futboleros son seres estáticos de mirada fija que pueden ser avistados al atardecer o anochecer, descubriéndose por los gritos trémulos y silbidos lastimeros que ululan cuando su equipo va perdiendo. Con su excepcional sentido del oído, capaz de repetir lo que oyen por la radio, con crueles zarpazos y certeros picotazos son capaces de zamparse su pieza favorita: los entrenadores. Instalan sus nidos en extraños lugares desde donde puedan observar con tranquilidad su espectáculo preferido.
Los mochuelos plumíferos de brillantes y resplandecientes ojos intrigaron durante siglos a los seres humanos. Las mitologías griega y romana asociaron a los búhos con la diosa Atenea o Minerva, patrona del intelecto. Ya en milenarias monedas de Atenas del 2.500 AC, la lechuza aparece como emblema de victoria, suerte y sabiduría. Filósofos como el gran Aristóteles, el idealista Hegel u Ortega y Gasset convirtieron al búho en el símbolo del pensamiento.
Los lechuzos futboleros no parecen encarnar demasiado bien el paradigma de la inteligencia. Buena prueba de ello se encuentra en las cabeceras de los periódicos de hoy, tras el esperable fracaso de la selección española en la Eurocopa. El intelecto futbolero predominante sólo sirve para atribuir culpabilidades, no para hallar soluciones. El inacabable rosario de excusas no explica la ancestral historia negra de un desastre continuo: el gol de Cardeñosa que no fue (Argentina 78), el ridículo del Mundial 82, el cante de Arconada en la Euro 84, el penalti fallado por Eloy en el 86, la barrera de Michel en el 90, el fallo de Salinas en el 94, la caída de Zubizarreta contra Nigeria en el 98, el balón a las nubes de Raúl en la Euro 2000 o el arbitraje egipcio en el Mundial de Corea. En la Eurocopa 2004, la cabeza de turco será el entrenador Iñaki Sáez.
Y todavía dicen por ahí que si Euskadi o Catalunya mantuviesen selecciones oficiales se debilitaría la “escuadra española”. Menos mal que algunos nos consolamos con el modelo de cantera propia, con jugadores exclusivamente autóctonos, como el sistema que sigue en exclusiva mundial el Athletic de Bilbao. Propongo que, junto a las creativas camisetas para la UEFA de Darío Urzay que acabarán gustando a todos como el Guggenheim Bilbao, nuestro club vasco mantenga su política patrimonial de formar jugadores desde las etapas escolares, sin acogerse jamás a la contratación de futbolistas externos.
Technorati tags: Athletic de Bilbao | Darío Urzay
Fórmula Ayuno
Transmiten la Fórmula 1 entre insoportables anuncios inoportunos.
Somos muchos los aficionados a la Fórmula 1 que quincenalmente tratamos de seguir las carreras entre anuncio y anuncio. Precisamente lo más interesante en los circuitos suele suceder en los inmensos intervalos de publicidad. El reventón de la rueda trasera de Fernando Alonso o la evacuación en ambulancia de Ralf Schumacher en el G. P. Indianápolis se han producido exactamente cuando nos esforzábamos en adivinarlo a través de una minúscula ventana en la pantalla con la que Telecinco nos desprecia, mientras emiten sus interminables secuencias de fastidiosos anunciantes cuyos productos hemos aprendido concienzudamente a detestar.
Sugerimos que difieran la transmisión cinco minutos de modo que sepan en qué períodos no sucederá nada relevante, o mejor que utilicen sobreimpresiones en una banda inferior publicitaria que no impida seguir el desarrollo de la carrera, al igual que en el sacrosanto fútbol donde no interrumpen los goles con importunos anuncios. Por mi parte, me borro para siempre de volver a ver por este canal de televisión esta modalidad deportiva que podrían rebautizar como Fórmula hay (o ¡ay!) Uno en la pista al que le ha pasado algo, mientras los demás nos quedamos en ayuno.
Somos muchos los aficionados a la Fórmula 1 que quincenalmente tratamos de seguir las carreras entre anuncio y anuncio. Precisamente lo más interesante en los circuitos suele suceder en los inmensos intervalos de publicidad. El reventón de la rueda trasera de Fernando Alonso o la evacuación en ambulancia de Ralf Schumacher en el G. P. Indianápolis se han producido exactamente cuando nos esforzábamos en adivinarlo a través de una minúscula ventana en la pantalla con la que Telecinco nos desprecia, mientras emiten sus interminables secuencias de fastidiosos anunciantes cuyos productos hemos aprendido concienzudamente a detestar.
Sugerimos que difieran la transmisión cinco minutos de modo que sepan en qué períodos no sucederá nada relevante, o mejor que utilicen sobreimpresiones en una banda inferior publicitaria que no impida seguir el desarrollo de la carrera, al igual que en el sacrosanto fútbol donde no interrumpen los goles con importunos anuncios. Por mi parte, me borro para siempre de volver a ver por este canal de televisión esta modalidad deportiva que podrían rebautizar como Fórmula hay (o ¡ay!) Uno en la pista al que le ha pasado algo, mientras los demás nos quedamos en ayuno.
Intriga escolar
La misteriosa e inolvidable anécdota de un suspenso injusto.
Las narraciones sobre asuntos escolares suelen pertenecer a géneros literarios muy variados, que oscilan entre la lírica, la épica, la novela, el ensayo, el periodismo o la didáctica. Pero este relato corto puede ser la excepción, porque combina la novela policíaca con una dramática epopeya verídica.
Aquel fue el caso más sorprendente y extraño de mi historia docente, tanto que tardé más de dos décadas en resolverlo. Con ayuda de algunas pistas, espero que los lectores descubran el secreto que escondían sus protagonistas en apenas tres minutos.
Por aquella época, yo todavía era un desmañado profesor de veinticinco años que enseñaba “Didáctica de la Ciencia” a futuros maestros en su último año de carrera universitaria. Eran clases multitudinarias, con mayoría de mujeres entre el alumnado, pero por mi parte me preocupaba de conocer los nombres de mis más de 300 alumnos anuales. Todos muy jóvenes, con apenas veinte años cumplidos, que estaban ansiosos por terminar sus estudios y ejercer el magisterio en sus propias aulas.
Ella destacaba notablemente en su grupo. Su interés, su entusiasmo, su encanto, toda ella sobresalía, incluso en aquella dinámica clase de desbordante juventud idealista. Durante aquella breve asignatura cuatrimestral, que concluía con su diplomatura en junio, su belleza pareció evolucionar, serenarse y brillar aún más con el transcurso de las semanas.
El examen final que les impuse fue muy riguroso, porque todavía yo era un inepto profesor que valoraba excesivamente mi materia, si bien consideraba las notas parciales, y la actitud ante los trabajos realizados durante el curso. Ella presentó un examen absurdo, donde las primeras preguntas estaban excelentemente respondidas, y el resto sin cumplimentar siquiera. Un resultado que permitía aprobar... o suspender. La convoqué para preguntarle porqué no había terminado aquel insuficiente examen. Hube de suspenderla, a mi pesar, porque insólitamente ella no aceptó que la aprobase ante su precario resultado en la prueba escrita. No pude entenderlo, pero accedí a su exigencia de reclamar el suspenso por faltarle unas décimas a su nota promedio. Lo interpreté entonces erróneamente, como una loable pasión por una justicia malentendida sólo matemáticamente. En la convocatoria de septiembre aprobó con sobresaliente. Verla nuevamente fue una delicia: toda su persona, con su amplio vestido veraniego, despedía un halo deslumbrante de ilusión y felicidad.
Pasaron los años. Supe que era profesora, pero no volví a encontrarme con ella. Me trasladé a la administración educativa y recorrí cientos de centros. Habían transcurrido más de veinte años, cuando en una visita a una pequeña escuela la vi nuevamente. Estaba exactamente igual de juvenil y resplandeciente. No podía creerlo. La llamé por su nombre, pensando que el tiempo se había detenido. Me contestó que no era ella, sino su hija. Le expliqué cuál fue el único suspenso que no quise imponer y del que siempre me arrepentí. Ella, con la misma dulzura de su madre, me aclaró que ella fue la causa de aquella enigmática petición, porque su madre prefirió quedarse unos meses más en la universidad sin volver a casa hasta su nacimiento.
Las narraciones sobre asuntos escolares suelen pertenecer a géneros literarios muy variados, que oscilan entre la lírica, la épica, la novela, el ensayo, el periodismo o la didáctica. Pero este relato corto puede ser la excepción, porque combina la novela policíaca con una dramática epopeya verídica.
Aquel fue el caso más sorprendente y extraño de mi historia docente, tanto que tardé más de dos décadas en resolverlo. Con ayuda de algunas pistas, espero que los lectores descubran el secreto que escondían sus protagonistas en apenas tres minutos.
Por aquella época, yo todavía era un desmañado profesor de veinticinco años que enseñaba “Didáctica de la Ciencia” a futuros maestros en su último año de carrera universitaria. Eran clases multitudinarias, con mayoría de mujeres entre el alumnado, pero por mi parte me preocupaba de conocer los nombres de mis más de 300 alumnos anuales. Todos muy jóvenes, con apenas veinte años cumplidos, que estaban ansiosos por terminar sus estudios y ejercer el magisterio en sus propias aulas.
Ella destacaba notablemente en su grupo. Su interés, su entusiasmo, su encanto, toda ella sobresalía, incluso en aquella dinámica clase de desbordante juventud idealista. Durante aquella breve asignatura cuatrimestral, que concluía con su diplomatura en junio, su belleza pareció evolucionar, serenarse y brillar aún más con el transcurso de las semanas.
El examen final que les impuse fue muy riguroso, porque todavía yo era un inepto profesor que valoraba excesivamente mi materia, si bien consideraba las notas parciales, y la actitud ante los trabajos realizados durante el curso. Ella presentó un examen absurdo, donde las primeras preguntas estaban excelentemente respondidas, y el resto sin cumplimentar siquiera. Un resultado que permitía aprobar... o suspender. La convoqué para preguntarle porqué no había terminado aquel insuficiente examen. Hube de suspenderla, a mi pesar, porque insólitamente ella no aceptó que la aprobase ante su precario resultado en la prueba escrita. No pude entenderlo, pero accedí a su exigencia de reclamar el suspenso por faltarle unas décimas a su nota promedio. Lo interpreté entonces erróneamente, como una loable pasión por una justicia malentendida sólo matemáticamente. En la convocatoria de septiembre aprobó con sobresaliente. Verla nuevamente fue una delicia: toda su persona, con su amplio vestido veraniego, despedía un halo deslumbrante de ilusión y felicidad.
Pasaron los años. Supe que era profesora, pero no volví a encontrarme con ella. Me trasladé a la administración educativa y recorrí cientos de centros. Habían transcurrido más de veinte años, cuando en una visita a una pequeña escuela la vi nuevamente. Estaba exactamente igual de juvenil y resplandeciente. No podía creerlo. La llamé por su nombre, pensando que el tiempo se había detenido. Me contestó que no era ella, sino su hija. Le expliqué cuál fue el único suspenso que no quise imponer y del que siempre me arrepentí. Ella, con la misma dulzura de su madre, me aclaró que ella fue la causa de aquella enigmática petición, porque su madre prefirió quedarse unos meses más en la universidad sin volver a casa hasta su nacimiento.
Elecciones fracasadas
El 13-J de 2004, el Día del Desinterés Europeo
El día 13 de junio de 2004 pasará a la historia de la Unión Europea como el día del desinterés por el Parlamento Europeo. El mayor contingente electoral de la era democrática, 350 millones de votantes potenciales para elegir 732 parlamentarios, apenas se ha interesado en estos “comicios de la decepción europarlamentaria”. Ni siquiera la ciudadanía de los diez Estados recién ingresados en la UE se ha preocupado de elegir a sus representantes.
Sin ánimo de colaborar al euro-escepticismo, es innegable bajo el prisma de cualquier análisis que en estas elecciones han perdido casi todos los partidos políticos, y que el único vencedor claro ha sido… la abstención generalizada. Pero conviene repasar, en orden decreciente de escala, los resultados de estos días electorales.
Escala continental: El porcentaje europeo de abstención ha sido del 54,7%, el máximo histórico de la Unión Europea con cualquier número de Estados miembros. La participación de los votantes en la UE no encuentra fondo, y elección tras elección ha ido disminuyendo desde el 63,0% en 1979 hasta el 45,5% en 2004, decreciendo según se ampliaban de 9, a 10, 12, 15 y hasta 25 los Estados en la UE.
Sólo donde el voto es obligatorio, Bélgica y Luxemburgo, y en Malta, Italia, Chipre, Grecia e Irlanda la participación ha sido aceptable. Los Estados recién ingresados, así como Suecia, Portugal y Reino Unido, destacan por su indiferencia europarlamentaria. En Eslovaquia o Polonia no se ha acercado a las unas ni la quinta parte del electorado.
Si el porcentaje de europeos que acudió a las urnas fue incluso menor que el registrado en comicios similares en cada uno de los Estados, llama aún más la atención los altos niveles de abstención de quienes se acaban de incorporar a la UE, donde no funcionó el entusiasmo esperable al participar en un nuevo proyecto. Se ha intentado explicar por un eventual "cansancio electoral" tras ratificar no hace mucho su deseo de sumarse a la UE, pero ello no es razón suficiente para que apenas el 26,4% de sus ciudadanos con derecho a voto lo hiciera efectivo.
En este desolado panorama de paupérrima capacidad de convocatoria, el habitual triunfalismo de los partidos resulta especialmente patético. Si nunca es posible que todos ganen, en esta ocasión lo evidente es que sólo algunos pueden defender sus resultados. En el cómputo global, ha ganado el PPE (Partido Popular Europeo), con 269 escaños, seguido del PSE (Partido Socialista Europeo). En medio de la tibieza europeísta, destaca el rabioso tirón de los euro-escépticos (un 15% de los eurodiputados han sido elegidos por su discurso antieuropeo), lo que ha impelido a los más progresistas (entre ellos los Liberales, Demócratas y Reformistas ELDR) a intentar aliarse con otros grupos para superar a los Conservadores de la Cámara, a fin de determinar el sucesor de Romano Prodi en la Presidencia de la Comisión Europea. Otro dato positivo ha sido que el anunciado crecimiento de la extrema derecha parece haberse contenido en Austria, donde el partido de Haider ha sufrido una merecida derrota, y sólo en Flandes ha ascendido de forma inquietante el Vlaams Blok.
Escala estatal: Los partidos que sustentan los gobiernos centrales han resultado, en general, derrotados, y especialmente aquellos a los que el “efecto Irak” les ha penalizado adicionalmente por apoyar la guerra, como en el caso de Blair, Berlusconi o Durão Barroso. Pero el voto de castigo también alcanza de lleno a Chirac y Schröder. El color político tampoco es determinante en el varapalo: Los socialdemócratas alemanes se han visto doblados por la oposición democristiana, mientras en Francia el partido conservador se ve superado por los socialistas.
En el Estado español, con una preocupante abstención —la más alta de la actual etapa democrática—, la victoria socialista del pasado 14-M queda revalidada por estrecho margen en las elecciones al Parlamento Europeo. Los esfuerzos del PP por deslegitimar en las europeas los resultados de las generales naufragan, pero no su capacidad de movilizar algo más a su resentido electorado en medio del desinterés universal de los demás por las instituciones europeas.
Destaca el éxito de la coalición GALEUSCA, en la primera concreción electoral del “Pacto de Barcelona”, gracias en gran parte al tirón de EAJ-PNV en Euskadi, el sostenimiento del BNG y a pesar del mal resultado de CiU. Todo ello les permite obtener un aceptable resultado con sendos representantes para los tres principales partidos nacionalistas de las Comunidades Históricas. Quedan convertidos en la tercera fuerza coaligada del Estado (con un mejorable 5,17% de los votos frente al 4,16% de IU), por el declive de Izquierda Unida, que no encuentra excusas en una convocatoria de circunscripción estatal y sin necesidad del “voto útil”. ERC salva los trastos de “Europa de los Pueblos” con su eurodiputado, lo que no sucede con la “Coalición Europea” de CC-PA-PAR-UV-UM, que se queda sin representación europea.
Escala autonómica: La lectura de las urnas europeas debe interpretarse con claves de Estado e incluso de autonomía. Tras valorar los resultados de esta convocatoria europea, en la Comunidad Autónoma Vasca entramos directamente en la precampaña de 10 meses para las decisivas Elecciones Autonómicas, lo que implica sutiles deducciones de estos datos europeos. Pero esto merece un análisis detenido y diferenciado, que se presentará próximamente, por territorios y con diferentes hipótesis de traslación para el Parlamento Vasco en función de los acontecimientos que puedan ocurrir hasta los primeros meses de 2005.
En síntesis: El proceso de construcción de la UE, que se viene desarrollando progresivamente desde mediado el siglo pasado, ha sido exitoso… en muchos aspectos de pacificación, macro-económicos y administrativos, constituyendo una experiencia única de integración en la diversidad socio-lingüístico-cultural de casi todo un continente, el más belicoso del planeta. Pero la Europa de los 25 Estados, o pronto 27 con Bulgaria y Rumania, se enfrenta a serios desafíos, relativos al reparto de poder que debiera pasar de los Estados a instituciones realmente comunitarias, donde las regiones y las ciudadanías se vean debidamente representadas, y no sólo en capítulos como ayudas y subsidios, sino bajo una nueva identidad europea común de futuro compartido. Es una metamorfosis que requiere su tiempo,… y mucho mayor acierto de los dirigentes europeos para evitar esta “fatiga electoral” propia de quienes todavía no nos sentimos partícipes en las instituciones que deben representarnos, velar por nuestros intereses y asegurarnos un futuro más justo y solidario.
El día 13 de junio de 2004 pasará a la historia de la Unión Europea como el día del desinterés por el Parlamento Europeo. El mayor contingente electoral de la era democrática, 350 millones de votantes potenciales para elegir 732 parlamentarios, apenas se ha interesado en estos “comicios de la decepción europarlamentaria”. Ni siquiera la ciudadanía de los diez Estados recién ingresados en la UE se ha preocupado de elegir a sus representantes.
Sin ánimo de colaborar al euro-escepticismo, es innegable bajo el prisma de cualquier análisis que en estas elecciones han perdido casi todos los partidos políticos, y que el único vencedor claro ha sido… la abstención generalizada. Pero conviene repasar, en orden decreciente de escala, los resultados de estos días electorales.
Escala continental: El porcentaje europeo de abstención ha sido del 54,7%, el máximo histórico de la Unión Europea con cualquier número de Estados miembros. La participación de los votantes en la UE no encuentra fondo, y elección tras elección ha ido disminuyendo desde el 63,0% en 1979 hasta el 45,5% en 2004, decreciendo según se ampliaban de 9, a 10, 12, 15 y hasta 25 los Estados en la UE.
Sólo donde el voto es obligatorio, Bélgica y Luxemburgo, y en Malta, Italia, Chipre, Grecia e Irlanda la participación ha sido aceptable. Los Estados recién ingresados, así como Suecia, Portugal y Reino Unido, destacan por su indiferencia europarlamentaria. En Eslovaquia o Polonia no se ha acercado a las unas ni la quinta parte del electorado.
Si el porcentaje de europeos que acudió a las urnas fue incluso menor que el registrado en comicios similares en cada uno de los Estados, llama aún más la atención los altos niveles de abstención de quienes se acaban de incorporar a la UE, donde no funcionó el entusiasmo esperable al participar en un nuevo proyecto. Se ha intentado explicar por un eventual "cansancio electoral" tras ratificar no hace mucho su deseo de sumarse a la UE, pero ello no es razón suficiente para que apenas el 26,4% de sus ciudadanos con derecho a voto lo hiciera efectivo.
En este desolado panorama de paupérrima capacidad de convocatoria, el habitual triunfalismo de los partidos resulta especialmente patético. Si nunca es posible que todos ganen, en esta ocasión lo evidente es que sólo algunos pueden defender sus resultados. En el cómputo global, ha ganado el PPE (Partido Popular Europeo), con 269 escaños, seguido del PSE (Partido Socialista Europeo). En medio de la tibieza europeísta, destaca el rabioso tirón de los euro-escépticos (un 15% de los eurodiputados han sido elegidos por su discurso antieuropeo), lo que ha impelido a los más progresistas (entre ellos los Liberales, Demócratas y Reformistas ELDR) a intentar aliarse con otros grupos para superar a los Conservadores de la Cámara, a fin de determinar el sucesor de Romano Prodi en la Presidencia de la Comisión Europea. Otro dato positivo ha sido que el anunciado crecimiento de la extrema derecha parece haberse contenido en Austria, donde el partido de Haider ha sufrido una merecida derrota, y sólo en Flandes ha ascendido de forma inquietante el Vlaams Blok.
Escala estatal: Los partidos que sustentan los gobiernos centrales han resultado, en general, derrotados, y especialmente aquellos a los que el “efecto Irak” les ha penalizado adicionalmente por apoyar la guerra, como en el caso de Blair, Berlusconi o Durão Barroso. Pero el voto de castigo también alcanza de lleno a Chirac y Schröder. El color político tampoco es determinante en el varapalo: Los socialdemócratas alemanes se han visto doblados por la oposición democristiana, mientras en Francia el partido conservador se ve superado por los socialistas.
En el Estado español, con una preocupante abstención —la más alta de la actual etapa democrática—, la victoria socialista del pasado 14-M queda revalidada por estrecho margen en las elecciones al Parlamento Europeo. Los esfuerzos del PP por deslegitimar en las europeas los resultados de las generales naufragan, pero no su capacidad de movilizar algo más a su resentido electorado en medio del desinterés universal de los demás por las instituciones europeas.
Destaca el éxito de la coalición GALEUSCA, en la primera concreción electoral del “Pacto de Barcelona”, gracias en gran parte al tirón de EAJ-PNV en Euskadi, el sostenimiento del BNG y a pesar del mal resultado de CiU. Todo ello les permite obtener un aceptable resultado con sendos representantes para los tres principales partidos nacionalistas de las Comunidades Históricas. Quedan convertidos en la tercera fuerza coaligada del Estado (con un mejorable 5,17% de los votos frente al 4,16% de IU), por el declive de Izquierda Unida, que no encuentra excusas en una convocatoria de circunscripción estatal y sin necesidad del “voto útil”. ERC salva los trastos de “Europa de los Pueblos” con su eurodiputado, lo que no sucede con la “Coalición Europea” de CC-PA-PAR-UV-UM, que se queda sin representación europea.
Escala autonómica: La lectura de las urnas europeas debe interpretarse con claves de Estado e incluso de autonomía. Tras valorar los resultados de esta convocatoria europea, en la Comunidad Autónoma Vasca entramos directamente en la precampaña de 10 meses para las decisivas Elecciones Autonómicas, lo que implica sutiles deducciones de estos datos europeos. Pero esto merece un análisis detenido y diferenciado, que se presentará próximamente, por territorios y con diferentes hipótesis de traslación para el Parlamento Vasco en función de los acontecimientos que puedan ocurrir hasta los primeros meses de 2005.
En síntesis: El proceso de construcción de la UE, que se viene desarrollando progresivamente desde mediado el siglo pasado, ha sido exitoso… en muchos aspectos de pacificación, macro-económicos y administrativos, constituyendo una experiencia única de integración en la diversidad socio-lingüístico-cultural de casi todo un continente, el más belicoso del planeta. Pero la Europa de los 25 Estados, o pronto 27 con Bulgaria y Rumania, se enfrenta a serios desafíos, relativos al reparto de poder que debiera pasar de los Estados a instituciones realmente comunitarias, donde las regiones y las ciudadanías se vean debidamente representadas, y no sólo en capítulos como ayudas y subsidios, sino bajo una nueva identidad europea común de futuro compartido. Es una metamorfosis que requiere su tiempo,… y mucho mayor acierto de los dirigentes europeos para evitar esta “fatiga electoral” propia de quienes todavía no nos sentimos partícipes en las instituciones que deben representarnos, velar por nuestros intereses y asegurarnos un futuro más justo y solidario.
Diario de un profesor: El día final
A la atención de mis queridos alumnos y alumnas.
¡Cómo retumba una clase vacía! No hay jornada más cruel, más destemplada. Cuando hoy la última alumna se ha despedido, se me ha hecho un nudo en la garganta. Ellos se van, no retornarán hasta pasados casi tres meses, o quizás ya nunca. ¿Volverán todos? Sólo una madre o un padre podrían comprender este sobrecogimiento, propio de cuando los hijos se van de viaje y sientes el desgarramiento del alejamiento. ¿Cómo cambiarán y cómo seguirán siempre siendo "ellos"?
¿Persistirán fieles a su destino? Nada causa más zozobra que esta pregunta. Pero hay que dejarles marchar, sólo ellos pueden recorrer su camino. En la travesía de su vida, el educador sólo es un caminante que les acompaña durante un trayecto inicial. Ellos quizá aún no pueden comprender la trascendencia de las decisiones que adopten, de las opciones que elijan. Pero el docente debe dejarlos ya a su libre albedrío. Les ha preparado, confía en ellos, sabe de su capacidad,... pero le queda un inapagable temor por su suerte.
En este día quisiera creer en los ángeles de la guarda, para convertirme en su ángel custodio. Escoltarles, acompañarles, servirles en la prodigiosa odisea vital que les espera, aconsejarles en todas las encrucijadas en las que se encontrarán. No es posible, ni oportuno, ni conveniente.
Para darles "su vida propia", hay que cortar ese sutil cordón umbilical que te ha enlazado sublimemente con cada uno de ellos. Cada fin de curso se produce ese instante, al tiempo festivo para el alumnado -aunque también con un punto de desasosiego para los más emotivos-, y para el profesorado vocacional, un momento desolador, trágico, solemne y… esperanzador.
¿Persistirán fieles a su destino? Nada causa más zozobra que esta pregunta. Pero hay que dejarles marchar, sólo ellos pueden recorrer su camino. En la travesía de su vida, el educador sólo es un caminante que les acompaña durante un trayecto inicial. Ellos quizá aún no pueden comprender la trascendencia de las decisiones que adopten, de las opciones que elijan. Pero el docente debe dejarlos ya a su libre albedrío. Les ha preparado, confía en ellos, sabe de su capacidad,... pero le queda un inapagable temor por su suerte.
En este día quisiera creer en los ángeles de la guarda, para convertirme en su ángel custodio. Escoltarles, acompañarles, servirles en la prodigiosa odisea vital que les espera, aconsejarles en todas las encrucijadas en las que se encontrarán. No es posible, ni oportuno, ni conveniente.
Para darles "su vida propia", hay que cortar ese sutil cordón umbilical que te ha enlazado sublimemente con cada uno de ellos. Cada fin de curso se produce ese instante, al tiempo festivo para el alumnado -aunque también con un punto de desasosiego para los más emotivos-, y para el profesorado vocacional, un momento desolador, trágico, solemne y… esperanzador.
El día... Final... Ha llegado.
Ahí van... El mundo les espera.
Ellos crecerán... Moverán el universo.
Son mis alumnos. Son mis hijos.
Viviré a través de ellos.
Ahí van... El mundo les espera.
Ellos crecerán... Moverán el universo.
Son mis alumnos. Son mis hijos.
Viviré a través de ellos.
La edad de la verdad
“Lost in translation”, otra película que nos revela el extravío de la soledad humana creciente con la edad.
Unos, los suizos, dicen que la edad no juega ningún papel excepto en los quesos; otros, los franceses, que la edad es importante sólo en los caballos; y terceros confirman que cada persona tiene la edad de su corazón (esto, en sentido fisiológico no puede ser más cierto, excepto en los trasplantados). Pero no olvidemos que Marcel Prevost decretó que “Nuestro corazón tiene la edad de aquello que ama”.
Para los que hemos llegado a esa madurez en la que uno ya no se deja engañar por sí mismo, esa edad en la que todavía se es joven pero con mucho más esfuerzo, hay relatos muy deprimentes, justamente por lo verosímiles y descriptivos que se demuestran. Existen dos películas referenciales al respecto, una de culto como “American Beauty” de 1999, y otra actualmente en cartelera como “Lost in translation” de 2003.
Resulta muy recomendable para cualquier humano dotado de un ápice de ternura, y especialmente para cuarentones en adelante, sentirse retratados en “Lost in translation”. La directora Sofia Coppola nos narra con silencios hondos y miradas cómplices, como quizá sólo sabe hacerlo una mujer que además es hija de Francis Ford Coppola, una historia de dos seres perdidos en un mundo extraño.
Seguramente nuestra vida cotidiana no nos lleve al ininteligible Tokio, ni a movernos en escenarios de millonarios hastiados de recibir regalos, pero muchos sentimos en lo más hondo –ocasional o frecuentemente - que no comprendemos nada de lo que sucede a nuestro alrededor, como si nos hablasen en japonés unos personajes exóticos que deambulan frenéticamente por nuestras vidas. En esas ocasiones, sólo cabe la huida... Pero no existe más evasión que la fuga hacia otro ser humano…
Y es entonces cuando el contraste entre la edad de la beldad y la edad de la verdad resulta cruel y despiadado, si uno no puede creerse que en la edad resida el misterio. La belleza insolente por su frescura y naturalidad de Scarlett Johansson, remarca el patético descubrimiento de la vacuidad vital del triunfador caduco encarnado por Bill Murray. Pero algo les une (¿la orfandad de la humanidad, la hermandad en la infelicidad?) y les alivia en una suerte de romance espiritual: la intimidad inocente entre dos supervivientes que se aferran al mismo salvavidas de una fugaz amistad imperecedera.
El producto es toda una prodigiosa exhibición de una relación de afecto basada en la comprensión y el entendimiento, quizá más exactamente en una complementación espiritual, improbable pero sugestiva. No es una película de acción, sino una obra maestra que se infiltra en el espectador con su lánguido devenir de guión intimista, describiendo ese sentimiento universal de la soledad, la decadencia y el paso del tiempo, de los que ni la todopoderosa riqueza exime.
La película parece defraudar durante su transcurso por la lentitud de la historia con un final esperable como la vida misma, pero al encenderse las luces y despertarnos a la realidad, algo profundo nos ha conmovido el alma con dos conclusiones obvias: “La edad no protege del amor. Es el amor quien nos protege de la edad”.
Para los que hemos llegado a esa madurez en la que uno ya no se deja engañar por sí mismo, esa edad en la que todavía se es joven pero con mucho más esfuerzo, hay relatos muy deprimentes, justamente por lo verosímiles y descriptivos que se demuestran. Existen dos películas referenciales al respecto, una de culto como “American Beauty” de 1999, y otra actualmente en cartelera como “Lost in translation” de 2003.
Resulta muy recomendable para cualquier humano dotado de un ápice de ternura, y especialmente para cuarentones en adelante, sentirse retratados en “Lost in translation”. La directora Sofia Coppola nos narra con silencios hondos y miradas cómplices, como quizá sólo sabe hacerlo una mujer que además es hija de Francis Ford Coppola, una historia de dos seres perdidos en un mundo extraño.
Seguramente nuestra vida cotidiana no nos lleve al ininteligible Tokio, ni a movernos en escenarios de millonarios hastiados de recibir regalos, pero muchos sentimos en lo más hondo –ocasional o frecuentemente - que no comprendemos nada de lo que sucede a nuestro alrededor, como si nos hablasen en japonés unos personajes exóticos que deambulan frenéticamente por nuestras vidas. En esas ocasiones, sólo cabe la huida... Pero no existe más evasión que la fuga hacia otro ser humano…
Y es entonces cuando el contraste entre la edad de la beldad y la edad de la verdad resulta cruel y despiadado, si uno no puede creerse que en la edad resida el misterio. La belleza insolente por su frescura y naturalidad de Scarlett Johansson, remarca el patético descubrimiento de la vacuidad vital del triunfador caduco encarnado por Bill Murray. Pero algo les une (¿la orfandad de la humanidad, la hermandad en la infelicidad?) y les alivia en una suerte de romance espiritual: la intimidad inocente entre dos supervivientes que se aferran al mismo salvavidas de una fugaz amistad imperecedera.
El producto es toda una prodigiosa exhibición de una relación de afecto basada en la comprensión y el entendimiento, quizá más exactamente en una complementación espiritual, improbable pero sugestiva. No es una película de acción, sino una obra maestra que se infiltra en el espectador con su lánguido devenir de guión intimista, describiendo ese sentimiento universal de la soledad, la decadencia y el paso del tiempo, de los que ni la todopoderosa riqueza exime.
La película parece defraudar durante su transcurso por la lentitud de la historia con un final esperable como la vida misma, pero al encenderse las luces y despertarnos a la realidad, algo profundo nos ha conmovido el alma con dos conclusiones obvias: “La edad no protege del amor. Es el amor quien nos protege de la edad”.
Políticos en Crónicas Marcianas
El debate sobre el debate del bipartidismo insultante.
Reconozco que ni vi los debates Borrell-Oreja, ni he ojeado apenas Crónicas Marcianas. La televisión me produce esa irrefrenable somnolencia de la ignorancia supina enlatada, que es aún más aburrida que la desenvuelta estupidez. Un encuentro con estos dos protagonistas amenazaba con ser peor que la mosca Tsé-tsé. a efectos de provocar la inflamación del cerebro y sus meninges. Posteriormente leyendo los periódicos, me reafirmo en proseguir con la práctica e higiénica costumbre de ver la televisión sólo en los escaparates al pasear.
Según cuenta la prensa escrita, que por cierto se nutre crecientemente de esta pseudo-realidad catódica, por la colección de monótonos monólogos sucesivos y alternados, por el tono que hasta en letra impresa se advierte y por el nulo interés del contenido, se aprecia con claridad que este doble o triple encuentro de estos diplodocos políticos pertenece al género de ficción establecido por CM, donde algunos famosillos se insultan con perseverancia, profesionalidad y respetándose el turno por alguna causa exótica y simplona, en razón de los honorarios que puntualmente cobran por sesión.
Pienso acudir a votar el próximo domingo 13-J, porque aún quedan opciones políticas respetables y menos anquilosadas que las que representan estos dos contendientes de los “partidos supremos” en un Estado que no quiere ser de charanga y pandereta, a pesar de lo que emiten las televisiones dominantes con contumacia y sin salirse del guión de “panem et circem” (al pueblo, pan y circo).
Reconozco que ni vi los debates Borrell-Oreja, ni he ojeado apenas Crónicas Marcianas. La televisión me produce esa irrefrenable somnolencia de la ignorancia supina enlatada, que es aún más aburrida que la desenvuelta estupidez. Un encuentro con estos dos protagonistas amenazaba con ser peor que la mosca Tsé-tsé. a efectos de provocar la inflamación del cerebro y sus meninges. Posteriormente leyendo los periódicos, me reafirmo en proseguir con la práctica e higiénica costumbre de ver la televisión sólo en los escaparates al pasear.
Según cuenta la prensa escrita, que por cierto se nutre crecientemente de esta pseudo-realidad catódica, por la colección de monótonos monólogos sucesivos y alternados, por el tono que hasta en letra impresa se advierte y por el nulo interés del contenido, se aprecia con claridad que este doble o triple encuentro de estos diplodocos políticos pertenece al género de ficción establecido por CM, donde algunos famosillos se insultan con perseverancia, profesionalidad y respetándose el turno por alguna causa exótica y simplona, en razón de los honorarios que puntualmente cobran por sesión.
Pienso acudir a votar el próximo domingo 13-J, porque aún quedan opciones políticas respetables y menos anquilosadas que las que representan estos dos contendientes de los “partidos supremos” en un Estado que no quiere ser de charanga y pandereta, a pesar de lo que emiten las televisiones dominantes con contumacia y sin salirse del guión de “panem et circem” (al pueblo, pan y circo).
Gatos raros
Lecciones gatunas para políticos de altura.
Me piden que escriba sobre los “cuatro gatos” que acuden a los mítines o ven los debates televisivos de estas apáticas elecciones europeas de 2004. Les respondo a vuelapluma que quizá fuese más interesante especular sobre gatos, y probablemente obtener algunas recomendaciones para los políticos.
Los gatos son los animales más analizados que existen. Se ha elucubrado sobre ellos más que sobre cualquier otra especie y en presencia literaria superan incluso a los perros. Jean Cocteau señalaba que “Si yo prefiero los gatos a los perros, es porque no hay gatos policías”. Los proverbios y citas son innumerables. Se ha publicado que la mujer tiene alma de gato (¡?), que no importa que el gato sea blanco o negro sino que cace ratones, que quién le pone el cascabel, que le buscan tres pies, que te lo pueden dar como liebre, que de noche todos son pardos, que traen mala suerte los negros, que escaldados huyen del agua fría, o que tienen siete vidas.
Analicemos los cuatro gatos más fantásticos, no comunes en los hogares pero distinguidos y afamados. En orden de complejidad creciente, comencemos primero por el gato más abundante y fuerte, tanto que podría levantar incluso a un elefante. Supongo que lo habrán adivinado. Si no es así, otra pista es que se refugia por las noches en los garajes.
El segundo gato popular es el de Murphy, reconocido por sus leyes de la fatalidad. Una de las más interesantes observa que si "una tostada cae al suelo, siempre lo hará por la cara untada de mermelada". Dado que también se sabe que “todo gato cae siempre de pie", obtenemos fácilmente la "paradoja del gato de Murphy o del gato volador". Si a un gato le pegamos una tostada con mermelada en la espalda, y lo lanzamos al aire, la tostada tenderá a caer por su lado al tiempo que el gato tenderá a caer de pie. Como las dos leyes anteriores no admiten excepción, la única solución posible es que el gato no caiga, es decir, se quede flotando en el aire. No intenten este experimento, pero el “gato de Murphy” es tan ininteligible como la “tortuga de Aquiles”.
El tercer minino es el de Alicia en el País de las Maravillas, el “gato de Cheshire”. Alicia le preguntó: “¿Podrías decirme qué camino debo seguir?”. “Eso depende en gran parte del sitio al que quieras llegar”, contestó el gato. “No me importa mucho el sitio...”, dijo Alicia y concluyó el felino: “Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes”. El relato es más extenso y merece ser releído, pero lo esencial es este inicio de la conversación.
El cuarto es el "gato de Schrödinger", protagonista de una célebre prueba imaginaria que propuso en 1935 este físico y Premio Nobel. El experimento mental consiste en imaginar a un gato metido dentro de una caja que contiene un dispositivo con gas venenoso, que se activa al detectar una partícula alfa y un átomo radiactivo con un 50% de probabilidad de emitir una partícula alfa. Si se emite una partícula alfa, el gato muere; y si no, el gato continúa vivo. Mientras no abramos la caja, según la naturaleza ondulatoria de la Mecánica Cuántica de probabilidad e incertidumbre aplicadas a este cuerpo macroscópico, entonces tendríamos un gato en la incómoda situación de quedar descrito por una función de onda extremadamente compleja, resultado de la superposición de dos estados combinados: los correspondientes a un gato vivo y a un gato muerto. Según el formalismo cuántico, el gato estaría a la vez vivo y muerto, y se trataría de dos estados indistinguibles.
Estos mis gatos preferidos: el mecánico-práctico, el humorístico-absurdo, el literario-imaginario y el científico-filosófico. Aplicados a la política sugieren consejos como los siguientes para nuestros gobernantes: 1º) Que sepan cuál es su lugar, necesario para ayudar en caso de apuro, pero no siempre omnipresentes, como el gato de los coches. 2º) Que no se planteen maximalismos imposibles de casar unos con otros, como el gato de Murphy. 3º) Que se pregunten adónde quieren llegar antes de emprender el camino, como el gato de Alicia. 4º) Que dejen los experimentos para los científicos, sobre todo cuando se trata de vivir o morir, como el gato de Schrödinger. Los políticos debieran aprender de esa indirecta que dice que -para guardar el sentido de las proporciones-es conveniente tener un perro que nos adore, pero también un gato que nos desprecie.
Una anécdota para terminar. Hace años, cuando apenas era una cría feminista, nuestra hija nos preguntó alzando la voz en una sala de espera atiborrada de público: “Aita (papá), ¿cómo sabes que el gato de la abuela no es una gata?”. El silencio se extendió a la espera de ver cómo salíamos de aquel compromiso. Al final, pude balbucear: “Es gato, porque… ¿no te has fijado en los bigotes que tiene?”.
Me piden que escriba sobre los “cuatro gatos” que acuden a los mítines o ven los debates televisivos de estas apáticas elecciones europeas de 2004. Les respondo a vuelapluma que quizá fuese más interesante especular sobre gatos, y probablemente obtener algunas recomendaciones para los políticos.
Los gatos son los animales más analizados que existen. Se ha elucubrado sobre ellos más que sobre cualquier otra especie y en presencia literaria superan incluso a los perros. Jean Cocteau señalaba que “Si yo prefiero los gatos a los perros, es porque no hay gatos policías”. Los proverbios y citas son innumerables. Se ha publicado que la mujer tiene alma de gato (¡?), que no importa que el gato sea blanco o negro sino que cace ratones, que quién le pone el cascabel, que le buscan tres pies, que te lo pueden dar como liebre, que de noche todos son pardos, que traen mala suerte los negros, que escaldados huyen del agua fría, o que tienen siete vidas.
Analicemos los cuatro gatos más fantásticos, no comunes en los hogares pero distinguidos y afamados. En orden de complejidad creciente, comencemos primero por el gato más abundante y fuerte, tanto que podría levantar incluso a un elefante. Supongo que lo habrán adivinado. Si no es así, otra pista es que se refugia por las noches en los garajes.
El segundo gato popular es el de Murphy, reconocido por sus leyes de la fatalidad. Una de las más interesantes observa que si "una tostada cae al suelo, siempre lo hará por la cara untada de mermelada". Dado que también se sabe que “todo gato cae siempre de pie", obtenemos fácilmente la "paradoja del gato de Murphy o del gato volador". Si a un gato le pegamos una tostada con mermelada en la espalda, y lo lanzamos al aire, la tostada tenderá a caer por su lado al tiempo que el gato tenderá a caer de pie. Como las dos leyes anteriores no admiten excepción, la única solución posible es que el gato no caiga, es decir, se quede flotando en el aire. No intenten este experimento, pero el “gato de Murphy” es tan ininteligible como la “tortuga de Aquiles”.
El tercer minino es el de Alicia en el País de las Maravillas, el “gato de Cheshire”. Alicia le preguntó: “¿Podrías decirme qué camino debo seguir?”. “Eso depende en gran parte del sitio al que quieras llegar”, contestó el gato. “No me importa mucho el sitio...”, dijo Alicia y concluyó el felino: “Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes”. El relato es más extenso y merece ser releído, pero lo esencial es este inicio de la conversación.
El cuarto es el "gato de Schrödinger", protagonista de una célebre prueba imaginaria que propuso en 1935 este físico y Premio Nobel. El experimento mental consiste en imaginar a un gato metido dentro de una caja que contiene un dispositivo con gas venenoso, que se activa al detectar una partícula alfa y un átomo radiactivo con un 50% de probabilidad de emitir una partícula alfa. Si se emite una partícula alfa, el gato muere; y si no, el gato continúa vivo. Mientras no abramos la caja, según la naturaleza ondulatoria de la Mecánica Cuántica de probabilidad e incertidumbre aplicadas a este cuerpo macroscópico, entonces tendríamos un gato en la incómoda situación de quedar descrito por una función de onda extremadamente compleja, resultado de la superposición de dos estados combinados: los correspondientes a un gato vivo y a un gato muerto. Según el formalismo cuántico, el gato estaría a la vez vivo y muerto, y se trataría de dos estados indistinguibles.
Estos mis gatos preferidos: el mecánico-práctico, el humorístico-absurdo, el literario-imaginario y el científico-filosófico. Aplicados a la política sugieren consejos como los siguientes para nuestros gobernantes: 1º) Que sepan cuál es su lugar, necesario para ayudar en caso de apuro, pero no siempre omnipresentes, como el gato de los coches. 2º) Que no se planteen maximalismos imposibles de casar unos con otros, como el gato de Murphy. 3º) Que se pregunten adónde quieren llegar antes de emprender el camino, como el gato de Alicia. 4º) Que dejen los experimentos para los científicos, sobre todo cuando se trata de vivir o morir, como el gato de Schrödinger. Los políticos debieran aprender de esa indirecta que dice que -para guardar el sentido de las proporciones-es conveniente tener un perro que nos adore, pero también un gato que nos desprecie.
Una anécdota para terminar. Hace años, cuando apenas era una cría feminista, nuestra hija nos preguntó alzando la voz en una sala de espera atiborrada de público: “Aita (papá), ¿cómo sabes que el gato de la abuela no es una gata?”. El silencio se extendió a la espera de ver cómo salíamos de aquel compromiso. Al final, pude balbucear: “Es gato, porque… ¿no te has fijado en los bigotes que tiene?”.
Mi amor, nunca estés triste
Súbito despertar
Cuando despertó, su diosa todavía estaba allí.
Todas las furias del cielo parece se han desatado.
Bajo la lluvia no veo, sino seres inhumanos.
Tigres y leones fieros, elefantes encrespados.
Muchos cuadrúpedos presos y animales agitados.
Creo que sólo es un sueño: el Diluvio recordado.
Cuando al final me despierto, mi amada está a mi lado.
Contigo me sobra el resto,… del arca del Noé santo.
Bésame, tonto votante
Un acrónimo en inglés aconseja claridad y sencillez, KISS (‘BESO’): Keep It Simple, Stupid! (‘¡Simplifícalo, estúpido!’).
Durante el diseño de UNIX (un sistema operativo para ordenadores), se instituyó la famosa doctrina KISS (“Mantenlo simple, atontado”), para sugerir que cuanto más sencilla sea la implementación de un programa, menor probabilidad habrá de que falle y más fácil será su mantenimiento posterior. Este acertado consejo de la programación, que apuesta por la simplificación, es aplicable igualmente en muchos otros ámbitos, desde la arquitectura funcional hasta el marketing comercial, o desde las técnicas de liderazgo hasta la gramática literaria…, al estilo del preciso y conciso Azorín porque Salman Rushdie diría que la complejidad de la narración incrementa su disfrute.
En software, y muy frecuentemente en otros aspectos de la vida cotidiana, el camino más corto, inteligible, seguro y práctico es el más simple. Pero lo sencillo exige mucho conocimiento, creatividad y dedicación. El ilustre caricaturista Al Hirschfeld decía "Cuando estoy apurado, hago un dibujo complicado. Cuando tengo tiempo, hago uno sencillo". La moraleja es que sencillo no significa fácil,... sino que la elegancia está en la simplicidad.
El problema es cuando la triunfante doctrina KISS, tautológica en informática, se aplica en ámbitos como los chabacanos programas de televisión, los desfasados currículos de educación o las propuestas políticas simplonas. Si con este eslogan se pretende reducir la complejidad hasta la caricatura que cualquier “torpe” pueda entender, seguramente el resultado será esperpéntico y destinado a aletargar a un público a quien se quiere mantener en la inopia.
Traspasar un “principio de mínima sorpresa” a un “elogio de la simpleza” resulta pésimo y contraproducente. Los intelectuales y los creadores de opinión deben adoptar un estilo amable, comprensible y accesible para todo el público, pero sin caer en el reduccionismo de obviar lo esencial para destacar lo superfluo.
La política, en numerosas ocasiones, es un modelo de mala aplicación de la divisa KISS. Los políticos deben efectúen un esfuerzo de inteligencia si pretenden que el electorado “les pese y, quizá luego, les bese”. En las campañas electorales debería superarse el habitual binomio BE-SO, compuesto por un BE-llo lema simplón, más un SO-porífero programa electoral absurdamente extenso y tedioso.
Por último, el segundo significado de KISS también debe matizarse en su aplicación externa a la informática. KISS indica igualmente `Keep it SECRET, stupid!' (Manténgalo SECRETO), para destacar una cualidad que ofrece confidencialidad y robustez a un código o contraseña. Pero en política, la ciudadanía merece conocer toda la verdad, sin abrumarla con detalles, y sin engañarla con falsedades, tergiversaciones u ocultaciones.
Billy Wilder dirigió en 1964 la película “Bésame, tonto”. Su título es una expresión cariñosa, no aplicable para recabar el voto ciego a un perspicaz electorado propio de una democracia asentada en una sociedad culta y libre. La confianza sólo la merecen los partidos políticos que se presentan con proyecto, compromiso, perspicacia, transparencia y autenticidad. La máquina del mundo quizá sea harto compleja, pero ello sólo demuestra el progreso de la civilización y la clarividencia de la ciudadanía.
Durante el diseño de UNIX (un sistema operativo para ordenadores), se instituyó la famosa doctrina KISS (“Mantenlo simple, atontado”), para sugerir que cuanto más sencilla sea la implementación de un programa, menor probabilidad habrá de que falle y más fácil será su mantenimiento posterior. Este acertado consejo de la programación, que apuesta por la simplificación, es aplicable igualmente en muchos otros ámbitos, desde la arquitectura funcional hasta el marketing comercial, o desde las técnicas de liderazgo hasta la gramática literaria…, al estilo del preciso y conciso Azorín porque Salman Rushdie diría que la complejidad de la narración incrementa su disfrute.
En software, y muy frecuentemente en otros aspectos de la vida cotidiana, el camino más corto, inteligible, seguro y práctico es el más simple. Pero lo sencillo exige mucho conocimiento, creatividad y dedicación. El ilustre caricaturista Al Hirschfeld decía "Cuando estoy apurado, hago un dibujo complicado. Cuando tengo tiempo, hago uno sencillo". La moraleja es que sencillo no significa fácil,... sino que la elegancia está en la simplicidad.
El problema es cuando la triunfante doctrina KISS, tautológica en informática, se aplica en ámbitos como los chabacanos programas de televisión, los desfasados currículos de educación o las propuestas políticas simplonas. Si con este eslogan se pretende reducir la complejidad hasta la caricatura que cualquier “torpe” pueda entender, seguramente el resultado será esperpéntico y destinado a aletargar a un público a quien se quiere mantener en la inopia.
Traspasar un “principio de mínima sorpresa” a un “elogio de la simpleza” resulta pésimo y contraproducente. Los intelectuales y los creadores de opinión deben adoptar un estilo amable, comprensible y accesible para todo el público, pero sin caer en el reduccionismo de obviar lo esencial para destacar lo superfluo.
La política, en numerosas ocasiones, es un modelo de mala aplicación de la divisa KISS. Los políticos deben efectúen un esfuerzo de inteligencia si pretenden que el electorado “les pese y, quizá luego, les bese”. En las campañas electorales debería superarse el habitual binomio BE-SO, compuesto por un BE-llo lema simplón, más un SO-porífero programa electoral absurdamente extenso y tedioso.
Por último, el segundo significado de KISS también debe matizarse en su aplicación externa a la informática. KISS indica igualmente `Keep it SECRET, stupid!' (Manténgalo SECRETO), para destacar una cualidad que ofrece confidencialidad y robustez a un código o contraseña. Pero en política, la ciudadanía merece conocer toda la verdad, sin abrumarla con detalles, y sin engañarla con falsedades, tergiversaciones u ocultaciones.
Billy Wilder dirigió en 1964 la película “Bésame, tonto”. Su título es una expresión cariñosa, no aplicable para recabar el voto ciego a un perspicaz electorado propio de una democracia asentada en una sociedad culta y libre. La confianza sólo la merecen los partidos políticos que se presentan con proyecto, compromiso, perspicacia, transparencia y autenticidad. La máquina del mundo quizá sea harto compleja, pero ello sólo demuestra el progreso de la civilización y la clarividencia de la ciudadanía.
Contigo acerté
Breve historia de una decisión perfecta.
Vivir es decidir constantemente lo que vamos a ser. Es en los momentos de resolución cuando se configura el destino propio. Muchos pequeños detalles determinan las grandes decisiones, porque toda determinación es el resultado de mil impresiones contradictorias. Cuando han pasado los años, todos sabemos que muchas de nuestras decisiones pudieron haber sido sólo parcialmente correctas o manifiestamente mejorables.
Después de treinta años, sigo pensando que tú fuiste mi mejor decisión. Cuando te vi por primera vez, supe que te quería, que me era imposible no amarte, y que únicamente podría vivir contigo o morir solo. Ni por un instante quise dejar escapar aquella oportunidad de enlazar nuestras vidas eternamente.
Desde el día que te conocí, soy feliz. Tú me enseñaste que sólo se vive de veras, cuando se funden dos vidas en una. Contigo las penas se dividen y las alegrías se multiplican. No sé adónde nos lleva el amor, pero contigo quiero ir en este sublime viaje de descubrimiento mutuo, el mejor que cualquier ser humano puede emprender. Juntos la vida se vuelve auténtica y hasta el mundo parece cálido.
Amor, tu sola presencia calma la incertidumbre de vivir en un planeta despiadado. El sol comenzó a brillar, cuando se reflejó en tus ojos. Desde que me besaste, el universo entero se estabilizó. De la mañana a la noche, de enero a diciembre, y para siempre, te amo. Amor, tú eres un largo adiós que espero nunca se acabe. No sé cómo contarlo, no sé cómo decirlo; sí sé cómo soñarlo, sí sé cómo sentirlo: contigo acerté.
Vivir es decidir constantemente lo que vamos a ser. Es en los momentos de resolución cuando se configura el destino propio. Muchos pequeños detalles determinan las grandes decisiones, porque toda determinación es el resultado de mil impresiones contradictorias. Cuando han pasado los años, todos sabemos que muchas de nuestras decisiones pudieron haber sido sólo parcialmente correctas o manifiestamente mejorables.
Después de treinta años, sigo pensando que tú fuiste mi mejor decisión. Cuando te vi por primera vez, supe que te quería, que me era imposible no amarte, y que únicamente podría vivir contigo o morir solo. Ni por un instante quise dejar escapar aquella oportunidad de enlazar nuestras vidas eternamente.
Desde el día que te conocí, soy feliz. Tú me enseñaste que sólo se vive de veras, cuando se funden dos vidas en una. Contigo las penas se dividen y las alegrías se multiplican. No sé adónde nos lleva el amor, pero contigo quiero ir en este sublime viaje de descubrimiento mutuo, el mejor que cualquier ser humano puede emprender. Juntos la vida se vuelve auténtica y hasta el mundo parece cálido.
Amor, tu sola presencia calma la incertidumbre de vivir en un planeta despiadado. El sol comenzó a brillar, cuando se reflejó en tus ojos. Desde que me besaste, el universo entero se estabilizó. De la mañana a la noche, de enero a diciembre, y para siempre, te amo. Amor, tú eres un largo adiós que espero nunca se acabe. No sé cómo contarlo, no sé cómo decirlo; sí sé cómo soñarlo, sí sé cómo sentirlo: contigo acerté.
A Bono jabonoso
A Bono: No se pierda, que abono no es carbono, ni da cuerda a la izquierda; recuerda que sólo es… “mi**da”.
Rusiñol pensaba que “Los que sin ton ni son ostentan condecoraciones, son como tiendas de poco género, que todo lo exponen en el escaparate”, y Nervo que “Los honores, las condecoraciones y los tratamientos han sido hechos para dar relieve a las medianías”. El buen consejo lo dio Guicciardini: “Ambiciona el honor, no los honores”. Rangos, grados, distintivos y adornos, condecoraciones y garambainas de todo género, así como títulos, blasones y honores sólo dan mérito a quienes no lo poseen.
Antes la política era cosa simple: De un lado, los que todo tienen: dinero, cargos y honores; del otro, los que nada poseen. Aquéllos todo lo encuentran bien. Éstos lo encuentran todo mal. A la derecha, la digestión, a la izquierda, el apetito. Luego llegó Lennon, y declaró: “No puedo creer que me condecoren. Yo creía que era necesario conducir tanques y ganar guerras”.
Bono se lo creyó y se auto-concedió un medallón. Menos mal que luego, arrepentido, la declinó. No se sabe por qué: Si necesita una medalla ahora, ¡que se la dé! ¿Acaso no le dieron otra a Cascos en Galicia por el éxito del Prestige? ¿Los méritos de Bono?: Haber replegado tropas y, sobre todo, no tomar el Perejil como el anterior minisTrillo.
Rusiñol pensaba que “Los que sin ton ni son ostentan condecoraciones, son como tiendas de poco género, que todo lo exponen en el escaparate”, y Nervo que “Los honores, las condecoraciones y los tratamientos han sido hechos para dar relieve a las medianías”. El buen consejo lo dio Guicciardini: “Ambiciona el honor, no los honores”. Rangos, grados, distintivos y adornos, condecoraciones y garambainas de todo género, así como títulos, blasones y honores sólo dan mérito a quienes no lo poseen.
Antes la política era cosa simple: De un lado, los que todo tienen: dinero, cargos y honores; del otro, los que nada poseen. Aquéllos todo lo encuentran bien. Éstos lo encuentran todo mal. A la derecha, la digestión, a la izquierda, el apetito. Luego llegó Lennon, y declaró: “No puedo creer que me condecoren. Yo creía que era necesario conducir tanques y ganar guerras”.
Bono se lo creyó y se auto-concedió un medallón. Menos mal que luego, arrepentido, la declinó. No se sabe por qué: Si necesita una medalla ahora, ¡que se la dé! ¿Acaso no le dieron otra a Cascos en Galicia por el éxito del Prestige? ¿Los méritos de Bono?: Haber replegado tropas y, sobre todo, no tomar el Perejil como el anterior minisTrillo.
¡Eureka, Europa!
Convocatoria electoral europea,… esa gran desconocida.
Las elecciones europeas han llegado… y nadie sabe cómo ha sido. Entre el 10 y el 13 de junio se celebrarán las elecciones en 25 Estados europeos, llamando a las urnas a un contingente sin precedentes: 350 millones de votantes potenciales que habrán de decidir la composición del Parlamento Europeo con 732 miembros. Provendrán del Estado español 54, 10 escaños menos que en 1999 por el Tratado de Niza, y que se reducirán en 2009 hasta 50 parlamentarios en Estrasburgo.
En sus 25 años de existencia, estos comicios a la Eurocámara nunca han logrado elevar el perfil del debate en todo el continente, en torno a ideas y programas europeos. En la actualidad, cuando el desacuerdo ha impedido cerrar una Constitución europea, el panorama de desinterés es palmario y manifiesto. El espíritu europeísta debe consolidarse; mientras tanto el electorado actúa con la inteligencia de interesarse más por los ámbitos próximos de decisión política.
Quizá la esencia fundamental del modelo europeo sea la subsidiariedad del poder, el principio que ha permitido aglutinar a una ciudadanía de historia y origen tan diverso. En ese sentido, la visión más avanzada y futurista del valor de Europa se mide por el interés elevado pero decreciente de la ciudadanía entre las elecciones “autonómicas”, centrales y europeas, obvio en las Comunidades Históricas (Euskadi, Catalunya,…), pero que no se percibe en regiones donde España es la referencia casi única.
Analicemos cómo se motiva al electorado de nuestro entorno para su movilización ante el Parlamento Europeo. En primer lugar, no ha habido precampaña alguna, e incluso en las dos semanas de campaña oficial la presencia en medios de comunicación y en publicidad es mínima. Los programas electorales son pobrísimos, apenas unas hojas deslavazadas frente a mamotretos de volúmenes en pasadas elecciones. Por ejemplo, el Partido Popular presentaba un programa electoral de 426 páginas en las generales, frente al programa de 31 en las europeas; el PSOE rebaja 209 a 26 sus páginas. Con esta desidia electoral, dudosamente se implican en el proyecto europeísta.
Los candidatos presentados para Europa por PP y PSOE, Mayor Oreja y Borrell, son incuestionablemente pretendientes reciclados, perdedores de procesos anteriores, a los que conviene alejar de las centrales de poder. Mayor Oreja ha fracasado en todas y cada una de las numerosas elecciones de todo orden a las que se ha presentado, desde alcalde de Donostia en adelante. Le faltaba acumular su último descalabro electoral y se apresta al naufragio final. Borrell, y sobre todo Rosa Díez, son parecidamente espectros amortizados, a quienes sus ejecutivas prefieren ver en la lejanía. El debate televisivo de dos dinosaurios políticos, esgrimiendo los restos de las argumentaciones del 14-M, despierta sólo el interés de los arqueólogos de la política.
Las candidaturas más esperanzadoras son las supuestamente menores, en un Estado donde algunos pretenden imponer un imposible bipartidismo. Representan la visión social alternativa de IU, o la pluralidad socio-lingüística de los pueblos del Estado, agrupados para trasladar una visión plurinacional desde distintas nacionalidades, pero en tres carteles: GALEUSCA, con CiU, PNV, BNG, BNV; EUROPA DE LOS PUEBLOS, con ERC, EA, CHA, PSA,..; y COALICIÓN EUROPEA con Coalición Canaria, Unió Mallorquina, PAR, UV, CDN,… Resulta novedosa y potente, la concreción en GALEUSCA de los firmantes de la Declaración de Barcelona, que congrega frente a la bipolarización del bloque PP-PSOE a los partidos más representativos de las tres naciones históricas: CiU en Catalunya, EAJ-PNV en Euskadi y BNG en Galiza.
La predicción de resultados, a escala de Estado, resulta particularmente predecible. La victoria del PSOE es segura, por arrastre del 14-M y el “tirón” negativo de Mayor Oreja. Sólo la intervención de José María Aznar, con alguna declaración o visita privada, podría empeorar la situación del PP. La tercera candidatura debe ser GALEUSCA, encabezada por Ignasi Guardans (CiU) y Josu Ortuondo (PNV), que aboga por la participación de los pueblos y regiones "en la escena europea e internacional", así como por la representación de las "naciones sin Estado" en el Consejo de Ministros de la UE y en las instituciones europeas. La cuarta candidatura sería para IU, seguida a cierta distancia por EUROPA DE LOS PUEBLOS y COALICIÓN EUROPEA.
La baja participación de la ciudadanía es segura, pero si la abstención rebasa el 45% del electorado se encenderán las luces rojas en la correspondiente circunscripción. En tal caso, la responsabilidad mayor incumbirá a los “partidos grandes”, que parece que prefieren adormecer este tipo de convocatoria, mientras que los “partidos menores” sí parecen asumir un mayor grado de responsabilidad política y social.
Resulta muy recomendable que el próximo domingo 13 de junio manifestemos nuestro compromiso con una Europa democrática, social, solidaria, respetuosa de su pluralidad nacional y cultural y promotora de un mundo más pacífico, justo y solidario. Elijamos cuidadosamente a quienes deben guiar la ampliación europea y la aprobación de un nuevo Tratado Constitucional, a fin de que apuesten por una nueva cultura política de respeto a la pluralidad cultural y lingüística de todas las naciones que integran el continente, trascendiendo el empacho administrativo de la simple unión económica y monetaria para garantizar el bienestar, el empleo, la protección social y el desarrollo sostenible de los Pueblos de Europa.
La UE es un éxito de colaboración política y social jamás alcanzado antes en ningún rincón del planeta, la mejor referencia de cómo en el siglo XXI se puede organizar todo un continente, el más complejo y belicoso de la Historia de la Humanidad, bajo el principio de unidad en la diversidad. Para valorar la trascendencia de estas elecciones, basta considerar la orientación de la futura Constitución Europea, que debería reconocer lenguas como el catalán, el gallego o el euskera, y permitir la reforma electoral estableciendo diferentes circunscripciones electorales en función de la organización administrativa, la estructura geográfica o la tradición histórica de las regiones que configuran Europa.
Hemos de acudir a votar el 13-J si defendemos una Europa humanista, próxima a la ciudadanía, transparente, responsable y respetuosa con todas las minorías. La profundización democrática y de consolidación de las estructuras institucionales de la Unión Europea debe partir de la necesidad de reconocimiento expreso de la existencia y de los derechos políticos de todos los ciudadanos y ciudadanas, así como de los derechos colectivos de todas las regiones europeas, muchas con competencia legislativa como Catalunya, Galiza o Euskadi, lo que debe convertirlas en auténticas naciones en el seno de una Europa Unida. Confiemos en nosotros mismos: Europa es nuestro futuro común.
Las elecciones europeas han llegado… y nadie sabe cómo ha sido. Entre el 10 y el 13 de junio se celebrarán las elecciones en 25 Estados europeos, llamando a las urnas a un contingente sin precedentes: 350 millones de votantes potenciales que habrán de decidir la composición del Parlamento Europeo con 732 miembros. Provendrán del Estado español 54, 10 escaños menos que en 1999 por el Tratado de Niza, y que se reducirán en 2009 hasta 50 parlamentarios en Estrasburgo.
En sus 25 años de existencia, estos comicios a la Eurocámara nunca han logrado elevar el perfil del debate en todo el continente, en torno a ideas y programas europeos. En la actualidad, cuando el desacuerdo ha impedido cerrar una Constitución europea, el panorama de desinterés es palmario y manifiesto. El espíritu europeísta debe consolidarse; mientras tanto el electorado actúa con la inteligencia de interesarse más por los ámbitos próximos de decisión política.
Quizá la esencia fundamental del modelo europeo sea la subsidiariedad del poder, el principio que ha permitido aglutinar a una ciudadanía de historia y origen tan diverso. En ese sentido, la visión más avanzada y futurista del valor de Europa se mide por el interés elevado pero decreciente de la ciudadanía entre las elecciones “autonómicas”, centrales y europeas, obvio en las Comunidades Históricas (Euskadi, Catalunya,…), pero que no se percibe en regiones donde España es la referencia casi única.
Analicemos cómo se motiva al electorado de nuestro entorno para su movilización ante el Parlamento Europeo. En primer lugar, no ha habido precampaña alguna, e incluso en las dos semanas de campaña oficial la presencia en medios de comunicación y en publicidad es mínima. Los programas electorales son pobrísimos, apenas unas hojas deslavazadas frente a mamotretos de volúmenes en pasadas elecciones. Por ejemplo, el Partido Popular presentaba un programa electoral de 426 páginas en las generales, frente al programa de 31 en las europeas; el PSOE rebaja 209 a 26 sus páginas. Con esta desidia electoral, dudosamente se implican en el proyecto europeísta.
Los candidatos presentados para Europa por PP y PSOE, Mayor Oreja y Borrell, son incuestionablemente pretendientes reciclados, perdedores de procesos anteriores, a los que conviene alejar de las centrales de poder. Mayor Oreja ha fracasado en todas y cada una de las numerosas elecciones de todo orden a las que se ha presentado, desde alcalde de Donostia en adelante. Le faltaba acumular su último descalabro electoral y se apresta al naufragio final. Borrell, y sobre todo Rosa Díez, son parecidamente espectros amortizados, a quienes sus ejecutivas prefieren ver en la lejanía. El debate televisivo de dos dinosaurios políticos, esgrimiendo los restos de las argumentaciones del 14-M, despierta sólo el interés de los arqueólogos de la política.
Las candidaturas más esperanzadoras son las supuestamente menores, en un Estado donde algunos pretenden imponer un imposible bipartidismo. Representan la visión social alternativa de IU, o la pluralidad socio-lingüística de los pueblos del Estado, agrupados para trasladar una visión plurinacional desde distintas nacionalidades, pero en tres carteles: GALEUSCA, con CiU, PNV, BNG, BNV; EUROPA DE LOS PUEBLOS, con ERC, EA, CHA, PSA,..; y COALICIÓN EUROPEA con Coalición Canaria, Unió Mallorquina, PAR, UV, CDN,… Resulta novedosa y potente, la concreción en GALEUSCA de los firmantes de la Declaración de Barcelona, que congrega frente a la bipolarización del bloque PP-PSOE a los partidos más representativos de las tres naciones históricas: CiU en Catalunya, EAJ-PNV en Euskadi y BNG en Galiza.
La predicción de resultados, a escala de Estado, resulta particularmente predecible. La victoria del PSOE es segura, por arrastre del 14-M y el “tirón” negativo de Mayor Oreja. Sólo la intervención de José María Aznar, con alguna declaración o visita privada, podría empeorar la situación del PP. La tercera candidatura debe ser GALEUSCA, encabezada por Ignasi Guardans (CiU) y Josu Ortuondo (PNV), que aboga por la participación de los pueblos y regiones "en la escena europea e internacional", así como por la representación de las "naciones sin Estado" en el Consejo de Ministros de la UE y en las instituciones europeas. La cuarta candidatura sería para IU, seguida a cierta distancia por EUROPA DE LOS PUEBLOS y COALICIÓN EUROPEA.
La baja participación de la ciudadanía es segura, pero si la abstención rebasa el 45% del electorado se encenderán las luces rojas en la correspondiente circunscripción. En tal caso, la responsabilidad mayor incumbirá a los “partidos grandes”, que parece que prefieren adormecer este tipo de convocatoria, mientras que los “partidos menores” sí parecen asumir un mayor grado de responsabilidad política y social.
Resulta muy recomendable que el próximo domingo 13 de junio manifestemos nuestro compromiso con una Europa democrática, social, solidaria, respetuosa de su pluralidad nacional y cultural y promotora de un mundo más pacífico, justo y solidario. Elijamos cuidadosamente a quienes deben guiar la ampliación europea y la aprobación de un nuevo Tratado Constitucional, a fin de que apuesten por una nueva cultura política de respeto a la pluralidad cultural y lingüística de todas las naciones que integran el continente, trascendiendo el empacho administrativo de la simple unión económica y monetaria para garantizar el bienestar, el empleo, la protección social y el desarrollo sostenible de los Pueblos de Europa.
La UE es un éxito de colaboración política y social jamás alcanzado antes en ningún rincón del planeta, la mejor referencia de cómo en el siglo XXI se puede organizar todo un continente, el más complejo y belicoso de la Historia de la Humanidad, bajo el principio de unidad en la diversidad. Para valorar la trascendencia de estas elecciones, basta considerar la orientación de la futura Constitución Europea, que debería reconocer lenguas como el catalán, el gallego o el euskera, y permitir la reforma electoral estableciendo diferentes circunscripciones electorales en función de la organización administrativa, la estructura geográfica o la tradición histórica de las regiones que configuran Europa.
Hemos de acudir a votar el 13-J si defendemos una Europa humanista, próxima a la ciudadanía, transparente, responsable y respetuosa con todas las minorías. La profundización democrática y de consolidación de las estructuras institucionales de la Unión Europea debe partir de la necesidad de reconocimiento expreso de la existencia y de los derechos políticos de todos los ciudadanos y ciudadanas, así como de los derechos colectivos de todas las regiones europeas, muchas con competencia legislativa como Catalunya, Galiza o Euskadi, lo que debe convertirlas en auténticas naciones en el seno de una Europa Unida. Confiemos en nosotros mismos: Europa es nuestro futuro común.
Parto escolar
Analogía entre embarazo y curso escolar.
Un curso académico se asemeja mucho a un embarazo: Dura nueve meses, el cansancio se va acumulando en madres y niños, los últimos días son los peores y, al final, los pequeños y los progenitores sobreviven a tan impresionante proceso. Son períodos de 40 semanas durante los cuales el universo cambia por la decisiva influencia de familias y educadores. "Lew" Wallace dijo que “la mano que mece la cuna, gobierna el mundo”, pero también el planeta se rige desde “la mano que mueve la tiza”.
¡Ojalá ese fascinante espíritu materno-filial impregnase a toda la comunidad educativa durante todo el curso, favoreciendo desde el profesorado el crecimiento y el desarrollo del alumnado, para finalmente y por estas fechas dar a luz sin el mal trago de los exámenes como horcas caudinas para atrapar a los rezagados! Durante el curso de maternidad/escolarización se puede observar imágenes del progreso con ecografías/evaluaciones, pero hemos de recordar que la foto decisiva es la final del nacimiento/superación del curso. Docentes, sed generosos: ¿qué madre pondría barreras al despertar de su prole?
Un curso académico se asemeja mucho a un embarazo: Dura nueve meses, el cansancio se va acumulando en madres y niños, los últimos días son los peores y, al final, los pequeños y los progenitores sobreviven a tan impresionante proceso. Son períodos de 40 semanas durante los cuales el universo cambia por la decisiva influencia de familias y educadores. "Lew" Wallace dijo que “la mano que mece la cuna, gobierna el mundo”, pero también el planeta se rige desde “la mano que mueve la tiza”.
¡Ojalá ese fascinante espíritu materno-filial impregnase a toda la comunidad educativa durante todo el curso, favoreciendo desde el profesorado el crecimiento y el desarrollo del alumnado, para finalmente y por estas fechas dar a luz sin el mal trago de los exámenes como horcas caudinas para atrapar a los rezagados! Durante el curso de maternidad/escolarización se puede observar imágenes del progreso con ecografías/evaluaciones, pero hemos de recordar que la foto decisiva es la final del nacimiento/superación del curso. Docentes, sed generosos: ¿qué madre pondría barreras al despertar de su prole?
El poder de la educación quizá sólo es comparable al milagro de la maternidad. Estamos en junio: ya hemos roto aguas. ¡Ánimo, nueva vida nacerá… en verano!
No alcé la voz...
Primero vinieron por los comunistas,
pero como yo no era comunista
no alcé la voz.
Luego vinieron por los socialistas y los sindicalistas,
pero como yo no era ninguna de las dos cosas,
tampoco alcé la voz.
Después vinieron por los judíos,
y como yo no soy judío,
tampoco alcé la voz.
Y cuando vinieron por mi,
ya no quedaba nadie que alzara la voz
para defenderme.
Martin Niemöller.
Cuando los nazis vinieron por los comunistas
pero como yo no era comunista
no alcé la voz.
Luego vinieron por los socialistas y los sindicalistas,
pero como yo no era ninguna de las dos cosas,
tampoco alcé la voz.
Después vinieron por los judíos,
y como yo no soy judío,
tampoco alcé la voz.
Y cuando vinieron por mi,
ya no quedaba nadie que alzara la voz
para defenderme.
Martin Niemöller.
Cuando los nazis vinieron por los comunistas
Receta de estrellas
Nuestra relatividad en el universo como refugio frente a la zozobra vital
Cuando los acontecimientos nos sobrepasan, no sabríamos decir si por angustia o por aburrimiento, es tiempo de recogerse. Cada cual mantiene su propia fórmula de retirada: la música, la lectura, la melancolía,... Por mi parte, prefiero el refugio de la poesía, incluida esa lírica actual que se expresa mediante el cine. Este fin de semana, he creído llegado el momento de volver a ver alguna de mis películas de culto como “Las cenizas de Ángela” o “El Club de los Poetas Muertos”.
Pero cuando la sensación de fracaso es profunda, sólo puedo combatirlo desde la hondura de mi remedio final, bien entendido lo de recurso supremo sólo en el ámbito de lo audiovisual: el planetario. Lamentando nuevamente no disponer de tan excelso espectáculo ni en Getxo, ni en toda la Comunidad Autónoma Vasca, sólo me queda la opción de acercarme al “Planetario de Pamplona”.
Poco importa el programa concreto que puedan exhibir en ese momento. Basta cualquiera que, desde la comodidad de un asiento reclinado, permita abandonarse ilusoriamente e incluso dormirse en la inmensidad de una noche estrellada. Escuchar, una vez más, que nuestra galaxia, la Vía Láctea, una entre las 100.000 millones de nebulosas estimadas en el Universo, contiene en su seno a más de 100.000 millones de estrellas. Entonces se comprende la nadería que representa un problema de un ser humano, que entre 6.371.253.775 personas (que según el Reloj de Población habitamos la Tierra en este preciso instante), en un insignificante planeta de una estrella mediana en un sistema solar que apenas es una décima parte de una trillonésima fracción del cosmos.
Aún más reconfortante es pensar que hasta el más olvidado de los humanos puede pedir, como los niños, una estrella. Existe más de un billón de estrellas que brillan, aunque no las veamos a simple vista, sólo para cada uno de nosotros. La fulgurante estela de estrellas infunde quietud a la mente y al espíritu. Van Gogh salía de noche para pintar las estrellas, y Whitman creía que una hoja de hierba no es menos que un día de trabajo de todo el firmamento. La ternura infinita que despierta en todos los corazones humanos una noche llena de estrellas, siempre me obliga a musitar el poema de Mallock: “Si no puedes ser pino en la cima de la colina, sé hierba en el valle, pero sé la hierba mejor junto al torrente. Si no puedes ser camino, sé sendero; si no puedes ser sol, sé estrella”.
Amado hijo mío, querido alumno mío: para ti escribo. Cree en tu estrella, porque no tienes una, tienes un billón de estrellas encendidas solamente para ti. Y otros astros menores que también confían en ti, como tus padres, hermanos, familiares y amigos. Puede que un maldito cometa se haya cruzado en tu camino, pero ningún pétreo asteroide podrá apartarte de tu destino celeste, cuando tantos y tantos creemos firmemente que eres un Sol.
Cuando los acontecimientos nos sobrepasan, no sabríamos decir si por angustia o por aburrimiento, es tiempo de recogerse. Cada cual mantiene su propia fórmula de retirada: la música, la lectura, la melancolía,... Por mi parte, prefiero el refugio de la poesía, incluida esa lírica actual que se expresa mediante el cine. Este fin de semana, he creído llegado el momento de volver a ver alguna de mis películas de culto como “Las cenizas de Ángela” o “El Club de los Poetas Muertos”.
Pero cuando la sensación de fracaso es profunda, sólo puedo combatirlo desde la hondura de mi remedio final, bien entendido lo de recurso supremo sólo en el ámbito de lo audiovisual: el planetario. Lamentando nuevamente no disponer de tan excelso espectáculo ni en Getxo, ni en toda la Comunidad Autónoma Vasca, sólo me queda la opción de acercarme al “Planetario de Pamplona”.
Poco importa el programa concreto que puedan exhibir en ese momento. Basta cualquiera que, desde la comodidad de un asiento reclinado, permita abandonarse ilusoriamente e incluso dormirse en la inmensidad de una noche estrellada. Escuchar, una vez más, que nuestra galaxia, la Vía Láctea, una entre las 100.000 millones de nebulosas estimadas en el Universo, contiene en su seno a más de 100.000 millones de estrellas. Entonces se comprende la nadería que representa un problema de un ser humano, que entre 6.371.253.775 personas (que según el Reloj de Población habitamos la Tierra en este preciso instante), en un insignificante planeta de una estrella mediana en un sistema solar que apenas es una décima parte de una trillonésima fracción del cosmos.
Aún más reconfortante es pensar que hasta el más olvidado de los humanos puede pedir, como los niños, una estrella. Existe más de un billón de estrellas que brillan, aunque no las veamos a simple vista, sólo para cada uno de nosotros. La fulgurante estela de estrellas infunde quietud a la mente y al espíritu. Van Gogh salía de noche para pintar las estrellas, y Whitman creía que una hoja de hierba no es menos que un día de trabajo de todo el firmamento. La ternura infinita que despierta en todos los corazones humanos una noche llena de estrellas, siempre me obliga a musitar el poema de Mallock: “Si no puedes ser pino en la cima de la colina, sé hierba en el valle, pero sé la hierba mejor junto al torrente. Si no puedes ser camino, sé sendero; si no puedes ser sol, sé estrella”.
Amado hijo mío, querido alumno mío: para ti escribo. Cree en tu estrella, porque no tienes una, tienes un billón de estrellas encendidas solamente para ti. Y otros astros menores que también confían en ti, como tus padres, hermanos, familiares y amigos. Puede que un maldito cometa se haya cruzado en tu camino, pero ningún pétreo asteroide podrá apartarte de tu destino celeste, cuando tantos y tantos creemos firmemente que eres un Sol.
Prohibido prohibir
El suma y sigue del SE PROHÍBE,...
Meter el dedo en la jaula del loro (Zoológico de Barcelona).
Cantar mal y si cree que canta bien, váyase a la puta calle. (Leído en un bar de Donostia).
Arrojar bolsas de basura por las ventanas (Comunidad de Vecinos en Madrid).
Bajar en el ascensor (Facultad universitaria de Sevilla).
Dar de comer al hipopótamo (Zoológico de Madrid).
Entrar descalzo (Restaurante de muchas playas).
Entrar calzado (en muchas piscinas).
Tirar la ceniza en la taza del café, y si piensa hacerlo avísenos antes para servírselo en el cenicero (Aviso en un Restaurante de Tolosa).
Fotografiarse con el guardia (Palacio Real de Madrid).
Que los hombres salgan los jueves desde la 9 de la noche hasta las 2 de la madrugada, para que hagan el trabajo doméstico, mientras sus mujeres salen a divertirse. (Ayuntamiento de Torredonjimeno, en Jaén).
Arrojar escombros o verter desperdicios (solar vacío).
Calentar bocadillos en el microondas del laboratorio (Centro de Investigación de Málaga).
Entrar con comidas o bebidas a la sala de Internet o utilizar el ordenador personal con fines personales (Facultad universitaria de Sevilla).
Sacar la basura antes de las 6:00 a.m. (calle de Bruselas en Madrid).
Orinar en lavabos y duchas (Campo de deportes, El Escorial).
Apagar los cigarrillos en las macetas (Terraza de un bar, en la Costa del Sol de Málaga).
Jugar al fútbol en pasillos y galerías (Clínica privada en Madrid).
Montar esta yegua (Escuela de Equitación de Sevilla).
Hablar español en el recreo (Colegio Inglés de Madrid).
Entrar con casco (En el comedor de una mina de Aznalcóllar).
Entrar sin casco (en la misma mina).
Entrar a caballo (Urbanización de Alcalá de Guadaíra. Sevilla).
Rezar en voz alta (Parroquia burgalesa).
Sonarse los mocos sin pañuelo (Colegio segoviano).
Sobar los cuadros (Galería de arte en Teruel).
Morirse, por falta de espacio en el cementerio (Ayuntamiento de Lanjarón, Granada)
Preguntar si Hemingway venía a tomar cerveza aquí (En un Bar próximo al Arco de Cuchilleros de Madrid).
Hacer aguas mayores y menores en esta calle (Peñafiel, Valladolid).
Cagarse en Dios en este pueblo (Cenicero, La Rioja).
Preguntar por La Dolores (Estación de Autobuses de Calatayud).
Contar chistes (Sala de espera de un cementerio).
Sentarse en las camas vacías, y en las ocupadas se ruega no hacerlo sobre las enfermeras (Hospital Materno-Infantil de Málaga).
Sacudir alfombras en los balcones (Ayuntamiento de Marchamalo, en Guadalajara)
Tender la ropa sin centrifugar (en el mismo lugar).
Tocar al toro y a Jesulín (Plaza de toros con torero y toro simulados. Aguadulce, Sevilla).
Informar por teléfono del estado de los pacientes (Hospital del Aire en Madrid).
Ponerse enfermo los fines de semana a partir del viernes a las 3 de la tarde, por falta de personal médico. (Ayuntamiento de Zagra en Granada).
Subir en el ascensor a los niños menores de 14 años, sin ir acompañados por un adulto (Comunidad de vecinos. Madrid).
Hacer publicidad de sus servicios entre las víctimas apenas se ha producido el accidente (Estatuto Gral. de la Abogacía Española).
Utilizar la vía de frenado de emergencia, excepto en casos de emergencia (Autovía Sevilla-Málaga).
Salir a la calle, si eres menor de 16 años, después de las 11 de la noche (Ayto. de Agüimes. Gran Canaria).
Hacer fiestas en casas particulares y garajes (Ayto. de Villanueva del Río y Minas. Sevilla).
Aparcar en la calle durante la Semana Santa (Sevilla - España).
Que los niños toquen los libros (En una papelería de Dos Hermanas - Sevilla).
Apostar portando armas u otros objetos que puedan utilizarse como tales (Hipódromo de Dos Hermanas - Sevilla).
Pasar, excepto si es al Palacio de la Zarzuela (Carretera de acceso al Palacio de la Zarzuela. Madrid).
Escupir, eructar o tirarse pedos (Casino Recreativo e Instructivo de Amposta)
El paso a los que vienen a tirarse en parapente. (Sendero en la provincia de Guadalajara - España).
Asistir con vestimenta playera (bikinis, pareos, chanclas) a las clases. (Instituto de San Fernando, en Cádiz).
Escupir, por respeto a este lugar sagrado (Iglesia de Nª Sra. de la Encina, Patrona del Bierzo, en Ponferrada, León).
Meter el dedo en la jaula del loro (Zoológico de Barcelona).
Cantar mal y si cree que canta bien, váyase a la puta calle. (Leído en un bar de Donostia).
Arrojar bolsas de basura por las ventanas (Comunidad de Vecinos en Madrid).
Bajar en el ascensor (Facultad universitaria de Sevilla).
Dar de comer al hipopótamo (Zoológico de Madrid).
Entrar descalzo (Restaurante de muchas playas).
Entrar calzado (en muchas piscinas).
Tirar la ceniza en la taza del café, y si piensa hacerlo avísenos antes para servírselo en el cenicero (Aviso en un Restaurante de Tolosa).
Fotografiarse con el guardia (Palacio Real de Madrid).
Que los hombres salgan los jueves desde la 9 de la noche hasta las 2 de la madrugada, para que hagan el trabajo doméstico, mientras sus mujeres salen a divertirse. (Ayuntamiento de Torredonjimeno, en Jaén).
Arrojar escombros o verter desperdicios (solar vacío).
Calentar bocadillos en el microondas del laboratorio (Centro de Investigación de Málaga).
Entrar con comidas o bebidas a la sala de Internet o utilizar el ordenador personal con fines personales (Facultad universitaria de Sevilla).
Sacar la basura antes de las 6:00 a.m. (calle de Bruselas en Madrid).
Orinar en lavabos y duchas (Campo de deportes, El Escorial).
Apagar los cigarrillos en las macetas (Terraza de un bar, en la Costa del Sol de Málaga).
Jugar al fútbol en pasillos y galerías (Clínica privada en Madrid).
Montar esta yegua (Escuela de Equitación de Sevilla).
Hablar español en el recreo (Colegio Inglés de Madrid).
Entrar con casco (En el comedor de una mina de Aznalcóllar).
Entrar sin casco (en la misma mina).
Entrar a caballo (Urbanización de Alcalá de Guadaíra. Sevilla).
Rezar en voz alta (Parroquia burgalesa).
Sonarse los mocos sin pañuelo (Colegio segoviano).
Sobar los cuadros (Galería de arte en Teruel).
Morirse, por falta de espacio en el cementerio (Ayuntamiento de Lanjarón, Granada)
Preguntar si Hemingway venía a tomar cerveza aquí (En un Bar próximo al Arco de Cuchilleros de Madrid).
Hacer aguas mayores y menores en esta calle (Peñafiel, Valladolid).
Cagarse en Dios en este pueblo (Cenicero, La Rioja).
Preguntar por La Dolores (Estación de Autobuses de Calatayud).
Contar chistes (Sala de espera de un cementerio).
Sentarse en las camas vacías, y en las ocupadas se ruega no hacerlo sobre las enfermeras (Hospital Materno-Infantil de Málaga).
Sacudir alfombras en los balcones (Ayuntamiento de Marchamalo, en Guadalajara)
Tender la ropa sin centrifugar (en el mismo lugar).
Tocar al toro y a Jesulín (Plaza de toros con torero y toro simulados. Aguadulce, Sevilla).
Informar por teléfono del estado de los pacientes (Hospital del Aire en Madrid).
Ponerse enfermo los fines de semana a partir del viernes a las 3 de la tarde, por falta de personal médico. (Ayuntamiento de Zagra en Granada).
Subir en el ascensor a los niños menores de 14 años, sin ir acompañados por un adulto (Comunidad de vecinos. Madrid).
Hacer publicidad de sus servicios entre las víctimas apenas se ha producido el accidente (Estatuto Gral. de la Abogacía Española).
Utilizar la vía de frenado de emergencia, excepto en casos de emergencia (Autovía Sevilla-Málaga).
Salir a la calle, si eres menor de 16 años, después de las 11 de la noche (Ayto. de Agüimes. Gran Canaria).
Hacer fiestas en casas particulares y garajes (Ayto. de Villanueva del Río y Minas. Sevilla).
Aparcar en la calle durante la Semana Santa (Sevilla - España).
Que los niños toquen los libros (En una papelería de Dos Hermanas - Sevilla).
Apostar portando armas u otros objetos que puedan utilizarse como tales (Hipódromo de Dos Hermanas - Sevilla).
Pasar, excepto si es al Palacio de la Zarzuela (Carretera de acceso al Palacio de la Zarzuela. Madrid).
Escupir, eructar o tirarse pedos (Casino Recreativo e Instructivo de Amposta)
El paso a los que vienen a tirarse en parapente. (Sendero en la provincia de Guadalajara - España).
Asistir con vestimenta playera (bikinis, pareos, chanclas) a las clases. (Instituto de San Fernando, en Cádiz).
Escupir, por respeto a este lugar sagrado (Iglesia de Nª Sra. de la Encina, Patrona del Bierzo, en Ponferrada, León).
Flogisto político
El más célebre error de la historia científica nos revela la fórmula de la convivencia humana.
El descubrimiento del fuego se produjo hace 400.000 años. Anteriormente, desde hace 7 millones de años, los homínidos recurrieron únicamente a la caza como fuente de energía vital. Desde sus orígenes, la humanidad se preguntó por la naturaleza del fuego. En el siglo V antes de Jesucristo, Empédocles sugirió la existencia de cuatro elementos (fuego, tierra, aire y agua), como constituyentes -en proporciones variables- de toda materia. Esta visión, perpetuada por Aristóteles durante siglos, incorporó el concepto de “fuego” como una propiedad contenida en algunas sustancias.
En 1702, Stahl desarrolló la “teoría del flogisto” para explicar la combustión. El “flogisto o principio inflamable”, descendiente directo del "azufre" de los alquimistas y más remoto del elemento "fuego", era una esencia oculta que formaba parte de los combustibles. Cuanto más flogisto tuviese un cuerpo, mejor combustible era. Al encender un combustible, su flogisto pasaba al aire que se flogistizaba. Si se agotaba el flogisto, las cenizas no podían continuar ardiendo. Si el aire se saturaba de flogisto, también se impedía la combustión. El avance en el estudio de los gases y de la conservación de la masa en las reacciones obligó a desechar esta errónea hipótesis. Al medir el peso de reactivos y productos de una combustión, se comprobó que -en muchos casos- la cal quemada de un metal pesaba más, lo que obligaría a que el flogisto tuviese una masa negativa.
Lavoisier, el mayor químico de todos los tiempos, descubrió que el “aire desflogistizado”, que “deseaba flogistizarse” era realmente un gas existente en la atmósfera: el oxígeno. Sólo en presencia de dos componentes, combustible y comburente, se producía la combustión. La ciencia hubo de esperar 23 siglos para averiguar que sólo la participación simultánea de dos elementos producía el fenómeno de la combustión, desarraigando la creencia simplista de que toda la potencialidad del fuego residía en un solo componente, como el imaginario “fluido calórico” que se trasvasaba de un cuerpo caliente a uno frío.
La falacia del flogisto nos muestra que en numerosas áreas de la vida, lo más definitorio es la interrelación de entes distintos. Desde la vitalidad de un ser unicelular, cuya membrana más que protegerle le comunica con el exterior, o desde la grandeza del amor humano, es fácil comprender que el secreto de la existencia está en la suma de elementos complementarios. Las relaciones humanas, familiares, sociales, profesionales o políticas deberían regirse por esa pizca del sentido común que subyace en frases mágicas como “te quiero”, o al menos de “tal vez tengas razón”. Sólo los “demás” dan sentido al “nosotros”; el “yo” no existe sin el “tú”.
En las ciencias políticas estemos aún en un estadio muy primitivo de interpretación y comprensión de las leyes que rigen su dinámica. Nunca se escucha entre políticos adversarios el “quizá tú también tengas parte de razón”. Todavía persiste la simpleza de considerar que un solo partido político posee la “piedra filosofal” que puede transformar un mundo de plomo en una áurea utopía. Aplicando un ápice del “método científico”, obtendríamos auténticos progresos en la práctica política que requiere nuestra civilización, en la que el progreso tecnológico nos ha permitido ser capaces de destruirnos concienzuda y planetariamente, pero aún no de gobernarnos pacífica y solidariamente.
Señores de la Política: “El flogisto no existe. La verdad política absoluta no existe. Pero sí existe la capacidad de producir un cálido hogar de luz cuando se pactan y combinan ideas y proyectos suplementarios, que nada aportan por separado. A ver cuándo surge la chispa del entendimiento y descubrimos el modo de salir del paleolítico inferior donde se encuentra la política actual, cuando parece que sólo cabe la caza para sobrevivir. Aprendamos que los otros son… nuestro oxígeno”.
El descubrimiento del fuego se produjo hace 400.000 años. Anteriormente, desde hace 7 millones de años, los homínidos recurrieron únicamente a la caza como fuente de energía vital. Desde sus orígenes, la humanidad se preguntó por la naturaleza del fuego. En el siglo V antes de Jesucristo, Empédocles sugirió la existencia de cuatro elementos (fuego, tierra, aire y agua), como constituyentes -en proporciones variables- de toda materia. Esta visión, perpetuada por Aristóteles durante siglos, incorporó el concepto de “fuego” como una propiedad contenida en algunas sustancias.
En 1702, Stahl desarrolló la “teoría del flogisto” para explicar la combustión. El “flogisto o principio inflamable”, descendiente directo del "azufre" de los alquimistas y más remoto del elemento "fuego", era una esencia oculta que formaba parte de los combustibles. Cuanto más flogisto tuviese un cuerpo, mejor combustible era. Al encender un combustible, su flogisto pasaba al aire que se flogistizaba. Si se agotaba el flogisto, las cenizas no podían continuar ardiendo. Si el aire se saturaba de flogisto, también se impedía la combustión. El avance en el estudio de los gases y de la conservación de la masa en las reacciones obligó a desechar esta errónea hipótesis. Al medir el peso de reactivos y productos de una combustión, se comprobó que -en muchos casos- la cal quemada de un metal pesaba más, lo que obligaría a que el flogisto tuviese una masa negativa.
Lavoisier, el mayor químico de todos los tiempos, descubrió que el “aire desflogistizado”, que “deseaba flogistizarse” era realmente un gas existente en la atmósfera: el oxígeno. Sólo en presencia de dos componentes, combustible y comburente, se producía la combustión. La ciencia hubo de esperar 23 siglos para averiguar que sólo la participación simultánea de dos elementos producía el fenómeno de la combustión, desarraigando la creencia simplista de que toda la potencialidad del fuego residía en un solo componente, como el imaginario “fluido calórico” que se trasvasaba de un cuerpo caliente a uno frío.
La falacia del flogisto nos muestra que en numerosas áreas de la vida, lo más definitorio es la interrelación de entes distintos. Desde la vitalidad de un ser unicelular, cuya membrana más que protegerle le comunica con el exterior, o desde la grandeza del amor humano, es fácil comprender que el secreto de la existencia está en la suma de elementos complementarios. Las relaciones humanas, familiares, sociales, profesionales o políticas deberían regirse por esa pizca del sentido común que subyace en frases mágicas como “te quiero”, o al menos de “tal vez tengas razón”. Sólo los “demás” dan sentido al “nosotros”; el “yo” no existe sin el “tú”.
En las ciencias políticas estemos aún en un estadio muy primitivo de interpretación y comprensión de las leyes que rigen su dinámica. Nunca se escucha entre políticos adversarios el “quizá tú también tengas parte de razón”. Todavía persiste la simpleza de considerar que un solo partido político posee la “piedra filosofal” que puede transformar un mundo de plomo en una áurea utopía. Aplicando un ápice del “método científico”, obtendríamos auténticos progresos en la práctica política que requiere nuestra civilización, en la que el progreso tecnológico nos ha permitido ser capaces de destruirnos concienzuda y planetariamente, pero aún no de gobernarnos pacífica y solidariamente.
Señores de la Política: “El flogisto no existe. La verdad política absoluta no existe. Pero sí existe la capacidad de producir un cálido hogar de luz cuando se pactan y combinan ideas y proyectos suplementarios, que nada aportan por separado. A ver cuándo surge la chispa del entendimiento y descubrimos el modo de salir del paleolítico inferior donde se encuentra la política actual, cuando parece que sólo cabe la caza para sobrevivir. Aprendamos que los otros son… nuestro oxígeno”.
Un año sin ETA
Asesinar para defender un ideal no es defender un ideal, es asesinar.
El 30 de mayo se cumplirá un año desde el último asesinato de ETA, cuando mató vilmente a Julián Embid y Bonifacio Martín, en Sangüesa (Navarra). Aparte de la tregua, delimitada por los homicidios de Manuel Zamarreño en Rentería y de Pedro Antonio Blanco en Madrid, entre el 25-6-1998 y el 21-1-2000, sólo en 1970 hubo un periodo tan extenso sin ETA.
El declive de ETA es debido a una confluencia de motivos, pero indudablemente la causa última de todas estas razones radica en el rechazo social y la náusea universal que provocan sus acciones, tanto dentro como fuera de Euskadi. Su manifiesta decadencia operativa, en brutales asesinatos y en fenómenos asociados como la violencia callejera (1.113 sabotajes en 1996), es quizá preludio de su final, y constituye la mejor noticia que puede recibir la ciudadanía pacífica, con independencia de su ubicación geográfica o sentir político.
ETA puede contribuir al futuro de Euskadi,… desapareciendo definitivamente. Su creciente gusto por los comunicados extensos sustituyendo a armas y explosivos, deberían llevarles a la elemental conclusión de que su opinión sólo podrá ser escuchada y respetada cuando ellos dejen de acosar y disparar a quienes discrepan de sus posiciones políticas.
El fin del akelarre etarra traería verdaderamente la “construcción nacional” después de tanta “destrucción racional” y “obstrucción pasional”. Significaría, en primer lugar, una catarsis ética colectiva para todo un Pueblo, el vasco, que ha sido injustamente mezclado con esta aberración moral. La paz sin ETA liberaría a millares de personas, actualmente bajo la despiadada violencia de persecución, y constituiría una restitución a las incontables víctimas de esta desgracia. Incluso sería un alivio y un respiro para el colectivo de personas encarceladas por pertenencia a ETA y de sus familiares, que comprobarían la generosidad de la sociedad actual ante la superación del anacrónico fenómeno del terrorismo en la Europa del siglo XXI.
Adicionalmente, la disolución de ETA permitiría la normalización política de Euskadi y de los Estados español y francés. Implicaría la legitimidad de todas las candidaturas partidistas y el debate abierto de ideas y opciones políticas, por la vía del diálogo y la negociación, que siempre son imparables cuando se sustentan democrática y pacíficamente en la mayoría social de un Pueblo. Finalmente, la extinción de ETA generaría la valiosa recuperación de los ingentes recursos humanos y presupuestarios actualmente destinados a esta fatalidad, que permitirían atender desatendidas necesidades sociales e incrementar la solidaridad entre personas y Pueblos del mundo.
Los vascos hablamos de lo que nos duele. Un proverbio vasco dice: “Non mina, han mihia” (Donde el dolor, allí la lengua). Euskadi no merece ser un trozo del infierno terrorista, ni la maldición de esperar sin esperanza. Siempre hemos sabido qué anhelamos, qué perseguimos y qué conseguiremos. Ya vemos la luz al final del túnel. Próxima parada: la PAZ.
El 30 de mayo se cumplirá un año desde el último asesinato de ETA, cuando mató vilmente a Julián Embid y Bonifacio Martín, en Sangüesa (Navarra). Aparte de la tregua, delimitada por los homicidios de Manuel Zamarreño en Rentería y de Pedro Antonio Blanco en Madrid, entre el 25-6-1998 y el 21-1-2000, sólo en 1970 hubo un periodo tan extenso sin ETA.
El declive de ETA es debido a una confluencia de motivos, pero indudablemente la causa última de todas estas razones radica en el rechazo social y la náusea universal que provocan sus acciones, tanto dentro como fuera de Euskadi. Su manifiesta decadencia operativa, en brutales asesinatos y en fenómenos asociados como la violencia callejera (1.113 sabotajes en 1996), es quizá preludio de su final, y constituye la mejor noticia que puede recibir la ciudadanía pacífica, con independencia de su ubicación geográfica o sentir político.
ETA puede contribuir al futuro de Euskadi,… desapareciendo definitivamente. Su creciente gusto por los comunicados extensos sustituyendo a armas y explosivos, deberían llevarles a la elemental conclusión de que su opinión sólo podrá ser escuchada y respetada cuando ellos dejen de acosar y disparar a quienes discrepan de sus posiciones políticas.
El fin del akelarre etarra traería verdaderamente la “construcción nacional” después de tanta “destrucción racional” y “obstrucción pasional”. Significaría, en primer lugar, una catarsis ética colectiva para todo un Pueblo, el vasco, que ha sido injustamente mezclado con esta aberración moral. La paz sin ETA liberaría a millares de personas, actualmente bajo la despiadada violencia de persecución, y constituiría una restitución a las incontables víctimas de esta desgracia. Incluso sería un alivio y un respiro para el colectivo de personas encarceladas por pertenencia a ETA y de sus familiares, que comprobarían la generosidad de la sociedad actual ante la superación del anacrónico fenómeno del terrorismo en la Europa del siglo XXI.
Adicionalmente, la disolución de ETA permitiría la normalización política de Euskadi y de los Estados español y francés. Implicaría la legitimidad de todas las candidaturas partidistas y el debate abierto de ideas y opciones políticas, por la vía del diálogo y la negociación, que siempre son imparables cuando se sustentan democrática y pacíficamente en la mayoría social de un Pueblo. Finalmente, la extinción de ETA generaría la valiosa recuperación de los ingentes recursos humanos y presupuestarios actualmente destinados a esta fatalidad, que permitirían atender desatendidas necesidades sociales e incrementar la solidaridad entre personas y Pueblos del mundo.
Los vascos hablamos de lo que nos duele. Un proverbio vasco dice: “Non mina, han mihia” (Donde el dolor, allí la lengua). Euskadi no merece ser un trozo del infierno terrorista, ni la maldición de esperar sin esperanza. Siempre hemos sabido qué anhelamos, qué perseguimos y qué conseguiremos. Ya vemos la luz al final del túnel. Próxima parada: la PAZ.
Persistentes consecuencias
"En la vida no hay premios ni castigos, sino consecuencias". |
Robert Ingersoll. |
‘Profe’: ¡No me suspenda!
La excelencia educativa se alcanza con profesionales de calidad que apuestan por el ‘éxito escolar’.
En la fiesta de fin de curso de un centro de enseñanza primaria se eligieron “oradores” entre los mismos escolares. Una niña de 7 años escogió este tema para su disertación: “Primer curso y lo que allí podemos esperar”. En sus sentidas y sencillas palabras sólo destacaba la presencia de una maestra que les quería a ella y a sus condiscípulos como una madre, y que además les enseñaba cada día cosas interesantes y divertidas. Los ojos acuosos de los adultos allí reunidos, profesorado y familias, demostraron que jamás habíamos escuchado una mejor definición de la docencia verdadera.
El profesorado, en los niveles preparatorios para la universidad o la formación profesional, debe actuar en toda ocasión más como inteligentes educadores de personas, que como celosos guardianes de sus asignaturas. El alumnado infantil y juvenil es la materia humana más frágil y evolutiva que existe. El profesorado de calidad, individual y colectivamente, sabe sopesar el valor relativo de cualquier materia curricular cuando ello implica transmitir la condición de fracasado a alguien cuyo porvenir está por escribirse. ¿Acaso aún quedan profesores que realmente creen que unos temas suspendidos en un programa académico pesan más que “abrir el futuro” a niños o adolescentes?
Quizá el personaje histórico más ilustre que haya colaborado en la formación de enseñantes fue Robert Frost. En su primera clase a educadores les asignó la tarea de leer un breve cuento de Marx Twain, La rana saltadora del Condado de Calaveras. Relata la historia de un compulsivo jugador que perdió una apuesta porque a su batracio adiestrado en saltos lo habían lastrado con perdigones. Cuando el mejor poeta estadounidense del siglo XX se reunió nuevamente con los pedagogos, éstos le preguntaron perplejos qué relación concurría entre la narración y la docencia. Frost, quien suscribió la cita “Amamos a quienes amamos por lo que son”, explicó literalmente: “Los maestros se dividen en dos clases: Aquellos que llenan a sus alumnos con tanta munición que no pueden moverse, y aquellos que dan a los estudiantes apenas un leve empujón que los hace saltar hasta el firmamento”.
El profesorado trabaja para la eternidad: nadie puede decir dónde o cuándo acaba su influencia. Su misión es despejar el camino del alumnado, nunca poner obstáculos a su progresión. Alejandro Casona, el genial educador e insigne dramaturgo, señaló que “Un buen profesor debe parecerse lo más posible a un mal estudiante”. Lo seguro es que el buen profesorado se solidariza con el mal alumnado, a quien muy especialmente debe proteger, animar, orientar e inspirar.
En la fiesta de fin de curso de un centro de enseñanza primaria se eligieron “oradores” entre los mismos escolares. Una niña de 7 años escogió este tema para su disertación: “Primer curso y lo que allí podemos esperar”. En sus sentidas y sencillas palabras sólo destacaba la presencia de una maestra que les quería a ella y a sus condiscípulos como una madre, y que además les enseñaba cada día cosas interesantes y divertidas. Los ojos acuosos de los adultos allí reunidos, profesorado y familias, demostraron que jamás habíamos escuchado una mejor definición de la docencia verdadera.
El profesorado, en los niveles preparatorios para la universidad o la formación profesional, debe actuar en toda ocasión más como inteligentes educadores de personas, que como celosos guardianes de sus asignaturas. El alumnado infantil y juvenil es la materia humana más frágil y evolutiva que existe. El profesorado de calidad, individual y colectivamente, sabe sopesar el valor relativo de cualquier materia curricular cuando ello implica transmitir la condición de fracasado a alguien cuyo porvenir está por escribirse. ¿Acaso aún quedan profesores que realmente creen que unos temas suspendidos en un programa académico pesan más que “abrir el futuro” a niños o adolescentes?
Quizá el personaje histórico más ilustre que haya colaborado en la formación de enseñantes fue Robert Frost. En su primera clase a educadores les asignó la tarea de leer un breve cuento de Marx Twain, La rana saltadora del Condado de Calaveras. Relata la historia de un compulsivo jugador que perdió una apuesta porque a su batracio adiestrado en saltos lo habían lastrado con perdigones. Cuando el mejor poeta estadounidense del siglo XX se reunió nuevamente con los pedagogos, éstos le preguntaron perplejos qué relación concurría entre la narración y la docencia. Frost, quien suscribió la cita “Amamos a quienes amamos por lo que son”, explicó literalmente: “Los maestros se dividen en dos clases: Aquellos que llenan a sus alumnos con tanta munición que no pueden moverse, y aquellos que dan a los estudiantes apenas un leve empujón que los hace saltar hasta el firmamento”.
El profesorado trabaja para la eternidad: nadie puede decir dónde o cuándo acaba su influencia. Su misión es despejar el camino del alumnado, nunca poner obstáculos a su progresión. Alejandro Casona, el genial educador e insigne dramaturgo, señaló que “Un buen profesor debe parecerse lo más posible a un mal estudiante”. Lo seguro es que el buen profesorado se solidariza con el mal alumnado, a quien muy especialmente debe proteger, animar, orientar e inspirar.
Almas cansadas
Hay días en los que el alma clama que está mala
En ocasiones la melancolía, que es la dicha de estar triste, nos envuelve y paraliza con su dulce sopor que nos aproxima al infinito. Hay ciclos de bajamar, y fases de pleamar. Días de llorar, y días de afirmar. El alma se ha humanizado tanto, se ha acoplado tanto al cuerpo, se ha somatizado tanto… que también jadea, también se cansa, también se agota, y también se harta.
¿Por qué? Ni el alma lo sabe. ¡Ah, si sólo fuera por causas como el mal de amor, contratiempo de salud, o problema económico! Pero, a veces, no es eso. Es simple fatiga de viaje, pereza de entraña gastada, falta de más mañanas, asma de alma postrada.
Y entonces, sólo vale la calma, dejar que la danza del alma salga de su arca, con su aria de arpa. Un remedio infalible es “compartir vivencias”, fórmula válida por dos ventajas: La primera cualidad que su verbo (compartir) invoca lo más humano del espíritu, y la segunda virtud que su sustantivo (vivencias) puede embaucar y llevar a la conclusión de que aún… respiramos.
Abracadabra… el alma se alza y anda. Y lanza una carta, una botella al océano de Internet. Un acta al agua, un alma de algas que se aúpa en su barca para buscar lectores al alba. En la farsa del habla vacua, qué carga y qué jaula, pacta una pausa larga. Santa magia. Estar triste es casi siempre… pensar en uno mismo. Hay espacios de tristeza, que sólo el amor llena, porque siendo de dos una tristeza, ya no es pena, es alegría.
En ocasiones la melancolía, que es la dicha de estar triste, nos envuelve y paraliza con su dulce sopor que nos aproxima al infinito. Hay ciclos de bajamar, y fases de pleamar. Días de llorar, y días de afirmar. El alma se ha humanizado tanto, se ha acoplado tanto al cuerpo, se ha somatizado tanto… que también jadea, también se cansa, también se agota, y también se harta.
¿Por qué? Ni el alma lo sabe. ¡Ah, si sólo fuera por causas como el mal de amor, contratiempo de salud, o problema económico! Pero, a veces, no es eso. Es simple fatiga de viaje, pereza de entraña gastada, falta de más mañanas, asma de alma postrada.
Y entonces, sólo vale la calma, dejar que la danza del alma salga de su arca, con su aria de arpa. Un remedio infalible es “compartir vivencias”, fórmula válida por dos ventajas: La primera cualidad que su verbo (compartir) invoca lo más humano del espíritu, y la segunda virtud que su sustantivo (vivencias) puede embaucar y llevar a la conclusión de que aún… respiramos.
Abracadabra… el alma se alza y anda. Y lanza una carta, una botella al océano de Internet. Un acta al agua, un alma de algas que se aúpa en su barca para buscar lectores al alba. En la farsa del habla vacua, qué carga y qué jaula, pacta una pausa larga. Santa magia. Estar triste es casi siempre… pensar en uno mismo. Hay espacios de tristeza, que sólo el amor llena, porque siendo de dos una tristeza, ya no es pena, es alegría.
Somos paradojas hechas carne, manojos de contradicciones
"Negar las verdades absolutas es afirmar una". |
De mis contradicciones favoritas... |
Abejas y ovejas
BODA + real = ADOraBle = arBOleDA
Mayo ha llegado, y ha revuelto el rebaño. A la espera de que nuevamente las esquilmen, las ovejas rumian y balan sus penas cansinas, infelices porque todas viven la misma tristeza. El silencio de los corderos lo rompe la oveja negra, señalando a las abejas que se aprovechan de flor en flor y que constituyen la única distracción: “¿Cómo es que una obrera si casa con un zángano se convierte en una reina?”. Orejas de ovejas se enjaretan como aletas.
Sancho dijo a Don Quijote: "No oigo otra cosa, sino muchos balidos de ovejas y carneros". Poema de colmena, rueda de la cueva, queja de la gleba: ovejas en sus dehesas y abejas en sus riquezas. Ovejas bobas, donde va una van todas. Ignoran que “reunión de pastores, oveja muerta”. Existirán pastores mientras las ovejas sean estúpidas. La cosa en boga, la boda rosa, la moda de ropas y joyas, la hora de la moza doña en el Hola, es la nota y la gota que desborda la copa, rota la jota roja de ¡Vivan los momios!
Mayo ha llegado, y ha revuelto el rebaño. A la espera de que nuevamente las esquilmen, las ovejas rumian y balan sus penas cansinas, infelices porque todas viven la misma tristeza. El silencio de los corderos lo rompe la oveja negra, señalando a las abejas que se aprovechan de flor en flor y que constituyen la única distracción: “¿Cómo es que una obrera si casa con un zángano se convierte en una reina?”. Orejas de ovejas se enjaretan como aletas.
Sancho dijo a Don Quijote: "No oigo otra cosa, sino muchos balidos de ovejas y carneros". Poema de colmena, rueda de la cueva, queja de la gleba: ovejas en sus dehesas y abejas en sus riquezas. Ovejas bobas, donde va una van todas. Ignoran que “reunión de pastores, oveja muerta”. Existirán pastores mientras las ovejas sean estúpidas. La cosa en boga, la boda rosa, la moda de ropas y joyas, la hora de la moza doña en el Hola, es la nota y la gota que desborda la copa, rota la jota roja de ¡Vivan los momios!
Si toda regla tiene una excepción, esta misma regla la tiene, y habrá alguna regla sin excepción
"A las personas, sólo se les puede gobernar sirviéndoles; esta regla no tiene excepción". |
Victor_Cousin. |
Hombre ma(ltra)ta mujer
La plaga del terrorismo doméstico puede remediarse
La alarma social que provoca la violencia de género está sobradamente justificada, con noticias diarias de mujeres asesinadas por sus parejas masculinas, con casos crecientemente preocupantes por la juventud de sus protagonistas, como el del muchacho de 18 años asesinando a su novia de 15 y suicidándose después, o el de la chica de 14 años violada y asesinada por un compañero de clase de su misma edad. La psicopatología de considerar a la mujer como una propiedad del varón parece que, por su alta frecuencia, podría ser considerado como “usual”, como la obra titulada “Mi marido me pega lo normal”.
La trágica realidad es inaceptable: Más del 1,1 % de las mujeres del Estado español es maltratada por su marido o compañero, y cuatro de cada cinco asesinadas lo fueron a manos de su pareja, novio, amante o ex de cualquiera de estas categorías. El INE (Instituto Nacional de Estadística) incluye la violencia de género entre las principales causas de muerte en los últimos años y el barómetro del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) sitúa este problema entre los más acuciantes.
Esta epidemia está profundamente enraizada en todo el planeta y en todo tipo de sociedades, hasta en las más ‘avanzadas’ supuestamente. Los escasos datos que se conocen, sesgados a falta de un estudio mundial, son estremecedores: El Informe del Consejo de Europa de 2002 indica que la violencia doméstica en los hogares europeos es la principal causa de muerte o invalidez en el grupo de mujeres entre 16 y 44 años, por delante del cáncer o los accidentes de tráfico. Los países escandinavos figuran a la cabeza de Europa occidental en asesinatos de mujeres cometidos por su pareja o su ex compañero, por lo que el mito de la latitud debe ser revisado. De acuerdo con los datos de los archivos policiales o judiciales del año 2000, en peor situación está Rumania con una cifra de 12,62 asesinadas por cada millón de mujeres, seguida de Finlandia (8,65), Noruega (6,58), Luxemburgo (5,56), Dinamarca (5,42), Suecia (4,59), Reino Unido (4,36), Alemania (3,58), España (2,44), Irlanda (2,01), Holanda (1,83) y Polonia (1,85). Destaca únicamente Islandia, que no contabiliza ninguna muerte por violencia de género.
En otros continentes de cultura occidental y estadísticas fiables la situación es parecida. Por ejemplo en Australia este “contador de la vergüenza” arroja 8,15 muertas por millón de mujeres. En EE.UU. (con un índice de 8,7), las visitas a urgencias por lesiones causadas por malos tratos superan el millón al año, más que los accidentes de coche, atracos y violaciones juntos. Más de 1.500 mujeres norteamericanas son asesinadas, cada año, por quienes juraron amarlas. Esta aberración sexista afecta a todas las clases sociales. Incluso el “mundo de los famosos” nutre las hemerotecas con casos de pésima repercusión internacional: La muerte de la actriz Marie Trintignat, o los malos tratos conyugales recibidos por personajes como Marilyn Monroe, Katharine Hepburn, Doris Day, Madonna, Halle Berry, Farrah Fawcett o Tina Turner, a manos de sus parejas también de renombre, demuestra que la pandemia no conoce fronteras.
En el resto del mundo la situación es aún peor. En Rusia son asesinadas diariamente 35 mujeres por sus parejas, lo que equivale a 13.000 mujeres muertas al año, cifra exorbitante si se compara –por ejemplo y salvando las diferencias- con los 14.000 rusos que murieron en los diez años de ocupación de Afganistán. No existen datos fiables de países tercermundistas, donde todos los indicadores prueban la espeluznante magnitud del drama.
Existe violencia contra las mujeres en todo el mundo porque en todas las culturas, en todas ellas, hay un componente patriarcal de base. La mujer ocupa aún un papel secundario y la violencia es utilizada para producir o mantener esa desigualdad histórica. La alta tasa de maltrato de género en los países nórdicos, los menos machistas, parece responder a una reacción violenta por parte de los varones ante los espacios que están conquistando las mujeres en la sociedad. ¿Cómo explicar que en Finlandia el 22% de los hombres utilice la violencia contra sus compañeras y el 50% de los separados o divorciados acose y maltrate a su ex?
Se suele confundir el término de violencia doméstica con el de violencia de género. En el Estado español coexisten bajísimos niveles de violencia contra menores con una alta tasa de violencia varón-mujer, estimándose que durante su vida fértil una de cada veinte mujeres se va a ver obligada a denunciar a su compañero íntimo por malos tratos. Ello certifica que se trata de dos fenómenos distintos, aunque puedan compartir causa en determinados casos, pero que requieren enfoques distintos para un adecuado abordaje de ambos problemas por separado.
Centrándonos, en este análisis, en la violencia de género, consideramos que son tres los bloques de soluciones que podrían aliviar el problema.
Medidas judiciales. Ningún problema social se ha solucionado jamás a golpes de Código Penal, sin abordar otros abanicos de soluciones que atajen la raíz del problema. Por tanto no se trata de seguir endureciendo las penas ad infinitum y reforzando de paso la interpretación meramente individual de la cuestión como suma de casos aislados patológicos, porque eso es lo que hemos hecho hasta ahora y hay que reconocer que el problema no mejora.
Existen otros mecanismos legales de eficacia probada, como la agilización de los procesos de divorcio o la extensión de un procedimiento rápido de expulsión del domicilio familiar del cónyuge violento por un período provisional inicialmente, así como otras fórmulas de protección de las víctimas, con vigilancia preventiva para la agredida y órdenes de alejamiento para el agresor.
Medidas educativas. Queda aún mucho camino por recorrer en la perspectiva de una auténtica coeducación de niños y niñas. Fueron muchas las generaciones que se formaron con aquella Ley de Educación Primaria de 1945, que dictaba que "La educación primaria femenina preparará especialmente para la vida del hogar, artesanía e industrias domésticas." Hoy en día, todavía son patentes, en muchas facetas escolares, rasgos sexistas que siguen transmitiendo un modelo machista. Desarraigar los roles sexistas y educar en la convivencia a la infancia y juventud, requiere actuaciones múltiples en todos los elementos presentes en la comunidad escolar, desde los recursos didácticos hasta la composición de los claustros académicos, desde una escrupulosa política de género hasta los modelos y ejemplificaciones que se importan de la realidad social y que deben ser analizados, debatidos y combativos por el sistema educativo.
Tres son las áreas básicas de incorporación curricular coeducativa, en pro de una sociedad igualitaria: 1) Convivencia de género, para el conocimiento del funcionamiento de las relaciones interpersonales, para contribuir a conocer lo que debe ser una equilibrada relación de pareja. 2) Corresponsabilidad en la vida doméstica y familiar, a fin de que chicas y chicos desarrollen por igual actitudes y habilidades, que contribuyan a un auténtico reparto de tareas en el hogar, tanto en su etapa estudiantil como en su futura vida adulta. 3) Ética del cuidado que forma parte constante de la vida cotidiana: cuidado de la casa, del entorno, de los pequeños y de los mayores, de personas dependientes,…. Estas labores deben quedar asociadas a ambos sexos, para que nadie renuncie definitivamente a sus propios proyectos personales y profesionales.
La adopción de una acertada política educativa de género, implica un sinfín de actuaciones desde las tempranas actividades lúdicas de socialización, siguiendo con el uso gramatical exacto y llegando a los sistemas de orientación escolar y profesional, a fin de corregir las desafortunadas consecuencias del desequilibrio en las opciones de carrera del estudiantado, en función de su sexo, tanto en FP como en la universidad.
Medidas sociales. Corresponde al conjunto de la sociedad, desde sus múltiples mecanismos de interacción, combatir radicalmente esta lacra social. Ello exige a toda la ciudadanía el repudio sin paliativos y la condena explícita de cualquier indicio o asomo de maltrato social, entre nuestros convecinos o amigos, en cualquiera de sus manifestaciones física, psíquica, verbal,... Algún día, todas y todos podremos suscribir aquel dicho de Mark Twain, en el que hemos permutado a sus protagonistas para evitar el sesgo sexista propio de cualquier cita anterior al siglo XXI: “Para Eva, el paraíso era donde estaba Adán”.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)