Algunas marcas muy recomendables de garantía reconocida son: Antoine de Saint Exúpery, Bernardo Atxaga, Miguel de Cervantes, William Shakespeare, Gabriel García Marquez, Federico García Lorca, Mark Twain, Lewis Carroll, J. J. Tolkien, J.K Rowling. Cuidado con el abuso, puede generar una incurable adicción a la cultura.
Invento anti-telebasura
Algunas marcas muy recomendables de garantía reconocida son: Antoine de Saint Exúpery, Bernardo Atxaga, Miguel de Cervantes, William Shakespeare, Gabriel García Marquez, Federico García Lorca, Mark Twain, Lewis Carroll, J. J. Tolkien, J.K Rowling. Cuidado con el abuso, puede generar una incurable adicción a la cultura.
Aristocrática familia
Cada mañana nuestra primogénita es despertada por su doncella, que le prepara el baño mientras el cocinero dispone su desayuno. Tras vestirse con ayuda de su asistente, comunica al ama de llaves su jornada y es conducida por el chofer a la universidad. El benjamín duerme hasta que se levanta malhumorado reclamando su desayuno que, con presteza, se lo facilita la cocinera, mientras el contable le facilita el dinero que reclame y verifica que su móvil esté operativo. Toda la servidumbre queda a la espera de recibir alguna llamada para satisfacer sus necesidades, tales como acercarles unos libros o recoger alguna prenda sobrante. Sus aposentos individuales son ordenados y limpiados inmediatamente y tras salir de sus respectivos cuartos de baño siempre algún criado comprueba y restablece el debido orden de todos los elementos. Ambos jóvenes disponen de tutores especializados en sus estudios, con plena dedicación cuando son solicitados, la mayoría de los casos tardíamente no pudiendo impedir el suspenso que sus patronos les atribuyen. Igualmente los sustos de seguridad o los problemas de salud son responsabilidad de sus guardaespaldas y de sus médicos, a pesar de que los señorcitos no atiendan las recomendaciones sobre horarios nocturnos o ropa de abrigo.
A todo este séquito no se le paga nada, a pesar de su dedicación de 24 horas los 365 días al año, siendo culpable de cualquier error que cometan los amos por no haberlo previsto con antelación. Los sirvientes realmente quieren a sus jefes y se preocupan sinceramente de todo lo concerniente al presente y futuro de sus dueños, aunque casi no reciben de ellos muestras de cariño. En nuestra sociedad es una situación frecuente e injusta, con nuevos ricos comportándose como multimillonarios ante indigentes servidores que deben solícitamente gastar sus ahorros en los caprichos de sus señores. A los lacayos, a pesar de que acumulan múltiples tareas que sobrecargan su existencia, ni se les llama por su nombre: se convoca a todo el servicio voceando simplemente “mamá” y “papá”.
Moraleja:
“Si a los hijos que viven arriba,
los padres que habitamos abajo
no les educamos en la vida,
cabe esperar el gran batacazo”.
Balas verdes
Apelando a razones económicas-ecológicas, que parecen pesar más que las éticas, ¿por qué no inventa alguien algo para que no le maten a uno, aunque sólo sea por el coste de la descontaminación ulterior provocada por el cadáver?
¿Sentiría la Sirenita?
Era la suma musa souvenir del universo, la inmaculada calumniada, briosa y sobria marioneta monetaria danesa de adanes, pero en volandas unos vándalos sin temperancia y pícaramente la arrojaron a las aguas con guasa para que solamente el salmonete sorteador soterrado espaciare y apreciase su linda figura en el submarino urbanismo.
Con tenso tesón en un tierno trineo de su resumido sumidero como muestra del neutralismo y luteranismo con un presupuesto superpuesto de su ácida caída la han recuperado entera y eterna. El anecdótico acontecido no ha acortado ni coartado de acotar el atraco acreditado en el atardecido.
¡Pardiez, qué rapidez de patria pirata! Tras reanimar a la marinera y operar sin reparo con maestría de Artemisa su mutilación o ultimación, tras un penúltimo pulimento el pragmático pictograma pasa a su escenario necesario, donde con rutina de nutria, afición de oficina y refinamiento de enfriamiento queda como piropo propio de paraje sin pareja, mentidero mordiente maternal de lamentar la valentía de Leviatán.
Irónicamente es el renacimiento imperdonable e imponderable de su incesante sentencia de magia amiga o fiasco sáfico de flirteo de fieltro, friolera de florería, dualismo simulado egocéntrico y geocéntrico de maldición dominical. Un adiposo piadoso cree que amagarán un anagrama. ¿Prefacio o profecía de erotismo isotermo, la sirenita lo sentiría?
11-S: el poder del periodismo
Queremos, necesitamos y exigimos que esas miles de cámaras que persiguen a los famosillos o a los equipos de fútbol por todo el mundo acudan allí donde la injusticia debe quitarnos el sueño, a entrevistar a las familias que han visto morir de hambre a un hijo en Asia, o del implacable SIDA que la industria farmacéutica no cura en África, o la vivencia de miseria en nuestros suburbios. Basta de muertos de primera o de quinta categoría. Los seres humanos nacemos iguales, pero somos muy diferentes, principalmente en culpabilidad.
Felices Pericles
Pericles sabía que el mejor modo de unir a los atenienses era que apareciesen dos falanges espartanas por el horizonte. El miedo como cemento social. Después de 25 siglos, nuevos Pericles como Bush, Blair, Aznar,… siguen recurriendo a tan primitivo instinto llamado patrioterismo, pero sinceramente deben cambiar de actor porque el demacrado Bin Laden, quien aparece como un anciano cabrero en un monte perdido, no iguala a los pérfidos espartanos que fueron los muchos y muy malos rusos de antaño.
¡Qué duro es quedarse sin enemigos! En vez de matar enemigos que ya casi no quedan, ¿por qué no buscamos hacernos todos amigos con una floreciente industria de pacifismo, educación y colaboración?
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